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07

Omnisciente 

La castaña dejó escapar un suspiro al encontrarse a unos cuantos metros de la entrada de la preparatoria, planchando con ambas manos la falda lisa que cubría sus muslos, borrando las arrugas que solo a su vista existían. Una vez dentro de la institución, se encaminó hacia el patio delantero en busca de sus amigos, lugar donde solían permanecer hasta el último toque de la campana, la cual anunciaba el inicio de la jornada escolar.

Pocos segundos resultaron suficientes para que aquellos cinco jóvenes entraran en su campo de visión, trotando hacia ellos al verlos sentados en la misma banca de siempre, aquella que un árbol cubría del sol bajo sus ramas.

— Fracasé. 

Sin esperar respuesta alguna, recostó su cabeza en la mesa frente a ella, logrando que Jaehyun acariciara su cabello a modo de consuelo.

— ¿Cuánto tiempo seguirás buscándolo? — Cuestionó, con un tono que vacilaba entre lo divertido y la preocupación. — Ya hasta parece obsesión. 

— Acabo de tener una llamada con el mecánico. — Informó. — Dijo que podía recoger mi auto por la tarde.

— ¿Entonces vendrás en él mañana?

— Aún no estoy pensando.

El sonoro suspiro de Haewon logró que Nara levantase la cabeza, justo para encontrarse con la mirada cansada de la pelinegra.

— Realmente no te entiendo, Nara. — Pronunció al negar repetidamente con su cabeza. — Empiezo a creer que tu enamoramiento es un capricho.

— Yo opino que todo fue producto de su imaginación. — Opinó Lily mientras escabullía su mano en la lonchera de la castaña, en busca de algo que pudiera robar. — Es imposible que no se lo haya vuelto a encontrar.

— ¡La preparatoria es grande! — Intentó defenderse. — Algunos grados tienen hasta diez secciones, y en cada una hay un mínimo de treinta alumnos. 

— Todo sería más fácil si supieras su nombre. — Expresó Sungho.

— O por lo menos su apellido. — Concordó Jaehyun. — ¿No recuerdas haber visto la placa de identificación en su mochila?

— Lo único que recuerdo son sus ojos soñadores.

— Una acosadora, eso es lo que eres.

A excepción de la castaña, todos rieron por el aporte de Sanghyeok, quien a pesar de hablar menos que los demás, sabía perfectamente cuándo y dónde soltar comentarios que entretuvieran a sus amigos.

— Y tú eres tan gracioso, Riwoo. — Respondió la afectada, cortando el contacto visual con el pelirrojo para evitar reírse. — ¿Tu mamá nunca pensó en inscribirte a un circo?

— Sí, pero tuve que dejarlo porque tú me estabas opacando.

Esta vez las risas de duplicaron, logrando que el color rosado cubriera el rostro de Nara, mientras que Sanghyeok la envolvía entre sus brazos a modo de disculpa. 

Las escenas de ese tipo solían presentarse con frecuencia, por lo que todos estaban acostumbrados a las constantes peleas y bromas que ambos solían ofrecerles por espectáculo.

— Hablando en serio. — Formuló, tomando sus palabras tras algunos segundos de silencio. — No es algo que hayamos conversado, pero creo a todos nos preocupa que la persona que buscas no sea quien realmente crees que es. 

— Resultaría extraño si en realidad es una mala persona. — Respaldó Haewon. — No lo sé, un asesino en serie; un psicópata; un simplemente un extraño con fetiches raros. Cosas de ese estilo.

— Realmente deberías dejar de ver tantos documentales de asesinos seriales. — Sugirió, provocando que la pelinegra abriese su boca tras verse ofendida. — Somos estudiantes de preparatoria, ¿qué te hace pensar que un adolescente podría pensar en tales cosas?

— Nunca terminas de conocer a un individuo, ¡incluso cualquiera de nosotros podría serlo sin los demás saberlo! — Exclamó, recibiendo un ligero golpe de Lily por dudar de ellos. — En fin, debes evitar relacionarte con ese tipo de personas.

— A ver; entiendo tu punto. — Sostuvo Nara, ya un tanto hostigada a causa del tema. — Pero dime, según tú, algún ejemplo de alguien que podría ser ''sospechoso''.

— Taesan, duh. — Respondió Sungho con obviedad al unirse nuevamente a la conversación. — Incluso verlo a los ojos te genera un sentimiento extraño. 

— Me lo he encontrado algunas veces en los pasillos. — Habló ahora Sanghyeok. — No puedo asegurar si es o no una mala persona, pero sé que su reputación está por los suelos.

Mientras ellos compartían opiniones e historias que habían escuchado de otros estudiantes, Nara debatía internamente si adentrarse una vez a la conversación o no, decidiendo hacerlo cuando el apodo empezó a resonar en su cabeza.

— ¿Quién es Taesan?

Jaehyun se atragantó con su propia saliva al escuchar tal pregunta, abriendo sus ojos con sorpresa al no poder creer que su amiga desconocía la historia, suceso que causó furor en la ciudad entera durante el otoño de su primer año de preparatoria.

— ¿No sabes quién es Taesan? — Susurró con asombro. — Su nombre estuvo en boca de todos el año antepasado, incluso su caso fue expuesto en las noticias.

— ¿En las noticias? — Repitió, recibiendo un asentimiento como respuesta. — ¿Por qué no me enteré de eso?

— Fue un caso aislado. — Informó Lily. — Aunque me sorprende que realmente no sepas de él, creo que casi todos lo conocen.

— Es un secreto a voces. — Mencionó Haewon, secundando a la rubia. — De haber estado en su lugar, hubiera preferido cambiarme de instituto. No podría soportar vivir con cientos de personas hablando a mis espaldas todos los días.

— Como lo estamos haciendo ahora, ¿no?

— Touché. 

Por milésima vez en el día, Nara dejó escapar un suspiro, cansada de que sus amigos opinaran del tema sin darle contexto alguno.

— ¿Por qué lo odian tanto? — Decidió preguntar. — ¿Qué fue lo que hizo como para llegar a esos extremos?

— Existen distintas versiones, pero la más sonada es esta. — Jaehyun miró a ambos lados, asegurándose de que solamente los seis presentes pudieran percibir su voz. Sin embargo, las palabras quedaron atrapas en su garganta cuando el primer timbre de entrada se hizo oír. — Para no hacerte largo el cuento, lo resumiré a un escenario: su madre estaba embarazada de un hombre que no era su padre, un día, una ambulancia llegó a su casa porque la madre había sufrido una caída, y, por ende, perdió al bebé. Las cámaras captaron la imagen de Taesan en lo alto de las escaleras.

— Dios... — Exclamó la castaña, intentando procesar la información recibida. — ¿Me estás diciendo que él la...?

— ¿La empujó? — Contestó Haewon esta vez. — Es lo que dicen por ahí, fue un caso impune.

— Su madre lo afirmó y luego lo negó. — Reforzó Sungho. — Él no dijo nada, pero quedó en libertad, así que solo quedan las teorías.

Nara no podía creer lo que sus amigos le estaban diciendo, se negaba a aceptar por cierta una historia de tal magnitud, mucho menos si se trataba de uno de sus compañeros de instituto. Por otro lado, temía que el caso fuese verdadero y que, sin darse cuenta de ello, había vivido toda su vida de preparatoria compartiendo pasillos junto a alguien así. Sin embargo, desde el fondo de su corazón, prefería pensar que todo se trataba de un malentendido.

En un intento de cambiar la atmósfera, empezó a buscar con la mirada algo que llamase su atención, algo en qué enfocar esas emociones que había retenido. 

La expresión de alegría y sorpresa fue más que notoria en el instante en el que sus ojos se encontraron con la imagen que llevaba días buscando: un pelinegro mirando al cielo a través de una de las ventanas del edificio de los alumnos de último año, perteneciente a su propio mundo, mientras un par de auriculares abrazaban sus oídos.

Antes de que lograse hablar, Sanghyeok dirigió su mirada hacia mismo lugar que su amiga enfocaba.

— No lo mires fijamente, sabrá que lo estás viendo. — Reprendió de inmediato. — Pensé que no lo conocías. 

— ¿Cómo no hacerlo?, si es...

— Han Dongmin. — Terminó. — Mejor conocido como Taesan.

Desde ese momento, Nara supo que por nada del mundo debía hacerles saber a sus amigos que había encontrado al chico del autobús.

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