Capítulo dos - Las sabanas de S.H.I.E.L.D. pican
Carajo, pienso mientras me despierto. Me duele todo. ¿En dónde mierda estoy? Me hallo acostada en una cama, vestida con lo que parece ser un camisón blanco de hospital, y cubierta por unas sábanas. A mi alrededor hay lo que parece ser una sala de hospital, pero sé que no es eso. Debo estar en las instalaciones de quienes carajo sean los de S.H.I.E.L.D. Por si no se habían dado cuenta, maldigo muy a menudo.
Intento incorporarme en la cama, pero es muy doloroso. No me importa, sigo probando, hasta que puedo sentarme, pero me hallo muy débil. Lo próximo que pasa es que el tipo con el puto parche entra por la puerta. ¿Qué jamás se cambia de ropa? Quizás sea una manera de ahorrar en parches. Sino tendría que comprarse varios de distintos colores para combinar en vez de uno solo negro. Creo que cuando escape de aquí le voy a enviar uno. Hay que ser bueno a veces.
-Yo no intentaría eso si fuera tú.-me dice. Su voz es realmente grave, retumba en toda la sala.
-Bueno, tú, definitivamente, no eres yo. -Respondo - Para empezar, yo tengo dos ojos y cero parches.
Respira hondo, como si estuviera armándose de paciencia. Eso no te va a servir conmigo, campeón. He vuelto locos a tipos de la mafia china. Y ni siquiera hablo chino.
- Mi nombre es Nick Fury, director de S.H.I.E.L.D. Así que...Samantha Jordan. Alias The Phoenix.
-¿Algo pretencioso, no crees?- me pregunta.
-Pues yo creo que me queda genial, como todo lo que uso. Incluso rockeo esta bata de hospital. En realidad, es por una canción de mi banda favorita. Pero, me iba bastante bien...-Prosigo con cautela. Eso es cierto, pero no sé si estos hijos de la gran perra saben que es...
-¿Por tus poderes?- Ah. Lo saben. - Si, bueno, tuvimos la oportunidad de rescatar algunos datos sobre ti en el pasado, pero aun así no tenemos mucho. Solo tu nombre, nacionalidad, y habilidades. Nada de tu familia, ni tu historia, o como obtuviste tus...ejem-carraspea- capacidades.
-Intento no usarlas muy a menudo, en caso de que mirones como ustedes estén espiando. Además, siempre es bonito ver las caras de sorpresa cuando se enteran de que controlas el fuego. Nunca lo ven llegar. Están demasiado ocupados viendo la bola de llamas en dirección a su cara.
Déjenme explicarles, cálmense. Si, ya se. Pero Samantha, ¿sabes controlar el fuego y recién ahora nos lo dices? La cosa es así. Si, efectivamente, puedo controlar el fuego. Pero tampoco es que pueda exagerar, porque si, por ejemplo, cubro un edificio entero en llamas, me quedo sin energía rápidamente. Lo intente. Nada importante. Un supermercado. Se habían quedado sin Hersheys.
Supongo que si practicara un poco, podría mantener un poco más el ritmo, pero no hay muchos lugares-no-inflamables disponibles para criminales en este momento. Lo sentimos, intente más tarde.
No voy a decirles como obtuve mis poderes. Al menos no por ahora. No me lo tomen a mal, pero es apenas el segundo capítulo. No los conozco.
-Bueno, en vista de esto, quería pedirle una cosa, señorita Jordan.- Mierda. Esto no me gusta.-No sé si habrá oído del desastre de Nueva York el año pasado...-comienza, pero lo interrumpo.
-¿Se refiere al que causo un dios nórdico demente, en el que su equipo de raros medio salvo-medio destruyó la ciudad?
-Sí, ESE. -Bueno, no te pongas así. Luego sigue- Ha habido un par de nuevas amenazas, y creo que serias una buena adquisición para el equipo. ¿Qué te parece? ¿Te unirás a los Vengadores?- me pregunta, como satisfecho de sí mismo. Como si no hubiera manera en el mundo en la que yo pudiera decir...
-No.
Su cara es total desconcierto. Wow, este tipo no sabe con quién está hablando.
-¿Qué?
-Hermano, ni muerta me uno a los hijitos de mami que salvan el mundo. Soy una criminal. Mira, ellos y tu están de este lado de la ley- me paro con un poco de esfuerzo y trazo una línea imaginaria en el aire y finjo bostezar. Luego pongo mis manos en mis caderas y pongo pose de superhéroe perfecto con sonrisa de plástico.- Mientras que yo, estoy de este lado. - Me muevo un poco hacia el otro lado de la línea y finjo disparar una metralleta, party hard, y tomar alcohol mientras me fumo un habano. Y déjenme decirles, niños, que ese fue el mejor puto lado imaginario en el que jamás haya estado.- Y me gusta mi lado. Mi lado es perfecto. Tenemos juegos de azar y mujerzuelas. Y galletitas. Y eso está bien, porque somos rudos.
-Ruda o no, no te queda otra opción. Es eso o cadena perpetua por todos tus crímenes en una cárcel de alta seguridad- su tono se endurece. Pero yo sonrío.
-Amigo, puedo salir de donde sea. Mierda, me escaparía de Alcatraz si aún funcionara como cárcel. Solo dame un puto reto. Y nos vemos al otro lado del arcoíris.
Saca una Tablet del interior de su saco y me muestra las imágenes de una capsula de vidrio, en la que si acciona un botón, se abre una plataforma que da a una trampa de hierro gigante.
-Y por si fuera poco, eso está en uno de nuestros helicarriers, a más de mil metros de altura. ¿Puedes escaparte de ahí?
Suspiro.
-En realidad sí, pero no tengo ganas de tener que idear un plan, dejar K.O. a cientos de agentes y aprender a pilotar un helicarrier yo sola en cinco minutos.
-Ahora, ¿qué dices, Jordan?
-Bueno, está bien, Fury. Me uniré a su puta secta de pitufos guerreros. Pero le advierto una cosa. A ellos no les va a gustar nada.
En ese momento, sonríe maliciosamente y juro que me cae bien por un segundo.
-Deja que yo me ocupe de ellos. Tendrán que lidiar contigo sí o sí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro