Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo diecisiete - Quilombo de Steves y LA PUTA MADRE, DE NUEVO NO.


-Nunca muestran este tipo de mierdas en las películas- gruño, mientras intento abrir la puerta del departamento con los brazos cargados de bolsas de supermercado. Empujo con el pie y casi me caigo hacia adelante por el peso de las compras.

   Tan abrumado de bolsas como yo, Reg sostiene la puerta abierta como puede y apoya todo en el piso. Sin prestar atención, sigo despotricando.

 -Quiero decir, Batman nunca tuvo que ir al chino para llenar sus alacenas. Al parecer uno se puede distraer tanto con salvar al mundo, realizar misiones peligrosas o no morirse en la enfermería, porque se caga de hambre.

   Reg abre la (ejem, casi) vacía heladera y toma una cerveza pequeña, la última del paquete. Razona por un momento y luego dice:

 -Batman era rico. Y tenía un mayordomo.-Lo miro con los ojos entrecerrados.

 -Por algo te tengo a ti. Eres mi Alfred. - Sonrio inocentemente y me hace burla.

 -Ha ha, muy graciosa, si. Aprovechate del pobre de Reggie, que tiene mejores cosas que hacer, y hazle arrastrar casi cincuenta kilos por las escaleras. Por cierto, deberías presentar una queja por el ascensor en la próxima reunión de consorcio.- Me tira una cerveza y se pode a guardar los lácteos en la heladera.

 -Ni sabía que se hacían reuniones de consorcio. –Me doy vuelta para poner el café en polvo en la alacena- De todas maneras, no te hagas el tarado. Ambos sabemos que no tenias mejores cosas que hacer...AUCH. NO SE LE TIRAN PAQUETES DE MANTECA A LA GENTE. MENOS EN LA NUCA.

 Se encoge de hombros, haciéndose el inocente.

 -Podrías haberlo hecho sola. No eran tantas bolsas.

 -Pero tendría que haber hecho mas de un viaje por esas escaleras del infierno. No gracias.

 -O podrías pedirle ayuda a tu novio, directamente.- deja escapar como si nada, sin mirarme.

 -¿Eh?-me siento en el sofá mientras él se para y empieza a danzar por la habitación como una princesa de Disney, canturreando en voz aguda.

 -Capitán, oh, Capitán... Sé mi Capitán, Steve...Te amo, Steve...Babeo por ti, Steve...Steeeeeveeee...- Le tiro una pequeña llama que apenas logra esquivar y me mira ofendido.

 -Cállate, Carlile. No me gusta el vecino. Hablando de eso, baja la puta voz, porque te va a escuchar. Y cierra la puta puerta, que se me escapa el aire.- Se acerca peligrosmente a mi rostro y gira la cabeza.

 -¿Crees que tu novio se pondrá celoso de que tienes a otro hombre en tu departamento?

 -Dudo que Rogers se ponga celoso de que tengo a un NIÑO DE SEIS AÑOS en mi departamento. Y no es mi novio.- le empujo el rostro hacia atrás haciendo que caiga detrás del sillón y putee un poco, musitando un "Ya veremos".

 -Tan solo no veo porque sigues negando tus sentim...-dice comenzando a levantarse, a lo que le pego un puñetazo involuntario en la nariz, mándandolo de nuevo al suelo.

 -WOW, PERO MIRA QUE TARDE, NOS VAMOS, TENEMOS QUE TRABAJAR, ARRIBA CARLILE.- Me pongo la chaqueta a toda velocidad, y los arrastro fuera del lugar tomándolo fuertemente por la camisa. Por salir tan apresuradamente le doy la cara contra el marco de la puerta y los dejo sobándose el rostro mientras cierro con llave.

 -No hacia falta tanta violencia, Señorita Rogers...-Por eso empujo por las escaleras, el pobre dando un par de tumbos antes de caer en el primer rellano. Mis ojos brillan con maldad, parada en la cima de ésta, mientras los suyos se abren con terror cuando mira hacia arriba.

 -Bueno, está bien, paro.-Se levanta y, cuando yo bajo el primer escalón en su dirección, sale corriendo y gritando a todo pulmón.

 -SAM Y STEVE UN SOLO CORAZON, SE DAN UN PIQUITO Y SE DICEN AMOR. SAM Y STEVE. STEVE Y SAM. ELLA LE HA QUEMADO EL CORAZON METAFÓRICAMENTE HABLANDO, ÉL LE SALVO LA VIDA COMO VEINTITRÉS VECES. SI ESO NO ES AMOR, NO SE LO QUE ES.-Lo escucho gritar, fuera de mi vista. Sigo el sonido de su voz, lista para quemarle toda la ropa y dejarlo para que se vaya caminando desnudo hasta SHIELD. Finalmente lo veo a la distancia, y se gira con una sonrisa en el rostro para exclamar.

 -SAM Y STEVE SE VAN A CASAR. Y YO VOY A SER LA DAMA DE HONOR.- Frunzo el ceño, lo voy a moler a golpes, cuando por caminar para atrás sin prestar atención, choca con alguien y cae sentado de culo.- PERDÓNEME EXTRAÑO, ES SOLO QUE ESTABA DEMASIADO DISTRAIDO POR EL AMOR ENTRE ESTA DAMA Y STEVE QUE NO ME DI CUENTA DE SU PRESENC...Oh, hola Rogers.

   Mierda.
   Voy a matar a Reg.
   Lo voy a asesinar lenta y dolorosamente, para que sufra. Para que sufra mucho.
   La mirada de confusión en el rostro de Ssteve no tiene precio, viendo hacia abajo a Reg, qin sigue sentado en el suelo. Me cubro el rostro. Es un idiota.

 -Buen día...- Carraspea.-Hola Sam.

 Abro un espacio entre dos dedos para mirarlo y murmuro, con tono resignado:

 -Hola.

  Reg me mira con pánico, intentando pensar en una solución para salir del incómodo silencio que se extiende por el lobby.
  Y se le ilumina el rostro.
   Pensó en una solución, si, pero es la solución más descabellada, estúpida, ridícula e inútil de todas.
   Extrañamente, funciona.
   Se levanta y viene hacia mí. Se dirige a Rogers con una sonrisa plasmada en el rostro y anuncia:

 -Bueno, Capitán, fue un gusto verle, pero en serio debemos irnos. Sam tiene que terminar de trabajar temprano hoy, tiene que llegar a una cita con su novio.

 -¿Ah sí?-Pregunto confundida. Me lanza una mirada que me deja en claro que piensa que soy una estúpida. Miro a Steve y me corrijo.-Ah, sí.

 -No sabía que tenías novio, Sam.- dice lentamente el rubio. Reg carraspea.

 -Sí, y es una loca coincidencia. ¡Se llama Steve! Justo como usted Capitán. ¿No es extraño?

 -Ehm, si, creo...-le cuesta reaccionar al tono rápido de Reg. Para ser honesta, creo que yo solo lo entiendo a veces porque también hablo a mil por hora.

 -No tiene que preocuparse porque haya ninguna equivocación, de todas maneras. No podrían ser más diferentes. El Steve de Sam tiene tatuajes. Es todo un chico malo.

 -¿Tatuajes?-me mira

 -Oh, si. Está lleno de tatuajes.-respondo elocuentemente.

 -Pues yo estaba pensando en hacerme un tatuaje también...-aporta intentando sonar despreocupado. Falla terriblemente.

 -Bueno, este tipo está tan lleno de tatuajes que no te alcanzaría la vida para llegar a su nivel.-dice Reg.

 -Lleno de tatuajes.-contribuyo.

 -Llenísimo.- Parecemos esos gatitos chinos, asintiendo sin parar. El Capitán se rasca el cuello, incómodo.

 -¿Y...tú...tú tienes algún tatuaje Sam?-la pregunta escapa de sus labios feliz, casi ingenuamente. Por un momento me da lástima, pero después casi me rio y arruino toda la fachada cuando la boca de Reg se transforma casi en una O y exclama, fingiendo indignarse:

 -¡Capitán, como se atreve!¡Sam tiene tatuajes en lugares que puede ver sólo Steve!- me toma del brazo y comienza a arrastrarme fuera del edificio, finalmente. Mientras caminamos gira la cabeza y agrega- No usted Steve. Nuestro Steve. Es decir, no el nuestro. El de Sam. El Steve de Sam. Asi que no usted, el otro. El otro Steve.

   Horas más tarde, el incidente de Steve había quedado olvidado en un rincón de mi mente. Reg me había dejado en el lobby de SHIELD para después largarse a hacer lo que sea que haga aquí. En serio, cada vez que me lo encuentro está haciendo algo distinto: de guardia, chofer, y varios etcéteras. Y aún así, tiene suficiente tiempo como para ayudarme a hacer las compras en el supermercado.
   En fin, mientras tanto, yo me fui hasta el laboratorio, donde me encontré con Bruce y Tony. Cada uno se puso a trabajar en lo suyo, y ahora lo único que puede oírse es el rasgar del lápiz de Tony, el borbotear de los químicos de Bruce y el sonido de mis dedos aporreando las teclas.
Es un trabajo repetitivo y tedioso. Tengo que buscar la contraseña de cada archivo en la carpeta que le saqué al de HYDRA, rastrear las coordenadas que posee, y marcarlas en un mapa, además dedescartar las que no se estén en la zona de Europa del Este, nuestro principal blanco por el momento.
   Por lo que me contaron los chicos, las próximas misiones van a ser por algunas de las bases enemigas europeas, pero tampoco se sabe mucho detalle, porque Fury está viniendo cada vez menos a la oficina y no habla con casi nadie del tema.
   Termino con todas las contraseñas de una hoja, la arranco y, haciendola una pelotita, se la arrojo a Bruce en la cabeza. Me mira ofendido y le señalo a Tony fingiendo inocencia. Resoplando, le tira un lapiz y le da en el ArcReactor. Con el ceño fruncido, Stark levanta la vista de sus planos y lo observa como diciendo "¿Qué carajos te pasa, Bruce?"

-Eso fue por lo del papel. - se excusa el doctor.

 -¿Qué papel?- pregunta genuinamente el otro.

-El que te envuelve, bombón.- murmuro, soltando una risita. Por suerte no me escucharon.

 -No te hagas el sorprendido Tony, me tiraste un papel. Ahora te la aguantas. - concluye Banner.

 -Pero yo no te tiré nada. Lo juro por...por...por mí.- levanta los brazos exageradamente y frente a la mirada incrédula de Bruce, me señala.

 -Seguro fue aquel demonio. Está intentando separarnos.

   Suelto un sonido de indignación enorme y resoplo por la nariz. Bruce me mira y rueda los ojos, como pensando por qué no se dio cuenta antes. Sacudiendo la cabeza, viene a pararse a mi lado y me pregunta cómo voy en el trabajo.

 -Bien- le cuento, poniéndole un clip al fajo de papeles que contiene las coordenadas ya descifradas y pasando el planisferio marcado a un pendrive. - En realidad, ya termine. -miro el reloj- Ubiqué todo en el mapa como una niña buena y eso. Ahora se lo voy a entregar a Fury. Si es que está. Ya son las siete de la tarde y me quiero ir a bañar. Hasta lueguito, chicos.- Les doy un beso en la mejilla a ambos y los dejo peleándose por alguna estupidez cual pareja de casados, no sin antes gritar un "¡Los quiero!" desde el pasillo.

   En la oficina del Calvito no hay nadie, así que tan solo dejo la carpeta ahí y le escribo una notita. Este lugar parece fluctuar entre el desorden y un estado de abandono total. Digan lo que digan, parece que este tipo está muy ocupado. En lugar de encima del escritorio, como antes, los vasos de café vacíos están en el cesto, como si hubieran intentado acomodar un poco. Dando un suspiro, me voy de allí, realmente quiero ir a casa.

   Mientras me refriego el cabello mojado con una toalla y ando en medias por mi departamento, usando, como siempre, mi pijama de ositos enojados, a algún inoportuno le parece razonable golpearme la puerta. Lanzando "Agh" de exasperación, lanzo la toalla por ahí, y voy a abrir.
Ahora, no sé ustedes, pero yo todavía no me acostumbro a la gloriosa vista que es Steve Rogers en camisita celeste de civil, y menos cuando se aparece de sopetón y sin avisar. Pensándolo bien, tendría que empezar a mirar a quien le abro la puerta. Soy una inconsciente.
  Intentando restarle importancia al incómodo silencio que se extendió mientras baboseaba mentalmente, me aclaro la garganta.

 -Holis. ¿Qué pasó?- pregunto, estirando las mangas del pijama hasta que me cubren las manos y meciéndome un poco en las puntas de mis pies. Él mira mi atuendo por un minuto y luego resopla:

 -Sam. Ehm. Nada. Tan solo...pensé- carraspea- Ejem. Uhm, pensé que tenías una cita.

 -¿Cita?- ¿De qué está hablando? Frunce el ceño y continúa.

 -Con tu novio...-¿De qué carajos está hablando? Ante mi silencio intenta una vez más. –Steve...-y lanza una risita.

 Entonces caigo. Mis ojos se abren un poco y la intento salvar.

 -Ah, sí. No, es que...no podía al final. Tuvo que cancelar. Una lástima, pero bueno... lo dejaremos para otro día...-trago, y él me mira con una sonrisa incrédula. Rueda los ojos y se frota las manos.

 -Ya sabía yo..

 -¿Qué sabías?-giro la cabeza hacia un costado. Si será tarado, me pegó el gestito de perro.

 -Sam, ya sé que no tienes novio. Era medio obvio que era inventado.- dice como si acabara de resolver la ecuación más difícil del mundo y le hubiera parecido pan comido.

   Puedo sentir como mis cejas se elevan y una expresión de "Excuse me?" Aparece en mi rostro.

 -Ehh, ¿perdón?-cierro los ojos y me pellizco el puente de la nariz, respirando profundo.

 -Nada, que tu novio no es real, eso.- sonríe con suficiencia y me dan ganas de pegarle en la cara de nuevo, pedazo de sabelotodo insufrible.

 -Para tu información, mi novio es muy real.- contraataco.- Súper real.

 -Sí, claro, te creo.- Mentira.

 -Bueno, pasa, entonces, lo voy a llamar. Me importa un carajo que no pueda, que venga igual.- Entra y cierro de un portazo atrás de él.-¿Por qué no te sientas, eh? Aunque quizás quieras esperar en tu departamento, yo todavía me tengo que cambiar y eso...-digo con el tono y la sonrisa más falsos que tengo.

   Se sienta en el sofá y estira los brazos.

 -No, no. Vístete en paz. Yo espero aquí, tranquilito. Espero a tu, ehm, real, real novio.- entrecierra los ojos y sonríe. Lo fulmino con la mirada.

 -Sí, no hay problema. Hazte un café, ya que estás. – seguimos, uno con el tono más falso que el otro.

 -Dale. Ve tranquila, total no es la primera vez que hago café en tu cocina, ya te hice el desayuno
una vez.

 -Suerte que tengo hornallas para calentar el agua porque seguro no sabes usar la cafetera. Demasiado moderna para ti. Pero mi novio siempre me hace el café ahí. Ya sabes, como él es del siglo veintiuno y eso.

 -Estoy seguro de que sabe mucho de cafés, ya que probablemente sea mesero. ¿O no? No creo que sea...que se yo...un superhéroe o algo así...- se pasa la mano por el jean, haciéndose el que no le importa.

 -¿Qué se supone que signifique eso? ¿Estás diciendo que estaría mal si fuera un mesero? ¿O que no me da para más?

 -No, yo no dije eso. Es decir, si eso es lo que te gusta. Está bien. Otras chicas prefieren chefs, abogados, hey, incluso superhéroes. Pero a ti te van los meseros.

 -¡No es mesero!- resoplo indignada.- Lo voy a llamar. Con permiso.

 -No hay problema. Me voy a hacer un café, como yo ya sé dónde está todo en tu apartamento...

 -Sí, sí, mejor hazte un té que es menos complicado, cerebro de hielo.- Musito, saliendo de la habitación y encerrándome en mi cuarto. Doy un par de vueltas sin saber qué hacer y maldiciendo a Reg por lo bajo por haber...

   Reg.
   Ea, soy una genia. Busco su número en la agenda de mi celular y espero a que atienda.

 -Mmhola.- Está...¿está durmiendo? Ruedo los ojos y lo interrumpo con tono rápido, sin tiempo.

 -Reg, bien. Hola. Necesito un favor.

 -Mhm.

-Necesito que seas Steve.

-...¿Necesitas que me tiña de rubio y use spandex?- pregunta confundido.

 -Agh, no.- lo apremio.- No ese Steve. Necesito que seas el otro Steve. El nuevo Steve. Nuestro Steve. No mi Steve, el otro. Es decir, no mi Steve, porque no es mío, osea, este Steve no es mío, no quise decir eso, hablo de tu Steve. Bah, mi Steve pero ficticio. El otro. No el mío, el nuestro. Nuestro Steve.

-¿Y para qué, exactamente?- escucho ruidos de telas en el fondo. Se está poniendo pantalones, eso es una buena señal. Tomo un respiro antes de explicar.

-Es que tú le dijiste a éste Steve que yo tenía una cita con el otro Steve, y ahora mi Steve está esperando para conocerlo porque no cree que mi Steve sea real, lo que le hace pensar que es super cool e inteligente pero necesito que me ayudas a probar que él no es cool e inteligente, porque el otro Steve es aún más cool e inteligente que él.-Ah. Jadeo. Hablé mucho. Se escucha un poco de silencio, y al final un suspiro de resignación.

-Esperame en media hora fuera del edificio con el otro Steve para conocer al otro Steve. Es decir...ay, me lleva. Se entendió. Adiós.

  Exactamente treinta minutos después, el Capitán y yo estamos esperando frente a la calle.    Obviamente me cambié. No iba a ir en pijama a una cita. Espero que cuando terminemos con  esto Reg me lleve a tomar una cerveza o algo, porque no me vestí para nada.
  El rugido de una motocicleta nos hace girar la cabeza, y como una ráfaga, una mancha negra pasa junto a nosotros, derrapa y frena de costado.
  Súper.
  Cool.
  El jinete se baja de la moto. Lleva chaqueta de cuero, guantes, y jeans oscuros, y unos borcegos espectaculares. De espaldas a nosotros, se quita el casco, lo deja sobre la moto, se ata una bandana también negra en el desordenado cabello y se coloca lentes, aunque sea de noche. Todas estas dramáticas acciones sirven para dejarnos sin aliento, a Steve y a mí.
  El tipo se acerca a nosotros y pasa un brazo por mi cintura, acercándome a él. Oh, Dios. De cerca casi ni se nota que es Reg. Se puso uno de esos piercings falsos sobre el labio y hasta el perfume que usa huele a peligroso. 

-Demasiado tiempo sin vernos, nena. –deja escapar con voz grave- Menos mal que me convenciste de venir, no puedo creer que me iba a perder de todo esto. –Entierra una mano en mi cabello y me acaricia el rostro. El Capitán, siendo el Capitán, carraspea.

 -¿Y tú eres...- aparta la mirada de mí Reg.

 -Steve Rogers. Soy un...ehm. Amigo de Sam.- saca la mano para estrecharla. Reg esboza una sonrisa.

 -Ah, sí. El otro Steve.- Parece que se van a quebrar las manos, ay.

 -Perdón, pero estoy bastante seguro de que tú eres el otro Steve.- Lo mira desafiante.

 -Lo que sea hermano, mientras me acueste con ella me pueden decir Idiota y no me va a importar.-Suelto una risita porque es muy divertido ver a Reg en personaje.- Bueno, creo que deberíamos irnos ya.

 -Espera un segundo. Me pareces conocido. ¿Nos hemos visto en algún lado?-Mierda.

 -No creo. No conoces a muchas personas de este siglo. Hatsa lueguito Steve. ¿Vamos, Re...Steve?- Mierdamierdamierda.

 -¿No serás... Carlile?-el Capitán lanza una risotada. –Ya sabía yo que ustedes me estaban jugando un broma. Vamos, quítate los anteojos. Ay, Dios.

 -No, ejem. No se de que me hablas, tío. Nos vamos, un placer.- Steve lo agarra del brazo y lo frena.

 -¡Que nos vamos!- interrumpo. Se arma un forcejeo entre los tres y a Reg se le caen los lentes.

  Se empieza a formar una sonrisa en el rostro del rubio y nosotros vamos a empezar a buscar explicaciones, cuando nuestro edificio estalla.
   Si, estalla.
   En llamas.
   Sip.
   Por un momento parpadeamos sin saber que hacer. Y luego me precipito hacia adelante, gritando como una desquiciada.

 -OTRA VEZ NO. LA PUTA MADRE. ¿QUÉ NO TIENEN NADA MEJOR QUE HACE LOS FINES DE SEMANA QUE QUEMARLE LOS DEPARTAMENTOS A JORDAN? ME LLEVA. QUE HIJOS DE LA GRAN PUTA POR DIOS. HMM, ME PREGUNTO QUE PODEMOS HACER HOY. ¡YA SE, PORQUE NO LE QUEMAMOS LA CASA A SAMANTHA! NO HAY NADA MEJOR QUE ESO. PUTA MIERDA.

 Mientras sigo delirando, Reg mira al Capitán sin que me de cuenta y dice:

 -Por mí quedatela. Está completamente loca.

  El otro simplemente asiente, resignado.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro