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Capítulo 69 : LOVE BURNS

" ¿Podrías susurrarme al oído las cosas que quieres sentir? Te daría cualquier cosa. "
- Slide ( Goo Goo Dolls )


El Daegu Arboretum era un sitio realmente bonito, con todos esos lugares repletos de árboles y plantas repletas de color. La naturaleza parecía abrirse un hueco en medio de la ciudad con su multitud de formas y diversidad, llenando de aire puro la atmósfera a cada paso. Las bajas temperaturas de finales de Diciembre, así como la interminable llovizna que había caído durante todo el día, lograban hacer del paseo de Seokjin y Jungkook algo mucho más íntimo debido a la poca cantidad de gente que los rodeaba aquel mediodía.

Jin sonrió en el instante en el que percibió el roce tímido de los dedos de Jungkook deslizándose por la palma de su mano hasta entrelazarse con los suyos. Sus miradas se cruzaron, allí, los dos situados bajo el puente de hojas solitario del que se precipataban las gotas de lluvía que se deslizaban sobre la tela de su paraguas negro. Sus ojos se encontraron durante los segundos suficientes como para que ambos entendieran que incluso debajo de la mascarilla que tapaba gran parte de sus gestos, bajo la tela, en sus bocas una sonrisa se encontraba iluminando sus rostros. Porque ambos estaban felices compartiendo ese momento.

Los dos se sentían un poco más libres pasando desapercibidos con el amparo del paraguas y la lluvia, sin nadie que pudiese reconocer sus rostros a la vista. Seokjin se inclinó hacia el oído de Jungkook y sonrió de nuevo antes de hablar, dejando que el chico captase su carcajada feliz.

-Este quizás es el peor día del año para visitar este lugar pero de alguna manera cuando se trata de nosotros tal vez pueda convertirse en el mejor. De todas formas me gusta el invierno.

Jungkook sonrió, con su mirada sobre el rostro de su entrenador cuando este se apartó para tomarlo levemente por el brazo, en una pequeña invitación para que se acercara. El brazo de Jin no tardó demasiado en rodear su cuerpo en ese gesto familiar y cariñoso que el nadador tanto disfrutaba.

A él también le gustaba el invierno, sobretodo ahora que podía acurrucarse con la persona que quería bajo las mantas de la cama o compartir varias tazas de ese sabroso chocolate caliente que en ocasiones su entrenador le preparaba. El invierno era bonito a lado de Seokjin, desde el modo en el que este siempre le calentaba las manos entre las suyas hasta la hermosa forma en lo que lo envolvía con una bufanda antes de salir del gimnasio hacia el aparcamiento para regresar a casa. Los días eran más cortos, quizás había menos sol que durante la primavera o el verano, pero eso no impedía que su pareja siguiese siendo absolutamente bella decorada con el escenario de la cortina brillante de gotas de lluvia resbalando como a cámara lenta del borde del paraguas.

-Deberíamos ir a uno de los estanques. - la frase usada por Jungkook podría sonar como una oferta pero en realidad Seokjin sabía que era una petición y él estaba dispuesto a ceder en eso, por ver a su chico feliz y porque él también quería recorrer más lugares de ese maravilloso lugar a su lado.

Entre aquel maravilloso escenario repleto de verde, la ciudad y su rutina parecía quedar relegada a algo totalmente secundario. En ese instante eran solo dos chicos disfrutando de su fin de semana en pareja, a solo horas de celebrar el año nuevo en su habitación de hotel.

Muchos podrían decirle que estaba siendo demasiado complaciente al cumplir la lista de pequeños deseos de Jungkook uno por uno, él prefería definirlo como una forma rápida de regalarle sonrisas a quien realmente las necesitaba. Su nadador no era una persona difícil la gran mayoría del tiempo, sus deseos eran bastante simples y casi siempre implicaban algo que llenaba por completo sus bonitos ojos de esa ilusión que Kim Seokjin sencillamente no podía, ni tampoco quería, ignorar. El amor no debería ser egoísta bajo ningún concepto, por eso Jin disfrutaba regalando sonrisas y obteniendo a cambio como regalo el sincero cariño de su niño.

A medida que caminaban el silencio que en el pasado podría haber sido desagradable se convirtió en algo que ninguno de los dos percibía del todo. Entre la tranquilidad del lugar y su charla desacelerada los dos disfrutaban de las vistas que todo el colorido lugar ofrecía, de forma imponente ante sus ojos. Estaban felices caminando sin prisa mientras sus miradas se movían hacia las zonas más llamativas de aquel sitio.

Jungkook bajó su mascarilla en cuanto el puente de madera que se erguía sobre un tranquilo riachuelo captó su atención, arrastrando a Jin de la mano lo hizo situarse sobre este con el único objetivo de poder capturar una bonita fotografía de su entrenador.

-Creo que sería mucho mejor si tú también sales en la foto. Ven aquí niño.

Mas Jungkook negó y con una sonrisa convincente abandonó el amparo del paraguas para sacar la cámara de su muy usado maletín aprovechando que la llovizna había remitido levemente. Tras dedicarle a su entrenador una bonita mirada el flash saltó haciéndole saber a Seokjin que la primera de las fotografías había sido tomada, sin embargo aquello no fue suficiente para el atleta quien intentó algunos ángulos más hasta enmarcar la expresión de su novio que tanto le gustaba.

Ese día Seokjin portaba un abrigo de tonalidades cálidas y había dejado que el flequillo liso de un bonito color azabache callera sobre su frente. A Jungkook le gustaba, porque a menudo aquel era el aspecto que su pareja usaba cuando estaban en casa, sencillo y bonito, hogareño. Tal y como era todo en él. Le recordaba a esos instantes en los que después de tomar una ducha el entrenador se secaba despreocupadamente el cabello negro con una toalla o a cuando tras una larga siesta su frente habitualmente despejaba quedaba plagada de mechones que se dispersaban delante de su mirada obligandolo a parpadear hasta acostumbrarse.

-Creo que ya tengo la fotografía que necesitaba. - Jungkook sonrió complacido y tras guardar la cámara en su maletín correteó de nuevo hacia su entrenador buscando el amparo de la leve lluvia que inicia de nuevo, y quizás tal vez también un poco más de cercanía con su pareja.

-Me alegra que la hayas conseguido niño, ahora ven aquí y deja que tu novio obtenga un bonito nuevo fondo de pantalla.

Kook no pudo evitar sonreír y tras observar que nadie se encontraba cerca, sus brazos rodearon la cintura de su entrenador permitiendo que este los retratase con la cámara delantera de su teléfono. Había perdido la cuenta de la gran cantidad de fotos que los dos se sacaban el uno al otro en las últimas semanas, todo comenzó como un simple juego para capturar expresiones graciosas y finalmente había derivado en una rutina que les permitía enmarcar momentos especiales.

A Jungkook le gustaba ver en la galería de su teléfono todo aquello que amaba, las fotos artísticas que meses atrás solía tomar habían dejado paso a los retratos de Jin durmiendo a su lado, leyendo con concentración un libro, a vídeos de sus mascotas correteando por el suelo de la casa que compartían o a aquellas preciosas imágenes de los dos disfrutando de momentos especiales. Pero sin duda, la fotografía que más le gustaba observar era esa que se había sacado cuando los gatos llegaron de forma inesperada a su vida. En la imagen se podía observar a su hermana con los pequeños animalillos entre sus brazos mientras Jin lo abrazaba a él y Peach dormía junto a Mei sobre el sofá del salón, con el desastre de bolas de navidad desperdigadas por la alfombra blanca mientras ellos sonreían con ganas hacia la cámara.

-Vayamos a comer algo juntos después de ver el estanque. Estoy hambriento.

Jin sonrió, su brazo de nuevo rodeando la espalda de Jungkook mientras avanzaban.

-No voy a rechazar esa oferta.

A pesar del habitual frío de finales de Diciembre, algunas de las calles de Daegu se mantenían repletas de personas, el mercado de Seomun no era ninguna excepción. La lluvia se había detenido y ahora las luces de los carteles y farolas comenzaban a iluminar el húmedo suelo del lugar. La diversidad musical de algunos de los comerciantes o karaokes cercanos creaba un ambiente único en el medio de la muchedumbre. Mientras el resto de transeúntes realizaban sus compras o disfrutaban de sus selecciones de comida favoritas, Jungkook y Seokjin podían caminar entre el gentío con la convicción de que todos estaban más interesados en lo que el mercado ofrecía que en descubrir si el muchacho de gorro negro y mascarilla del mismo color era un atleta de exito. De todas formas la mayoría de jóvenes de su edad vestían del mismo modo, por lo que a nadie le sorprendía en exceso. La oscuridad del atardecer temprano incluso ayudaba a que ese azulado color que se asomaba muy levemente sobre su mirada cuando se inclinaba para observar algún puesto con ojos brillantes e ilusionados, no se percibiese del todo.

Kim Seokjin caminaba tranquilamente con las manos en los bolsillos, debido a la humedad del anochecer que durante el invierno siempre llegaba un poco antes de tiempo. Mientras sus ojos vagaban siguiendo los atractivos olores de los diversos alimentos del mercado, su chico revoloteaba alrededor de los puestos de comida sopesando las mejores opciones. Porque de nuevo, aquel era su fin de semana especial y la dieta podría quedar apartada por un par de días.

Tras diciembre tan solo quedaría poco más de un mes de competiciones nacionales, así que tenían el tiempo suficiente para deshacerse de los posibles excesos en caso de que  fuese necesario. Su comida había sido bastante sencilla, tras salir del Daegu Arboretum los dos se dirigieron a un restaurante con la suficiente variedad como para que Jungkook pudiera mantenerse dentro de su dieta por elección propia. Comieron algo un poco diferente y mucho menos grasiento de lo que Jin había esperado, aquello fue lo que su chico definió como un buen equilibrio para llenar su estómago durante la cena de fin de año sin sentirse culpable por ello, porque ambos eran totalmente conscientes de que habría una más que aceptable sesión de agotador ejercicio cuando el reloj marcase las doce.

Ahora ya no era acerca de la comida, sino de la cena. Aunque el entrenador había planeado algo elegante y bonito en su habitación de hotel, el nadador prefería llenar sus brazos con platillos y delicias de Daegu para llevar. Prácticamente había sido arrastrado hasta aquella zona de la ciudad después de que Taehyung telefonease a Jungkook para hablarle de las muchas delicias que debía probar durante su fin de semana de pareja. Y Jin simplemente lo había aceptado felizmente, alegre de ver la forma en la que Jungkook le hablaba de lo que su mejor amigo le había recomendado. Alimentos que debido a su ajetreada agenda como nadador, nunca había probado directamente del puesto a su boca.

“-Está sobrevalorado. - había mencionado Jin esa tarde acariciando el cabello azulado de su chico, porque era imposible no percibir los pucheros que se formaban en las mejillas de Kook cuando alguien le hablaba de una de esas cosas que él nunca había probado debido a que se pasaba las horas en la piscina o el gimnasio. - Algunos puestos callejeros ni siquiera son exactamente higiénicos. Además, vi esas fotos de tu álbum, fuiste a algunos de ellos en Seúl.”

“-No es lo mismo. - Jungkook le había respondido - Mi padre me llevó un par de veces pero siempre con prisa. Tae me ha dicho que Yoongi y él van con sus amigos a cenar, a veces incluso beben soju juntos mientras charlan. Yo nunca he hecho eso.”

Así que después de aquello los dos se subieron a un autobús y Seokjin aceptó sentarse durante esa tarde en los puestos de comida que a su chico le resultaron interesantes. Habían comido algunos postres, probado el soju de Daegu y conversado, ahora la noche caía sobre la ciudad mientras ellos dos caminaban a través del mercado.

-Podemos sentarnos y seguir probando cosas si lo prefieres. - Jin sonrió, notando nuevamente esa preciosa forma en la que los ojos de Jeon brillaban cuando encontraba algo de su gusto. Sus brazos empezaban a verse cargados de comida para llevar. - Elige lo que quieras, esta noche vamos a acabar con cualquier resto de excesos.

Las mejillas de Jungkook se encendieron levemente bajo la mascarilla negra que cubría su boca.

-Prefiero pedir todo lo que quiero y comerlo contigo en la habitación del hotel cómodamente.

Jin sonrió, aguantando sus ganas de abrazar a Jungkook por la cintura en ese preciso instante. Delante de todos.

-Entonces… ¿Nada de trajes esta noche? Creí que tendríamos una cena elegante y todo eso. - parloteó acercándose a su novio.

-Podemos vestirnos elegantes si quieres pero me gustaría tener algo tranquilo y… familiar. - Jungkook sonrió antes de mirar al dependiente del puesto ante el que se había detenido - TaKoyaki picante para llevar, en el recipiente de tamaño grande y para compartir, por favor.

Jin acarició la nuca de Jungkook de forma inevitable, atendiendo a los gustos que este mostraba a medida que seguían avanzando alrededor del lugar.

-¿Deberíamos comprar langostas de queso? - preguntó el entrenador, frenando sus pasos ante las deliciosas langostas. Jungkook se limitó a asentir felizmente, incluso si sus brazos estaban repletos de bolsas con platillos que Seokjin dudaba que lograsen comer en solo una noche. - Bien, entonces me encargaré de esto. Elige alguna cosa más y creo que podremos poner fin a nuestra compra para la cena de fin de año.

-Pollo a la barbacoa entonces. - Jungkook sonrió felizmente sin dudar demasiado antes de ir hacia un puesto cercano donde efectivamente se vendía ese pollo a la barbacoa que tanto parecía gustarle a su pareja.

Con un par de bolsas más en sus manos y el reloj marcando las ocho de la tarde, Jungkook frenó sus pasos cerca de una tienda de ropa tan grande que la idea no pudo evitar cruzar su mente. Y Seokjin pudo notar aquella sonrisa traviesa sobre el rostro de su niño incluso antes de que este comenzase a hablar.

-Deberíamos comprar la ropa para esta noche aquí, yo podría elegir algo para ti y tú algo para mi. Sé lo que me gusta ver en ti, sabes lo que te gusta ver en mí. - Jungkook observó a su entrenador - Será un regalo mutuo además de los regalos que ya teníamos planeados, un maravilloso regalo para nuestros ojos. ¿Qué dices?

Bien, quizás era cierto que Jin estaba consintiendo demasiado a su novio pero… ¿quién podría decirle que no a esos bonitos y brillantes ojos repletos de ilusión? Además, Jungkook había marcado el acento sobre un punto realmente importante.

-Bien, elegiré algo para ti y tú algo para mi. - asintió de acuerdo.

Los dos se adentraron en la extensa tienda, los pasillos alargados del comercio dejaban a la vista gran variedad de estilos y a medida que seleccionaban las prendas los dos se mostraban cuidadosos con la intención de mantener el secretismo hasta esa noche. Era un juego sencillo pero que ambos encontraban de alguna forma realmente interesante.

Sus miradas y caminos se cruzaron en un par de ocasiones antes de que ambos decidieran que tenían todo lo necesario.

-Esa bolsa de ropa se ve enorme. - Jungkook trató de curiosear, más el entrenador dio un paso atrás al instante permitiendo que una sonrisa traviesa trepase hasta sus labios.

-Después de que lleguemos al hotel y nos duchemos podrás verlo. Creo que es un buen momento para regresar a la parada del autobús.

-Tendríamos que haber traído el coche. - Jungkook masajeó levemente los hombros de su entrenador a medida emprendían el camino hacia la parada que se encontraba a unos diez minutos del mercado.

-Estoy bien, de todos modos quería librarme de tener que buscar aparcamiento. El autobús nos dejará cerca del hotel y después de una ducha caliente mi hombro estará como nuevo. Soy yo el que insistió en llegar hasta el final del mercado.

Cuando las calles de Seomun quedaron atrás y la llovizna comenzó a caer de nuevo, Jungkook rodeó con su brazo los hombros de su entrenador y abrió el paraguas. Resguardandolos de las gotas de lluvia en su tranquilo camino hacia la parada.

-Solo porque yo dije que nunca había pasado una tarde con amigos comiendo o bebiendo en un puesto callejero. Me habría bastado con media hora Jinnie, nunca me dices cuando te duele pero puedo verlo con facilidad.

Jin sonrió, dejando que en ese instante fuesen los brazos de Jungkook los que lo acunasen con cariño mientras avanzaban por las calles.

-Incluso si el frío hace que el hombro me duela de vez en cuando, todavía amo el invierno. Hemos venido aquí porque querías tener esta experiencia pero puedo asegurarte que yo también he disfrutado. - Jin observó por un instante a su chico, los ojos de Jungkook estaban sobre los suyos. Mirándolo con esa especie de devoción que lo hacía temblar. - No pienses demasiado, eso nunca es bueno. Si hubiese querido irme antes, lo habría dicho sin ningún tipo de problema.

Jungkook bajó su mascarilla y le dedicó una de esas miradas cariñosas que Jin tanto amaba, porque su chico podía expresar muchísimas cosas con estas.

-Lo sé, me encanta que seas tan sincero conmigo. Me ayuda a sentirme seguro sobre lo que nosotros dos somos y tenemos, no hay muchas cosas en la vida que me aporten la tranquilidad que tú logras darme. - y Jungkook sonrió de nuevo, con aquella sonrisa que era incluso mejor que un beso porque en ella se encontraba implícito su amor por la persona ante sus ojos. El responsable de que su presente por fin pareciese tomar un rumbo seguro.

-¿Puedo preguntar por qué has decidido darme una chaqueta americana y unos pantalones de vestir pero nada para llevar dentro? - Seokjin revolvió su cabello húmedo mirándose en el espejo mientras Jungkook se acomodaba las gafas a su lado.

-Porque me gusta ver tu cuerpo. - dijo con voz divertida - ¿Puedo preguntar por qué estoy llevando un uniforme de Gryffindor?

Jin sonrió.

-Porque mi test de Pottermore dice que soy un Slytherin así que la fantasía de tener a un Gryffindor en mi cama es caliente. - bromeó a cambio el entrenador con una sonrisa.

-A mi me pareces más un Hufflepuff. - Jungkook sonrió acercando sus labios a la mejilla de su entrenador - Justo, honrado, paciente y tolerante.

Los ojos de Seokjin buscaron los de su atleta a través del espejo y sonrió cuando la imagen ante sus ojos le permitió ver la forma en la que Jungkook dejaba un beso cariñoso sobre su cuello.

-Bueno, un hufflepuff y un gryffindor también pueden ser una combinación caliente, niño. - respondió alcanzando el teléfono de la repisa del tocador. Los brazos de Jungkook le rodearon la cintura en el instante en el que notó que el entrenador pretendía captar ese momento con una fotografía.

Seokjin sonrió observando la imagen en su teléfono para a continuación dejar este de lado y centrar su total atención en su novio, en la extraña cena de fin de año que de alguna forma habían preparado de manera completamente improvisada. Después de volver del mercado se habían metido rápidamente en el baño para eliminar cualquier rastro de frío de sus cuerpos. Ahora su hombro se encontraba mucho mejor, sobretodo después de la agradable sesión de masajes que Jungkook le había dedicado bajo el agua caliente de la ducha.

-Vamos a cenar entrenador. - la voz de su niño era un susurro cariñoso mientras atravesaban la corta distancia desde el baño de la habitación hacía la zona en la que se encontraba la mesa.

Jungkook se encargó de desenvolver cada uno de los platillos y alimentos que habían obtenido en el mercado, mientras Seokjin alcanzaba algunos de los platos que el servicio del hotel amablemente les había cedido. El soju de Daegu los esperaba en su característica botella verde, un obsequio que Yoongi les había cedido la noche pasada tras ayudar a limpiar tras la fiesta de cumpleaños de Taehyung.

Pero más allá de los alimentos o lo que beberían, incluso más allá de la playlist musical que Jeon Jungkook había preparado especialmente para aquella noche, lo que realmente los emocionaba era la idea de iniciar un nuevo año juntos. Meses atrás eran solo dos extraños que estaban decididos a lidiar el uno con el otro debido a sus profesiones, ahora eran una pareja que quería vivir su amor como lo haría cualquier otra. Porque ellos también tenían derecho a quererse y celebrar, no importaba cuánto su sociedad les dijese que sus decisiones eran malas o anormales. Amarse era todo lo necesario para atravesar esos baches que habían dificultado las cosas inicialmente.

-Me encanta esta canción. - Jin sonrió, sirviendo el soju. Una de sus recomendaciones musicales comenzaba a sonar con fuerza mientras Jungkook se movía con gracia al sonido de la canción. Su cabello azulado caía con gracia sobre el cristal de las gafas y la desordenada corbata rojiza de su uniforme de Gryffindor destacaba sobre aquel sweater gris que lograba que los colores parecieran mucho más vivos.

-I want to wake up where you are , I won't say anything at all. So, why don't you slide? (“ Quiero despertarme donde tú estás, no diré nada de nada. Así que, ¿por qué no pasas de todo? “ ) - cantó su atleta con una enorme sonrisa sobre sus labios. Sus ojos completamente centrados en él, cada preciosa parte de su voz golpeando con intensidad el corazón del entrenador Kim.

-Don't you love the life you killed? The priest is on the phone. Your father hit the wall, your mom disowned you. Don't suppose I'll ever know what it means to be a mom. It's something I can't change, I'll live around it. ( “ ¿No te encanta la vida que mataste? El sacerdote está al teléfono, tu padre golpea la pared, tu madre te ha repudiado. Supongo que nunca llegaré a saber lo que significa ser madre. Es algo que no puedo cambiar, viviré con ello.” ) - sus voces no tardaron en unirse mientras ambos sostenían sus botellas de soju en el aire de forma despreocupada con las carcajadas colándose entre cada una de las palabras de la canción - And I'll do anything you ever dreamed to be complete, little pieces of the nothing that fall. Oh, my, put your arms around me. What you feel is what you are and what you are is beautiful. Oh, my, do you want to get married or run away? ( “ Y haré cualquier cosa que hayas soñado para estar completo, pequeños pedazos de la nada que cae. Oh, mi amor, rodéame con tus brazos. Lo que sientes es lo que eres y lo que eres es hermoso. Oh, mi amor, ¿quieres casarte o escapar? “ )

-I want to wake up where you are I won't say anything. ( “ Quiero despertarme donde tú estás, no diré nada.” ) - Jungkook no pudo evitar acercarse a Jin para besar sus labios con cariño mientras las sonrisas se deslizaban de nuevo por sus labios. Los dos estaban bien juntos, incluso si el mundo no lo entendía. Todo lo que él quería era seguir despertando al lado del hombre que había comenzado a querer con abrasadora intensidad. - Te quiero, viejo.

Seokjin rodeó con sus brazos la cintura de Jungkook, disfrutando de la cálida sensación que hacía cosquillear todo su cuerpo. Ver a su atleta feliz llenaba su corazón de un tipo de sentimiento que jamás pensó que podría volver a sentir después de todas las relaciones desastrosas por las que tuvo que pasar hasta conocerlo a él, hasta caer a los pies de Jeon Jungkook. Un nadador de hielo que en realidad lograba hacer arder su corazón porque el amor ardía, sí, pero de una forma diferente a la que Jin había sentido en el pasado. El ardor de Jungkook no lo lastimaba sino que lo ayudaba a sentirse más vivo que nunca. Al lado de su niño había recuperado la ilusión de enamorarse sin miedo.

-Ardes Jungkook. - susurró apartando el desordenado flequillo de los ojos de este antes de acariciar su mejilla - Una vez te dije que el amor ardía, que quemaba… pero me has recordado el porqué lo hace. Después de mucho tiempo creo que he decidido enamorarme de la persona adecuada por una maldita vez.

Jungkook sonrió, sus mejillas tomando un tono rosado debido a la mirada decidida que el entrenador le estaba dedicando mientras hablaba. Aquellas palabras hicieron vibrar su corazón con esperanza, él también sentía que ese amor que sentía moviéndose por todo su cuerpo se podría considerar enamoramiento.

-Cenemos. - susurró cariñosamente - Jin, yo… también estoy enamorado de ti, así que cuida de mi corazón mientras me acostumbro al sentimiento. Prometo proteger el tuyo a cambio y ser una pareja honesta, incluso si cometo errores debes saber que jamás te lastimaría de forma consciente.

Seokjin sonrió mientras dejaba ir la mano de Jungkook y tomaba asiento en una de las sillas que rodeaban la mesa de cristal de la habitación de hotel. Las luces de la noche brillaban en el exterior dejando que los reflejos aportaran un brillo característico al colorido cabello de su chico.

-Es un buen trato niño, este viejo promete cuidar de tu corazón lo mejor que sabe.

Los dos compartieron una mirada cargada de complicidad a medida que sus manos se movían hacia los platillos de comida, que un par de horas atrás habían seleccionado.

-Solo faltan dos horas para las doce. - Jungkook sonrió comprobando la hora - Realmente estoy pasando los últimos instantes del año con mi novio en un hotel lujoso de Daegu. Si alguien me hubiese dicho que mi año acabaría de esta forma habría creído que se estaban burlando de mí, generalmente me quedaría con Yuqi en casa y comería dulces hasta que su programa de idols favorito terminase.

-Yo suelo pasarlo solo, es la primera vez que tengo un trabajo tan cerca de mi familia como ahora. - Jin levantó la mirada de su langosta con queso para observar el precioso rostro concentrado de su pareja, Jungkook parecía estar disfrutando de la cena tanto como él - Así que cuando firmé con Gimnasios Borahae para ser tu entrenador creí que pasaría el año nuevo en casa, con mis padres, mi hermano y mi sobrina. Nunca pensé que precisamente yo podría dar mi brazo a torcer y caer como un adolescente por mi atleta, supongo que eres bastante persuasivo Jeon Jungkook.

Jungkook curvó sus labios en una sonrisa, levantando una ceja. Un gesto que al entrenador Kim le recordó a ese chiquillo prepotente que Jungkook le pareció cuando se encontraron por primera vez.

-Bueno, yo fui el que insistió en que deberíamos intentarlo así que debes agradecermelo Kim. - dijo alzando los ojos hacia su entrenador y maldita sea, haberle pedido que se pusiera la americana de aquel traje sin nada por debajo estaba causándole problemas para respirar. Incluso la espera de dos horas parecía demasiado, la próxima vez pediría tenerlo directamente a él, en lugar de una cena. - Creo que debería darte uno de mis regalos antes de tiempo.

Seokjin siguió con la mirada a Jungkook, quien caminó sin prisa hacia su mochila para tomar una pequeña cajita decorada con un lazo azul cobalto similar al de su cabello.

-Nuestros nombres empiezan por J, así que pensé que sería adecuado. No soy bueno para los regalos. - Jungkook observó la reacción de su entrenador tras entregarle la caja en la que se encontraba un bonito collar de oro blanco con un dije en forma de J, cuidadosamente acomodado. - Es por eso que ya tienes un anillo y ahora un collar nuevo. Realmente soy malo pensando y…

-Me gusta. - Jin sonrió con sinceridad abriendo sus ojos un poco - Yo también tengo un collar para ti de todos modos.

Jungkook enrojeció de nuevo, notando como las reacciones de su cuerpo no tardaban demasiado en hacerse notar.

-Acabemos con la cena, después de lavarnos los dientes podremos empezar con los regalos que de verdad importan. - se apuró a bromear.

Jin extendió sus manos hacia Jungkook y lo jaló cariñosamente de la cintura hasta sentarlo sobre sus piernas. Sus labios se rozaron en un beso sencillo.

-Ponme el collar que me has regalado y cuando acabemos de cenar te pondré el tuyo. ¿Trato?

Jungkook sonrió.

-Trato.





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Holiiii!!

Por aquí os dejo el nuevo capítulo. No es taaan largo en apariencia pero sí es bastante más largo de lo que suelo hacerlos, realmente no sé si lo habéis notado.

Os dejo unas fotos de los sitios a los que ha ido Jinkook durante este cap :




Y en cuanto a lo de Slytherin, Gryffindor y Hufflepuff : son casas de Harry Potter. Para aquellos que no conozcan la saga entre Slytherin y Gryffindor existe cierta rivalidad.

Vi esta edit de una artista de instagram y quise ponerla con sus respectivos créditos :

Espero que os haya gustado.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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