Contar con una pareja y ser plenamente dependientes el uno del otro era algo que, sin duda, ambos manejábamos con facilidad. Hace unos meses, habíamos decidido dar el paso y mudarnos juntos a su departamento, iniciando así un nuevo capítulo en nuestro pequeño pero acogedor hogar.

Nos conocimos en Twitter gracias a un dibujo que había publicado en la plataforma, y él me sorprendió con un "me gusta". Movida por la curiosidad, exploré su perfil y me enamoré instantáneamente de su belleza interior y exterior. Podría decirse que fue "amor a primera vista".

Su nombre era Rkive, un joven restaurador de arte, mecena y filántropo excepcional del siglo XXI. Su última hazaña había sido restaurar un impresionante vestido de novia de la época Joseon, una proeza que solo un niño prodigio como él podría lograr en tan corta trayectoria. Yo, por otro lado, era una simple dibujante con grandes sueños y un corazón lleno de ilusión.

Al ver su foto, me quedé hechizada por sus ojos de dragón, su sonrisa radiante y su mandíbula definida que me invitaba a explorar sin límites. Fiel a mi espíritu atrevido, le envié un mensaje con la incertidumbre y la adrenalina corriendo por mis venas mientras esperaba su respuesta.

Pasaron unos días hasta que finalmente recibí su mensaje, sugiriendo que nos conociéramos en una cafetería cerca de su departamento. No puedo negar que estaba ansiosa ese día, me preparé con esmero, me bañé, elegí mi mejor outfit y me sentí poderosa al ver mi reflejo. Me gustó cómo había decidido presentarme ante él.

Mi blusa blanca suelta con flores, mi falda jeans desgastada y mis sandalias de cuero era el conjunto perfecto para un encuentro casual. Me desnudé y me sumergí en la bañera, empecé a pasar por mi cuerpo el jabón que no había cambiado desde mi adolescencia, es algo que jamás pienso en soltar. Sonreí para mí misma, cuando vinieron a mi mente las frases de 'hueles a flor', eso era como mi marca registrada.

Salí de la bañera y me envolví completa con la toalla que colgaba cerca, ajustándola suavemente alrededor de mi cuerpo. Mientras repasaba mi figura a través del espejo de pie que por una cuestión "egoísta" había colocado en mi baño. Las gotas que aún caían sobre mis hombros se deslizaban atrevidas por mi pecho y se perdían en mi abdomen.

Me vestí y salí directo a la cafetería iba con el tiempo más que suficiente para que no tuviese que esperar. No me gustaba dar una mala impresión la primera vez.

Cuando llegué pedí la mesa que estaba por fuera y era rodeada de unas hermosas plantas decorandolas. Pedí dos americanos y unas galletas para mí, estaba demasiado ansioso. Perdido en mis pensamientos, no sentí cuando tocaron mi hombro.

_ Eunbi?.

_ Rkive?.

En ese momento me desconecte del mundo y me perdí a través del infinito de sus ojos marrones, era la persona más hermosa que me había tocado conocer, quería que fuese mi musa, necesitaba imperiosamente plasmarlo en mis lienzos.

_ Kim Namjoon, ese es mi nombre, gracias por acceder a conocernos.

- oh, no hay porqué, perdón por ser tan atrevida y haberte escrito por privado.

- No pasa nada Eunbie, puedo llamarte así?.

Y así fue como nuestros primeros tiempos fueron maravillosos, era tan feliz y estaba tan contenta que volqué el 100% de mi vida a él, me olvidé de mí, sólo para verlo crecer en lo que él más amaba que era el arte, su arte. De a poco me fui apagando.

Las cosas habían cambiado, Namjoon tenía un viaje a Japón pero yo no era su acompañante, en cambio me dijo que su mejor amiga Hwasa iría, me dolió sobremanera pero no quería arruinar su viaje por lo que le dije que saldría a ver un trabajo de un muro por el cual me habían contratado.

Me dirigí a mi antiguo departamento, ahora convertido en mi atelier, donde mi vieja cama seguía intacta. A menudo me quedaba allí, imaginando lo hermoso que sería hacer el amor con Nam en ese lugar, rodeados de pinturas y lienzos, después de una sesión de creación. Sin embargo, nunca sucedió. Nam me decía que era alérgico a la pintura al óleo, algo inusual para un restaurador. Al final, solo eran sueños vagos para mí, una eterna adicta al amor que no podía concretar.

Me pasé gran parte del día en la cama, divagando y esperando un mensaje de mi 'novio'. Enojada, decidí ir al departamento que compartíamos y exigirle que me llevara con él en el viaje, en lugar de su mejor amiga.

Pero en ese momento, el razonamiento no me ayudó y me encontré frente a una escena que no podía creer. Entré sin hacer ruido y mi desazón fue tremenda.

Había ropa tirada por toda la sala y el pasillo que conducía a nuestra habitación. Los gemidos y jadeos que oía me helaron la sangre. No sabía qué hacer, si abrir la puerta y enfrentarlo o simplemente irme. Las lágrimas se acumulaban en mis ojos, pero no era por el engaño, era por lo que oía de la persona que más amaba.

- No puedes seguir jugando así con Eunbi, bebé, era solo una apuesta. Extraño dormir juntos.
- Es una nena, Hwasa, una distracción. Por eso, cuando volvamos de Japón, la voy a dejar. Ella no se compara a lo que mi cuerpo siente cuando me tocas.

Me sentí una idiota por haberle entregado mi corazón a alguien que jamás me amó. Me faltaba el aire, salí del departamento necesitando pensar. El aire no entraba en mis pulmones y mi pecho se oprimía aún más.

Pov Jungkook

Dicen que el amor llega sin pedir permiso y eso me pasó, el día que la vi cruzar la puerta de la cafetería, mi corazón se alegró y mi sonrisa era sin dudas patética, se acercó al mostrador y le tomé su pedido. Aún recuerdo 2 americanos fríos y unas galletas, que me pidió que las eligiera por ella

Podía verla estaba esperando a alguien, sus manos reposando en sus muslos, albergaba la esperanza que no tuviera pareja pero no fue así. Sin embargo no me prive de dejarle todo este tiempo que venía a la cafetería con él mensajitos bonitos o simples corazones en su bebida, o simplemente agregar una galleta más a lo que era su pedido.

No me juzguen el corazón no entiende de razones. No sabía su nombre hasta esa tarde. La cafetería estaba casi vacía y nos alternamos con yuna para atender, así que fui a sentarme a las escaleras que daban al lago que unía la cafetería con el parque del lugar.

Tomé mi celular y puse mí canción favorita " ángel baby" y la tarareaba tranquilo. Soñaba con ella y en sus sueños estábamos juntos y ella esperaba por mí al finalizar mi turno.

- Cómo te llamarás? Hermosa princesa!!, Algún día me vendrás a rescatar?.

Empecé a oír alguien que sollozaba tan triste que me asusté, tomé el celular y camine el resto de los escalones para bajar al Parque, buscaba el sonido de esa persona que estaba sufriendo y hacía que mí corazón se contrajera y casi me muero, al descubrir a la dueña de ese lamento.

- Estás bien?- sólo pude decirle.

- Déjame sola por favor.- pidió.

- No puedo, perdóname. Acorte la distancia que teníamos y tímidamente me senté en el extremo del banco donde estaba sentada.

Era tal como soñaba, perfecta a mis ojos y ahora estaba sufriendo y yo quería abrazarla y decirle que todo estaba bien. Me asusté cuando empezó a presionar su pecho y levantó sus ojos rojos por tanto llorar y decirme que le dolía y porque le dolía tanto, si ella era mala. Que mala podría ser?, si ante mis ojos era el humano más hermoso que podía ver, quería sanar su herida y llenarla de besos para que jamás volviera a sufrir.

La tomé de la mano y le pedí que me acompañara a la cafetería, luego de pedirle a yuna que se hiciera cargo, la lleve a una zona donde nadie pudiera verla y pudiese estar tranquila.

- Ya vuelvo por favor no te vayas.

Fui al mostrador y tomé dos donas glaseadas de chocolate y preparé dos cafés para ambos, donde le dibuje un gran corazón y una palabra que decía "Euphoria". Cuando volví estaba un poco más tranquila y eso me calmó bastante.

- Gracias.- dijo a través de hipidos.

- Nada mejor que un buen café y una dona glaseada para sanar un dolor, me llamo Jungkook y vos?.

- Estúpida me llamó.

- Interesante nombre, pero creo que tus padres optaron por uno más bonito que concuerde con esos hermosos ojos que tenés.- woow de dónde salieron esas palabras no sé pero se las dije y al menos logré hacerla sonreír.

- Park Eunbi me llamó, un placer Jungkook y gracias por lo que haces por mí.

Esa tarde estuvimos juntos y hablando de cosas sin sentido, cuando se despidió sentí una tristeza pero dicen que lo bueno no dura para siempre. Antes de irse me prometió que tomaríamos otro café pero sin lágrimas de por medio.

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Aquí vamos con la versión hetero de esta historia, espero que les guste son solo 4 en total, cambie un poco las cosas de la versión original.