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No hay otro motivo oculto más que sentir el calor de él sobre el mío, combinándose para crear fuego puro, puro como había sido los días de nuestra juvenil relación.
¿Me pregunto si esto está mal? Pero ya qué más da. Es la última petición que le haré, la última por lo que creo siempre y ese significado es la eternidad. Ya he rogado mucho, busqué una solución, brindé mi apoyo y di todo de mi para seguir con esta llama encendida, pero al parecer fui el único que creyó en lo que se dice 'futuro'. Vaya iluso.
Estoy nervioso, pero necesito sentirle cerca «Acércate más» no recuerdo como solíamos ser antes de que el llamado a crecer o madurar tocara nuestra puerta. Se supone que todo estaba de maravilla, teníamos o al menos yo lo tenía, todo planeado. No había un 'adiós' en nuestros caminos porque nuestra dirección era una sola y compañía era la del otro, sumándole el no separar nuestra manos mientras atravesamos el camino a crecer, pero fui tonto. Tal vez un poco egoísta y al final no importa mucho. Sólo importa éste momento, sólo el ahora que después será pasado y para ese entonces ya le habré abandonado, aunque creo que él me abandono a mí.
Sólo somos él y yo, en una habitación. Cuatro paredes y una cama, ¿es así como uno debe despedirse?
No sé como lidiar con esto, siento que me quemo con su toque. Sus manos dejan su rastro en mi piel, me marca con el simple trazo de sus dedos. Me siento perdido en el océano de sus ojos, en la selva de su cabeza y en los recuerdos que fueron y los que jamás serán.
Sus labios sueltan susurros en mi oído, palabras melosas que también han sido ensuciadas por todas las mentiras que ha dicho. Recuerdo cada una de ellas, esas que decían jamás abandonarme y seguir juntos por nuestros sueños, sin importar qué, pero todas esas palabras y promesas resultaron siendo viles mentiras dichas por un adolescente que buscaba seguir con su novio de escuela. Quiero grabar cada palabra de éste encuentro, quiero tener todo en mi memoria para poder recordarle amándome.
Me pide permiso para sostenerme entre sus brazos y yo no puedo negarle nada porque 'no puedo'. Hoy pienso permitirme todo lo que pueda, quiero obtener todo de él aunque sea en una despedida.
Sus manos me recuestan gentiles en la suave cama y me limito a ver la prosa de cuerpo frente al mío.
Sus ojos me dicen demasiado al mismo tiempo, pero no quiero leer el contenido de su alma, no ahora que es la última vez entre sus brazos, su tacto, su calor, su esencia. Hoy sólo me limitaré a amarle y ser amando.
Sé, sabemos, que esto no nos llevará a algún lado, sabemos que esto es sólo una manera de dejarnos ir. Puedo ver pequeñas frases en sus ojos, frases que me anhelan y piden que no me aparte de su lado, pero sería fallarme a mí mismo. Sería fallarle a mis sueños y deseos y sí, él está entre ellos, pero yo nada puedo hacer ahora. Ya hice lo que pude y él sólo se acobardó cual gato al agua.
Volteo mi rostro para no dejar que sus palabras inaudibles me invadan, pero sus mano toca mi mentón para poder poner mi rostro frente al suyo, él me tortura y lo sabe. Sabe que si me pide algo se lo daré en éste momento, sólo quiero que diga que aún podemos seguir con lo planeado, quiero que me abrace y diga que podemos mirar en la misma dirección, pero lo que me brinda es una mirada llena de tristeza y resignación. Una vez más comprendo su cobardía.
Está bien. Debe ser así.
Sus manos van despejando las prendas sobre mi. Desabrocha los botones y tantea el terreno que conoce como la palma de su mano. Mis hombros se encogen cuando quita mi camiseta y pasa sus manos sobre la piel desnuda. Él me susurra que no debo temer, que él me amará como es debido y yo sólo pienso que me amará sólo por esta noche.
Besa todo lo que está en su vista, recorre con sus labios los recovecos de mi cuerpo y sólo quiero llorar. Deja su aliento de vez en cuando y mi piel sigue ardiendo.
No me ha besado como deseo, pero él sabrá, que haga de mí lo que guste esta noche.
Toma mis manos y las dirige a los botones de su camisa, me guía en la tarea y al poco tiempo ya le tengo desnudo frente a mi. Ese cuerpo que tanto he tocado, ese cuerpo que ha cubierto el mío tantas veces, ese cuerpo que hasta hoy me pertenecerá. Mi piel ansía su tacto en ella, lo necesito.
Se aproxima a mí como un león a su presa, pero éste león es uno manso. Es un león que quiere tomar a su compañero.
Sus dedos dibujan figuras en mis piernas, sus palmas alisan mi piel y ya puedo sentir sus latidos combinados a los míos. El aspira el aroma de mi cabello y cuello, siempre ha dicho que le encanta mi olor, que disfruta tenerlo en su nariz por mucho tiempo, y así es como espero que sea, que se quede grabado en sus sentidos que así olía la persona que le ha amado desde su ingreso a secundaria.
Una última vez.
Él me toma con delicadeza, me susurra disculpas al oído, pero ya he oído suficiente, me atrevo a tomar sus mejillas entre mis manos y le dedico palabras de amor, palabras que deseo se queden en su memoria y en las paredes de ésta habitación.
Él no tarda, muerde mi lóbulo y toma mis caderas sin tapujos. Esos ojos me miran con las últimas frases que he tratado de obviar, le pido que me haga suyo de una vez para poder desaparecer y lo hace.
Es gentil, como siempre. Recuerdo nuestra primera vez y lo torpes que fuimos, recuerdo todo en ésta despedida y al parecer él hace lo mismo ya que sus ojos se ven acuosos.
Entra en mí con sumo cuidado, observa mis expresiones al igual que yo. Toma mis manos y se agacha para besar mis labios mientras las lágrimas resbalan por nuestras mejillas. Se mueve lento y suave, nuestras manos se toman con intención de jamás soltarse, pero sabemos que no se puede.
En cada embestida me recuerda que su amor es puro y sincero, le creo. Le creeré hasta hoy.
Somos existimos los dos. Nuestros cuerpos se despiden al igual que lo hacen los recuerdos compartidos. Sus besos están cargados de desasosiego al igual que los mios. Me posee cuánto quiere y pido al tiempo que se detenga para estar conectado a él, sin embargo, eso es imposible.
Mi piel le tiene grabado a fuego y espero que el sienta lo mismo por mi. Nos besamos y permito que me tenga entre sus brazos por más tiempo. Mis ojos tienen la última petición en ellos, pero él la rechaza, sólo me besa y se oculta en mi cuello. Cobarde.
Beso todo su rostro y sus manos, dejo el rastro de mis labios por su piel y un último beso.
Ya ha terminado.
Me levanto de la cama, tomo mis cosas y sin mirar atrás, le dejo.
Hay futuro fuera de esa habitación, hay sueños por cumplir y un camino largo para andar en solitario.
Y si, lloro en el transcurso, pero me consuela el hecho de no ser el único con el corazón roto.
A quien lea;
Soso, lo sé. Tiene tiempo en mi baúl y lo quise sacar. Tiene segunda parte~
Es confuso.
Gracias a quienes se toman el tiempo de leer y al apoyo que le dan a mis escritos. Saludos y disculpen lo confuso del escrito.
Beevit.
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