Pov. Meliodas...............

Me encontraba algo lejos de todo, estaba esperando a Zeldris en el purgatorio, en un escondite especial.

Esperé a Zeldris pacientemente, hasta que finalmente llegó.
Él entró y me miró algo extrañado, de seguro sabe lo que está pasando.

Zeldris: ¿Porqué me llamaste aquí hermano?
Meliodas: Bueno, verás, necesito hacer algo contigo.
Creeme, sé que te va a gustar.
Zeldris: ¿Y qué es?

Sonreí de forma burlona y con mi poder, pude paralizar a Zeldris, causando que no pudiera moverse para nada.
Estaba en el suelo, se veía casi en shock, tratando de mover un dedo.
Pero no sucedió absolutamente nada.

Me acerqué a Zeldris,  poniendome de rodillas hacia él mientras éste me miraba.

Meliodas: Oh hermanito, lindo demonio hermanito.
Ahora sí, ahora sí te haré completamente mío.
Estarás a mi poder, al control de tu ser.
Te liberaré.
Zeldris: ¿Q.....q...qué. ...v..vas a ....ha...hacerme?
¿V...vas a ......m...matarme?
Meliodas: ¿Matarte? Oh no, claro que no, yo jamás te haría algo como eso Zeldris.
Te haré algo mucho mejor y más cómodo, tanto como para ti y para mí.
Creeme, esto te va a gustar.

Acerqué mi mano hacia la frente de Zeldris.
Ya listo, podía sentir demasiada preocupación y miedo de mi hermano.

Meliodas: No te preocupes Zeldris, esto no debe de dolerte.
Creeme, lo vas a disfrutar.

Y ahí....
Fue cuando empecé.

Con mi energía y poder de demonio oscuro le hice una marca en la frente de Zeldris, igual a la mía.
Zeldris al sentir eso, empezó a gritar de dolor.
Gritaba fuerte, sintiendo mucho dolor, como una quemadura grave.

Zeldris: ¡¡¡¡BASTA, BASTA MELIODAS!!! ¡¡¡¡¡ME DUELE!!! ¡¡¡ESTO QUEMA!!! ¡¡¡¡¡QUEMA MUCHOOOOO!!!!!
Meliodas: Tranquilo hermanito, ya casi término.
Zeldris: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡YA BASTAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!

Podía sentirlo, podía sentir ese poder oscuro ya saliendo de Zeldris.

Sus ojos se volvían oscuros, su sus colmillos eran más grandes, y podía sentir su lado salvaje salir a través de sus ojos.

Poco a poco, los gritos de dolor de Zeldris se calmaron poco a poco.
Zeldris se calmaba, dejando de gritar, respirando hondo lentamente poco a poco.

Al final, cerró los ojos, se sentía cansado en ese momento.

Sonreí una vez más, antes de quitar mi mano de su frente y levantarme y esperar a que mi demonio menor despertara.
Crucé los brazos y esperé pacientemente.

Unos minutos después,  despertó, con una mirada oscura y salvaje, mirando por todos lados y a mí.
Su respiración era rápida, como si fuera muy imperativo.

Zeldris me gruñó por un momento, antes de ir hacia mí al ataque.

Me dejó caer en el suelo y empezó a lamerme como si fuera un perro.

Se notaba que estaba feliz de verme y de estar conmigo.

Meliodas: Jajjjajaaja, ya basta Zeldris, me haces cosquillas.

Él se detuvo, pero aún seguía encima de mí.
Lo acaricié como un perro, cosa que noté que le gustó mucho ese trato.

Meliodas: Bienvenido hermanito.