02 - Lo olvidaste...
Minho beso la mejilla de Jisung listo para irse, peor el menor lo retuvo de la muñeca con sus labios fruncidos. — ¿Qué pasa? — Preguntó subiendo su mano hasta la mejilla de castaño.
— ¿A dónde vas? Creí que al terminar las clases nos iríamos juntos... — Estaba dejando las palabras al aire, esperaba que Minho se acordará por si mismo de lo que harían hoy.
— No puedo, tengo que acompañar a Félix a su casa. — Le sonrió viendo esa carita desfigurarse pronto. — ¿Eso...?
— ¡No, no! — Sonrió de lado soltando su agarre del brazo del mayor. — Está bien, Minho, lo entiendo de verdad. — Se puso de puntitas y dejo un beso en sus labios.
Después se alejó por la entrada moviendo su manito de un lado a otro.
Minho se quedó ahí con un mal sabor de boca, seguido de una opresión en su pecho porque hoy era el día, en donde cada mes iban a una cita.
Se sintió tonto, pero de verdad quería ver si podía poner celoso a Jisung.
Aunque habían días en los que sentía que era un capricho estúpido.
— ¿Nos vamos? — La pregunta del rubio le hizo pegar un brinco de la sorpresa.
— Si. — Dijo sin más, para tomar de la mochila del alto e irse por el camino contrario al de Jisung.
— No te ves bien.
— En realidad no me siento muy bien, se suponía que hoy iría con Jisung a ese nuevo local de colecciones porque quería un nuevo manga, pero no se va a poder y me da una sensación extraña, como que si lo que estuviera haciendo no está bien. — Su voz se escuchaba apagada y no se había dignado a levantar la cabeza.
— Bueno, no veo nada de malo en que quieras probar a Jisung. El siempre es así, ¿Por qué habría algo de malo en querer descubrir una nueva faceta de tu novio conmigo? — El de muletas golpeó su hombro con el del mayor sacándole una pequeña risa.
Aun así, Minho no se sentía del todo convencido. Pero no tenía porqué dudar de la palabra de su mejor amigo, después de todo, él siempre se ha preocupado por él hasta en lo más mínimo.
— Debes de estar en lo cierto.
— Es raro que me equivoqué conejito. — Minho se tensó e hizo una mueca ante el apodo. Nadie más que Jisung lo llamaba así, y que alguien más lo hiciera no le gustaba, le hacía sentir incómodo y prohibido.
— Dime Minho. — Sin más, comenzó a caminar delante del rubio.
Aquel hizo un puchero, pero Minho no lo vio porque su vista no salió del suelo.
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