ㅤ❒ 𝗜𝘯𝘧𝘢𝘯𝘁𝘪𝘭𝘪𝘴𝘮𝘰 ♡
Yang Jeongin
𓍯 23 años
𓍯 Cabello morado
Kim Seungmin
𓍯 20 años
𓍯 Cabello rosa
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Infantilismo: 1. s. m. 𝙋SICOLOGÍA Actitud inmadura, ingenua o caprichosa, propia de quien se comporta como un niño sin serlo su infantilismo le dificulta las relaciones con los demás. 2. MEDICINA, SIQUIATRÍA Estado de quien en su edad adulta conserva caracteres físicos y mentales propios de la infancia.
Masturbación/Femboy
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Le importaba una mierda.
A Yang Jeongin realmente no le importaba nada de lo que hiciera su ausente padre con su vida, después de que se madre murió cuando él tenía 6 años el señor Yang se había vuelto un desgraciado irresponsable que dejaba a su hijo con las mujeres que servían en la gran mansión en la que vivían.
Un día hace más de seis meses cuando llegó de la universidad su padre le obligó a sentarse alrededor de la gran mesa de doce puestos lo cual le pareció una ridiculez, sin embargo, lo hizo porque no quería arriesgarse a ser perjudicado.
Tuvo que esperar la comida en un silencio demasiado incomodo como para ignorarlo, cuando finalmente dejaron todo el festín sobre la mesa el hombre anunció que se casaría con una mujer que había conocido hace un tiempo en uno de los tantos viajes empresariales realizados a Daegu.
Realmente todo esto era por la formalidad, Jeongin no tenía voz en nada de eso y el señor solo quería mantener la apariencia de buen padre soltero que se preocupa por lo que su hijo sintiera, pero todo era una simple fachada.
Yang tenía ya 22 años en ese momento, su salud mental nunca fue una prioridad, por esto se había vuelto un imbécil en sus relaciones interpersonales, no sabía cómo estar en una relación ni como mantener amistades, era demasiado cruel y frío con cualquiera que le rodeara, todo aquello en realidad era un mecanismo de defensa.
¿Para qué encariñarse si te dejaran de todas formas?
Primero su madre, después su padre, a pesar de tener destellos de los años previos al fallecimiento de su figura materna con ligeros toques de felicidad y calidez, todo eso se veía empañado por la apatía que le rodeó posteriormente.
Después de que su padre dijera lo de su matrimonio, el de cabello morado se quedó en silencio y disfrutó algo de la comida que tenía en su plato, generalmente comía en la tienda de conveniencia cercana a la universidad para evitar volver a su solitaria vivienda. El joven se pagaba todo con el trabajo de noche que tenía a excepción de la universidad, esto porque no quería deberle nada al viejo, de hecho, apenas pudiera devolvería el dinero gastado en sus estudios superiores para poder perder cualquier contacto con su familiar de forma tranquila.
Cuando terminó fue a dejar su plato a la cocina, saludando a las mujeres que le criaron de una forma un poco más afectuosa, y sin siquiera mirar a su progenitor subió la escalera hasta su cuarto con la mochila en su espalda para aprovechar el tiempo antes de ir al trabajo.
No tenía porqué enterarse de cosas innecesarias.
No obstante a esa primera reacción, su padre a las pocas semanas le presentó a su prometida, que por suerte, parecía tener la misma edad que el señor Yang. Pero hay un detalle que llamó la atención de Jeongin, a decir verdad, fue más una persona la que logró mantenerle atento en la cena que nuevamente estaba dispuesta en el salón de su hogar.
Kim Seungmin...
Un dulce chico de 19 años y cabello rosa que tenía un aura que gritaba inocencia, a primera vista ya era evidente que su madre le cuidaba cómo si aún fuera un niño pequeño, a pesar de que ya fuera un adolescente, por no llamarle adulto joven derechamente.
El pelirrosa se ocultaba detrás de su madre cada tanto al sentirse intimidado por la gélida mirada que venía del más joven de los Yang, solo se comunicaba con ella cuando buscaba algo de comer y mantenía la mirada gacha casi de manera natural.
Al observarlo In notaba que no era solo timidez, eran actitudes infantiles, pero no solo tiernas, sino que podrían esperarse de un niño de 12 años a lo más, lo que no hizo más que avivar la curiosidad del chico de cabello violeta.
Muy cautivador.
Esa fue la primera vez que alguien había logrado que saliera de su estado de neutralidad frente a la vida y quienes estuvieran en ella, no podía dejar de mirar al chico que se notaba rodeado por castidad.
La cena duró un par de horas que resultaron bastante estimulantes para Jeongin, no había escuchado ninguna de las conversaciones en las que se encontraban inmersos las personas mayores, mas estaba encantado con solo compartir con aquel chico.
—No se te ocurra hacer una estupidez— habló su padre cuando cerró la puerta después de ver como los invitados salían del gran jardín en auto.
-¿De qué hablas? - preguntó seco.
-Seungmin sufre de infantilismo— la mirada del señor Yang era totalmente glacial—Vi cómo lo mirabas, no te atrevas a tocarlo Jeongin—su tono era brusco, más bien una amenaza que una advertencia.
—¿Quién mierda crees que soy?— jugó el papel de la victima, lo cual resultaba inteligente en este juego.— Solo me pareció curioso, eso es todo - terminó de explicar.
Sin esperar respuesta de su padre le dejó solo frente a la entrada para ayudar a mover los trastes sucios a la cocina y al finalizar subió la escalera hasta su aislada habitación que parecía más bien su cueva.
Infantilismo.
Se sentó sobre el escritorio con cuadernos a su lado, encendió su computador para iniciar una busca rápida de que significaba tal condición ya que la había escuchado un par de veces al respecto, sin embargo, nunca había convivido con una persona que la padeciera.
En su no tan larga búsqueda aparecieron varios conceptos que subdividían el término mencionado por su padre, como el infantilismo psicológico y el sexual, anotó características como el hecho de que las personas que tienen esta condición no toman decisiones por sí mismos, nacieron en ambientes de sobreprotección, necesitan ser el centro de atención entre otros en el ambito de la psiquis, mientras que en lo sexual puede significar que la persona prefiera llevar el rol no adulto en la cama, aclarando que no hay relación con la pedofilia.
Era muy interesante por decir lo menos, el pelimorado estuvo inmerso por horas leyendo artículos e información acerca de lo que Seungmin padecía, su mente se sentía mareada, pero con cada palabra que leía se abría una nueva vertiente llena de otras cuestiones que le hacían imposible parar.
El menor de los Yang había pasado la situación contraria del pequeño Kim. Nadie se preocupó lo suficiente por él cuando era un niño, por eso era tan insensible, pero esto de alguna forma activó un lado más bien protector que no sabía que podía existir.
Jeongin sabía lo que era ser un niño desprotegido y si el pelirrosa no había tenido que pasar por esa traumática experiencia quería mantenerlo de esa forma. También sabía que después de que ambos adultos se casaran, Kim perdería la total atención que le brindaba su madre porque ahora tendría una pareja con quien salir y conocía lo suficiente a su padre como para ignorar el hecho de que exigiría que todo el tiempo libre que tuviera la señora Kim fuera para él.
Eso encendió aún más esas alarmas en su mente sobre la situación del menor, un chico como Seungmin, que tenía una condición como lo era el infantilismo debido a su tipo de familia, podía quebrarse de una manera excesivamente fácil, por ello tomó la decisión de que él mismo se haría cargo del chico si era necesario, incluso si tenía que mantenerlo en la ignorancia y monopolizarlo para sí mismo.
No permitiría que nadie le hiciera pasar lo que él tuvo que vivir.
Y lo estaba cumpliendo.
Ya habían pasado algunos meses desde que sus padres se habían casado, Jeongin ya tenía 23 años y Seungmin hace unas semanas había cumplido 20 años, pero ambos mantenían sus personalidades intactas.
Aunque tal como lo predijo el menor de los Yang la atención de la madre de Seung se fue casi de inmediato hacia su padre, gracias a esto el pelirrosa hacía varios berrinches al día con la esperanza de que todos volvieran a concentrarse en él, pero no lograba nada, así que solo se encerraba en su cuarto sin salir ni siquiera para comer.
En ese momento Jeongin decidió entrometerse.
Comenzó llevándole comida a la habitación, poco a poco fue escalando hasta que el menor lo dejó entrar a su cuarto de color rosa pastel, repleto de objetos del mismo color cambiando solo la intensidad de éste, la timidez de Seung se disolvía, pero la actitud infantil se mantenía porque era parte de él y eso le encantaba al de cabello morado.
Kim con su voz sutil le fue contando detalles de su vida sintiéndose cada vez más seguro alrededor del mayor, le habló de sus clases de arte en la academia y cómo tenía у algún que otro amigo que se preocupaba de mantenerle a salvo, lo cual provocó una sensación mezclada en el cuerpo de Jeon, pero prefirió no interrumpir al chico al verlo tan ensimismado mientras se expresaba.
Gracias a esto Seungmin se fue olvidando de la falta de atención de su madre y comenzó a ver a Jeongin como la figura responsable, incluso iba a buscarlo a su cuarto cuando estaba aburrido y necesitaba de atención.
Sinceramente, dependían del otro.
-Hyung~― llamó el Pelirrosa casi en un murmuro a pesar de que estuvieran solos en su cuarto.
-Dime, pequeño—el de cabello morado ya no recordaba cuando fue que empezó a dirigirse con ese apodo al menor, pero le quedaba tan bien que no pudo evitar acostumbrarse.
-Quiero mimos...—se acercó al mayor hasta que sus narices casi rozaran al estar de lado.
No se encontraba nadie más que ellos en la casa, sus padres tuvieron un viaje de negocios y las sirvientas se encontraban de vacaciones al igual que ellos, por lo que eran las 2 de la madrugada y aún se encontraban despiertos sin remordimiento alguno.
-Ven aquí— pasó sus manos por la delicada cintura del menor para atraerlo a él y abrazarlo para después llevar su diestra al suave cabello color rosa.—Eres un buen chico Minnie- susurró sobre su cuello sintiéndose satisfecho al tenerlo entre sus brazos.
La atracción entre ambos era innegable, Jeongin buscaba proteger a Seungmin a toda costa, y este último hace ya un tiempo comenzaba a sentir algo que nunca antes había experimentado, solo sabía que quería estar siempre cerca del mayor o al menos que este le prestara interés apenas pudiera.
Todo el ambiente era pacífico, o así lo fue antes de que un breve recuerdo llegara a la mente del menor.
Dos días antes de la actual situación el pelirrosa por primera vez había tenido una erección, o al menos, fue consciente por primera vez de ella, todo esto debido a un sueño húmedo en el cual Yang tocaba su intimidad en tanto compartían besos no tan suaves y caricias bastante rudas.
Supo que fue lo que le pasó gracias a una breve búsqueda por la web acerca de la anatomía humana y porqué se podían provocar esas reacciones biológicas.
No era el momento para rememorarlo.
Cuando lo notó ya era demasiado tarde, nuevamente sentía esa tensión en su vientre mientras su pene se ponía duro, sus mejillas se encontraban calientes gracias a la vergüenza que estaba sintiendo por los pensamientos poco castos que estaba teniendo y trató de alejarse del pelimorado para evitar que lo notara.
-¿Seung?—In lo soltó frunciendo el ceño, ya que nunca se había encontrado en esta situación.— Seungmin— volvió a repetir algo molesto por no recibir respuesta.
-¿Hm?― el menor se sentó sobre la cama tapando su intimidad con uno de los grandes cojines en forma de corazón, lamentablemente su ropa no 1 ayudaba mucho al ser uno de sus pequeños shorts y un top blanco que le hacía sentir bastante cómodo.
—¿Qué pasa cariño?– Jeongin por otro lado se encontraba con un chándal negro y una sudadera del mismo tono, trató de acercarse al chico, sin embargo, este retrocedió.
-Déjame hyung— habló llevando sus rodillas al pechotratando de disimular su problema.
-Seungmin, ya hablamos de esto— estaba realmente tratando de razonar con él, cuando habían tenido pequeñas discusiones el mayor siempre trataba de llegar a una solución lógica para ambos, le explicaba tomando en consideración el padecimiento para que comprendiera correctamente su postura.—Cuéntame que pasa—
Creía haber aprendido a tratar este tipo de situaciones.
-No quiero— negaba con su cabeza queriendo esconderse.
-Sabes que no me enojaré pequeño- poco a poco el de cabello morado se acercaba notando como el pelirrosa bajaba la guardia.—¿No confías en mi acaso?— hizo un pequeño puchero sabiendo a la perfección que lograría.
-Hyung...- Kim se sintió culpable al poner triste a Yang.— Ehm, es que me da vergüenza Innie—susurró más para sí mismo queriendo ocultarse donde fuera.
La erección entre sus piernas no hacía más que crecer y no había como explicarlo.
-Solo quiero ayudarte Minnie- pasó su diestra por la mejilla contraria transmitiendo seguridad al chico.
Eso fue suficiente.
Seungmin decidió no explicar nada, pero estiró sus piernas y dejó la almohada sobre sus sabanas dejando a la vista el bulto bajo su ropa.
-Y-yo no sé que me pasa hyung~— sus mejillas estaban rojas y bajó su mirada ya nublada debido a la incertidumbre que sentía acerca de la reacción de In.
-Cariño, eso es natural— trató de explicarle queriendo ocultar la sorpresa que se había llevado al ver cuál era el problema.—Duele?—
No sabía que hacer.
-U-un poco Innie- sin darse cuenta nuevamente estaban tan cerca que sus narices rozaban.—Se siente raro~— quería volver a la normalidad, pero no sabía como hacerlo porque el día en que le pasó por primera vez no había llegado tan lejos en su investigación.
-Tranquilo pequeño- sin saber muy bien como actuar acercó su cuerpo aún más cruzando sus piernas sobre la cama creando una especie de asiento para el menor.— Siéntate aquí Minnie— tomó la mano del pelirrosa ayudándole a cumplir lo ordenado de una manera muy suave.— ¿Quieres ayuda con eso?—
La verdad es que la situación también le tenía algo caliente, el chico que le gustaba estaba estaba frente a él con una erección y su tierno rostro hacia evidente que no tenía ni la menor idea de que hacer al respecto.
Jeongin no era ningún dios griego del sexo, ya que también era virgen, no le interesaban las personas ni las relaciones, con el sexo había sido lo mismo, pero una vez más Jeongin había roto esa barrera y en más de una ocasión se imaginó al menor montándolo o bajo él llegando al orgasmo.
Bastante pervertido.
—Hyung, ¿Está bien eso?— algo que su madre siempre le mencionaba es que no era lo correcto que cualquier persona le tocara ahí, pero se cuestionaba eso cuando el responsable de que estuviera así estaba dispuesto a ayudarle.
-Si estas seguro de que quieres que lo haga, si lo está cariño— apartó el cabello claro que tapaba ligeramente los ojos del menor.-No haría nada que no quisieras, nunca- besó su frente delicadamente.
-Si quiero In- ahora sus rostros se encontraban a la misma altura y de forma instintiva juntó sus belfos con los contrarios buscando la unión entre ambos.
Con esa afirmación Yang bajó su mano a la erección de Kim tocando por sobre la ropa, sabía que probablemente dolía por lo que sin pensarlo mucho sacó el botón y bajó la cremallera del short para después bajar la suficiente el delgado bóxer blanco dejando el miembro del chico a la vista.
El beso entre ambos se intensificaba a medida que el tacto aumentaba, Jeongin rozó su pulgar sobre la hendidura del glande notando como el pre-semen mojaba a su alrededor provocando al mismo tiempo que Seungmin moviera sus caderas en busca de más.
—¡Mgh!—gimió el pelirrosa cuando la gran mano del chico de cabello rozado se deslizó por su pene.—T-tu también estás así...- jadeó sobre los labios algo hinchados.
Efectivamente In también tenía una erección entre sus piernas, todo gracias a los sonidos producidos por Seung y los intensos movimientos sobre la zona que provocaban un tortuoso roce entre el trasero del menor y su polla.
-Si pequeño- asintió manteniendo el movimiento de sus dígitos sobre el miembro contrario.-¿Me ayudarías?
-S-si hyung~- sonrió el chico feliz de ayudar a su Innie.
Con eso Yang dejó de tocar la entrepierna contraria para sacar toda la ropa inferior del chico e hizo lo mismo con la suya ahora dejando que ambas erecciones rozaran, haciendo evidente la diferencia entre sus 22 centímetros y los 15 y centímetros de Kim.
-Tócame cariño- ambos estaban arrodillados sobre la cama.
La mano de Seungmin viajó hasta la gran polla ajena y comenzó a copiar los movimientos realizados con anterioridad sobre él, al mismo tiempo Jeongin volvió a masturbar al menor de manera lenta para que no se corriera de inmediato.
Besó todo el rostro contrario evitando los belfos del pelirrosa para después besar el cuello contrario aprovechando que llevaba su cabeza hacia atrás abstraído por la lujuria, cuando sintió que fue suficiente se movió nuevamente a los labios de su pequeño esta vez pidiendo permiso con su lengua para juntarlas dejando que la saliva cayera por la comisura de sus bocas.
Se sentía condenadamente bien.
—¡A-aah hyung...!— Kim chilló cuando los movimientos se hicieron más rápidos alzando sus caderas respondiendo a la estimulación.
—Mgh, Seung...— Yang se encontraba en la misma situación disfrutando del torpe tacto del chico que nunca se había tocado a sí mismo.
La tensión en sus vientres les avisaba que ya estaban por llegar al orgasmo, el mayor mordió los suaves y rellenos labios del menor descargando todo ese placer que recorría su cuerpo, éste último le devolvió el gesto al sentirse demasiado bien.
Los únicos sonidos que les rodeaban eran los pesados jadeos y los gemidos que provenían de ambos, cuando perdían la respiración por besarse mantenían sus frentes juntas, el movimiento de sus manos sobre la polla contraria no se detenía, a pesar de que se estuvieran cansando un poco, pero ya estaban a las puertas de sus clímax, por lo que no podían parar.
No ahora.
Seungmin jaló el cabello de la nuca contraria con su mano libre para volver a acercar sus labios, no quería dejar que los vergonzosos chillidos dejaran su garganta, por lo que los ahogó con los besos entre ambos.
La mano libre de Jeongin se encontraba en el pomposo trasero contrario juntando sus cuerpos pada vez más hasta que sus erecciones rozaran sus abdominales aún con las entremedio.
La intensa fricción logró que ambos hicieran sus cabezas hacia atrás mientras se corrían dejando su semen sobre el abdomen contrario, sus glandes se tocaban y su sudor se mezclaba haciendo evidente que eran solo uno en ese momento.
Cuando el efecto del orgasmo se calmó el pelirrosa apoyó su frente sobre las bien formadas clavículas del pelimorado, el cual pasó sus brazos por la cintura del chico dándole un reconfortante abrazo.
-Tan dulce, mi pequeño— murmuró suavemente sobre el oído ajeno. —No me ocultes nada, ¿Si? - el menor solo asintió.—Siempre te ayudaré Minnie
Y eso era una promesa.
-Te quiero hyung...- la cansada voz de Kim llenó su pecho de calidez.—No me dejes nunca—
-Te quiero cariño- alejó sus cuerpos para quedar frente a frente.— Estaré por siempre contigo—
Esa frase logró que la sonrisa rectangular apareciera en el rostro de Seungmin, lo cual se trasmitió en la expresión risueña de Jeongin.
Después de eso ambos se quitaron el resto de su ropa y se dieron un baño rápido para limpiar sus cuerpos, el ambiente que les rodeaba era de sosiego, al volver al cuarto del pelirrosa ambos se pusieron solo un bóxer, Yang se puso uno que había sacado previamente de su cuarto en tanto Kim solo sacó uno de los que estaban en su armario.
Ambos se metieron bajo las sabanas sin importar que la primera capa estuviera manchada y entrelazaron sus cuerpos por completo disfrutando de la calidez del cuerpo contrario.
Al frío Jeongin no le importaba nada, exceptuando aquello que tuviera relación con su dulce Seungmin.
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Sweeties aquí les dejo un capítulo de la serie de os ya que estoy un poco desaparecida :3 espero y lo hayan disfrutando, los quiero <3
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