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Izaya estaba más que alterado, maldecía tanto que ya no podían decir con quién estaba enojado. Estaba tan alterado que incluso temblaba.
---Orihara-san, por favor cálmese. --- Habló una chica de cabellera negra mientras recogía las tazas y la tetera previamente utilizadas.
---¡No me voy a calmar! ¡Explica esto Akashitsu!---
La chica dio un respingo, con lentitud levantó la cabeza y observó de manera molesta al casi colerico Izaya.
---Ya me cansé de su actitud infantil. -Declaró al erguirse por completo, con la barbilla en alto miraba de manera despectiva al hombre frente a ella. - No me joda, ¿A caso es nuestra culpa no saber que este hombre fue su mayor enemigo? ¡En todo caso es su culpa por no decirlo antes!---
Ante tal atrevimiento, Izaya contraatacó.
---¡Yo no tengo por qué decirles nada sobre esos temas!---
La chica asintió, un poco más relajada.
---Cierto, no tiene qué. Sin embargo... Orihara-san... Si no nos dice entonces tampoco puede culparnos por desconocer esos temas. No puede haber otro culpable más que usted. Por favor, asuma las consecuencias y deje a este hombre trabajar para usted. --- El tono de la chica era meloso, casi como si ronroneara. Un toque de victoria siendo saboreada se notaba con claridad.
Izaya chasqueó la lengua, mirando de manera fija a su empleada. Conocía a la perfección ese brillo en sus ojos, aunque aún no podía deducir en qué estaba pensando.
"Incluso diciendo eso... tú sabes mejor que nadie por qué no puedo aceptarlo. Lo sabes y aún así te empeñas en molestarme. ¡Vaya cosa!"
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Antes de continuar con esto, he de antes exponer ante ustedes el trasfondo de tan peculiar situación. Más cuando hablamos de Orihara Izaya perdiendo los estribos.
Así, pues, pónganse cómodos.
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3 meses antes.
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Era una mañana normal para Izaya.
Desde su partida de Ikebukuro las cosas se habían vuelto tranquilas a su alrededor. Ya no causaba ninguna guerra entre bandas, ni esparcía rumores por todo Internet.
Pero, sobre todo; ya no peleaba más con Shizuo.
No se podía decir que no extrañara eso, sin embargo tampoco le daba por volver a esa vida. Simplemente esas memorias permanecían en sus pensamientos como una realidad distante, algo que fue hace mucho tiempo y que no volverá.
Debía admitir que si por él fuera seguiría durmiendo, lo cual sería posible si no fuera por la molesta lluvia que no dejaba de golpetear su techo. Ya había intentado ignorar el ruido e incluso cubrirse las oídos con su almohada; nada le había funcionado.
Recordó que,( más por la cotidianidad del recuerdo y la similitud con su situación actual que por realmente querer recordarlo)antes en esas situaciones solía levantarse de su cama he ir a dormir al sillon donde ponía algún tipo de música relajante a manera de alejar el ruido de las gotas al caer.
Esas situaciones tan normales ya no eran más que recuerdos distantes que parecía haber sucedido hacía demasiado tiempo ya.
Ahora, de manera decepcionante, dependía de una silla de ruedas fuera de su alcance y dos asistentes que parecían estar durmiendo de más ese día. No le quedaba de otra más que resignarse y esperar a que alguno despertara para poder hacer sus actividades.
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Suspiró con cansancio mientras, con más esfuerzo del que podía permitirse hacer y ya siendo la sexta vez que lo intenta, trató alcanzar su silla de ruedas.
Después de un rato aún no lo había conseguido.
Sin embargo, él era Orihara Izaya, no podía rendirse tan fácil.
--Me pregunto si pedirá ayuda o seguirá intentando.
Izaya giró la cabeza lentamente, encontrandose con una chica de cabellos incluso más obscuros que los suyos, esto estaba sujetos en una coleta.
---Kure-chan! Hasta que uno de ustedes se digna a aparecer.--- Se quejó Orihara, cosa que la chica pareció pasar de largo.
----Orihara-san, le traigo su merienda. ---
Izaya sonrió con ironía, casi como si la mera mención de la merienda le diera ganas de reír hasta asfixiarse.
---¿Ya es tan tarde? ¿No habrá desayuno? Uh, supongo que eso es lo que pasa cuando no te olvidas de tu pobre jefe y decides dormir más de la cuenta. --- Con una cara de profundo dolor fingido dio el primer mordisco a su huevo revuelto con jamón.
---No ha sido eso. --- Respondió la chica, su mirada estaba fija en Izaya.
---¿Entonces qué? Por cierto... ¿No hay nada más en la cocina?---
La chica negó, haciendo la nota de ir a comprar comida más tarde.
---Cierto es que lo olvidamos... pero no por dormir. --- La pelinegra se acercó a la silla de ruedas y empezó a desdoblarla.
---¿Entonces?--- Preguntó el ex-informante a su asistente.
---Encontramos lo que estábamos buscando... sin embargo hay un pequeño inconveniente.--- Terminó en un susurró, ya con la silla frente a Izaya lista para que este se siente.
---¿Cuál? Kure-chan---
---Yuuhei Hanejima.--- Contestó, dejando a Izaya en la silla y empezando a empujarla.
Al escuchar el nombre el antes nombrado "el segundo hombre más fuerte de Ikebukuro" se congeló por completo; viendo como su pequeño mundo se derrumbaba a sus pies.
Aún no quería enfrentar la realidad.
(Doy asco escribiendo esto! ;--;)Gracias por leer este intento de escrito.
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