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19 - Confesiones de un heredero gay y otros sucesos

Para Jimin fue toda una odisea el quedarse quieto.

De alguna manera habían terminado los tres en una cafetería cercana al parque, aunque él hubiese preferido correr todo el día antes que sentarse frente al hombre.

Pero había cosas que tenían que hacerse y entendía si Yoongi necesitaba tener esta conversación.

Sin embargo, su instinto de justiciero vibraba de furia de solo ver al tipo, justo ahí, con su cara fresca y su sonrisa lozana, sin pensar ni un segundo en todo el daño que había hecho, tanto en el pasado como ahora, a su hermano.

Seguramente no tenía idea de lo que significaba vivir como Yoongi había vivido hasta que había decidido contar la verdad. Pero de seguro tampoco sabía que Jimin era como una especie de elefante vengativo.

No olvidaba jodidamente nada.

—Escuché que discutiste con mamá. —comenzó el tipo, enderezando la pequeña azucarera del centro de mesa. —¿No te da vergüenza? Discutir con mamá por este-...

—¿Este qué? —sonrió Jimin, levantando una ceja. —Vamos. Dilo.

—Chico —masculló, casi mordiendo la palabra.

—Bueno, es mi pareja y, teniendo en cuenta que me casaré con él, es lo menos que puedo hacer.

—¿Van a casarse? —rió. —Entonces las felicitaciones están a la orden del día, hermanito. ¿Me invitaras? Por dios, no quiero perderme el momento en que te llegue la notificación de papá de que no recibirás tu parte de la herencia.

—Llegas tarde, ya llegó.

—¿En serio?

—Quizás, si te apresuras, puedas ver como le llega a él la notificación de mi demanda por daños y perjuicios.  Te aseguro que será una imagen linda de ver.

—¿Tuviste el coraje de demandar a papá?

—No quiero su dinero, hyung. Por mi puede comerlo. Pero me parece que merece una lección de mi parte. Se que está utilizando sus vínculos para hundirme y no pienso permitírselo 

—Creo que no tienes claro en qué clase de país vives, Yoongi, y ese siempre ha sido tu error. Vives toda esa fantasía occidental de ser quien eres realmente y de tener tu tonto romance con tu pequeño escritor, sin pensar en el mañana.

—Me parece que si está pensando en el mañana —farfulló Jimin, apretando uno de sus puños sobre el muslo de Yoongi. —Acaba de decirte que nos vamos a casa.

—¿Donde, dulzura? ¿Aquí? —se burló, señalando con ambos brazos a su al rededor. —¡Miren donde están! Esto es un país a la antigua usanza y, por mas que se hable de ello, no creo que llegue el día en que permitan que gente como ustedes pueda casarse. Eso es ridículo.

—Esta conversación es ridícula.

Jimin mordió sus palabras, casi atorándose en ellas, antes de levantarse con la excusa de ir al baño.

Y fue en ese momento y, casi por casualidad, que Yoongi lo notó. Pese a que le costaba creerlo al inicio, no quedó duda alguna tras varios segundos. La realidad lo golpeó en la cara y, se repente, muchas cosas tuvieron explicación.

Su hermano le estaba mirando el culo a Jimin.

[[💍]]

Cuando llegaron a casa Yoongi no lo desvistió.

Arrancó su ropa y lo tomó en el suelo de la sala, demasiado apresurado para llegar a la cama.

Por suerte, Jimin parecía siempre listo. Algo estirado por la jodida de la noche anterior, cargaba con un sobrecito de lubricante en sus pantalones que le vinieron perfectos para un trabajo rápido como el que necesitaban. Se trepó en él y lo montó exactamente en la forma en que Yoongi amaba, demasiado excitado por el sabor del triunfo y algo embriagado por el amor.

No tardó en correrse, gimiendo y temblando con todo el cuerpo y con el rostro escondido en el pecho de su prometido mientras esté perseguía su propio orgasmo.

Yoongi cayó rendido bajo él, atrayendolo con sus brazos hacia sí mismo y Jimin no dudó en acurrucarse. Secretamente amaba el pecho de Yoongi, pues parecía y era muy cómodo y abultadito.

Quizás lo amaba no tan secretamente.

—Mi hermano está en el closet —fue lo primero que salió de boca del mayor, aun recuperando el aliento. —Todavía no lo puedo creer..., todo este tiempo estaba pasando por los mismos problemas que yo. ¿Cómo pudo ser tan despreciable conmigo? 

—Se puede ser homofobico y ser gay. Créeme, tenía compañeros en la secundaria que me ofendían y luego miraban mi boca como si quisieran arrancarla.

—Pero no es igual, es mi hermano —discutió Yoongi, incorporándose un poco para descansar la espalda contra uno de los sillones sin apartara Jimin. —No puedes llegar a entender hasta que punto fue malo conmigo.

El más joven giró los ojos con fastidio.

—Te acuchilló, sí, lo entiendo. No es tan complejo de entender como él cree. Es solo un resentido, malvado y frustrado hombrecillo. 

—En serio quiero odiarlo. Quiero..., quiero usar lo que sé en su contra porque, jodido todo, él lo ha hecho contra mí. Ha sido horrible conmigo, me manipulaba y me saboteaba cuando yo era un crío. Es el peor de todos ellos. —aseguró, apretando su abrazo en él, como si temiese que escapase. —Pero yo solo siento lástima por él. 

—¿Lástima?

—Yo podría haber sido así.

Jimin pegó un brinco, ofendido.

—Tu nunca serías como él. Tu eres bueno. La verdad eres muy dulce bajo toda tu capa de CEO poderoso. Y ten por seguro que jamás saldría contigo si te pareciese en lo más mínimo a tu hermano.

Jimin no tenía idea de si sus palabras  tuvieron efecto o no. Yoongi parecía convencido de que, pese a todo lo ocurrido, le debía algo  a su hermano (lo cual Jimin no entendía en lo más mínimo, pero tendría que tolerar puesto que no tenía experiencia alguna para comparar)

Lo que si no toleraria es que su novio se culpe o se ponga en el lugar del estúpido troglodita que tenía como familia.

Ese tipo merecía cualquier cosa menos jodida empatía.

—Supongo que realmente soy una buena persona.

—Lo eres. —aseguró, dejando un besito en su mejilla —No importa que tu familia no lo vea, yo lo hago.

Yoongi sonrió entonces, como si se quitase un peso de encima, y devolvió el gesto de consuelo con un suave pico sobre sus labios. 

—No me interesa el dinero de esa familia. El puede tenerlo todo —aseguró. —Nunca va a ser ni la mitad de feliz que yo.

[[💍]]

A la ceremonia no fue ningún ministro o miembro de religión alguna. No era permitido y a ellos realmente no le importaba contar con la aprobación de quienes no los tomaban en cuenta.

Tampoco fue nadie verdaderamente  famoso, ni rico o prensa si quiera. Se preparó la propia casa de Yoongi, en busca de más intimidad, y toda la prensa fue delegada a fotografiar solo el exterior de la mansión tras la enorme reja metálica que la bordeaba.

Las cosas ocurrieron a prisa, sin tiempo para traer muchas flores o para que preparasen un gran menú. Ocurrieron desorganizadamente, sin ponerse de acuerdo en si tocaría un Dj o una banda en el banquete y, al final, terminasen apareciendo un cuarteto de cuerdas y una señora con arpa.

Las cosas pasaron tan de improvisto que la mitad de los invitados les regalaron dinero porque no tuvieron tiempo de comprar el regalo de bodas.

Y los otros regalos no estuvieron muy pensados tampoco.

—En serio no sé que uso darle a este canasto artesanal, Taehyung, pero te aseguro que se verá precioso en..., algún lado de la casa.

—No le pongan frutas reales. Cuando se empiezan a pudrir atraen cucarachas y se pueden comer el canasto también —puntualizó Taehyung con seriedad. —Te lo digo por experiencia.

A pesar de los regalos raros y todo, la ceremonia transcurrió sin problemas.

Decidieron casarse de blanco porque segun Yoongi "ambos somos lo suficientemente atractivos para arriesgarnos así de mucho" y Jimin tuvo que estar de acuerdo con eso.

Y ambos tuvieron su momento épico caminando al altar.

Yoongi lo esperó, por supuesto, y Jimin fue acompañado de su madre y su padre y un desencajado Taehyung esparciendo pétalos de flores tras él. Y luego se detuvo a medio camino, suspendiendo a Yoongi en el peor de los pánico hasta que vio como el escritor se quitaba los zapatos y seguía su camino hacia él descalzo.

—¿Había algo malo con ellos?

—Eran incómodos —susurró jimin. —Tu te ves muy guapo y no quería pasar toda mi vida recordando este día como "sí, Yoongi estaba muy guapo y a mi me dolían los pies". A nuestros hijos no les gustará oírme quejarme.

Yoongi tuvo esa sonrisa casi cósmica toda la ceremonia, incluso cuando Hoseok (quien al parecer se había ordenado como ministro antes de abrir su propio bar) les pidió  decir sus votos.

Y cuando llegó la parte del "Acepto"Jimin jodidamente fingió dudarlo unos segundos, los suficientes para que Yoongi volviese a poner cara de pre-infarto.

¿Que es una boda sin desastres y bromas?

El discurso durante el banquete lo dio un pariente lejano de los Min, lo suficiente anciano como para estar bien con todo lo que acontecía. Tenía una forma de hablar extraña, eso sí.

—Creo que es un acento de Daegu —explicó jimin a sus padres.

Pero Yoongi le corrigió.

—Creo que perdió su dentadura. 

A Jimin le salió champán por la nariz. Yoongi tenía esa capacidad rara de hacerlo estallar de risa y no sabía explicar porqué.

—No fue tan gracioso —se excusó el CEO.

—¡Es la cara que haces!

—Cuando seamos una pareja de viejos y ya no podamos tener sexo por mi disfunción erectil, en serio espero que mi humor te consuele porque la falta de "acción" me pone muy gracioso.

—Te prometo que me seguiré riendo hasta entonces.

Fue una boda y, aunque no hubo nada oficial en ella, para todos los presentes ya estaban casados antes sus ojos.

Hubo intercambio de anillos, vasos rotos y parientes borrachos. Yoongi se puso algo ebrio, de echo, e hizo un brindis que hizo sonrojar a más de la mitad de los invitados y que escandalizó al padre de Jimin.

No conforme con el primer brindis, tomó copa en mano y se puso en medio del salón.

—Jimin, ¿me acompañas aquí?

—Como medida preventiva, no gracias.

—Jiminnie~ por favor

Y Jimin fue, porque no le puede negar nada el día de la boda y porque estaba genuinamente curioso también.

Yoongi sonrió satisfecho cuando lo tuvo en frente y lo sostuvo por la cintura con la mano libre, aguantando su copa en la otra.

—Hola de nuevo —murmuró Yoongi, olvidando el supuesto brindis mirando embelesado a su flamante esposito.

—Hola.

—¿Sabes quienes terminaron casándose al final?

—¿Quienes?

—El millonario y el escritor que te dije..., los del juicio, ¿recuerdas el juicio?

—Sí, lo recuerdo —asintió Jimin, con solemnidad.

—Y no es de extrañar. El escritor es un chico precioso —susurró Yoongi con seriedad, como si en serio hablara de alguien más que de su esposo. —Diablos, hasta yo quiero casarme ahora.

—Yoon... —interrumpió, riendo  —estamos casados.

—¿En serio?

—Sip.

Yoongi chasqueó la lengua.

—Ya decía yo que había demasiada gente en mi sala de estar.

—¿En serio estás tan ebrio?

—Teniendo en cuenta que lo único que he comido hoy son las fresas del champán, sí, estoy ebrio.

—Bueno..., creo que es buen momento de hacer una confesión.

El resto de los invitados ya no los miraban, esparcidos y atendiendo sus propias conversaciones. Pero Yoongi miró a un lado y al otro, como si estuviese a punto de escuchar un secreto de guerra, haciendo que Jimin riera de paso.

—Yah, es una tontería. No te excedas —pidió el escritor, acercándose a su oreja. —Solo me da algo de vergüenza..., eso es todo.

—Estamas casados, Jimin-ah~ ¿Qué te podría avergonzar?

Jimin suspiró, hundiendo sus hombros y pegándose más a su esposo.

La hora había llegado.

—La verdad es que sí te tomé de modelo para escribir mi libro.

Yoongi se separó un poco de él, lo suficiente para mirarle a la cara y en eso estuvo al menos cinco segundos.

—¡Lo sabía!

[[...]]

Bueno, obviamente era un gay de closet el hermano. Solo odia a Yoongito por ser libre, independiente y con novio guapo.

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