17 - El arte de persuadir.
La madre de Yoongi era una mujer sumamente elegante, con un bolso de varios miles de dólares y maquillaje perfecto.
Lo primero que llamó la atención de Jimin fue la blancura y perfección de su piel, lo cual tenía sentido pues esa mujer jamas había trabajado o experimentado carencias. Pero, al ver sus ojos, eso quedó en segundo plano.
Si los ojos son la ventana del alma, esa señora no tenía. Así de sencillo.
No hubo un brillo, un cambio, nada en lo absoluto cuando vio a Yoongi, su hijo. A penas y parpadeó hacia él y ya estaba buscando su persona.
Buscándolo a él, quien se sentía como la mierda ahora mismo.
-¿Esto es Jimin? -preguntó, sonando sorprendida.
Y no fue que se refiriera a él como esto lo que lo molestó. Mas bien fue la mirada de la señora y el timbre despectivo en su voz. Mas bien todo. Toda ella era irritante.
-Si, madre. -contestó Yoongi desde atrás. Su mano apretaba aun el pomo de la puerta, con tanta fuerza como para lograr blanquear aun más sus nudillos. -Y te advierto que si vas a comenzar de ese modo, puedes salir por la puerta ahora mismo. Ni siquiera la he cerrado.
-Oh, no. No hace falta, querido. Voy a quedarme un rato. -la palabra querido era casi dolorosa para Jimin. No quería imaginar como se sentiría que su propia madre le hablara en el tono que se emplearía para un socio. -Necesito hablar con el chico con que sales porque aun soy tu madre, ¿verdad?
-No lo se madre, ¿lo eres? La madrastra de Blanca Nieves se me hace mas maternal, perdona que te sea tan franco.
-Bueno, últimamente estas bastante franco, ¿eh? -se burló la mujer pasando de largo a Jimin y adentrándose en la casa rumbo a la sala. -Parece que cada día hay un nuevo escándalo sobre ti.
Yoongi apretó la mandíbula y caminó en siga de la mujer. Se veía rabioso y asqueado, y Jimin se sorprendió a si mismo tomando su mano como apoyo.
«¿Ahora se le llama apoyo? Por favor, Park Jimin. Se sincero y admite que tu lado de perro sobre protector se activa cuando ves a un familiar de Yoongi. ¿O te recuerdo lo que le hiciste al tío?»
No, no lo recuerdes.
«Entonces admitelo, maricón. Eres una perra protectora y te falta dos segundos para arrancarle el pelo a la bruja esa.»
No es una perra. Es su madre. Es su madre.
«La sugris»
-Y bien, ¿escribiste el libro después de que empezaron a salir o lo escribiste para llamar su atención? -graznó desde el sofá.
La mano de Yoongi se apretó a la suya, pero Jimin solo los condujo a ambos hasta sentarse frente a la mujer. Con total aplomo.
-El libro no está basado en Yoongi. -respondió con voz segura.
La señora giró los ojos y su cabello se movió tambaleante junto con el gesto. Su sonrisa pareció brillar de repente cuando miró hacia su hijo.
-Bueno, por supuesto no eres ni de lejos tan fascinante como para escribir un libro sobre ti. Pero es un lindo detalle que salgas con el escritor con que tuviste el escándalo.
Ok, eso era todo.
Podrá ser muy su madre, pero hay un límite en lo que se puede hablar enfrente de un Jimin enamorado y esa señora era odiosa. Si quería franqueza, la tendría.
-La verdad, es una pena que no conociera a su hijo antes. Podría haber escrito mil obras sobre lo bien que se mueve en la cama y sus increíbles "atributos". Pero no creo que mi novio estaría cómodo con eso, ¿verdad amor? -inquirió sin tomar un respiro, ni siquiera cuando oyó al otro tragar. -Yah, ¿por qué nunca mencionaste que tu madre es tan relajada, amorcito? Sugris, ¿le apetece que le cuente lo fascinante que su hijo se pone cuando me amarra y me foll-...?
La señora Min abrió los ojos como platos y su blanquisima piel se enrojeció. Por suerte, o desgracia, Yoongi cubrió la boca parlanchina del escritor antes de que dijera sabe dios que cosas.
-¡Yah! ¿P-por..., por qué me tapas la boca? -se quejó el menor, soltándose. -Tu mamá vino aquí a conocerme, ¿como puedes hacer que me calle en el mejor momento?
El mayor tosió aclarándose la garganta. -No vino para hablar de ese tema.
-¿Entonces para qué vino? -chilló él, inconforme. -Si no vino a ver con sus propios ojos la felicidad de su hijo, ¿por qué está aquí?
Yoongi se volteó hacia la mujer y la miró seriamente. -Si, madre. ¿A qué vino?
Había tanta soberbia en la postura de la mujer que a Jimin no le sorprendió la forma en la que se puso en pie. De un brinco, como si hubiese sido ofendida.
-Vine a cerciorarme con mis propios ojos que lo que dicen es cierto. Que lo visto anoche no fue una ilusión y que mi hijo..., ya ni siquiera merece que le llame hijo. Por el amor de dios, Yoongi. No solo no te gustan las mujeres sino que tienes el mal gusto de buscarte semejante pareja. -reclama encolerizada. -Eres una vergüenza y un ser ridículo que nunca llegará a ser la mitad de lo que es tu hermano. Nunca entendí porque tu padre quería tanto tener dos hijos pero, como de costumbre, se equivocó.
Jimin ha visto cosas lamentables antes. Algunas asociadas a si mismo, la mayoría, y otras relacionadas con sus amigos. Las segundas siempre le molestan mas.
No sabe porqué, o si es un justiciero como afirma TaeHyung. O simplemente le gustan los problemas ajenos mas que los suyos. Pero ver la cara de Yoongi tras las palabras de su madre fueron combustible suficiente para prender su flama interna.
-¿Y usted desde cuando no merece que le llamen madre?
La mujer agitó su mano con desdén. -No estoy hablando contigo, niño.
-Pero yo sí con usted. -espetó. -Creí que había venido a visitarnos, pero como me equivoqué no veo motivos para seguir manteniendo las apariencias. Usted es grosera y una mujer perversa que no ve al maravilloso hijo que tiene delante. Nunca hizo nada para ayudar a Yoongi, a pesar de saber la clase de cosas que le hacía su padre y su hermano, así que no se merece, ni tiene, derecho de inmiscuirse en su vida privada. Si solo vino a esparcir su bilis y su mierda intolerante, vayase al carajo y regrese cuando se le abra un poquito la mente.
La señora Min boqueó como un pez y permaneció inmóvil por varios segundos, pero eso no detuvo a Jimin de levantarse y caminar hasta la puerta principal para abrirla.
-Estoy esperando, señora. -canturreó con falsa cortesía.
Yoongi, quien continuaba callado en el sofá, finalmente decidió hablar.
-Ya escuchaste a mi novio, mamá. Vete de mi casa y regresa solo cuando estés dispuesta a actuar como una madre.
La mujer no esperó la tercera petición. Tomó su bolso del sofá y le dio una espinosa mirada a su hijo antes de caminar hacia la puerta a toda marcha.
-Esto no se va a quedar así, niñato. Vamos a ver cuanto tiempo les dura lo que sea que tengan ustedes dos. -arremetió antes de salir, volteando se a mirar a Jimin. -Par de enfermos.
-Mientras su hijo continúe follando como los dioses y siendo la persona maravillosa que es, estoy listo para quedarme. -se jactó con diversión mal disimulada. -Al menos yo podré contarle a mis hijos lo enamorado que estoy de su padre y no tendré que huir de ellos por la vergüenza de ser el ser insignificante y mediocre que soy. O dígame, ¿ha hecho algo en la vida mas que casarse y tener hijos? ¿Por qué tanta soberbia contra los que sí?
Si la mujer pensaba rebatir las preguntas Jimin no le dio la oportunidad. Cerró las puertas en sus narices y omitió los escandalosos chillidos que se filtraban entre la madera.
Por dios, ¿había pasado todo eso o era su imaginación? ¿Como podía existir madres de ese tipo con hijos como Yoongi quien, ni por una vez, se encaró y le dijo todo cuanto merecía?
Jimin había conocido a mas de un integrante de esa familia y no cabía en su cabeza que pudiera salir de ella una persona tan especial como su novi-..., su nada. Joder. Yoongi no era su nada y Jimin había echado a su madre y le había azotado la puerta en sus narices.
¡Oh, por el amor de Dios! ¿Qué hizo?
Tenía terror de voltearse a la sala y encarar a Yoongi. Sus piernas temblaban anticipadas porque, mi dios, Jimin no estaba preparado para recibir una mirada de odio o molestia por parte de este hombre.
Sin embargo, no fue odio ni molestia lo que encontró en los ojos contrarios. Ni siquiera un ápice de enojo. No. Yoongi lo miraba completamente embelesado desde el salón, y le tomó menos de lo que puede calcular para llegar a él y aprisionarlo contra la puerta.
Y cuando dejó un beso suave sobre sus labios, bueno, Jimin no pudo evitar parpadear confuso.
-¿Por qué me besas si acabo de echar a tu madre de la casa?
Yoongi sonrió, y cuando Yoongi sonríe Jimin pierde una función cerebral de lo mucho que le afecta, pero se aguanta porque, joder, este hombre es perfecto.
-Te beso porque quiero, y porque me defendiste como nadie nunca había hecho. -dice antes de dejar otro beso en sus labios. Suave y agradecido. -Porque te veías muy lindo cuando te le enfrentaste a esa señora a quien veías por primera vez. -beso en su mejilla. -Porque no dudaste en sacar las garras cuando notaste que yo no podría. -beso en la punta de su nariz. -Porque hablaste de nosotros teniendo hijos y de lo enamorado que estas de mi. -beso delicado sobre su frente. -Porque los dos sabemos que no mentías, Jimin. Porque estas enamorado de mi y yo lo estoy de ti, y no importa lo que piensen mis padres porque si yo no puedo luchar solo sé que tu lucharas a mi lado.
Y luego le besa. Despacio y sensual como deberían ser todos los besos. Y Jimin puede que ya no esté pensando más, pero aún tiene la fuerza de abrir los ojos para observar a Yoongi decir esas últimas palabras.
-Porque te amo. Y lo que vi ahora me deja claro que estoy haciendo lo correcto en intentar que te quedes conmigo. -dice, completamente radiante y es por él. Yoongi sonríe así por él y si eso no es amor, Jimin ya no sabe nada. -¿Te casarías conmigo, Park Jimin? ¿Incluso si no tengo anillo, nuestro primer beso fue ayer y mis padres todavía no aceptan mi sexualidad?
Jimin suspira, contrariado.
-Olvidaste lo del secuestro y lo de llevarme a juicio, Yoongi. -explica. -Además de que tuviste el descaro de chantajearme emocionalmente para que me hiciese pasar por tu novio y me mirabas extraño cuando salía de la piscina.
-Bueno, vale. Incluso si soy un secuestrador, un mirón y un chantajista descarado. ¿Te casas?
-Oh, y no sabes cocinar. -le recordó con sorna, golpeando el pecho del mas alto con un dedo acusador. -Eso es un pecado y una vergüenza para los hombres coreanos. Y tienes una piscina violeta, ¿quien pinta su piscina de violeta?
-Por el amor de dios, Park. ¿Te casas?
Un beso no es respuesta pero a veces basta, porque cuando se separan Yoongi ha recuperado su sonrisa y está mirándole satisfecho como un gatito.
Pero Jimin responde, por si las dudas.
-Acepto. Por supuesto que acepto.
Y, sí. Todavía no han resuelto sus problemas y Jimin sigue siendo pobre. Pero después de ver a la madre de Yoongi está convencido que su hyung no merece terminar casado con esa clase de personas.
El matrimonio de cenicienta salió bien, ¿no?
Pues el suyo será aún mejor.
[[💍]]
Nop, no se ha acabado.
Todavía nos queda conocer a cierto hermanito perfecto y heterosexual que ha acomplejado a bb Yoon.
Y la boda, of course. Que no llevo poniendo este emoji 💍 en toda la fic por gusto.
Votis, please.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro