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11 - Mejillas rosas.

La idea de una fiesta era tan buena como mala.

Jimin es escritor y, quizá por ello, un poquito freak. Ha tendió una vida social limitada y su imaginación vuela con la sola palabra fiesta. Imagina una alocada reunión de jóvenes hedonistas, con alcohol, sexo y drogas y-...

-Es una fiesta de etiqueta, Jimin. Con gente seria. No estamos en tu libro.

Bueno, de vuelta a la realidad, Yoongi estaba sentado frente a él, haciendo su plan maestro.

-Una fiesta aburrida, ¿dices?

-Etiqueta.

-¡Aburridoooo! -se quejó haciendo un puchero. -¿Vas a salir del closet en una fiesta donde la gente tiene más de sesenta y baila aplaudiendo? ¿En serio?

-La vida no es tan emocionante como tu ficción. -puntualizó Yoongi. -Así que sí, saldré del closet públicamente ahí. Y espero que me aplaudas.

Ambos rieron, pero Jimin estaba genuinamente preocupado. Yoongi podía verse tranquilo ahora, pero la discusión con su padre en serio lo había afectado. No quería imaginar qué pasaría si el desagrado se extendiera a mas personas.

Sin duda Yoongi no estaba listo para el mundo real, pero lo máximo que podría ofrecerle era su apoyo y tratar de ser su colchón para caídas.

-¿Quieres que cocine algo? -preguntó.

-¿Para qué cocinar si puedo ordenar algo? -se mofó Yoongi. -Hay un restaurante de comida tailandesa cerca de aquí, y su pollo está para mori-...

-Tienes una cocina de revista, Min Yoongi. -se quejó. -Así que vamos a usarla. ¡A la cocina!

-¿A quien le gritas?

-Era para dar énfasis. Yo me entiendo.

Yoongi abrió los ojos como platos cuando lo sintió tirar de su mano, pero lo siguió como un corderito hasta la cocina.

-¡Ramón! -exclamó, sacándole un susto al de bigotes. -Tienes libre hasta la hora de la cena. Jimin cocina ahora.

-Es tan perturbador que hables de ti en primera persona. -dijo Yoongi.

[🍴]

Mientras Jimin picaba en perfectas tiras el pimiento, Yoongi hacía malabares para no rebajarse un dedo al picar la cebolla. Nadie, en su jodida vida, le había hecho picar cebollas o, para resumir, cocinar.

Y nadie le había dicho lo mucho que picaba en los ojos las jodidas cebollas.

Jimin se reía bajito cada vez que le veía pasar el dorso de su mano por sus ojos, pero ni una vez le oyó quejarse.

Bueno, hasta que, sin querer, frotó sus ojos con sus dedos llenos de jugo de la hortaliza y comenzó a gritar como chica.

-Joder, pica. ¡Pica muchísimo! -se quejó, dejando caer el cuchillo al suelo.

-¡No te muevas tanto!

Jimin tomó sus manos con fuerza, y lo guió a la fuerza hasta el fregadero. A pesar de eso, Yoongi seguía removiéndose como niño, en busca de alivio. Y, pues, Jimin se vio en la obligación de darle un coscorrón.
-Auh!

-¡Que te estés quieto! -pidió de nuevo, llenando sus manos de agua y pasándolas por sus ojos enrojecidos. -Tranquilo, ya pasará.

-Dios, lo siento. -se disculpó con el mas bajo. -Esto es ridículo. Me comporto como un niño.

-No, no es ridículo, Yoongi. -murmuró Jimin, secando su rostro con una toalla suave. -Sí que duele mucho, te lastimaste un poco también. Tienes los ojos muy rojos. Quieres...creo que tengo algo para eso. Ven.

Jimin tiró de él, esta vez en dirección a las escaleras, y una vez arriba, hacia su habitación. Lo sentó en el borde de la cama y fue a por su maleta. Volvió con un pequeño frasco de colirios.

-Esto ayudará. -aseguró levantando el frasco hacia su cara.

-N-no, espera. -pidió Yoongi, levantando sus manos para detenerlo. Pero Jimin le lanzó una mirada tan amenazante que terminó bajándolas. -Bueno, vale.

-Solo es un colirio, Yoongi. No te voy a arrancar los ojos. -bromeó el menor, poniéndose entre sus piernas para estar mas cerca.

Las primeras gotitas calleron, pero el trato de Jimin era tan delicado que, pese al terror de Yoongi, no sintió ningún dolor.

Es mas, el toque suave que hacía la mano del escritor sobre su mandíbula lo tenía delirante. Él sabía que Jimin solo trataba de poner su cara en la posición correcta, pero su cerebro y cuerpo no estaban trabajando juntos en esta ocasión.

Sus manos treparon hasta las caderas del otro y, al no obtener una reacción, tiró un poco hacia él. Jimin solo sopló suavemente sobre sus ojos heridos y, cuando consideró que estaba mejor, cerró el frasquito y se lo dio.

-¿Lo guardas por mi? -pidió suavemente, a lo que Yoongi se vio asintiendo.

Sin pensarlo, se puso de pie, dejó el frasco sobre la cama y puso sus manos nerviosas sobre el delicado cuello de Jimin. Ambos pulgares acariciaron su rostro en lo que lo atraía hacia él.

Iba a besarlo.

Quería besarlo.

Pero Jimin solo giró su rostro, haciendo que sus labios rozaran con su mejilla rosada y caliente.

Dios, Yoongi quiere morirse.

[💊]

Dios, Jimin quiere morirse.

No entiende lo que motivó a Yoongi a intentar besarlo, pero imagina que se encuentra susceptible o herido ahora mismo. Así que sería muy canalla de su parte aprovechar eso y dejarse besar.

Y un beso no los llevaría a ninguna parte tampoco.

Está fuera de contrato, mucho mas si no hay público o un motivo real de hacerlo. Y, sea cual fuera el motivo de Yoongi, el motivo de su rechazo era uno solo.

Jimin no estaba preparado para un beso con este hombre. No en las circunstancia que envolvían su relación.

Un beso con Yoongi lo complicaría todo, porque Jimin no puede negarse que este hombre ya le gusta demasiado. Su simple beso en la mejilla lo hizo estremecer, bloqueando su capacidad de razonar y dejando su piel cosquilleante.

Era un poco alarmante.

-D-dentro de un rato te aplicas más. -tartamudeó incómodamente. -Voy a..., lavarme las manos. Sí.

Y se marchó, saliendo de su propia habitación y obviando que en ella tenía un baño perfectamente funcional, para terminar en un baño de la primera planta.

Al menos Yoongi no vería su colapso.

•[☀]•

-Eres un adulto, Min Yoongi. -se dijo frente al espejo. Su cara se veía pálida de puro malestar, y sus ojos rojizos no le hacían ningún favor. -No es la primera vez que recibes una negativa.

Sí, es cierto. Ser un gay de closet te hacía difícil algunas cosas. Yoongi no recibía insinuaciones abiertas porque muchos ni siquiera lo suponían en el mercado. Y, siendo él el que tenía que lanzarse siempre, pues, había recibido negativas.

Variadas y coloridas.

Pero no recuerda que ninguna halla tenido impacto en él como esta. Porque no se supone que él intentará besar a este chico en lo absoluto.

Jimin está en su casa por negocios. Mas bien, haciéndole un favor enorme a Yoongi y salvando su herencia y ayudándole a atravesar su período de aceptación. Eso es MUCHO. No se supone que pasen estas cosas.

Y que Jimin sea bonito, cachetón, bueno cocinero, gracioso, inteligente y sexy no lo justifica.

-No, no lo justifica. -murmuró a su reflejo. -Ahora ve y discúlpate, Min Yoongi. Se un hombr-...gay, adult-.... Bueno, sé maduro.

Cuando salió de su habitación prácticamente chocó con Jimin. Al parecer alguien estaba muy chistosito ahí arriba.

-Yo voy a continuar la cena solo. -dijo Jimin. -Si no te molesta, claro.

-No, no. Mi casa es tu casa.

«Me pegaré un tiro luego de esto.»

-Entonces..., nos vemos en un rato.

-Sí. -y su alargado sí quedó en eso, porque Jimin giró la espalda y bajó las escaleras como si con él no fuera.

«Bravo, Yoongi. Tus disculpas quedaron fantásticas. »

Pese a que Jimin había dejado claro que no quería compañía, Yoongi se aventuró de vuelta a la cocina, donde el menor se movía con seguridad. Parecía un bailarín, picando y separando todo en diferentes pozuelos, dando giros hacia el horno y batiendo en una mezcladora. Como si todo la algarabía no fuera mas que una coreografía que ya tenía perfectamente memorizada.

-¿Te gusta verme cocinar? -interrumpió Jimin, sin voltear a verle.

-Me gusta verte.

-Yoongi. -advirtió en un tono bajo.

-Ya, ya lo sé. -se apresuró a responder. -Está mal, es incorrecto y es fruto de mi convivencia contigo. O quizás soy simplemente idiota. Pero es que esto..., convivir contigo, no sé. Confunfí las cosas por un momento. Lo siento, Jimin. No volverá a pasar.

Algo sobrio y triste cruzó la mirada de Jimin, pero fueron tan solo segundos antes de que sonriera hacia él y asegurara.

-Eso espero.

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