San estaba a punto de dormir, pero el sonido de la puerta abriéndose lo interrumpió, sintió que se hundía la cama, su Woonie había vuelto. Se giro y se encontró con los ojos de su pequeño, lo abrazo, beso su frente y regreso a su lugar aun manteniendo la mirada sobre el otro. Al ver los ojos tristes de Wooyoung, supo que la hora de hablar había llegado.

—Woonie, cariño, ¿te pasa algo? sabes que me puedes contar lo que sea, aquí estaré para apoyarte siempre.— Le regalo una sonrisa dolida, el tenía un mal presentimiento sobre la respuesta del otro.

—Yo...Sannie, yo...lo siento.—el peligris comenzó a llorar y abrazo al rubio, en sus sollozos le pedía perdón, él no entendía, así que lo aparto, tomo  el rostro del pequeño entre sus manos y con amor beso la nariz algo roja debido al llanto.

—Explícame cariño, cualquiera que sea la razón yo la comprenderé, pero necesito que me lo digas, para que podamos resolver todo.—Woonyoung vio al hombre frente a él y se dijo que definitivamente no se lo merecía y se sentía tan culpable con lo que le diría.

—Sannie...yo me enamore de alguien más.— sollozo y continúo con su relato.—Lo conocí en el trabajo, solo sucedió, cada día me sentía confundido con mis sentimientos, hasta que lo acepte, no sabía cómo decírtelo, no quería verte triste, perdóname por favor, realmente no te merezco, Sannie y-yo... yo ya no te amo.—San sintió su corazón partirse en ese momento, quería llorar pero aguanto el llanto.

—Escúchame Young, está bien, entiendo, no pidas perdón.—Atrajo al peligris a su pecho y besó la coronilla de este.—Estaré bien, gracias por contarme, si seguíamos así, terminaríamos destruyéndonos, nuestro amor fue muy hermoso mientras duro, gracias por estos hermosos años junto a ti.—San volvió a levantar el rostro del otro, dejo un pequeño beso en sus labios, sabía que ese era el último que se darían y sonrió con lagrimas en sus ojos.

—No, gracias a ti Sannie, gracias por enseñarme que es el amor y por soportar a este tonto, yo realmente deseó que seas feliz y encuentres a alguien que si te merezca, que cuide ese hermoso corazón, que nunca te haga daño así como yo lo hice y otra vez lo siento mucho.— El peligris bajo de la cama y comenzó a hacer sus maletas, no quería hacerle más daño San con su presencia.

Esa noche, antes de que Wooyung saliera del departamento, San abrazo por última vez al pequeño que alegró muchos de sus días, aquel que le regalo hace años sinceras palabras de amor, el que estuvo con él en las buenas y en las malas; con él se iría un pedacito de su corazón. No sentía odio ni nada de eso, lo que paso estaba escrito en sus destinos y no podían evitarlo, pero sería realmente difícil superar todo.

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