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36. Gwen

Llegamos a un cuarto oscuro y por más que mis ojos trataban de ajustarse a la casi inexistente iluminación, era imposible. No había ni un ápice de visibilidad.

De pronto sentí a Peter alejarse de mi y un quejido se escuchó, haciéndome temblar. No sabía que estaba sucediendo y me encontraba en estado de alerta, con la preocupación y la ansiedad apoderándose de mi a cada segundo.

Se escuchó un clic y todo se iluminó. Estábamos en lo que parecía ser un cuarto abandonado, lleno de estantes y papeles por todas partes. Observé a mi alrededor, tratando de reconocer el lugar pero nada venía a mi mente.

Apenas iba a preguntar dónde estábamos cuando vi a Peter agachado sosteniendo la mano de Felicia, quien yacía en el suelo respirando con dificultad. Me acerqué rápidamente para saber qué estaba sucediendo, sintiéndome preocupada por ella.

—Pete... —murmuró ella, tratando de removerse pero soltó un quejido—, creo que ya no puedo.

—Felicia, respira hondo —respondió Peter con urgencia, apretando más su mano—. Vamos, tienes que recuperarte.

Ella abrió la boca para responder, pero sus ojos se posaron en mi y sonrió.

—Pudieron sacar a la arañita de ahí —soltó la mano de Peter y puso la suya sobre mi rodilla. Yo estaba congelada, sin saber que decir o hacer, sólo observando a la peliblanca moverse y hablar con mucho esfuerzo—. Tienen que probar... su inocencia.

—¡Felicia! —exclamó Porker de repente, entrando a la escena apurado y quitándose la máscara— ¿Qué sucedió? Oh, no... —su mirada se centró en el abdomen de la chica y yo miré también, observando una herida que parecía ser profunda—. Te vamos a curar, yo cuidaré de ti.

La peliblanca sonrió con ternura y una lágrima resbaló por su mejilla.

—Peter... Porker, yo no creo que sea así —respondió tras mucho esfuerzo, apenas logrando terminar la oración—. Gracias por todo lo que hiciste por mí —Porker sostuvo la mano de la chica, mirándola con tristeza e impotencia—. Lamento no... haber podido dejar de ser una ladrona y... una traicionera.

Porker comenzó a negar con la cabeza rápidamente, acercándose más a ella.

—No, Felicia —dijo con un hilo de voz, se podía escuchar como trataba de no dejar que su voz se resquebrajara—. Tú hiciste mucho más... cambiaste tus viejas costumbres y te volviste una mejor persona —el cerdo comenzó a llorar, incapaz de contener más las lágrimas—. Nos salvaste a todos, has hecho la mayor parte del trabajo y podremos salvar a Gwen... salvaremos al universo gracias a ti.

Las lágrimas inundaron el lugar, saliendo de cada uno de nosotros. ¿De verdad estaba sucediendo? No me lo creía.

—Gracias por todo, cerdito —susurró ella, usando toda su fuerza restante para depositar un beso débil en la frente del cerdo.

—Nunca te olvidaré, Felicia Hardy —respondió éste, besando la mano de la chica.

Ella cerró los ojos con fuerza y los abrió al instante, mirando a Peter. Él también estaba hecho un desastre, con moretones en su rostro y sangre en su labio, pero aún así miraba a Felicia con tristeza y agradecimiento a través de sus lágrimas.

—No debiste —habló él, con dolor en su voz—. El impacto iba dirigido a mi, tú no debiste haberme salvado.

—¿Querías... quedarte con el título de héroe, Parker? —dijo ella con una sonrisa.

—Tu fuiste la héroe aquí —respondió Peter, quitándole el cabello del rostro a la peliblanca—. Gracias por salvarme... por salvar a Gwen... por salvarnos a todos.

—Fue... pan comido —dijo, tardando cada vez más en terminar las frases. Su mirada volvió a mi—. Cuida de Peter, eres muy importante para él.

Asentí con fuerza entre lágrimas, sin saber muy bien que decir.

—Lamento haberte insultado tantas veces —respondí sollozando—, así como haber desconfiado de ti... tú eres nuestra héroe —sonreí—. Si no fuera por ti, yo estaría tal vez siendo encaminada hacia mi fin.

—Hazle saber a todos... que eres... —soltó un quejido, removiéndose con dificultad— inocente.

—Lo haré.

Felicia asintió y luego miró a Miles, quien se había mantenido en un segundo plano, de pie recargado en un estante junto a nosotros. Lo miré y vi que sus ojos estaban cristalizados.

—Chico araña... —murmuró ella y Miles se acercó, agachándose—, Katie te ama... ella también sufre —hizo una pausa, tomando aire—. Tienes que ayudarla a volver a... lo que era antes.

—Gracias, gracias —respondió Miles repetidamente, uniéndose a las lágrimas.

Felicia tomó las manos de Porker y se relajó, cerrando los ojos.

No sé en qué momento Felicia Hardy falleció.

Nadie llevaba puesta la máscara, ni siquiera ella. Nos quedamos ahí agachados en silencio, llorando y lamentando la perdida.

Porque no importa quién seas ni cuáles son tus intenciones, la pérdida siempre llega.

Sobre todo en este mundo de súper héroes, villanos y batallas. Siempre hay un sacrificio y un precio por pagar.

Peter fue el primero en ponerse de pie, alejándose un poco al caminar hacia la esquina del lugar en el que nos encontrábamos. Decidí seguirlo cautelosamente, pues se le veía triste y desesperado.

Estaba a sus espaldas, así que rodeé su torso con mis brazos, pegándome a él. Sentí sus manos sobre las mías y cómo las retiro de su cuerpo.

Dispuesta a darle su espacio, me sorprendí cuando se giró de frente a mi y me pegó a su pecho, besando mi cabello.

Nos quedamos así, abrazados mientras las lágrimas caían en silencio. Siendo el consuelo uno del otro, comunicándonos sin palabras.

Vi a Miles ponerse de pie también, dirigiéndonos una mirada a Peter y a mi y sonriendo con debilidad. Lo observé ir hacia el otro lado de la habitación, sentándose en el suelo y pegando la cabeza a la pared, cerrando los ojos.

Probablemente ideando mil planes para ir por Katie.

Volví a mirar a Porker para verlo llorar junto al cuerpo sin vida de Felicia. Sentí una punzada en el corazón y cerré los ojos con fuerza, pegándome más a Peter.

Después de un rato nos deslizamos hacia el suelo pero sin romper el abrazo. Nos quedamos dormidos sin decir ni una palabra.

No supe cuánto tiempo había pasado cuando abrí los ojos y vi a Peter observándome con una sonrisa en su rostro.

—Hola, dormilona —saludó y sonreí aún algo somnolienta.

—Hola —respondí y miré alrededor en busca de los otros, pero sólo encontré a Miles dormido en el suelo del otro lado del lugar—. ¿Dónde está Porker?

—Fue a despedirse una última vez —respondió, acercándose a mi y abrazándome de nuevo—. No tardará mucho en volver.

Asentí, sintiendo el calor que emanaba del cuerpo de Peter. Me separé de él y lo miré a los ojos.

—¿Qué fue lo qué pasó? —pregunté cautelosamente. Él suspiro y tomó mi mano.

—Felicia envió a Miles con ustedes y me quedé con ella un poco más —comenzó a decir y lo miré con atención, asintiendo—. Me explicó lo que planeaba y sus razones detrás de ello... yo me sorprendí ante la nueva y cambiada chica que antes solía ser la ladrona y espía que había salido conmigo sólo para sonsacarme información —me miró a la espera de mi reacción pero yo volví a asentir—. Abrió el portal y ella... me besó —abrí los ojos en sorpresa, pero decidí dejarlo pasar. No era un momento para hacer una escena de celos y no quería hacerlo; comprendía a la chica—. Llegamos a la entrada de Alchemax, donde estaban ustedes... y los guardias nos interceptaron —continuó, cerrando los ojos al recordar la escena—. Me apuntaron con una de sus armas futuristas extrañas, pero en cuanto apretaron el gatillo... ella saltó frente a mi y cayó herida —tomó aire, como si quisiera contener las lágrimas que se avecinaban—. Abrí un portal con rapidez y salimos de ahí, yo con ella en mis brazos —apreté su mano, haciéndole saber que yo estaba ahí para él—. Me dijo a donde ir y terminamos aquí... después fui por ustedes y ya sabes lo que sucedió después.

Su mirada se entristeció y lo rodeé con mis brazos, sin saber muy bien como consolarlo.

—Hiciste lo que pudiste, Peter —murmuré, acariciando su espalda.

—Pero fue mi culpa... —se separó de mi y vi el dolor que había en su rostro. Él se culpaba a si mismo por el sacrificio de Felicia.

—No, no lo fue —respondí rápidamente, acariciando su rostro—. Ella se sacrificó para salvarnos a todos...

—Pero pude haber ayudado... pude haber hecho más....

—Hiciste todo lo que pudiste —lo obligué a mirarme a los ojos—. Ella formó la base para que todo esto saliera bien y ahora iras y salvaras a todos... todo gracias a ella.

Peter volvió a abrazarme con fuerza y yo lo dejé, transmitiéndole todo mi amor en ese abrazo.

Un portal se abrió y entró un Porker algo cabizbajo y lloroso, mirándonos a todos. Miles despertó ante el ruido y la luz del portal.

—Estamos en la batalla final, chicos —pronunció con fuerza—. Tenemos que ponernos a trabajar, Alchemax ya nos está buscando.

Todos asentimos, poniéndonos de pie.

Ya no había vuelta atrás.

***

¡Sorpresa! Sin querer queriendo les traje un maratón de tres partes ahahaha y esta es la última.

¿Qué les pareció? Yo lloré un poco🤧

Quiero agradecer mucho todo el apoyo y el cariño que le han estado dando a este fic así que les di el pequeño regalito de actualizar al día siguiente jiji <3

Ahora sí, probablemente nos leamos hasta el domingo. :)

No olviden dejar su estrellita y un comentario. <3

¡Los adoro! Muchas gracias por todo su apoyo.

Sin más por el momento, nos leemos luego.

Besos, Annie.

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