—Maldita sea —golpeé la puerta, dejándome caer en el sofá sintiéndome perdido y estúpido.
Sentía debilidad, sabía que le había fallado a Gwen y sabía que ya nada volvería a ser igual. No tenía idea de a dónde había huido y sentía unas ganas inmensas de salir a buscarla y traerla de nuevo a casa, donde estaría segura.
Pero Gwen Stacy no era una chica débil. Incluso cuando estaba viva ya daba miedo y sabía defenderse, así que siendo de otra dimensión y teniendo poderes volvía obvio que se las pudiera arreglar por su cuenta.
Mi celular produjo un sonido que me distrajo y giré mi cabeza hacia la mesita que estaba junto al sofá, lugar donde se encontraba el aparato. Suspiré y estiré el brazo para tomarlo.
Hey
¿Está todo bien?
Vi a Gwen antes de irme
Apagué el celular, ignorando los mensajes de Mary Jane. ¿Como había logrado poner todo de cabeza en tan solo unas horas? En aquellos momentos debería de haber estado con Gwen, aún en la cama, riendo y besándonos, ignorando el pasado de cada uno.
Pero Peter Parker no pudo mantener sus hormonas a raya, y Mary Jane no pudo escoger un peor momento para aparecer.
De pronto sentí una rabia gigantesca hacia ella. Primero llegaba al vecindario como si la ciudad no fuera un caos, pasando solo un año de la muerte de Gwen, y luego sus constantes coqueteos, terminando con una invitación a tomar un café que erróneamente acepté.
Ella sabía que mi corazón no había sanado, sabía que estaba dolido y fue lo suficientemente egoísta como para pasar todo aquello por alto... pero el mismo día que salí con ella fue cuando Gwen volvió a mi vida, como aquél primer rayo de sol del amanecer que anuncia el inicio de un nuevo día.
Suspiré con pesadez, odiándome a mi mismo. No podía culpar a MJ de lo que había sucedido; ella no había hecho nada malo. Había sido yo quien hizo las cosas mal.
Las palabras de Gwen resonaban en mi cabeza:
—No puedes decirle a una chica que la amas y después besar a otra.
Tenía razón, en todo. Me había comportado como un cerdo y seguramente también había dañado a MJ, no solamente a Gwen.
Me cubrí el rostro con las manos en desesperación, intentando buscar una solución a todo lo que había causado. Así no era como quería que sucedieran las cosas y mucho menos quería que fuera así como Gwen se enterara de su muerte.
Tocaron la puerta y me puse alerta, temiendo que fuera la pelirroja y nervioso porque fuera la rubia.
—¿Estás ahí, Peter? —escuché la voz de Miles Morales y al instante me relajé, aunque no sabía bien que esperar de la inesperada visita.
Me puse de pie y abrí la puerta.
—Hola —saludé con cansancio y el chico me miró curioso.
—Luces desastroso, ¿sucedió algo? —preguntó mientras me hacía a un lado para dejarlo pasar. Me encogí de hombros.
—Ni siquiera yo sé muy bien lo que sucedió —respondí riendo sin mucha gracia y cerré la puerta—. ¿Tú qué haces aquí?
—Bueno —me miró nervioso—, en realidad venía a ver cómo estaba Gwen —al ver mi gesto confundido, se explicó—. Hace un rato la encontré destrozada en un callejón y me... me platicó algo qué pasó aquí con cierta pelirroja —se rascó la nuca, claramente incómodo con la situación—. La acompañé de vuelta aquí porque quería ayudarte y se sentía culpable por haber salido corriendo, pero me fui, sin saber que sucedió después.
—Soy un idiota —exclamé exasperado y me golpeé la frente con la mano.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Miles.
—No sé que me sucedió, supongo que las hormonas actuaron o solamente soy un estúpido —cerré los ojos con fuerza al recordar la escena de nuevo—, pero besé a MJ y Gwen lo vio todo.
Miles me miró con sus ojos bien abiertos, incapaz de creer lo que le estaba diciendo.
—No puede ser, viejo, ¿de verdad hiciste eso? —dijo sorprendido.
—Lo sé, me siento terrible —nos sentamos en el sofá y el me miró, asintiendo—. ¿Gwen estaba destrozada?
—Estaba llorando, pero supongo que eso fue antes del beso porque ella... ella no lo mencionó —murmuró nervioso esperando mi reacción.
—¿No habrá ido a buscarte? Digo, se fue de aquí también hecha un desastre —sentí el nudo en la garganta—. ¿Tienes alguna idea de a dónde se pudo haber ido?
—No, la verdad no —negó con la cabeza—. ¿Por qué no vas a buscarla? Tal vez puedan hablar las cosas.
—Le dije cómo murió —interrumpí y vi la sorpresa en su rostro—. Me lo pidió y tuve que hacerlo, aunque sólo empeoré las cosas —cerré los ojos con fuerza, ahuyentando los recuerdos—. Miles, ¿alguna vez lastimaste a alguien a quien amabas?
—Sí —contestó al instante y su rostro se oscureció—. Aún ahora me sigo sintiendo terrible pero creo que lo arreglamos.
—¿Cómo? —pregunté y mi voz tembló.
—Bueno... —se rascó la nuca—, no sé si sea prudente decírtelo justo ahora.
—¿Por qué no?
—Porker me pidió no decir nada hasta tener su autorización —asentí, consciente de la situación. Porker quería tener todo bajo control, esperando el momento indicado para que sucedieran las cosas que debían suceder. A veces pensaba que estábamos siendo manipulados, pero nunca quise creerlo enserio—. Lo siento, Pete.
—Hey, no es tú culpa —sonreí y Miles se relajó—. Sé que Porker puede ser algo intenso a veces.
El chico soltó una carcajada y me uní a él, sintiéndome identificado. Era un buen sentimiento, saber que alguien me comprendía, además de Gwen. Alguien nuevo. Me di cuenta de que Miles y yo podíamos llegar a ser buenos amigos, después de todo, éramos más parecidos de lo que pensábamos.
—El cerdo es una patada en el trasero, ¡lo juro! —exclamó entre risas.
—Créeme, yo me pregunto ¿cuándo tendremos un descanso? Cada día es otra locura más —dije entre risas, aunque si que hablaba enserio. A veces sólo quería ser Peter Parker, un chico normal con responsabilidades normales, pero sabía que eso ya jamás sucedería y estaba bien con ello. Ahora era Spider-Man, y era mi responsabilidad.
—Así es, no tienes idea de lo nervioso que me siento por lo que pueda suceder —dejó de reír y se tornó serio, mirándome con nerviosismo.
—¿Sabes algo sobre ese peligro del que Porker habla tanto? —pregunté con la esperanza de obtener una buena respuesta.
—En realidad, no —se encogió de hombros—. Sólo sé una cosa, y no estoy muy seguro de que sea sólo eso, pero se relaciona con aquello que Porker aún no quiere que les diga a ti ni a Gwen.
—Tiene sentido —suspiré, levantando la comisura de mis labios levemente—. Espero que esta locura tenga un fin y no acabe en una tragedia de nuevo.
—Lo mismo digo, no creo poder soportar otra pérdida —nos miramos a los ojos apenas terminó de hablar y una ola de recuerdos llegó a mi mente, así como a la de él.
—Te comprendo, ya sabes —me encogí de hombros, intentando no darle mucha importancia—, aún ahora me duele lo que le sucedió a Gwen.
—Claro, Gwen —asintió pensativo—. Creo que la ciudad tampoco ha superado eso del todo, casi pierden a su querido Spider-Man.
—Lo sé —reí sin gracia—. Estuve a punto de dejarme vencer por la tristeza pero algo me decía que debía seguir —suspiré y sonreí, genuinamente—. Una vez mi tío me dijo "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad" y tenía razón. No podía dejar lo que ya se había vuelto mi responsabilidad.
—Un hombre sabio, tu tío —comentó sonriendo—. ¿Sabes? Creo que ahora tomaré también esa frase, gracias.
Reímos y le di una palmada en el hombro.
—Mi tío estaría feliz de saber que estoy pasando sus enseñanzas —una sonrisa de oreja a oreja se posó en mi rostro al recordar al Tío Ben—. Aún lo extraño, cada día.
—Él estaría muy orgulloso de ti, Pete —sonrió y se puso de pie—. Deberíamos ir a buscar a Gwen, ¿no crees?
—No creo que quiera ser encontrada, realmente no sé que esperar de ella —puse los ojos en blanco, divertido—. Siempre fue una chica impredecible.
—Creo que cualquier chica querría que su príncipe fuera tras de ella —dijo y me eché a reír—. ¿Qué?
—No, Miles, las chicas ya no quieren eso —negué con la cabeza—. Pero yo sí quiero ir a buscarla, tal vez no duerma tranquilo sin saber de su paradero.
—Entonces vamos —caminó hacia la puerta y lo seguí, decidido.
Caminamos hasta el centro de la ciudad, pasando por el edificio donde vivían los Stacy. Me detuve frente a el un rato, pensando.
—¿Peter? —preguntó Miles y lo miré en respuesta— ¿Qué hacemos aquí parados?
—Aquí es donde Gwen vivía —respondí, y sonreí al recordar nuestros primeros besos—. Su madre y hermanos aún viven aquí.
—Oh, entiendo... ¿crees que pueda estar aquí?
—Sólo hay una forma de averiguarlo.
Apenas dimos un paso hacia la entrada del edificio, un hombre de edad adulta se nos acercó. Llevaba unos lentes oscuros y conducía una pequeña motocicleta con una hielera en la que se leía una etiqueta "Helados Araña".
—Lucen preocupados —dijo y tras notar nuestras expresiones confías, sonrió—. ¿Problemas amorosos? Prueba llevándole un helado a la chica.
Guiñó un ojo y sonreí, pues algo sobre la simpleza del hombre me pareció genial.
—Creo que llevaré tres helados —respondí y el hombre pareció encantado ante mi petición—. Fresa, chocolate y ¿coco? —Miles asintió y el hombre comenzó a sacar los vasos de su hielera, entregándonoslos. Le pasé un billete de veinte dólares— Conserve el resto, gracias —le dije y el asintió, feliz.
—Espero que tú chica acepte el regalo —respondió y volvió a guiñar su ojo, alejándose de nosotros.
—Que sujeto tan agradable, creo que le caíste bien —me dijo Miles mientras entrábamos al edificio.
—Si, a mi también me agradó —respondí sonriente—. Ahora vayamos a ver si Gwen está por aquí.
Subimos por el elevador y llegamos al piso más alto, donde se ubicaba el apartamento donde Gwen solía vivir.
Dudoso, me acerqué a tocar la puerta sin saber que esperar. Miré a Miles con nerviosismo y él levantó sus dos pulgares hacia mi.
—¿Peter? Qué sorpresa verte por aquí —la señora Stacy abrió la puerta y se vio genuinamente sorprendida al verme. Así me di cuenta de que Gwen no andaba por ahí.
—Hola, señora Stacy —saludé.
—Oh, tienes compañía —dijo al ver a Miles y le sonrió—. ¿Por qué no pasan?
Miles y yo nos miramos por un pequeño momento antes de adentrarnos al lugar. Un lugar lleno de recuerdos.
***
Parte 1 del maratón lista, prepárense para la siguiente parte. Creo que son de los capítulos más extensos que he escrito en este fic.
No olviden comentar y dejar su voto, además, en cada una de las partes del maratón estará presente Stan Lee, siendo mi pequeño tributo a su memoria. Si lo encuentran (lo cual no será difícil) dejen un comentario en su diálogo:)
Los adoro, y por ello creo que ya se merecían un pequeño maratón. (;
Besos, Annie.
P.d HAHAHAHAHAHAHAHA LO PUBLIQUÉ POR ACCIDENTE Y LUEGO LO QUITÉ, DISCULPEN AHAHAHAHA
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