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iii. stars

❝in the middle of the night
i'm wide awake, I crave your taste❞

- middle of the night, elley duhé

⊹ ׁ݂ ꒰ 03. estrellas ˖ ࣪⊹౨ৎ




Dos días después, llegó el momento. Timothée tenía que probarse la ropa, y como no, yo tenía que estar de supervisora. Si al menos tuviese a Dylan conmigo, esto sería más fácil, pero no, estaba sola. No había hablado más con él desde que se coló en mi oficina esa noche, tampoco es que tuviera ganas de hacerlo.

Fui a la sala donde me esperaban y abrí la puerta, sin llamar.

Había dos chicas con él, explicándole lo que se tenía que poner pero más que nada estaban ligando con él. Cuando abrí la puerta los tres se giraron para mirarme. Las dos chicas se acercaron a mí.

— Te dejamos a solas con él, es encantador — admitió una de ellas y yo le di una sonrisa falsa, cuando salieron de la sala rodé los ojos.

— Encantador... a saber que mentira les habrás dicho — dije cruzándome de brazos, mientras que él estaba ojeando la ropa en los percheros, de espaldas a mí.

— Porque no haya sido amable contigo no significa que sea así con todo el mundo — me replicó girándose.

— Como sea, vamos a hacer esto rapidito — le pedí — Tengo ganas de irme de aquí, se supone que hoy tenía el día libre.

— ¿Y qué se supone que tienes que hacer hoy que sea más interesante que estar conmigo? — preguntó acercándose un poco más.

A este punto podía notar su respiración, me fijé en su cara, en sus pecas.

— Eso no es asunto tuyo — me quejé, y por primera vez no me sentí segura cerca de él. No porque le tuviese miedo, sino porque me ponía nerviosa esta estúpida distancia entre los dos, y como mis ojos iban a parar a sus labios sin yo quererlo.

— Ya claro... seguro que tienes un novio idiota o algo así — afirmó y yo levanté las cejas.

— Lo tenía, pero resultó ser más idiota de la cuenta — confesé y él alzó una ceja.

— Me alegro que te dieras cuenta, ya me imagino lo que hizo, suele pasar — me dijo, en un tono que jamás había usado conmigo.

— Gracias — murmuré y por fin nos separamos un poco — Bueno... ve probándote cosas en el baño de ahí.

Él asintió y se llevó la ropa al baño. Me senté en una silla cuando cerró la puerta. ¿Qué acababa de pasar? ¿Por qué tenía la respiración agitada? ¿Por qué mi corazón latía así?

























— Le encantas, tía — afirmó Mila, la hermana de Dylan.

Estábamos Dylan, Mila, Lucy y yo en un pub, les acababa de contar lo de esta mañana con Timothée.

— "¿Y qué se supone que tienes que hacer hoy que sea más interesante que estar conmigo?" — le imitó Dylan poniendo una voz grave, haciendo reír a Lucy — Cynthia ese hombre quería llevarte a la cama, y yo no me quejaría.

— Yo tampoco, y soy lesbiana — admitió Mila haciéndome reír.

Pero Lucy no se estaba riendo, y su mirada estaba fija en la puerta del pub.

— ¿Qué pasa? — pregunté confundida y miré a la puerta, era él, Timothée, pero no estaba solo, venía con Alyssa James, la modelo que también trabajaba para nosotros.

— No jodas, esta tía siempre está igual, ¿le habrá contado a Timothée lo de su embarazo? Lo dudo mucho — se quejó Dylan enfadado.

Alyssa se follaba a todos los modelos, básicamente. Quería dinero, y fama. Y un modelo italiano, hace solo unas semanas, la dejó que embarazada. Como solo llevaba semanas no se le notaba la barriga, y ella no se lo había contado a nadie, porque no quería que la despidieran. Pero Dylan se enteró.

Esa chica era mala, había hecho que Jade despidiera a mucha gente, haciéndoles la vida imposible.

No pensaba delatarla, sé lo difícil que es conseguir un trabajo en mi empresa, pero si intenta algo con Timothée... no sé hasta que punto podría llegar.

Me levanté de mi asiento y caminé hasta ellos, con una sonrisa falsa. Al llegar a su lado, Timothée me miró de arriba a abajo.

— Hola, Cynthia, ¿qué tal? — preguntó Alyssa, falsamente.

— Muy bien Alyssa, ¿y tú? — respondí pero no le dejé contestar — ¿Por qué no vas a por algo de beber para los dos?

— Oh... Yo no bebo — respondió.

— ¿No? ¿Por qué?

— Tengo que... conducir — mintió, y Timothée me miró, él también se había dado cuenta de que no estaba diciendo la verdad.

— Puedes pedirte algo sin alcohol — le dije Timothée, y me sorprendió, él también se estaba librando de ella.

— Vale, ahora vuelvo — dijo la chica, y desapareció entre la multitud.

— ¿Es lo que creo que es? Está embarazada, ¿verdad? — me preguntó el ojiverde.

— Menos mal que te has dado cuenta tú solo, no quería ser yo la que te lo contara — dije resoplando.

— Pero estaba ligando conmigo... ¿por qué? — cuestionó confuso.

— Ella es así — le miré, estaba agobiado, su ansiedad se notaba a kilómetros — Oye, ¿nos vamos de aquí?

Él miró sorprendido, pero asintió. Les escribí un mensaje a mis amigos, avisándoles de que me iba.

Tomé a Timothée de la mano, por inercia, y le llevé afuera del pub. El aire frío del exterior nos inundó y empezamos a caminar.

— ¿A dónde me llevas? — preguntó, sin soltar mi mano.

— Ahora lo verás — le dije y se le escapó una sonrisa.

— Vale señorita misterio — se burló y yo rodé los ojos con una sonrisa.

— ¿Tienes hambre? — pregunté y él asintió, a nuestro lado había el típico local de comida 24 horas.

Entramos, nos compramos una hamburguesa cada uno y nos fuimos.

Por fin llegamos al sitio que quería ir, un parque pequeño, donde no había nunca nadie. Me gustaba ir allí para alejarme del mundo y pensar, era como "mi sitio".

Nos sentamos en el césped y nos comimos las hamburguesas compartiendo anécdotas, resulta que Timothée era un chico bastante normal.

— ¡Te lo juro! El chico se quedó súper decepcionado cuando le conté que mi hermana tenía novia, le dije que era bisexual y él me preguntó que qué era eso — me contaba y yo estallé a reír.

Los dos nos tumbamos en el césped, muy juntos, nuestros muslos se estaban rozando.

— Me gusta verte así — anunció mirando al cielo.

— ¿Así cómo? — pregunté mirando su perfil, y él me miró.

— Suelta, sin el estrés que tienes todas las mañanas — respondió yo sonreí, luego se fijó de nuevo de nuevo en el cielo — Me encanta hacer esto.

— ¿El qué? — pregunté de nuevo, imitando su acción y mirando al cielo.

— Mirar las estrellas, ¿sabes? De pequeño lo hacía muchísimo con mi padre, él tenía una terraza en su casa, en Paris, y simplemente nos tumbábamos todas las noches allí. Mi madre nos gritaba cosas como Tu vas devenir fou! que significa algo así como que nos íbamos a volver locos. Pero nosotros seguíamos haciéndolo igualmente, todos los veranos, hasta que se fue — me contó, me pareció que era algo precioso y se me erizó la piel.

— ¿Qué le pasó? — pregunté interesada, casi susurrando.

— Tuvo un infarto, tenía diabetes — me respondió y noté como me miraba de reojo.

— ¿Tú madre está bien?

— Sí, sigue en Paris. Mi hermana también vive allí, cerca suya — contestó.

— ¿Qué tal está tu hermana? ¿Sigue con esa novia? — le pregunté y él se rió con una voz ronca.

— No, se casó hace unos años con un chico, Liam, tienen dos hijos. Ella es mucho más mayor que yo, ya tiene 36.

— Que bien — respondí pero me di cuenta de algo — Entonces... ¿estás solo aquí?

— Se puede decir que sí — suspiró y volvimos a mirarnos.

— Lo siento.

— No es tu culpa — me recordó y sonrió.

Apartó un mecho de pelo mi cara y me lo puso tras la oreja. Estábamos tan cerca que tuve la tentación de besarle, pero no lo hice.

Nos levantamos y recogimos la basura, y volvimos a caminar.

— ¿Vives en un apartamento o en un hotel? — pregunté y él me contestó que tenía un apartamento — ¿Está muy lejos?

— Pues la verdad es que sí... no te preocupes, conseguiré un taxi — me aseguró y yo negué con la cabeza.

— Puedes quedarte en mi apartamento, está a unos cinco minutos de aquí, sé lo difícil que es conseguir un taxi en Nueva York, y más a estas horas — le ofrecí y él asintió.

— Gracias, de verdad.

— No hago esto por... intentar nada. Solo veo que estás cansado — le avisé y el rió.

— No me iba a quejar tampoco — dijo con picardía y yo le di un codazo amistoso.



































Cuando llegamos a mi apartamento me di cuenta de algo.

— Mierda, no me he acordado de que tengo solo una cama — le dije mientras entrábamos y yo me quitaba la chaqueta y el rió.

— Me parece preocupante que no sepas cuantas camas tienes en tu propia casa — se burló y yo rodé los ojos con una sonrisa.

— Dormiré en el sofá — anuncié y él frunció el ceño.

— De eso nada — me respondió.

— ¿Quieres que me meta en la cama contigo? — pregunté y me di cuenta de lo mal que había soñada, él se empezó a reír muy fuerte — Sonaba mejor en mi cabeza.

— La verdad es que no me molesta — aceptó y yo le guié a mi habitación, cogí mi pijama y me fui al baño a cambiarme.

Miré por la ventana mientras me cambiaba y me di cuenta de que ya estaba amaneciendo, gracias a Dios no tenía que trabajar, así que no preocupó.

Volví a mi habitación y él estaba mirando un cuadro que estaba en mi mesita de noche, era yo de bebé, con mi madre.

— ¿Es tu madre? — preguntó y me senté a su lado y asentí — Os parecéis mucho.

— Nos lo decían bastante — contesté, mirándome las manos.

— ¿"Decían"? ¿Está...? — preguntó y yo asentí — Oh, lo siento.

Tomó mi mano y le miré, me dio una cálida sonrisa.

— No es tu culpa — le dije, recordando sus palabras cuando le dije lo mismo, él soltó un pequeña risa.

— ¿Y tu padre? — preguntó con cuidado, como si le diera miedo que hablar de este tema pudiera hacerme daño.

— No lo conozco, nos abandonó — él me apretó la mano más fuerte y soltó un suspiro — Cuando mi madre falleció tenía 16 años, así que me mandaron a un centro de menores, allí conocí a mi mejor amiga, Lucy, no sé si la viste en el pub, era la chica morena — él asintió — así que más o menos hubo una época que estuve como tú estabas ahora, sola. Pero encontré refugio en ella.

— Tiene suerte de tener a alguien como tú — halagó y yo le sonreí — Deberíamos dormir.

Yo asentí y nos tumbamos, estábamos dejando distancia, aunque yo sabía que ambas queríamos acercarnos más. Y lo sentía, la conexión...



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lo que lloré escribiendo esto no es normal, encima eran las 4 de la mañana
porfa, no olviden comentar y votar, no cuesta nada <3

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