Beomgyu
Un pequeño Beomgyu suspiraba en aquella habitación, sus ojos deseaban soltar lágrimas, cosa que no se permitió, sus manos temblaban al tiempo que el corazón palpitaba como loco deseando en serio liberarse de la carga emocional.
"Esos pecadores deben morir, solo así el mundo estará limpio"
Pero el amaba a Taehyun, verlo sonreír, sus chistes mal hechos, su actitud madura, esa sonrisa, la forma en que lo abrazaba y confiaba plenamente en él, su amor, su confianza, esa amistad maravillosa que nada podía destruir.
Nada excepto su mente y cuerpo.
Su abuela siempre lo decía, era un pecado que a un hombre le guste otro, no es nada natural, se lo repetía tantas veces, ver en la calle una pareja era... lindo, no le importaba si eran hombre y mujer, o mujer y mujer e incluso dos hombres, Beomgyu podía sentir ese amor que liberaban, no había nada de malo en ello, pero era un pecado.
"Son perversos y buscan inducirte su carne arderá en el infierno y debemos despreciar a los que son así"
Pero, él no hacía nada de eso con Taehyun, el simplemente quería amarlo, besarlo, tomar su mano, escucharlo todo el día, conocer más de su amigo de cabellos rojizos, Beomgyu simplemente quería estar a su lado, acompañarlo en las buenas y en las malas, quería experimentar ese amor que tanto veía, solo... que no estaba bien.
Sonrió recordando sus chistes, aquel día en el parque cuando corrían tomados de la mano, Taehyun era lindo, era dulce e inocente, cuando le detectaron el retraso Beomgyu estuvo allí para apoyarlo, era el propio Taehyun quien le ayudaba con sus tareas, era Beomgyu quien se tomaba el tiempo para escuchar a Taehyun, para divertirse a su lado, era Taehyun quien lo abrazaba cuando estaba cansado, cuando lo necesitaba, cuando nada iba bien, era Taehyun, quien le demostraba lo que podía ser el amor.
"Tal vez, si muero no habrá más pecado"
Era como una enfermedad, su abuela lo dijo, se pasaba de unos a otros, de solo ver la otra persona se sentía incitada a seguirle la corriente al pecador, él, podía contagiar a Taehyun, el chico era demasiado inocente para entenderlo, era demasiado... perfecto para su pecado.
Levantó la vista, en su mente solo la idea de acabar con todo de una vez, si terminaba no habría problema, le pediría perdón a su creador por ello, al menos no habría obedecido a la carne, no habría pecado carnal, simplemente quería que todo cesara, no sentir eso por aquel chico de lindos ojos y perfecta sonrisa.
"Solo hazlo"
Se levantó del suelo con dolor en las rodillas, delineó con el dedo índice la figura de la soga lista para su acto, siguió con su mano hasta tomar todo el objeto, sería sencillo, no habría más sufrimiento, no habría más amor, más pecado, nada más que paz.
"— Oye Gyu, despierta—dijo aquel día Taehyun
—Déjame dormir Hyunhyun ayer dormí mal porque las vecinas fueron a mi casa para la reunión de la iglesia. — se acomodó sobre su pecho aspirando el aroma de su perfume.
— Pero yo quiero salir a jugar bajo la lluvia.
—Mejor duerme ¿si Hyunhyun? hoy solo quiero descansar.
Taehyun asintió y siguió masajeando su cabello, sabía que Beomgyu amaba que pasara los dedos entre sus cabellos dejándole dormir sobre su pecho abrazados, quizá no era correcto, pero Taehyun le acostumbró a dormir así, él generalmente abrazaba a su papá cuando dormía, cuando se fue empezó a abrazar a Beomgyu, este no se negaba, amaba sus abrazos, esos que en casa nunca recibía, Taehyun le daba ese calor que sus padres se llevaron."
Una lágrima corrió por su mejilla, en serio se arrepentía de ser así, de amarlo nunca, la forma en que le encantaba cuidarlo era algo que se llevaría consigo a la tumba, el secreto del amor que le tenía, ese secreto que lo había consumido, ese que lo llevaría a arder en el infierno mil años, y por qué si el propio infierno de no poder decirlo estaba consumiendo su ser entero, el infierno ya estaba en su interior.
Se preparó, subió a aquella mesa, notó de nuevo la soga lista, la tomó.
"Acaba con todo de una vez"
El sonido de una llamada interrumpió esa voz, estaba sobre la cama, no quería hacerlo, en serio no quería ir a seguir con ello.
"Y si es Taehyun que te necesita?"
Bajó, se acercó a verlo, era Yeonjun, contestó tranquilamente tratando de que su voz no se oyera cansada o quebrada.
—Hola— dijo como pudo, solo esperaba que Yeonjun no escuchara su tono.
—Tome el auto prestado de la casa ¿quieres salir un rato?
Suspiro asintiendo, tapó el micrófono, no quería preguntas.
—Claro, ¿vas o voy? — dijo calmándose.
—Voy— casi podía escuchar su sonrisa, al menos podía distraerse un poco, sería raro negarse a salir con sus amigos, solo debía soportar estar cerca de Taehyun.
Dejó todo de lado, quitó la cuerda, si su abuela descubría sus ideas le pegaría como aquella vez que robaron chocolates con Taehyun, o aquel día que no quería leer la biblia para sus vecinas, tomó una sudadera color negro.
Un gorro, recordaba que ese se lo regaló Huening Kai en uno de sus cumpleaños, tomó los tenis que le dio Soobin y luego la pulsera, esa de amistad que Taehyun le dio, la cuidaba con su alma, el de cabellos rojizos se ponía triste si no la llevaba y odiaba que Taehyun estuviera triste, tanto que a pesar de que no lo viera la llevaba a todos lados.
Salió de su habitación, su abuela estaba en la habitación de al lado, abrió la puerta con cuidado, aquella mujer leía el sagrado libro tranquilamente, al verlo sonrió, estaba de buen humor, Beomgyu ingresó en la habitación con cuidado.
—Abuela, ¿puedo salir con Yeonjun?
—A dónde van a ir?
No le digas.
—A comer helado y luego a casa de Kai.
—Dale mis saludos a la mamá de Kai.
Claro, ni siquiera pasarían por allí cerca pero su abuela no lo dejaría ir con un chico que le gustaba, eso era malo, desde el inicio todo estaba mal.
Pero Beomgyu solo quería compañía, una humana.
Salió de la casa con tranquilidad, cerró la puerta y salió hasta la acera, afuera algunas de sus vecinas chismosas lo veían, no le importaba mucho, ellas siempre le decían a su abuela que Yeonjun no era buena compañía simplemente porque no asistía a la iglesia y llevaba perforaciones en sus orejas además de teñirse el cabello, Beomgyu lo veía como increíble a pesar de que el mismo no tuviera el valor, por eso Yeonjun era más que increíble.
Y hablando del chico, este apareció con el auto, detuvo la camioneta y sonrió bajando el vidrio, Beomgyu levantó la mano con una sonrisa, le encantaba ver a su amigo cada que podía.
—Vas aquí o atrás? — cuestionó el de cabellos rubios con una sonrisa dispuesto a abrir la puerta.
—Atrás sabes que siempre cuido a Taehyun— dijo antes de subir.
Yeonjun asintió y el auto por fin avanzó, sería un día largo.
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