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𝗼𝟲𝗼. lo que ella no esperó

o6o. ❝ but there was one thing missing, and that was the moment i knew

(mini maratón 1/2)











































































lo que ello no esperó apareció en el momento menos posible ❞

•─────•✦ ¿ES NECESARIO QUE SE LOS DIGA? Ustedes ya lo saben. Luego de reír, compartir un par de chistes y un par de besos, Natalia y Pedri se quedaron profundamente dormidos abrazados al otro. La noche había sido sumamente agitada para los dos que sus cuerpos estaban exhaustos. Una noche llena de placer como esa ameritaba un merecido descanso. No importa cuando fuera, seguirían volviéndose locos juntos.

Era imposible de evitar.

Había algo que los empujaba todo el tiempo; como si los estuviera tirando con una cuerda. La sensación de estar juntos, de sentirse piel contra piel, de oírse gritar sus propios nombres y dar rienda suelta a todos sus deseos seguía siendo aquello que siempre los haría pedir por más...Las veces que fueran.

No obstante, otra vez...Pedri despertó solo.

Solitario en su posición en la cama de la actriz, volvió a gruñir ante su soledad y se tuvo que tragar las ganas que se había guardado de abrazar a la chica por la mañana. Sin embargo, ella había dejado una nota igual que la última vez. Tuvo que levantarse a atender a su hermana y prepararla para la escuela, lo que también era a una hora temprana.

No quiso esperar más y se dispuso a ir a buscarla por él mismo. Se cambió de ropa rápidamente y salió del cuarto divisando automáticamente a la rubia junto al fregadero. Estaba de espaldas a él y se encontraba limpiando los platos del desayuno de Laura.

El hombre sólo sonrió y caminó hasta donde ella estaba. Al llegar hasta su posición, la abrazó por la espalda escondiendo su rostro en su cuello. Cuando sintió el tacto, Natalia sonrió inmediatamente sabiendo que se trataba de él.

—Natalia Dietz —comenzó él hablando en su oído en lo que parecía ser el inicio de un reclamo—. ¿Me lo has vuelto a hacer...Otra vez?

Ella apretó los labios ligeramente para no reírse y dejó lo que estaba haciendo para voltearse y mirarlo de frente, quedando acorralada entre su cuerpo y el lavaplatos.

—Primero se dan los buenos días, Pedri González.

El futbolista negó con gracia y se le acercó para poder besarla. Un beso no tan largo pero con el ritmo perfecto para hacerlos disfrutar. Al separarse, él insistió:

—Listo ¿Ya puedo quejarme?

Suspiró con una sonrisa—Pedri...

—Ya no me está haciendo bien despertar solo, Nat —la examinó—. No me parece muy justo.

—Te volví a dejar una nota. Laura tenía clases. Vivianne la vino a dejar en la mañana para que buscara su mochila y porque aquí espera el furgón.

—¿Por qué no me despertaste entonces?

Ella alzó un dedo—Para tu información...Sí lo hice —él frunció el ceño—. Traté de despertarte dos veces a esa hora pero en ninguna me hiciste caso así que... —se cruzó de brazos—. Culpa mía no es.

Él abrió su boca para decir algo en su defensa pero no lo logró—Vale, fui yo.

Rió—Tienes el sueño muy pesado. Parecías un tronco cuando traté de moverte.

—Lo sé, lo sé.

—Ah —chasqueó los dedos— y tengo una queja contra ti y que nunca te la había dicho hasta ahora.

—¿Qué? —frunció el ceño asustado.

Roncas.

El rostro de Pedri palideció por un par de segundos y su expresión hizo a la rubia estallar en risas.

—No es verdad —se quejó.

—Pedri, he dormido contigo cuatro veces —él cerró los ojos—, y te he oído roncar...Las cuatro veces.

—Venga Nat —se quejó—. ¿Lo único que vas a destacar de anoche fue que ronqué?

Chasqueó la lengua y le miró con intensidad—Bueno, considerando tu gran actuación el día de ayer...Los ronquidos definitivamente pasan a segundo plano.

Él sonrió complacido y la tomó por las caderas, la giró en el aire y la sentó sobre la isla de la cocina. Sus manos se fueron a sus piernas para abrirse paso entre ellas y luego descansaron sobre sus muslos.

—¿Ah sí? —buscó sus labios, mas no la besó, sólo la tentó con un suave roce.

—Definitivamente —asintió—. Si sigues portándote así de bien como anoche, puedo dejar de quejarme por tus ronquidos.

Él río y le dio un corto beso—¿O sea que estoy condicionado?

—Sí —su mano dibujó la línea de su mandíbula—. Vas a tener que hacer méritos.

—Con que méritos ¿Eh? —alzó una ceja.

Asintió—Sé un buen chico.

El español se le acercó para besarla de una buena vez y ella enredó sus brazos alrededor de su cuello. Cómo disfrutaban esos momentos, cómo disfrutaban estar juntos de esa manera. Era una sensación indescriptible que los volvía locos.

—Nat —habló él entre besos—, sacas a la luz una parte de mí con la que no había convivido nunca...Y no me opongo a ella para nada.

Intensificó el beso—Me alegra que no te opongas...Que bueno que no lo haces.

Soltó una risa nasal—Claro, te beneficia.

Rió igualmente—No es como que tú te veas muy en desventaja disfrutando mi propia versión de mí misma.

—Oh —echó la cabeza hacia atrás—, claro que no...No me cansaría nunca.

Ella volvió a acercarlo a ella para seguir besándolo y las caricias —o incluso, la simple posición— de las manos de Pedri en sus muslos le estaba causando un revoltijo que no recorría todo el cuerpo.

—Me gusta cuando tus manos están ahí.

El suave susurro de la chica fue música para sus oídos y sonrió de lado al oírla tan deleitada por el siempre gesto que estaba teniendo.

—¿En serio? —delicadamente sus pulgares dejaron caricias en forma de círculos por la parte interior de sus muslos, donde sus manos aún permanecían.

Cerró los ojos—Sí —suspiró tratando de no dejarse llevar como una loca por aquel cosquilleo que él le estaba causando—. También me gustan tus manos cuando están aquí.

De repente, ella le tomó las manos y las apoyó sobre sus caderas. La intención sorprendió al canario pero eligió no hacerle ninguna pregunta, sólo la miró con media sonrisa y en aquella nueva área dejó caricias de la misma manera que antes.

—¿Ah sí?

Asintió—También aquí.

Ella volvió a repetir la maniobra, pero ahora hizo que sus manos se movieran un poco más arriba hasta su cintura, por debajo de su camiseta. El cálido tacto del futbolista sobre su desnuda piel le causó una corriente eléctrica que él notó y aprovechó la posición para acercarla más a él y continuar su trayectoria de caricias.

—Y aquí.

Continuó ella y ahora le tomó de las manos para posicionarlas sobre sus hombros. González dio suaves masajes en el área.

—Y aquí.

Acto seguido, cambió la posición hasta su rostro. Las manos de Pedri la sujetaron por las mejillas y ella tuvo que cerrar los ojos para disfrutar de mejor manera la apacible sensación y como los pulgares del español dibujaban invisibles círculos sobre su tersa piel.

Estaba volviéndose loca.

Soltó un largo y sonoro suspiro para luego volver a tomarlo por las manos y —con las suyas propias como guía— hacer que bajaran desde su rostro por todo su cuerpo hacia abajo, rozando todo lo que comprendía el área de su pecho, abdomen y su anatomía en general.

Pedri la observó en silencio. Calladamente disfrutando lo que ella le decía y, por supuesto, lo que lo estaba guiando hacer. Aquella versión más...Libre y honesta de ella prontamente lo haría perder la cabeza.

—En...En todas partes —concluyó ella en un susurro y las manos del canario volvieron a su posición inicial.

—No sabía que te gustaba tanto —dijo él en un susurro que hizo que sus alientos se mezclaran al tratar de buscar el rostro de la chica en medio de las hebras de su pelo.

Soltó una suave risa nasal haciendo que sus narices se rozaran—No te hagas el weon. Sí lo sabías.

Sonrió y ladeó la cabeza ligeramente orgulloso—Bueno, es que tú me lo dejas claro con dichos y hechos.

Ella sonrió igualmente mordiéndose ligeramente el labio hasta que atrajo al hombre hacia ella tomándolo por la camiseta.

Hasta que agregó:

—¿Segundo round?

González parpadeó un par de veces tomado por sorpresa ante aquella sugerencia pero rápidamente su expresión fue reemplazada por una más divertida.

—Y los que quieras —la besó.

Natalia se giró parcialmente y empujó rápidamente hacia un lado todas las cosas que ocupaban espacio detrás de ella sobre la isla de la cocina. Una vez hecho, sus labios se volvieron a unir para un apasionado beso en donde recorrieron a completa libertad la boca del otro. Sus lenguas jugaron entre sí mientras aquel beso iba tomando fuerza cada vez más.

El firme agarre de Pedri en los muslos de la mujer se movió hasta su cintura y espalda baja para, con cuidado, hacer que se recostara de espaldas sobre la superficie marmolada.

El frío que ella sintió momentáneamente por estar contra una zona tan gélida fue reemplazado por la calidez de los labios de Pedri sobre su cuerpo.

Ahogó un suspiro.

El futbolista levantó parte de su camiseta y comenzó a repartir un camino de besos por todo el tonificado abdomen de la rubia. Esta cerró los ojos ante tan intensa sensación la cual ahora se mezclaba con las manos de González dando caricias por sus piernas mientras su boca le daba atención a su vientre.

Estaba intranquila. Preferió llevar sus manos y enredarlas en el cabello de Pedri mientras este se movía, antes de que tirara algo al suelo tratando de controlarse.

La trayectoria de besos no tenía intención alguna de parar. El canario estaba empeñado en recorrer hasta el último rincón y darle a ella la oleada de placer que tanto disfrutaba darle. Y, por si fuera poco, decidió aumentar aquello dándole un mordisco en el área en una de las zonas tonificadas de su cuerpo.

Natalia se sobresaltó levemente ante el cambio de ritmo y le jaló el cabello casi en un acto reflejo.

—¿Empeñado en dejar marcas, canario? —murmuró mientras él seguía.

Sonrió sobre su piel—Puede ser...

Soltó un pesado suspiro—Marca lo que quieras...

Casi no fue consciente del momento en que aquellas palabras habían salido de su boca pero al español pareció gustarle ya que la amplia sonrisa en su rostro fue capaz de hablar por él mismo.

—Oh...Aún ni empiezo —agregó.

Sus manos dejaron de darle atención a sus piernas y se fueron hacia su pantalón, en donde ágilmente alcanzó a desabrochar el botón.

Sí.

Sólo el botón.

Porque alguien entró a la casa.

El sonido de la puerta abriéndose los sobresaltó súbitamente. Pedri se alejó de su cuerpo con rapidez mientras la chica volvía a sentarse en la isla de la cocina en el mismo ritmo.

—¡Nat! Traje las cosas para que hagamos completos. Con productos de España pero...¡Conchetumare no de nuevo!

Vivianne había ingresado a la residencia hablando casi consigo misma. Cuando vio a la pareja en tan considerable posición sobre el mueble, dejó caer las bolsas que traía para llevarse las manos a los ojos.

—No puede ser, no otra vez. ¡Niños! ¿Cómo me hacen esto? —exclamaba sin mirarles—. ¡Vayan a la pieza mejor!

—Vivianne —regañó su prima.

Dios está aquí, está aquí —comenzó a cantar—, tan cierto como el aire que respiro...

—¡Vivianne! —ahora ella exclamó.

La mayor descubrió sus ojos y por fin se giró a verlos. Natalia la observaba con seriedad pero Pedri se estaba aguantando la risa.

—¿Qué?

—Ya deja de ser tan alharaca. Si no viste nada, llorona.

—¿Cómo que no? —puso sus brazos en jarra—. Bien evidentes están en esa posición, qué quieren que les diga.

—Ay Dios —se pasó las manos por la cara—. Yo te dije que avisaras cuando vinieras para que esto no pasara.

—¡Lo hice! Pero al parecer estabas muy ocupada para responder ya que te estaban, discúlpame Pedri, lo digo con todo respeto —lo apuntó—...Comiendo.

La rubia se cubrió el rostro agotada pero González rió suavemente mientras la miraba.

—Dios dame paciencia porque si me das fuerza la mato —susurró para ella misma.

El canario apretó ligeramente su muslo para llamar su atención—A mí me da igual. Ver su reacción ha sido cómico.

La actriz descubrió su rostro para poder mirarlo y finalmente su seriedad acabó en una risa que compartieron.

—Ya Vivi, deja de llorar y pasa antes de que me arrepienta.

Gruñó tomando otra vez las bolsas del suelo—Dios, y yo que venía con la mejor de las intenciones.

La castaña se adentró en el lugar para llegar hasta el refrigerador. Allí, comenzó a guardar lo que había comprado con completa libertad.

Al ver que estaba más lejos de ellos, la pareja inició una conversación. La charla se originó cuando Natalia frunció el ceño levemente al sentir un ligero ardor en su parte abdominal. Tomó la punta de su camiseta, la levantó y dejó el área en evidencia para ella y el canario.

Alzó una ceja hacia el hombre—Me mordiste.

Aquello evidentemente no era una pregunta sino una afirmación. La chica tenía ligeramente roja cierta zona de su vientre y se aseguró de apuntársela al contrario.

Este trató de no reír y sólo se encogió de hombros.

Lo que posteriormente hizo él fue levantar su camiseta de la misma forma y señaló algo en su torso, de la misma manera en que ella lo había hecho.

—Tú a mí igual.

En uno de sus abdominales tenía una marca que aún pintaba enrojecida. Había sido una mezcla entre mordisco y chupón que la rubia le había dejado durante la noche anterior.

Ella tartamudeó un tanto avergonzada—Bueno, estamos a mano entonces.

Ambos rieron.

Después de guardar las cosas la recién llegada volvió a donde ellos estaban y se puso del otro lado de la cocina.

—Pedri ¿Te quedas a comer igual? —preguntó.

Con curiosidad, la rubia le echó una mirada y él se tomó su tiempo para pensar en una respuesta.

—Eh...Tengo entrenamiento de mediodía y debería irme en un rato —hizo una mueca y Natalia tuvo que hacer su mayor esfuerzo para disimular su decepción—, pero para la otra de seguro que sí.

—Tú te lo pierdes —dijo Vivianne—. Los completos son lo mejor que hay.

—Y aunque lo fueran él sigue teniendo una dieta estricta —apuntó la rubia.

Gruñó—Él con dieta y tú que comes vienesas de soya o lo que sea —los contrarios rieron ante su reclamo—. Como sea, igual así tengo tiempo a solas contigo para seguir hablando de mi boda.

Se bajó de la isla al recordar eso—Claro. Tienes muchas cosas que comprar para luego mandarlas a Chile.

—Y hablando de eso —se inclinó un poco hacia ella—, aún me tienes que decir si vas o no.

Cerró los ojos cansada—Vivi...

—¡Es mi matrimonio! —alzó los brazos— Y eres de las personas más importantes de mi vida. Te necesito ahí —rogó.

—Ya conversamos ¿Ya? Tengo que pensarlo aún...No he regresado a Chile desde que me fui y no tengo intenciones de hacerlo —sintió un escalofrío ante los malos recuerdos.

—Sé que te hace mal —alcanzó su mano—, pero hazlo...Por mí —hizo un puchero.

Nat recordó la presencia del canario a su lado y eligió que, en ese momento, no era la mejor ocasión para hablar de ese tema que tanto le costaba aún. Eso y que realmente no quería discutirlo.

—Aún queda tiempo ¿Ya? Lo seguiré pensando —la mayor sonrió—. Voy a buscar las revistas que dejaste el otro día para seguir buscando ideas.

Posteriormente, la rubia se retiró de la cocina y se fue a su habitación en busca de lo mencionado.

Cuando los otros dos quedaron solos se generó un corto silencio que al inicio fue incómodo. No obstante, la mayor lo cortó diciendo:

—Ella te contó todo...¿No?

El susurro que buscaba asegurarse de que Natalia no escuchara su charla inmediatamente conectó las ideas en la mente del futbolista para entender a qué se refería.

—Bueno... —suspiró—. De su infancia, cómo murió su papá, la violencia, las drogas y el alcohol de su mamá, cómo ella tuvo que asumir un rol que no le correspondía y... —al recordar ese día el estómago se le apretó—. Esas cosas.

Lo que ellos no sabían era que la rubia había sido un poco más astuta que ellos. Estaba oyendo su conversación apoyada en la pared de su puerta. Conocía a su prima, sabía que todo se le salía y que probablemente aprovecharía el momento de su ausencia para hablar con el futbolista sobre ella. Así que se mantuvo escondida oyendo desde su puerta.

Porque...Porque sí, bueno, ella también era curiosa.

—Ay —la castaña abrió los ojos como platos por consiguiente de la respuesta del mediocampista—, entonces creo que te contó todo.

—Yo no lo sabía Vivianne. Te lo juro. Jamás pensé que...

—Tranquilo, no tenías porqué saberlo —lo detuvo con amabilidad.

—Sí, lo sé, pero me causa... —apretó la mandíbula—. Mucha rabia...Todo lo que le hicieron.

—A mí igual... —hizo una mueca—. Fue y sigue siendo muy difícil para ella, y si te contó todo entonces estaba muy ebria...

Vivianne se detuvo y meditó.

—O...

—¿Qué? —inquirió él curioso.

La mayor no le respondió de inmediato, sólo le miró analizándolo y pensando en todas las cosas que su prima había hablado de él. Hasta las primeras de un inicio cuando lo odiaba hasta ahora que empezaba a verse confundida por él. Para Vivianne, Pedri era el hombre perfecto para su prima, ella era la única que no veía la verdad pero la castaña la tenía bien clara.

—La haces sentir segura.

Pedri palideció.

Las palabras de la contraria sacudieron todo su interior y no supo qué responderle en ese instante. ¿Lo peor de todo? Sabía que ella era una persona madura, honesta y que conocía a Nat mejor que nadie. Eso significaba que le estaba diciendo la verdad y nada más que la verdad.

Él sonrió de lado.

Por supuesto la rubia escuchó todo eso y maldijo a su prima desde su posición:

—Vivianne hija de la conchetumare.

¿Reclamaba porque era una mentira? ¿O porque su prima se había encargado de exponerla ante el canario?

Preguntas, preguntas...

La charla de los dos no dio para más ya que el timbre de la casa sonó y esa fue la oportunidad de Nat para salir de su cuarto y caminar hacia la puerta.

—¡Yo voy! —anunció pasándoles por el lado y tratando de disimular que los había oído.

No obstante, ella no sabía lo que le esperaba al otro lado.

Dietz finalmente abrió la puerta con la curiosidad de ver de quién se trataba, y cuando finalmente lo hizo, su sonrisa desapareció.

El cuerpo le tembló.

La vista se le puso borrosa.

La cabeza le ardió como un infierno.

El corazón se le aceleró.

La garganta se le apretó.

Su mente se bloqueó.

Su capacidad de habla desapareció.

Todo cambió en cosa de segundos tan sólo al ver a la persona que había aparecido en su casa.

Como una gigantesca bomba todos los recuerdos acumulados por años se le vinieron de golpe causándole hasta un mareo. Llegó a pensar que lo que estaba viendo era producto de su imaginación pero, cada vez que parpadeaba para verificar, aquella figura seguía enfrente suyo.

No se iba.

Era real.

Una vez más, ella volvió a sentirse como una niña pequeña indefensa que buscaba donde esconderse de su mayor temor.

Un temor que se había personificado.

Y lo hizo por años.

Ella.

—¿Mamá...?


























































HOLAAAA, mini maratón que se viene INTENSO, pero una intensidad que lamentablemente sabíamos que iba a llegar...

COMO ESTÁN??? espero que bien!!! se el duro final de este cap pero CUAL FUE SU PARTE FAV??? QUE CREEN QUE VA A PASAR? LLEGÓ LA MAMÁ DE NAT!!!! DEJEN SUS PREDICCIONES DE LO QUE VA A SUCEDER

gente, hasta yo estoy nerviosa y yo escribí esto hace rato ya djdjd

recordar que esto es un mini maratón así que, si se llega a los votos les subo la segunda parte de esto EL MIÉRCOLES!!!!!! ASÍ QUE VAMOS VAMOSSSSSSS

100 votos para actualización

bueno gente, NOS VEMOS BIEN PRONTO

SEE YOU (very) SOON

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