𝐨𝟓𝐨. verdades del pasado
o5o. ❝ crush my heart and wreck my image. why you gotta be so vicious? ❞
❝ esas verdades del pasado de natalia pedri realmente no se las esperaba ❞
✦•─────• LA SALA QUEDÓ EN COMPLETO SILENCIO cuando esas palabras fueron emitidas. Benjamín sonreía triunfante, a Pedri se le comenzaba a decaer el rostro y Natalia...Bueno, ella reaccionó a lo que su ex novio había dicho y estalló:
—¡No!
La fuerte exclamación de la rubia hizo que ambos hombres se voltearan a verla asustados.
La chilena se veía muy enojada. Su rostro estaba tenso, su mandíbula apretada, sus pómulos ligeramente rosados y a cada lado de sus caderas estaban descansando sus puños apretados. Sólo faltaba que se le reventara la yugular.
Su mirada de furia se centró en el actor y solamente en el actor. Éste trató de mantenerse firme ante su ataque pero también se puso nervioso porque en el fondo sabía el motivo de su enojo.
Dietz no supo como comenzar y eso acrecentó la confusión de ambos hombres. Sin embargo, primero decidió hacer algo antes.
Algo que le asustó.
Decidió mirar a Pedri.
La chilena giró sobre sus talones nuevamente para mirar al canario y se dio cuenta de que éste ya la estaba mirando. Ojos más que abiertos, boca ligeramente abierta y una expresión que realmente mostraba que no se esperaba oír aquello.
Lo único por lo que la chilena rogaba era por no ver decepción en aquella mirada.
—Pedri.
Aquel llamado de su parte...Aquel suave y temeroso llamado de sus labios buscó traerle hacia ella, que la observaba con una intensidad que la hacía sentir expuesta. Dietz, con el corazón latiendo en su pecho como un tambor, sentía que su secreto estaba a punto de desbordar y la mirada del futbolista llena de una expectativa casi palpable, la hacía sentir como si estuviera al borde de un precipicio, a punto de saltar hacia lo desconocido.
El miedo a ser juzgada, a ser rechazada, la atenazaba. Quería asegurarse de que en esos ojos no hubiera decepción alguna o algo que lo alejara de ella.
—¿Es cierto?
Aquel suave susurro por parte del canario casi la destruye.
Su confundida y sorprendida voz hizo juego con sus ojos y su ceño fruncido. La miraba más perdido que nunca, pero ella no sabía que su corazón estaba latiendo tan fuerte por el nerviosismo de conocer la veracidad de lo recientemente oído que parecía que iba a atravesar sus costillas.
—¿Es verdad lo que él dice? —volvió a insistir tratando de mantener una voz firme.
La chilena sintió que se mareaba y deseó que la tierra la tragara en ese mismo instante. Cerró los ojos un segundo por lo sobrepasada que se sentía ante todo eso y finalmente cobró fuerzas para hablar.
—No —negó hacia él—. Las cosas no son así, yo te lo puedo explicar.
Casi no se reconoció cuando se vio a sí misma suplicándole al canario por paciencia y comprensión.
Había algo muy dentro de la chilena que resurgía dentro de sus traumas familiares. Un miedo y una inseguridad al pánico de hacer algo malo que posteriormente alejaría a las personas de ella. Algo que siempre le ocurrió y que siempre la hacía cargar con la culpa de cada cosa mala que sucedía en su hogar. Siempre le aterró equivocarse con las personas que significaban algo en su vida, porque cuando lo hacía, esas personas la alejaban...
Para siempre.
De pronto una risa se escuchó a sus espaldas.
Una maldita risa.
—No puedo creerlo —obviamente la risa provenía de Benjamín—. Estoy presenciando en vivo y en directo cómo arruino su linda relación.
Las risas continuaron, incluso acompañadas de aplausos y aquella injustificada burla hizo que la furia de la rubia volviera a subir a su sistema. Apretó los puños y la mandíbula y le dio la última mirada al canario antes de girarse otra vez hacia su ex pareja.
—Disculpa que me lo esté tomando con tanta gracia —siguió el sevillano—. Pero, como tu ex novio, en serio lo disfruto.
Sus risas siguieron, pero Natalia aún no hizo nada, sólo esperó el momento para actuar, como si estuviera esperando cargarse con la dosis perfecta de ira para soltar todo lo que tenía.
—Pero me da igual, si les causo un quiebre mucho mejor —agregó—. Así veo caer su tan perfecta y patética...
El hombre no pudo continuar.
Fue brutalmente callado.
Ya que Natalia le había dado una bofetada.
Toda la estancia permaneció en silencio cuando el eco del seco sonido de la mano derecha de la chilena estampada en su mejilla se dejó oír.
Benjamín tiñó su rostro con horror y se llevó una mano a la zona afectada mirando fijamente a la rubia. Ella, al contrario, permanecía completamente erguida y firme en su posición, con una mirada intransigente y llena de odio y furia.
Aquello la había rebasado. Había sido el nivel más alto de la burla, la mentira y la falta de respeto.
Ah, y sobre Pedri. Bueno, él presenció toda la escena con sorpresa llevándose una mano a la boca.
—Eres un verdadero hijo de puta —pronunció ella finalmente con una voz tan oscura como la noche—. Un verdadero...Conchesumadre.
Uría no dijo nada, sólo la miró con terror todavía y despacio retiró su mano de su mejilla.
—¿Cómo te atreves...? —siguió ella dando lentos pasos hasta su posición—¿...A venir a mi propia casa, sin mi consentimiento, buscándome como un psicópata, faltándome el respeto a mí y a mi novio y para colmo difamándome de tal forma?
—Natalia... —quiso tratar de hacerla entrar en razón.
—Mentiroso —soltó hacia él interrumpiéndolo—. Si vas a contar lo que pasó entre nosotros cuenta la verdad y sólo la verdad.
—Pero es la...
—¡No lo es! —apretó los puños—. ¿A ti te falla la memoria o algo? Sabes perfectamente que las cosas no fueron así y que tu...Retorcida cabeza tergiversó todo.
—No me trates como a un maníaco —negó.
—Oh, lo estoy considerando —rió—. Tu momento se acabó...Yo voy a contar esta historia.
Aquella frase pareció resonar en la habitación y fue como marcar una línea de partida. Una línea distinta a otra área de su vida que ella quería olvidar y que ahora Pedri tendría que conocer.
La mujer no habló por los primeros segundos, sólo tragó saliva y le echó una rápida mirada al español. Él aún le miraba con confusión, pero ahora un poco más relajado al saber que oiría la verdad de todo el asunto.
Estaba nerviosa. No sabía cómo él podía reaccionar.
Pero simplemente tomó aire y comenzó:
—Nosotros salimos por varios meses —fueron sus primeras palabras—. Cuando llegué a España me asenté aquí en Barcelona pero también estuve constantemente viviendo en Sevilla por él —lo apuntó con la cabeza. Miraba más a Pedri que al actor, ya que más que nada la narración de la historia era para él—. Luego él me visitaba más a mí en Barcelona en mi departamento antiguo y así lo fuimos haciendo.
Uría soltó una risa seca—¿Y eso qué relevancia tiene con...?
—Cállate —la sólida ordenanza de la firme voz de Pedri lo detuvo. El canario sacó su fija mirada un segundo de la chilena y lo observó a él de forma incriminatoria—. Es ella la que está hablando, no tú.
El actor sólo pudo guardar silencio en su lugar y Dietz miró un instante al futbolista agradeciendo internamente su intervención. Él se veía serio. Realmente quería ponerle atención a la chilena.
—Bien, como decía —siguió ella—. Entre alguno de esos viajes de Sevilla a Barcelona él me invitó a cenar una noche solos... —cuando se acercaba el momento crucial de la historia ella se tensó—. Yo sabía que estaba nervioso por algo o que algo quería hacer.
—¿Y qué era? —cuestionó el mediocampista.
Le daban miedo sus preguntas e intervenciones. No sabía si las hacía porque estaba molesto o por simple curiosidad. La mujer temblaba silenciosamente en su lugar al no querer seguir hablando de un tema que ella había enterrado hacía mucho tiempo.
—Dile —exigió Benjamín a sus espaldas.
La actriz estuvo tentada a darle otra bofetada y González casi se adelanta a interrumpirlo de nuevo. No obstante, ambos supieron mantener la compostura en sus lugares y la chilena pudo continuar.
—Él... —se rascó la nuca nerviosa—. Ya sabes...Él.
Hizo una pausa. Cerró los ojos y se sintió frustrada consigo misma. Se sintió atrapada en su propia mente, como si las palabras se hubieran enredado en su garganta y no pudieran salir. No quería que Pedri la viera como una persona débil o insegura, pero al mismo tiempo, no podía seguir en silencio, no podía seguir escondiendo la verdad. La tensión interior la estaba desgarrando, y por un momento, se sintió como si estuviera a punto de explotar.
Pero sí, al final tuvo que explotar.
Pero con la verdad.
—Esa noche Benjamín me propuso matrimonio.
La sala permaneció en silencio.
Un pequeño alivio pudo sentir la actriz al llevar ya la mitad del camino de esa difícil historia, pero el futbolista no sentía la misma calma. Su rostro se volvió a desfigurar como al inicio y sus confundidos ojos seguían pegados a los verdosos de la chilena. Ella sólo rogaba que aquello que ella veía no fuera decepción. Le aterraba.
Uría, por su parte, sólo se mantuvo de brazos cruzados viendo como la pareja resolvía sus problemas a través de esa historia.
Había sido una dura revelación.
Pero aún quedaba un detalle.
—Pero eso no es todo —continuó ella—. Yo...Yo...
Tenía que dejar de mirarlo a los ojos a como diera lugar. Por un instante y por primera vez en su vida los ojos del español no le inspiraban seguridad sino que le aterraba verlos porque realmente se veían confundidos y nerviosos. Recuerdos del pasado venían a ella y no quería se alejada por sus decisiones otra vez.
Pero ya estaba ahí y debía ser honesta.
—Yo me escapé.
Su respuesta final hizo que Pedri abriera mucho más los ojos de sorpresa.
Suspiró entrecortadamente—Me fui de la propuesta y dejé al Benja ahí solo.
—¿Ahora me entiendes? —opinó el actor a la distancia—. Mi enojo es justificado.
—No, no lo es —gruñó la chilena sin mirarle—. No eres una santa paloma —la mujer hizo una corta pausa y tomó el aire necesario para continuar—. Yo...Yo...Obviamente no le di respuesta alguna y huí se ahí. Desde entonces que no nos vemos ya que nuestra relación acabó allí.
Hubo un corto silencio, uno que González usó para meditar en la historia, creando múltiples posibilidades en su cabeza. Natalia le esperaba ansiosa y Benjamín a sus espaldas sólo quería seguir peleando.
—Por eso la historia que él cuenta está mal. Nunca fui su esposa. Nunca nos casamos —sacudió la cabeza—. Sólo...Me propuso matrimonio y yo no acepté.
—¿Por qué? —cuestionó el futbolista suavemente.
—Eso es lo que yo quiero saber —Uría desancló los pies de su lugar y se acercó a la pareja—. Ella me dejó sin dar una explicación alguna.
—Benja... —sentenció ella volteando a mirarlo.
—Por eso volví, bonita —a ella le repugnó que la llamara así—. Porque ahora que por fin puedo volver a verte cara a cara me merezco que me digas en la cara porqué te fuiste ese día.
Soltó una risa sarcástica—Tú no mereces que yo te diga nada.
—Claro que lo merezco —atacó—. Iba a ser el día más feliz de nuestras vidas y tú lo arruinaste —la rubia puso los ojos en blanco—. Me dejaste en vergüenza y te fuiste sin darme una explicación. Por eso estoy aquí...Para que me la des.
Rió—Eres patético y una pésima persona...Si realmente me hubieras puesto atención cuando estábamos juntos lo sabrías.
Aquella última frase llamó la atención del canario y dejó a entender un poco de cómo había sido la relación de ella con el actor.
—¿En serio no me dirás nada? —dijo consternado.
—No —negó—. No mereces ni que te hable. Sabes lo que hiciste pero estás tan centrado en ti mismo que jamás te ibas andar cuenta —escupió—. Siempre fue obvio.
—Entonces dímelo...A la cara —exigió.
Volvió a reír y se cubrió el rostro—A ti parece que te falla el oído...He dicho que no. Esta conversación se acabó. La verdadera historia está contada y ahora tú te irás de mi casa.
Al ver que ella hablaba bastante en serio, el actor comenzó a desesperarse.
—No, no me puedes hacer esto —la apuntó mientras ella se le acercaba con el motivo de comenzar a moverlo—. He llegado hasta aquí para...
—Me da igual —se puso detrás de él y empezó a empujarlo hacia la puerta—. Te vas a ir de mi casa a la que llegaste irrespetuosamente y espero no tener que verte la cara de nuevo.
—Pero Nat... —trataba de frenarla pero ya iban llegando a la salida. El futbolista sólo la observó sin interrumpir.
—Nada de peros —una vez frente a la puerta se detuvieron y ella la abrió—. ¿No crees que ya le has hecho suficientemente daño a mi vida como para seguir apareciendo?
El sevillano se sintió ligeramente alcanzado por esas palabras y se incomodó en su lugar.
—No quiero verte —comenzó a concluir—. No voy a darte ninguna explicación ni nada porque...Si me hubieras amado de verdad lo sabrías —apuntó a la salida y al pasillo que ya se veía—. Vete.
—Nat... —quiso suplicar por última vez.
—Que te largues —cerró los ojos cansada.
El actor se dio cuenta de que ella ya estaba harta de su presencia ahí y que no podría hacer otra cosa para quedarse. Si seguía insistiendo probablemente lo volvería a golpear o algo peor. Sí, se sentía derrotado, pero no tenía más que hacer en ese momento.
Él no dijo nada, sólo asintió con pesar y cruzó el umbral hasta estar en el pasillo del edificio. La chilena siguió sus pasos muy al detalle y se preparó para cerrarle la puerta en la cara.
No obstante, él habló antes:
—Esto aún no acaba, bonita —la apuntó.
Entonces ella azotó la puerta con fuerza en pleno rostro del hombre, finalmente cerrándola y dando fin a ese odioso capítulo de su vida.
La estancia quedó en silencio mientras ella apoyaba su espalda cansada en la madera y se tomaba el rostro con las manos. Comenzaba a sentir que la ansiedad se apoderaba de su sistema y como todo lo bueno que había construido en los últimos días se desmoronaba como castillos de arena siendo arrastrados por el mar.
—Todo iba tan bien... —susurró para sí misma con un nudo en la garganta.
Era verdad. Se había estado sintiendo tranquila y segura hasta la aparición de Benjamín. Una aparición que sabía que tendría problemas para seguir evitando.
Lo peor de todo ahora era que un nuevo sentimiento había regresado a ella, impulsado por el regreso de aquel recuerdo de la propuesta de matrimonio y como ella había huido de Uría. Recordaba su relación con él y lo mal que en ocasiones la había pasado. Eso dolía, pero tenía que seguir adelante.
Luego de unos segundos en su caos personal, levantó el rostro y se dio cuenta de que Pedri se había acercado hacia ella con una preocupada expresión.
—¿Estás bien?
La suave pregunta de sus labios acarició sus canales auditivos y sintió un gramo de tranquilidad con tan sólo oír su voz y verle cerca de ella.
Fue capaz de alzar sus ojos hacia él y ahí se refugió por ese instante.
—Creo que voy a tener que cambiarme de casa otra vez —trató de bromear y trató de reír con lo que había dicho.
González, por su parte, no rió tanto con ella. Sabía que siempre usaba la risa y las bromas para ocultar como realmente se sentía, pero ese no era el momento ideal.
La mujer no quería seguirle mintiendo, y ahora con Uría fuera de la vista sentía que podía comenzar a hablar lo que tenía que hablar.
—Oye... —se sintió nerviosa, muy nerviosa—, de nuevo lamento no haberte contado todo esto...Pero puedo contártelo.
González la analizó con detención. La realidad de las cosas era que sólo le importaba que ella estuviera bien, supiera la historia o no.
—Obviamente a ti sí te puedo decir la verdad de mi huida —se encogió de hombros—. Creo que mereces saberlo.
—No tienes que decirme si no quieres —dijo suavemente negando con la cabeza.
—Sí quiero —hasta a ella misma le sorprendió lo rápido que había hablado.
Aquello también sorprendió al canario y terminó asintiendo. Delicadamente la tomó de la mano y la arrastró con él hasta la misma posición en la que habían estado antes. Ella sólo le siguió y dejó incluso que la tomara por la cintura para ser él quien la levantara y la sentara en el mismo banquillo que hace unos minutos. Nadie dijo nada, sólo se miraban cada una de sus acciones hasta que Pedri también estuvo sentado a su lado.
Con todo listo, el canario se giró a verla acariciando suavemente su muslo para darle tranquilidad. Era obvio que hablar de su pasado le incomodaba.
Efectivamente así era. Habían tantas cosas pasando por su mente que sentía que todo se le revolvía al hablar.
Pero tenía que hacerlo.
—Bueno, como quizás te diste cuenta Benjamín no es una persona tan fantástica —comenzó con una media sonrisa que pareció en realidad una mueca—. Él y yo comenzamos a andar tiempo después de que me asenté en España. Como él mencionó, nos contrató la misma agencia y así nos conocimos. Empezamos a salir, a conocernos y todo lo normal...Hasta que oficializamos nuestra relación.
Pedri obviamente no la interrumpió, sólo la oyó en silencio e iba asintiendo a sus palabras.
—La verdad que todo iba bien. Conocí a su familia en Sevilla, el conoció a la mía aquí, dígase sólo Laura y un poco a Vivianne —rió— pero ya después comenzamos a ser sólo nosotros dos. Él... —apretó los labios—. Era muy enfático en eso. Le gustaba tenerme sólo para él.
Se notaba a leguas que era así y ese fue el pensamiento del canario. La actitud avasalladora y obsesiva del actor calzaba perfectamente con las cosas que la rubia decía.
—Con el tiempo comencé a darme cuenta que él no era la persona que yo creía —negó—. Comenzó a mostrar su verdadero ser...Se puso celoso, controlador, hiriente, poco atento conmigo, impaciente, no me comprendía y buscaba siempre invadir mi privacidad para saber cosas de mi vida y mi familia —sintió un escalofrío al recordarlo—. Pero sobre todo...Estaba más que obsesionado con una sola cosa.
—¿Qué? —se atrevió a preguntar el canario.
Ella tomó aire.
—El matrimonio.
Allí, la película comenzó a quedar más clara y el espectáculo de Uría cobraba sentido. González asintió ante sus palabras y la invitó a que siguiera hablando. Sin embargo, a ella le costaba. Tuvo que hacer una pequeña pausa.
—Dios, estaba muy obsesionado con casarse conmigo —se tomó la cabeza—. Me lo decía cada vez que podía. Decía que era su mayor deseo en la vida y que no pararía hasta conseguirlo...Quería que fuera su esposa a como diera lugar.
—¿Y tú que pensabas de eso?
Apretó los labios—Esa es la cosa...Yo no quería...Por nada en el mundo lo quería.
Había una parte difícil dentro de esa historia y la mujer tuvo que armarse de valor para poder seguir.
—Digo...Mis padres tuvieron un matrimonio terrible —miró a un punto inexacto con melancolía—. Jamás vi un ejemplo lindo de un matrimonio, sólo uno lleno de cosas horribles...Desde ese entonces jamás me llamó la atención casarme y nunca quise hacerlo.
Aquello hacía que el futbolista la entendiera mucho mejor. Siguió acariciando su muslo suavemente y le dio el espacio para seguir hablando.
—El Benja lo sabía —agachó la cabeza con pesar—. Se lo dije cada vez...Una y otra vez...Siempre que sacaba el tema de casarnos yo le decía que no quería. Él insistía; se ponía pesado, pero luego decía que estaba bien y que no íbamos a casarnos.
Soltó una risa nasal—Bueno, por lo que me enteré no te hizo mucho caso.
Chasqueó la lengua—Tienes razón —suspiró—. Pedri, yo perdí la cuenta de todas las veces que le dije que no me quería casar y que incluso le supliqué que no se me propusiera. Le dije que no me sentía lista, que éramos muy jóvenes, que me traía malos recuerdos de mis padres y todo eso...Pero al final...Le importó un pico.
—Lo siento mucho —susurró.
—Esa noche, salimos a cenar nada más. Pero cuando veo que se levanta, se arrodilla ante mí y saca un anillo yo sentí un dolor que no te puedo explicar —se llevó una mano al pecho—. Era como...Una mezcla de traición con un sentirse ignorada completamente.
—Entiendo...
—Él se veía inmensamente feliz y eso me daba más rabia. Se veía como si nunca hubiera oído mis palabras y que nuestras charlas negando el matrimonio nunca hubieran existido —ella tuvo que tragarse el nudo de su garganta—. Me sentí...Una estúpida.
González cambió el tacto en sus muslo y alcanzó las manos de la chica. Estaba nerviosa y las movía sin parar sobre la mesa. En el fondo agradecía que ella estuviera abriéndose con él pero también sabía que eso no estaba siendo sencillo para ella.
La mujer apreció sus manos sobre las suyas y pudo seguir—Después de que me hizo la clásica pregunta yo colapsé, tomé todas mis cosas y me fui. Sí, sí sé que quizás estuvo mal y que me vas a decir que sabes que tengo reputación de huir...
Él hizo una mueca e ignoró sus recuerdos—Yo no he dicho nada.
Soltó una suave risa ante su graciosa expresión—Bueno, pero...Yo en ese momento empaqué y como él dijo cambié de teléfono, de domicilio y cualquier cosa que pudiera seguir ligándome a él. No quería verlo otra vez en mi vida. Me sentía tan poco amada...Que sólo quería estar sola.
Me sentía tan poco amada. Esa frase resonó una y otra vez en la cabeza del futbolista pero sólo la meditó en silencio.
—Y eso nos lleva a la actualidad —alzó los brazos—. Logró encontrarme y quiere que le de explicaciones que ni merece —soltó una risa sarcástica—. Patético.
—Pues no se las des —dijo él con simpleza.
—Oh, no tengo pensado hacerlo —suspiró frustrada—. Es que ¿Sabes? Hasta esto mismo es una de las razones por las que no vale la pena darle su amada explicación —rió—. Él debería saberla. Es tan obvia pero él está cegado y no es capaz de verla.
—Tiene sentido.
—Le dije cientos de veces que no quería —cerró los ojos—. Tenía apenas veinte, le tenía terror al matrimonio y sólo quería vivir mi vida normal...Él ignoró todos mis deseos para simplemente cumplir el suyo.
Aquella frase hizo que el canario odiara a Uría muchísimo más—Es un gilipollas... —murmuró—. Ignorarte de esa manera para sólo cumplir un capricho suyo es inmensamente bajo.
—Lo sé —jugó con sus dedos debajo de los de Pedri—. Yo no soy una santa...Pero él tampoco lo es. Me amarga la vida, y que esté aquí de vuelta me hace sentir fatal.
Suspiró—No te mereces esto...Pero recuerda que no estás sola. Este no puede aparecer por arte de magia y pensar que todo está arreglado.
Rió suavemente—Claro que no —se rascó la nunca y le miró a los ojos—. Oye...¿No me crees una loca por lo que hice?
—¿Es coña? Claro que no —dijo con honestidad—. Él pasó tus límites y sólo se enfocó en sí mismo. Además, de antes te venías dando cuenta que era un auténtico cabrón. Dejarlo fue lo mejor que pudiste hacer.
—Gracias —sonrió de lado—. Ojalá todo se hubiera quedado como estaba...
Acarició su cabello—Podrás con esto...Yo sé que sí. Ahora...Hay que tratar de ignorarlo lo mejor posible.
—Es lo que más deseo. Sino, yo no haré caso a las advertencias de Elías y en serio voy a sacarle un par de dientes en vivo y en directo.
Su amenazador pero gracioso comentario hizo reír al futbolista y esa risa se le fue contagiada a ella.
—Pagaría por verlo.
Ambos rieron durante otros segundos para luego quedar un rato en silencio.
Durante ese lapso, la mente de Natalia se fue como en un bucle. De tanto hablar y pensar en los recuerdos de su pasada vida con Benjamín se sintió sin batería y su cabeza parecía estar en blanco; cansada. Sólo se quedó mirando un punto fijo sin emitir palabra.
Pedri, por su parte, tuvo una guerra diferente.
Después de oírla se sentía más tranquilo sabiendo que ella no se había casado y que pudo conocer la verdadera historia detrás de la ex pareja. Sin embargo, había una pregunta que no dejó de rondar su cabeza una vez que la chilena acabó su narración.
Era una pregunta que quería hacerle pero de tan sólo pensarla se le aceleraba el pulso. Se dedicó a mirarla unos instantes. Ella no le miraba, seguía mirando su punto fijo. Pero ahí, analizando su bello perfil, el canario comenzó a cobrar fuerzas para soltar una importante pregunta.
Una que, en serio, tenía relevancia absoluta.
—Nat.
El suave llamado hacia ella la sacó de su trance y le miró.
—Dime.
Su semblante más tranquilo se dirigió hacia él y pudo admirar cada una de sus preciosas facciones. Era un deleite.
Pero no era el momento para eso.
Aclaró su garganta—Necesito hacerte una pregunta respecto a esto.
Ella abrió los ojos ligeramente y comenzó a preocuparse. Sus dedos otra vez jugaron sobre la mesa y su pierna comenzó a moverse ansiosa. Esas palabras nunca eran buenas.
—Eh...Claro —dijo al final.
—Pero necesito que me respondas con la verdad y sólo la verdad —la miró con intensidad—. Necesito tu honestidad.
A ella le preocupó un poco su seriedad—Okey, okey...
—Hablo muy en serio, Natalia —la apuntó—. Prométemelo.
—¿Por qué tanta insistencia en eso? Me estás poniendo nerviosa —confesó.
—Sólo... —suspiró—. Prométemelo.
—Okey, okey...Lo haré —dijo finalmente pero aún estando nerviosa.
Pedri tomó aire y le echó una mirada por última vez antes de soltar lo que tenía que soltar. Se veía asustada y no quería causar ese sentimiento en ella. Sus grandes ojos verdes se alzaban con temor hacia él y no dejaba de jugar con sus dedos sobre la isla de la cocina. Sabía que estaba nerviosa, pero debía hablar.
Sí, pero también debía ser cuidadoso; estar atento a cualquier reacción. Los eventos de las semanas anteriores lo habían hecho preocuparse mucho más por la rubia de lo normal. Quería que ella estuviera a salvo, y para mejorar eso debía hacerle una pregunta importante.
—Nat... —le fue difícil comenzar—. Es que...
Su tardanza la puso más nerviosa todavía. Su pie no dejaba de moverse ansioso y el corazón le latía fuertemente, sintiendo el golpeteo en su pecho.
González volvió a tomar aire para empezar de cero y así tomar las agallas para hacerle la pregunta.
Y la pregunta fue:
—Benjamín...¿Es quién te ha estado buscando?
Natalia abrió los ojos como platos.
La repentina pregunta que no era para nada la que en realidad se esperaba, la sacudió por completo. Si su corazón había galopado rápido antes ahora parecía que iba en la carrera de su vida. La sorpresa y el nerviosismo fueron tan grandes que la cabeza le dolió, incluso se sintió mareada.
Al no tener respuesta y al ver el drástico cambio de sus expresiones faciales, el futbolista sintió temor.
Esperó que pasaran unos segundos de silencio para poder agregar:
—Sabes a qué me refiero...A que si él es quien te ha estado acosando.
Obviamente ella había entendido la pregunta a la primera y no necesitaba una explicación adicional. Solamente se encontraba procesando con temor aquella interrogante y pensando en lo que él le había dicho antes.
Debía ser honesta.
Debía responder con la verdad.
—Nat —volvió a llamarla dando un ligero apretón a sus manos—. Sé que alguien te ha estado llamando, mandando mensajes y siguiendo...Lo hablamos —ella no decía nada—. Necesito que me digas si Benjamín es esa persona. Necesito saberlo.
La mujer comenzó a temblar y el español sintió eso bajo su tacto. Abrazó y acarició aún más las manos de la rubia buscando darle la seguridad que ella necesitaba en un momento tan tenso como aquel.
—Por favor.
Ay, su súplica. Aquellas súplicas la habían hecho caer ya tantas veces, revelando el verdadero y sincero ser del canario que se desplegaba ante ella en gloria y majestad, no queriendo su mal, sino simplemente buscando cuidarla y ayudarla.
—Puedes confiar en mí.
Obvio que podía, Dietz ya estaba más que segura de eso, sobre todo en el último tiempo. Pero...¿Cómo le respondía? Él pedía completa honestidad pero ella se sentía atrapada en una jaula sin saber cómo escapar. Tenía la respuesta más que clara en su mente, pero sacarla de su boca estaba siendo todo un desafío.
Miles de recuerdos pasaron por su mente y se sintió indefensa en medio de un bombardeo. El agarre de Pedri parecía ser lo único que la mantenía cuerda.
—Nat.
Sí...Debía hacerlo.
Tenía que decirle y esta vez no mentirle. Él se lo merecía y ya sabía que alguien la había estado siguiendo. Ocultárselo ya no tenía ningún sentido.
—¿Él es tu acosador?
Finalmente ella tomó una gran bocanada de aire.
La exhaló.
Y respondió con la verdad:
—No.
TAN TAN TAAAAAAAAAAAN
pronto, sabremos más sobre eso último. es la parte de la historia a la que no quería llegar porque nos va a doler 😭
HOLAAAA MI GENTE LATINO
bueno, tengo que decir: COMO LO LOGRARON??? JAJAJA IBAMOS COMO 20 VOTOS ABAJO DEL LIMITE Y AYER LO CONSIGUIERON JSJFJWKF les amo
en fin, QUÉ LES PARECIÓ EL CAPITULO? el susto que les di la semana pasada, eh??? cuál fue su parte favorita? la comprensión de pedri, LA CACHETADA AL BENJA? les leooo
pues bien, la próxima semana se viene un capítulo muy divertido djxjd (yo dándoles alegrías antes de que todo se vaya al carajo 😁 upsi) así que voteeeeeenn para vernos ahí
220 votos para actualización ✨
muy bien mi gente, gracias por todoooo. LES AMO MUCHO
SEE YOU SOON
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