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seis

West Village, New York.
04:27am.

Los pasos de Alana resonaban de manera pesada en el pasillo mientras trataba de mantener el equilibrio, en ese momento le era difícil poder recordar cuál era el número de departamento de Gracie, ya que no solía frecuentarla y en ese momento, el alcohol que había consumido en toda la noche le estaba pasando una fuerte factura.

Se detuvo frente a una puerta, observando el número como si fuera un enigma que su cerebro no lograba descifrar.

—21 o  22...?—murmuró tratando de recordar.

No sabía que estaba haciendo ahí, honestamente. Quizás era el remordimiento después de su llamada, o tal vez simplemente no quería volver a casa sola.

Por que así era, Kendall se había negado rotundamente a siquiera tocarla luego de aquellos besos desprevenidos que compartieron en el baño. Aún cuando Alana casi estaba abierta frente a ella esperando que la tocara, la ahora rubia se negó totalmente a hacerlo, solo con la excusa de que quería hacerlo bien, cosa que a Alana le enojo e hizo que se marcharse de la fiesta en ese mismo momento.

Y bueno, en lo único en lo que pensó fue en ir a acompañar a la bonita castaña a la que le había hablado mal algunas horas atrás.

Se armo de valor, luchando por que sus pensamientos se aclararan completamente y tocó la puerta repetidas veces, esperando que por favor la castaña se dignara a ponerse de pie y abrirle.

—¡Gracie! —gritó.

Espero afuera como 5 minutos, balbuceando cosas sin sentido y respirando con dificultad.

—Grace, Gracie.... yo, yo no recuerdo como era... —murmuró. —¡Abre la puerta!

Y tal como si sus plegarias fueran escuchadas por dios, la puerta se abrió de golpe provocando que esta casi cayera de boca frente a la castaña.

Tenía el cabello revuelto, los ojos hinchados y la nariz roja. Frunció el ceño y miró al pasillo esperando poder encontrarse con alguien más que la chica que luchaba por mantenerse de pie sin marearse en el intento. —Preciosa...

—¿Que carajo haces aquí, Alana? —se cruzó de brazos.

La mirada de la mencionada viajo por su cuerpo sin culpa o disimulo alguno, Gracie tenia un bralette liso de calvin klein y seguramente el short más pequeño que pudo haber encontrado entre su ropa, cosa que la hacía ver más tentadora ante los ojos de la castaña.

—¡Alana! —exclamó llamando su atención.

—Oh, ammm solo... solo vine a verte, dije que lo haría... y realmente quiero pasarla bien contigo, por que me gustas...—rascó su nuca.

Abrams bufó claramente cansada de la situación, se recargo en la puerta y la observó con cautela, por supuesto que no lo decía en serio, ¿o si?

Después de pensarlo por 3 segundos, los suficientes para tomar una sabía decisión, dio un paso atrás dejando la puerta abierta para la castaña y camino dentro del lugar.

—Date prisa, antes que cambie de opinión y haga que te quedes en el pasi-

Cuando se dio la vuelta para mirar a la dirección de la puerta fue atrapada por los fuertes brazos de Jones, quien la sostuvieron por la cintura inmovilizando su cuerpo y pronto sintió los fríos labios de la más alta chocar contra los suyos, apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba sucediendo, el contacto fue repentino, tal y como el movimiento de Gracie, quien intentó liberarse del agarre firme que la mantenía atrapada.

—¿Qué haces....? —Gracie murmuró contra sus labios, empujando el pecho de Alana con ambas manos.

Jones retrocedió tambaleándose, sus ojos brillaban de deseo, pero también de algo más oscuro, algo que estaba siendo alimentado por el alcohol en su sistema, ella respiraba pesadamente totalmente incapaz de apartar la vista de Gracie, quien se limpiaba los labios con el dorso de la mano.

—¿Qué te pasa? —preguntó Gracie, su voz temblorosa entre la ira y la confusión—¡No puedes hacer eso! No después de cómo me trataste antes.

—¡Tú me pediste que viniera! —bramó.

Gracie la observó, todavía intentando asimilar lo ocurrido, detras de ella la puerta seguía abierta, el frío del pasillo contrastando con el calor sofocante de la tensión en la habitación.

—Alana, estás borracha —dijo Gracie, con la voz más suave esta vez, no se esperaba que Jones se pusiera de esa forma—Y yo no soy tu juguete para que vengas aquí cada vez que quieras sexo.

Alana bufo cansada, y rebasó a Gracie hasta que pudo llegar al sofá de la sala de estar, donde se tumbó boca arriba y paso sus manos por su rostro.

Gracie se quedó de pie por un instante, su mente luchando entre el enfado y algo mucho más fuerte en su mente, Alana estaba allí, tumbada en el sofá, su pecho subiendo y bajando con dificultad, y sus ojos oscuros fijos en ella, tan expectantes ante lo que podía pasar.

—No eres buena para mi... —murmuró Gracie, aunque sus palabras no parecían coincidir con el fuego que sentía recorriéndole el cuerpo.

Pero en lugar de retroceder, dio un paso más antes de que pudiera poder detenerse a pensarlo, se subió lentamente al regazo de Alana, pasando una pierna a cada lado de ella y la sostuvo de los hombros.

La respuesta fue inmediata, Jones la sostuvo por la cintura acercandola de manera que sus cuerpos parecían alinearse de la mejor manera, y se inclinó buscando el contacto entre sus labios, cosa que no pasó ya que Gracie se alejó un poco.

—No vienes aquí, me tratas como basura, y luego crees que puedes tenerme cuando quieras. —gruñó Gracie. Su voz sonaba más caliente que molesta, a decir verdad.

Alana sonrió con burla, mientras que sus manos recorrían lentamente las piernas de Abrams, trazando un camino que encendía cada centímetro de su blanca y pecosa piel. —Sabes que esto es exactamente lo que quieres, preciosa. —susurró con esa arrogancia habitual y con su voz ronca por el deseo. —Y yo también lo quiero, no tienes que fingir que no...

Gracie respiraba agitadamente y con bastante dificultad, su piel estaba erizándose bajo el toque de Alana, pero aún mantenía esa resistencia. —No eres tan irresistible como crees, Alana. —contestó, aunque su tono parecía necesitar más seriedad para poder ser creíble.

Alana soltó una pequeña risa, burlona y bastante atractiva dada la situación. —¿Ah, no? —murmuró mientras sus manos se deslizaban más arriba, deteniéndose justo donde la piel se encontraba con la tela del short de Gracie. —Entonces explícame por qué te estás retorciendo sobre mí.

Gracie abrió la boca para hablar pero el contacto de las manos de Alana apretando sus muslos hizo que su cuerpo reaccionara primero arqueando ligeramente la espalda en respuesta. —No puedes usarme para llenar tus vacíos, Alana. —aunque intentaba sonar firme la forma en la que su cuerpo reaccionaba al toque de la mayor revelaba que realmente estaba disfrutando del momento.

—¿Vacíos? —Alana la miró directamente a los ojos con sus dedos acariciando suavemente su cintura antes de tirar de ella con más fuerza. —Nunca te he tratado como un vacío, G. Si te toco, es porque quiero que me sientas.—inclinó su rostro hacia el cuello de Gracie dejando un rastro de besos suaves y húmedos, que hicieron que Gracie cerrara los ojos un instante, perdida en el tacto.

—Ally...—susurró Gracie, su voz quebrándose cuando sintió los labios de Jones cerca de su oído—¿Por que siempre tengo que ceder cuando se trata de ti...?

Alana se detuvo por un segundo, sus labios a milímetros del lóbulo de Gracie. —Porque le gusto, te gusto mas de lo que puedes imaginarte...—su tono era grave, retador, pero también lleno de pura y cierta verdad.

Sus manos descendieron por la espalda de Abrams, deslizándose bajo la tela de sus shorts, dándole la libertad de poder tocar toda la extensión bajo sus shorts.

—Te odio... —murmuró contra sus labios antes de finalmente cortar la distancia entre ellos y besarla con hambre.

No eran besos dulces y amorosos, se estaban desquitando, Gracie estaba clavando sus uñas en la nuca de la chica bajo de ella mientras mordía sus labios con fuerza.

Sus manos estaban en busca de despojar su ropa, con movimientos bruscos y desesperados, reflejando la forma en la que se encontraban. Cuando Alana pudo quitar toda la mayor parte de su ropa sobre el cuerpo de Gracie, con la fuerza que tenia en ese momento la sostuvo y cargo entre sus brazos para poder ponerse de pie cuidando de no caer en el intento.

—No puedes odiarme...

[>>>]

Taylor había despertado con un extraño sentimiento en su pecho, uno que no la había dejado dormir del todo.

Podía recordar las palabras de Alana la noche anterior, y no podía imaginar como se debía estar sintiendo su amiga Gracie. ¿Debía decirle? ¿Debía contarle lo que vio?

Se terminó de despertar del todo y decidió que lo haría, no era de esas personas que solo observarla como todo se complicaba.

Le envío algunos mensajes a Gracie avisándole que iría para ahí, cosa que no fue de gran ayuda ya que nunca contesto.
Luego de arreglarse un poco y pasar por algo de desayuno para ambas se dirigió a su apartamento y tocó un par de veces, sin embargo no consiguió que le abrieran y termino por utilizar la llave que la misma Gracie le había dado para emergencias.

Imagino que estaría aún dormida, por lo que rápidamente dejo las cosas sobre la mesa y decidida subió a su habitación, sin embargo las dudas se colaron a su mente, ¿por que había ropa en las escaleras?

Al llegar, noto que la puerta estaba entreabierta por lo que con suavidad la empujó. La imagen era clara pero aún algo confusa para ella, lo primero que vio fue a Alana, tumbada entre las sábanas desordenadas, con la espalda marcada por rasguños y besos. Era claro identificarla, el pequeño tatuaje en uno de sus brazos la delataba, el cuál habia descubierto al bajar por su instagram, y por supuesto su chaqueta que descansaba sobre el piso.

El nudo de su estómago se apretó más, su corazón comenzó a latir con rapidez y un cierto enojo se planto en su corazón.

Normalmente, Alana era el tipo de persona que desaparecían cuando apenas salía el sol, sin embargo, esa noche había sido diferente, y ni siquiera el ruido que Gracie había hecho al salir de las sábanas la había despertado.

Con el corazón agitado, Taylor dio un paso hacia atrás, cerro la puerta y al dar la vuelta para bajar una vez más a la planta baja se encontró con Gracie, ella tenía el cabello mojado, un bralette cubriendo sus pechos y la toalla enrollada en sus caderas, notablemente y dejando saber que salía de una ducha.

—Taylor... ¿que haces aquí? —preguntó confundida.

—Y-yo

Abrams miró su mano que aún descansaba sobre la manija de la puerta de su habitación y su claro nerviosismo. —Oye.. no es lo que crees-

—No, por supuesto que es lo que creo. —se rió nerviosa y termino por soltar la manija para pasar detrás de ella.

—Escucha, ammm... —rascó su cabello mojado y miró el piso. —Déjame terminar de vestirme y te explicaré, ¿si?

Taylor bufó con una sonrisa nerviosa, asintió y bajo las escaleras, decidió postergar el desayuno y se sentó en el sofá con los brazos cruzados, esperando el momento en el que Gracie pudiera bajar.

Pasaron casi 15 minutos, en los cuales pudo escuchar como había movimiento en la parte de arriba, el ruido de la ducha, pisadas y una que otra risa.

Al parecer alguien se había despertado de buen humor.

Escucho pisadas por lo que miro hacia la dirección de las escaleras, llevándose la sorpresa de que Alana iba bajando con el cabello mojado y un conjunto de ropa cómoda, mientras tecleaba algo en su celular.

—Mierda... —murmuró cerrando sus puños con fuerza, para luego ponerse de pie y girarse para llamar la atención de la castaña quien parecía que no había notado su presencia ahí.

Dio un par de pasos hacia Alana, quien finalmente alzó la vista con una expresión despreocupada, aunque su sonrisa se desvaneció al ver el rostro de Taylor.

—Buenos días. —dijo.

Alana frunció las cejas y miró hacia las escaleras, buscando cualquier rastro de Gracie, lo cual no hubo. Regreso su vista a la rubia y rascó su cuello.

—Mmmmm, Gracie se está arreglando arriba, quieres que...

—No, en realidad ella ya sabe que estoy aquí. —respondió.

Alana parpadeó un par de veces más y finalmente pasó a su lado para dirigirse directamente hasta la cocina, quizá buscaba algo de comer.

—Oye... —Swift alzó la mirada al escuchar su voz detrás de la barra. —Sonará algo extraño pero, creo que te e visto en alguna parte...

—Sí, creo que nos vimos antes... —murmuró

Alana frunció las cejas y mordió su labio tratando de recordar de donde había visto aquellos ojos azules tan hipnotizantes.

—¡Ah, claro! Ya lo recuerdo. —Alana dejó escapar una pequeña risa arrogante mientras cerraba la puerta del refrigerador con Taylor siguiéndola con la mirada tan crítica. —Estabas en el baño anoche, ¿cierto? Me escuchaste discutir con Gracie por teléfono. —hizo una mueca.

Taylor la miró fijamente, sin moverse de su lugar sin embargo terminó por asentir

—No planeaba entrometerme, pero estabas bastante borracha.

Alana soltó una risa seca mientras tomaba un vaso de agua. —Nada nuevo.

Taylor apretó la mandíbula, pero decidió no seguirle su juego. —No debería importarme tanto, pero después de la llamada, me quedé un poco más y vi cuando esa chica llegó por ti.

Alana levantó una ceja, finalmente interesada en la conversación.—¿Ah, sí? ¿Te quedaste a espiarme? —preguntó, aunque esta vez su tono era menos bromista y más serio.

Taylor negó con la cabeza. —Bueno, estábamos charlando y ella llegó, pude ver todo claramente...

Alana asintió alzando las cejas con supuesto interés. —Bueno, si. Kendall es mi amiga.

—Vaya, no sabía que las amigas se trataban de esa forma... ya sabes, tan dulce.

Alana bufo y se cruzo de brazos.
—Disculpa, ¿quién eres? Nunca me dijiste tu nombre.

—Soy Taylor, mucho gusto. —extendió su mano hacia Alana quien pareció entender todo en ese momento.

En ese momento, Gracie iba bajando de las escaleras con una felicidad que podía demostrar sonriendo. —¡Qué bueno que ya se conocen! —exclamó.

Termino de bajar las escaleras y fue directo a la dirección de Alana, para abrazar su dorso y que esta pasara su brazo por los hombros de la más baja.

—Alana Jones. —se inclinó y estrechó su mano con la de Taylor.

Parecían tener un estilo de batalla de miradas, mientras que Gracie parecía ajena a toda la tensión en el lugar.

—Taylor te vio esta mañana. —se burló la castaña tratando de regresar la conversación.

—¿Que? —frunció sus cejas con supuesta diversión. —¿No sabe tocar la puerta?

La burla en sus palabras no pasó desapercibida por Taylor quien simplemente negó con la cabeza. —¿Tu no sabes dormir con ropa?

Alana soltó una risa suave. —Normalmente no me quedo hasta tan tarde y parece que tu madrugaste para poder venir.

—Cierto. ¿Que era eso de lo que querías hablar, Tay? —preguntó Abrams.

Finalmente había soltado a Alana y comenzaba a sacar el desayuno en la mesa bajo la atenta mirada de ambas chicas altas.

Taylor apenas apartó la mirada de Alana, quien seguía observándola con una mezcla de burla y desafío.—Nada demasiado importante... —murmuró Taylor.—Solo quería asegurarme de que estabas bien y ya vi qué lo estás así que creo que no tengo mucho más que hacer aquí.

—¿Qué? ¿Por qué? Debes quedarte.

Taylor ladeo su cabeza con una pequeña sonrisa. —No, no te preocupes. La comida es justa para dos personas, creo que será suficiente para ustedes dos.

El celular de Alana vibró en su bolsillo, miro el mensaje que le había llegado y casi instantáneamente se apuró a hablar.

—No, la que se tiene que ir soy yo. —se acercó a Gracie y besó su mejilla. —Te llamaré luego, ¿bien?

—Pero-

—Me llamaron del trabajo y estaré ahí hasta tarde, pero te veré luego.

Taylor observó en silencio la interacción, vio como Gracie y Alana compartieron un abrazo rápido, y la última salió de la cocina no sin antes despedirse brevemente de la cantante.

Cuando se aseguraron de que Alana estaba fuera del apartamento, la primera en hablar fue Gracie, tenía una sonrisa coqueta y se notaba algo nerviosa.

—Es super guapa y no lo puedes negar.

Swift río y negó con la cabeza. —¿Puedes recordarme que son?

[>>>]

—¿Estás saliendo con ella?

Kendall pasaba las yemas de sus dedos sobre la espalda descubierta de Alana a su lado. —No.

—¿Y entonces por qué dejas que te haga eso? —bufó.

Alana sonrió algo burlona. —A ti te dejo hacer lo que sea con mi cuerpo, y que yo recuerde no estamos saliendo...

Jenner rodó los ojos con diversión y seguidamente acarició la mejilla de su acompañante, eran casi las 7 de la noche y estaban tumbadas en la cama de Jones escuchando algo de música.

—Taylor es amiga de Gracie ¿lo sabías?

—¿Taylor Swift? —alana asintió. —Ayer la vi paseándose con el jugador de fútbol por toda la fiesta...

—Bueno, ayer me escucho hablar con su amiga, no dije las mejores cosas y hoy apareció en el departamento de Gracie bastante sospechosa, como si no esperara que yo estuviera ahí.

Kendall soltó una risa al escuchar a Alana.

—¿Así que es muy probable que la gran princesa del pop fue a acusarte con su amiguita? —bromeó con su típico tono burlón. —No me digas que le soltó un sermón porque nos vio besándonos en la fiesta.

Alana la miró con una sonrisa divertida, apoyando su cabeza en una mano.
—Supongo, digo no frente de mi pero seguro cuando me fui le dijo algo como, "Gracie creo que tienes que saberlo, vi a Alana y Kendall Jenner besándose anoche". —Imitó la voz de Taylor con exageración, provocando que Kendall se riera más fuerte.

—Dios, esa mujer está en todas partes últimamente. —Kendall se acomodó en la cama, acercándose más a Alana— ¿Qué más crees que le dijo? "Gracie, Alana no es buena para tu vida" —ahora fue turno de Kendall imitar su voz.

Alana se encogió de hombros, manteniendo su tono sarcástico. —No sé, pero seguro trató de pintarme como la villana, aunque... —hizo una pausa, sonriendo juguetona—No se lo puedo negar, ¿sabes? Creo que le dimos un buen espectáculo ayer.

Kendall arqueó una ceja divertida. —¿Lo hiciste a propósito?

—Tal vez si, tal vez no. No te lo diré. —Alana sonrió de lado.

Kendall se inclinó un poco más, hasta que sus labios rozaron los de Alana en un movimiento rápido finalmente robándole un beso.

—Eres una chica mala para mi. —dijo con voz baja pero cargada de diversión—Si Taylor supiera que ahora mismo no puedo quitarte las manos de encima, seguro habría salido corriendo a contarle a todo su squad.

Alana rió suavemente, acomodándose contra el cuerpo de Kendall. —¿Crees que me interesa? —kendall negó levemente.
—Exactamente.

Pasaron un rato así, simplemente disfrutando de la cercanía de sus cuerpos y hablando de cosas sin sentido, hasta que se hizo un poco más tarde.

—Te llevare a cenar, ¿bien?

Alana alzó las cejas sorprendida. —¿Estoy soñando? ¿Kendall Jenner me acaba de invitar a cenar?

—Solo invito a bonitas, así que debes sentirte especial. —se acercó, acarició su mejilla y le dio un pequeño beso en los labios.

Tomaron una ducha, se arreglaron y pronto estuvieron caminando por las iluminadas calles de New York. Estaban en un barrio alejado de los demás, uno que no era tan concurrido pero había los suficientes restaurantes lujosos para poder escoger.

Alana caminaba a un lado de Jenner, quien tenía su brazo sobre los hombros de la menor manteniéndose cerca. —Hueles delicioso. —murmuró Jenner a su oído.

—Tenía que estar sensacional para mi cita con mi modelo favorita. —murmuró de igual forma y se puso de puntitas para poder besar su mejilla.

—¿Seguirás molestando con eso? No es la primera vez que te invito a cenar, Jones.

Alana mordió su lengua mientras sonreía, luciendo tierna ante la rubia. —Lo sé, solo bromeó.

—¿No te asusta que nos fotografien y la chismosa le diga a tu noviecita Abrams que en realidad no te llamaron del trabajo? —se burló.

—¿Tendría que asustarme?

—Por supuesto que no, al menos que te guste como Gracie raya sin pudor alguno tu espalda...

—¡Ya te dije por que me gusta! Es bonita, tiene cara de pura inocencia y además se mueve genial. —exclamó.

—¡Y yo también tengo todo eso! —bufó. Alana rodó los ojos y se acercó a robarle un pequeño beso de sus rosados labios.

—¿Quieres que deje de verla?

—¿Es mucho pedir? —rodó los ojos haciendo reír a Jones.

—Bien, esta bien. Dejare de verla solo por que tuuu me lo estas pidiendo. —picoteo su abdomen haciendo énfasis en la palabra más larga.

Compartieron algunas sonrisas cómplices y no tardaron en escoger uno de los muchos restaurantes cerca, el cual tenia unas luces cálidas en la terraza y parecía estar vacío, el lugar perfecto para una cena despreocupada.

Y dicho y hecho como Kendall había dicho, los paparazzi llegaron en un 2 por 3, y en un par de minutos de su llegada, las fotos de ambas chicas disfrutando de algunas copas de vino ya estaban siendo titulares de revistas de chisme.

Y pronto una serie de mensajes llegaron a la bandeja de entrada de mensajes del celular de Alana.

"Creí que estarías en el trabajo hasta tarde"
"¿Lo de ayer no fue nada para ti, Alana?"
"Ten la valentía de venir y explicarme que quieres conmigo"
"No soportare que me trates como un jodido juguete"

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N.A: esto me suena a un enemies to loversss

hola les dije que trataría de actualizar pero la fiesta mexicana me trae de aquí para allá!!

ojalá les guste muchoo y que lo disfruten mucho muchooo, gracias por andar votandoo a todooos, los quiero demasiado!!

le dedico este capítulo a Miguel hidalgo, no lo conocí pero seguro era atmmm!!

voten voten voten y comenten todooo!!

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