- ★ Capitulo 2 ★ -
[Narrador omnisciente]-
Advertencias ⚠️: ligera mención de sangre.
[♪]
— Quiero que dirijas la compañía en mi ausencia.
— ¿Usted está seguro de lo que dice, padre?
El asintió con bastante debilidad, se encontraba en muy mal estado y quizá no duraría mucho, él lo sabía tanto como tú.
Eras su única heredera y no pensabas defraudarlo esta vez, después de aquella pequeña entrevista todos los periodistas estaban como locos, al no saber que tu padre tenía una hija hizo un revuelo.
No podías dormir por la presión de ser el orgullo de tu padre, esta vez darías todo para que, aunque sea una vez en tu vida te diera su aprobación. Incluso sus esperanzas de que la compañía siga en pié con éxito estaban puestas en tí.
No paso mucho cuando tu graduación se llevó a cabo, ni siquiera asististe a la fiesta, simplemente recibiste tus diplomas y títulos como profesional para después retirarte.
[♪]
Caminaste por debajo de los árboles, con bastante cuidado de no pisar algún cemento con los difuntos nombres grabados de tus familiares.
Ahí estaba, la tumba de tu abuela junto a la de su esposo. Nunca conociste a tu abuelo después de todo, ya que él falleció antes de que pudieras conocerlo, pero tu abuela siempre te hablaba de él.
Trazaste con las yemas de tus dedos el contorno de su brillante tumba, estaba limpia y con flores en buen estado, siempre ibas a cuidar a tu queridísima abuela. Su nombre estaba escrito con letras doradas que parecían de oro.
— Yuri Yamada...
era el nombre de tu familiar más preciado, sentiste como tus ojos se volvían cristalinos, tu garganta picó amenazando con llorar, ese vacío que dejó tu abuela al irse se hacía presente cada vez que la visitabas.
Y de un momento a otro, estabas nuevamente llorando desesperadamente en el cementerio privado de tus familiares. Tus sollozos resonaban en todo el lugar, no era nuevo que pasara esto y lo sabías.
- Haré lo posible para que estés más que orgullosa de mí.
Aunque siempre te mostrabas orgullosa y firme ante todo, absolutamente nadie más que tu abuela había visto tu lado vulnerable, tampoco querías que lo hicieran.
No dejarías que nadie viera ese lado de tí.
[...]
Saliste del cementerio, con unos lentes de sol bastante elegantes, camisa blanca, falda larga de un color azul oscuro con tacones negros. No usabas el dinero de tus padres, incluso la mayoría de cosas que tenías te las habías ganado tú misma en trabajos de medio tiempo. Porque según tú, morirías antes de pedirle algo a esos viejos hipócritas.
Aún así, tus progenitores mantuvieron guardaespaldas siguiéndote hasta los 16 años, ya que les demostraste ser bastante hábil al protegerte por tí misma y como no, si aparte de saber artes marciales sabías de defensa personal por las academias en las cuales tus padres de inscribían.
Viste uno de los autos que tu padre mandó para que te pudieras transportar con más comodidad y "seguridad". Se había estacionado afuera del cementerio.
— Esto es demasiado...
Lo era, parecía una exageración. Pero tu progenitor no dejaría que la nueva dueña de la compañía más grande de Japón fuera en cualquier vehículo.
Suspiraste frustrada mientras mirabas al chófer esperándote en el asiento del conductor mientras otro salía del copiloto.
Portaba un traje elegante y lo hacía ver profesional, su forma al caminar era delicada y cuando te vió dió una reverencia bastante formal.
— Usted debe ser la señorita [_______], es un placer y honor por fin conocerla.
Sonrió con suavidad mientras tomaba tu mano con delicadeza para guiarte al lujoso auto.
— Disculpa ¿Quién eres?
Se sobresaltó ligeramente y lo sentiste soltar tu mano con lentitud.
— ¿Su padre no le informó de mi presencia?
Negaste con la cabeza con una expresión que mostraba molestia y disgusto, lo que le hizo estremecer.
— Lo lamento mucho, que vergüenza... Mi nombre es Kazuha y soy el asistente de su padre, señorita. Por ahora seré yo quién la acompañe a todos lados, la ayudaré y guiaré en todo lo que usted solicite.
Soltó una suave risa nerviosa mientras se rascaba la nuca, desviando la mirada, notaste todos estos signos corporales que daban a entender que se estaba poniendo incómodo. Sabías que no tenía malas intenciones, lo sentías, pero al olerlo te percataste de su aroma a alfa, lo que te hizo desconfiar.
— Un gusto, Kazuha. — caminaste hacia el auto tu sola y le diste ligeros golpes en la espalda antes de entrar, pero en el asiento del copiloto.
— Disculpe, yo...-
— Si yo no manejo, tengo que sentarme adelante, anota eso como las primeras cosas que debes aprenderte.
Asintió con vergüenza mientras entraba al auto sentándose atrás quizá algo deprimido.
Cuando finalmente llegaron a la compañía te sorprendiste al ver lo grande que era el edificio, casi como un rascacielos. Y todo eso ahora era tuyo.
Kazuha fue amable y te guió por cada rincón y lugar del gran edificio, se esforzó por no olvidarse de contar ningún detalle, explicándote todo al revés y al derecho. Hasta habían robots de última generación como pequeños asistentes trayendo comida o haciendo papeleo.
No solías salir y nunca conociste la compañía de tu padre, pero era realmente grande, enorme, gigante.
Casi duró todo el día explicarte cada cosa, pero cuando finalmente terminaron fueron al quinto piso donde estaba tu oficina.
Era bastante espaciosa y tenía una gran variedad adornos costosos, no era sorpresa que tu padre sea tan exigente con la decoraciones.
— Kazuha, quiero preguntarte algo.
Te miró con sorpresa mientras asentía con la cabeza.
— ¿Sí? Dígame señorita...
— Hasta donde sé, hay amenazas a la compañía ¿Estoy en lo correcto?
Miraste algunas hojas y periódicos en tu ahora nuevo escritorio, junto a ellas, destacaba más una carta con un tipo de papel bastante fino.
Kazuha se dió cuenta de esto, suspirando frustrado frenéticamente, él sabía de eso, él era la mano derecha de tu padre, por lo tanto, sabía más cosas de tu progenitor que tú.
— Sí, esta carta fue enviada anónimamente a tu padre... Junto a este mensaje se encontró... El cuerpo sin vida de uno de nuestros empleados.
— Un cuerpo... Huh.
Era claro que eso no salió a la luz, pondría en riesgo la reputación de la compañía, más si el contenido de la carta es revelada.
— ¿Puedo abrirla, no?
Asintió.
Tus manos acariciaron el suave y fino papel de la carta, tenía algunas manchas de sangre que se habían impregnado en ella. Lentamente abriste la carta con cuidado, asegurándote de no romperla por lo delgado del material. La letra estaba escrita con tinta roja y tenía una letra perfecta, bastante singular.
"Cumpla con su parte, señor (________). Nos pagó una miseria por su seguridad por años, usted prometió darnos a la mujer que expandirá nuestros genes, es lo único que pedimos a cambio. Si rompe su promesa, tendremos que proseguir de otro modo, llámenos lo más pronto posible."
—¿Qué mierda?...
Arrugaste ligeramente la hoja con el ceño fruncido, aguantándote las ganas de destruir el mensaje ¿Se referían a tí? No había duda, era un carta para tu padre y su única hija eras tú.
Pero lo que más te preguntabas y no lograbas entender es quiénes eran esas personas, personas que en algún momento solían ser aliados de tu padre ahora se habían convertido en una amenaza. Aparte de que sabían de tu existencia, algo que solo tu familia tenía conocimiento.
Tus pensamientos ahora te abrumaban, lentamente bajaste hasta la última parte de la carta donde había una marca inusual.
"Zngl"
Nunca habías visto esa marca o al menos escucharla, pensaste que se trataba de otra compañía, pero de ser así tu padre ya te habría comentado de ella y el riesgo que podría tener.
— ¿Señorita, está bien? — intentó acercarse pero después retrocedió tragando grueso.
— Sí, lo estoy, no hay ningún inconveniente.
Te quedaste pensativa mientras te sentabas en la sila junto al escritorio, con la expresión de disgusto e incomodidad. Kazuha por otro lado se había quedado callado por el momento, se podía ver que estaba inquieto como si quisiera irse o tomar un respiro.
— Kazuha, tráeme un café con leche y unas tres cucharadas de azúcar, porfavor — demandaste queriéndolo sacar de la habitación un momento, querías comprobar tu teoría.
— Enseguida — asintió rápidamente mientras salía de la habitación.
Cuando confirmaste que ya no estaba cerca, abriste todos los cajones del escritorio, sacando papeles con detenimiento y leyéndolos todos, sin encontrar nada que te sirviera, pero había algo... El último cajón no se abría a pesar de tus esfuerzos, estaba bloqueada.
Intentaste buscar la llave en los otros cajones sin éxito. Gruñiste mientras guardabas todas las hojas con cólera, sabías que tu padre guardaba algo, si en verdad era cierto lo de la carta, tendría que haber un contrato con la marca de esa organización y la autorización de tu padre.
Pero tu progenitor era muy astuto, tomó todas las precauciones necesarias para esconder la evidencia, eso pensaste, pero no te darías por vencida, ya que tu vida ahora corría riesgo, más aún cuando sabían tu ubicación y apariencia por las noticias.
Sabías el gran cargo que conllevaba ser dueña de algo tan grande, pero tu padre escondía más cosas... Lo presentías, fue casi como un instinto, no confiabas para nada en él.
Entrecerraste los ojos mientras seguías examinando los papeles, tratando de conseguir algo más que simples apuntes de trabajo, pero nuevamente no conseguiste nada.
— Aquí está su café, señorita — la puerta estaba abierta y Kazuha había entrado de manera repentina, lo que te sacó de tus pensamientos rápidamente disimulando tu ahora molestia y preocupación.
— Toca la puerta a la próxima — gruñiste, tu corazón iba a mil por el micro susto que te habías llevado con su presencia.
— Lo lamento mucho... No volveré a cometer el mismo error... — dijo con la cabeza cabizbaja mientras caminaba hacía tí con tu pedido.
— Que así sea.
Tomaste el café mientras seguías hundida en tus pensamientos, sin pensar en tu entorno y mucho menos en Kazuha.
¿Esas personas vendrían por tí en cualquier momento, no?
¿Porqué tu padre tenía un acuerdo con personas tan peligrosas?
¿Porqué no te advirtió?
¿Porqué?
Tampoco te percataste el momento en el que en medio de tu degustación de café derramaste todo su contenido en tu camisa.
Gemiste de dolor e ira por lo caliente que estaba, por ser descuidada y perderte en tus teorías. — ¡Mierda! — gruñiste mientras te parabas de la comodidad de tu silla, el café con leche se deslizaba por tu abdomen y muslos, eso dejaría una marca de quemadura.
— ¡Señorita [_______]! Oh por Dios... ¿Estás bien? ¡Pañuelos, sí! Debo traerlos... Médicos también y...-
Vistes que tu acompañante cerró los ojos por un momento olfateando el ambiente para después abrir los ojos con lentitud y sentirse extrañado, se le veía en la cara.
— No recuerdo haberle puesto fresas o avellanas al café... — se veía confundido.
Ahí fue donde recordaste. Los efectos del perfume que utilizabas para esconder tus fuertes feromonas se desvanecía con la presencia de algún líquido caliente, por eso cuando tomabas baños con esta temperatura te asegurabas de ponerte lo suficiente después de hacerlo.
Pero fue peor, porque no traías tú gargantilla que neutralizaba la mayor parte de tus feromonas. Jadeaste mientras retrocedías.
— Kazuha, sal de la habitación. Ahora. — ordenaste, utilizando tu voz de omega pura, ya que si él era cualquier alfa obedecería sin problemas.
— Pero... Se acaba de quemar, además no la puedo dejar sola ¡Después de las amenazas que recibimos la compañía, es importante que yo!-
— Te he dicho que salgas. — tu voz fue firme y demandante, lo que lo hizo estremecer y doblegarse a tu presencia sin el saber el porqué.
Su cuerpo tembló por unos segundos antes de salir de la oficina, te apresuraste a cerrar la puerta con seguro y que nadie entrase.
Secaste como pudiste el café de tu cuerpo mientras te ponías más del perfume de feromonas de alfa, para esconder tu verdadero género. Había sido un descuido tuyo, pero no volvería a suceder.
¿Verdad?
Evitaste a Kazuha después de eso e incluso lo ignoraste el tiempo restante que estuvo contigo, él se sentía extrañado, demasiado. Él sabía que algo no estaba bien en tí, ya que, no se le había informado que eras un omega, simplemente que eras una alfa pura y peligrosa, por lo que era bastante obediente a tus órdenes.
Kazuha intentaría descubrir qué era lo que sucedía, su instinto le advertía que se alejara, aunque hizo caso omiso.
No lo sabías, pero desde el momento en el que tuvieron su primer encuentro, te estudió, no lo dijo pero tú aroma era muy peculiar. Casi no sentía tus feromonas por alguna razón, pero si se concentraba podía sentir un aroma dulzón apenas perceptible.
Le atraía de algún modo, le parecías demasiado reservada y quería saber más de tí.
[♪]
— No tienes que cuidarme, puedo sola, además, recuerdo haberte encargado que investigaras más sobre el incidente. — gruñiste mientras cruzabas tus brazos, estabas fastidiada y se sentía en el ambiente.
— Es una orden de su padre... No puedo desobedecer.
Te tenía que cuidar la mayor parte del tiempo. Tenías que vivir en una mansión que, era de tu padre, cuidar ese lugar en su ausencia. Para tu suerte, tu madre no estaría por un tiempo, se había ido del país cuando se enteró del incidente.
El lugar estaba rodeado de guardaespaldas y tenía sistema de alarmas por todos lados, te sentías hostigada, sobreprotegida. No era diferente a como vivías antes, de manera reservada.
— Búscate una habitación, debe haber alguna en algún lugar - rodaste los ojos para después alejar tus ojos color [______] de él.
¿En qué momento se había convertido de empleado a tu sirviente personal?
Asintió despidiéndose con una reverencia formal, caminando lejos de tí.
Aunque se sentía bastante inquieto, como si un impulso dentro de él le gritara no alejarse de tu lado, era raro ¿No?
El padre de Kazuha había sido aliado de tu papá por años, pero cuando falleció, Kazuha tomó el puesto de su padre siendo un devoto sirviente para la compañía y para tu familia. Ya que, tu progenitor fue quién sacó de la miseria a la familia del albino, le debían la vida.
Claro, sabias eso, ya que pediste a uno de tus guardaespaldas información sobre el de ojos rubíes.
Era raro para tí. Ser "devoto" hacía una persona, querer tanto para proteger. Amar para confiar, no entendías mucho el concepto de "amar", ya que nunca recibiste amor de tus padres, pero sí tu abuela, te enseñó que ella si te amó en toda su vida, como la amaste a ella. Además, lograbas diferenciar entre el amor familiar y el amor pasional, sabías que era un cariño y trato diferente pero nunca te habías enamorado de alguien.
Ahí fue cuando llegó ese recuerdo.
Desde hace años cada vez que ibas a dormir, dabas vueltas en la cama mientras intentabas quitarte la imagen de tu mejor amigo que parecía haberse marcado en tus retinas. Sentías tu corazón acelerarse, tus ojos te comenzaban a picar denuevo amenazando con llorar.
Y ahí estabas otra vez, sollozando y aferrándote a un broche, un obsequio que era para tí lo más preciado que tenías en tu vida. Esto no era nuevo para tí.
Pensar en Xiao solo te causaba dolor y tristeza, pero sus caricias en tu cuerpo se quedaron grabadas como cicatrices, te estremecías al pensar en él, tus feromonas dulzonas revoloteaban en tú habitación, haciendo el ambiente tan intoxicante.
Te odiabas a tí misma por ser vulnerable en ese aspecto, pero te habían hecho tanto daño que te sentías tan sola.
Tus sollozos pronto se convirtieron en pequeños gemidos debido al llanto y esos gemidos en una respiración profunda, anunciando que finalmente habías caído en sueño profundo. Era como normalmente vivías, te aferrabas a tus recuerdos del pasado para vivir tu presente.
Estabas acurrucada en tu cama, sin usar tu gargantilla u otra cosa que escondiera tus fuertes feromonas. Totalmente indefensa.
[★]
Reías, te sentías tan viva a su lado, ya nada importaba, solo eran tú y él.
— Xiao, oye ¿Porqué te fuiste?
Dijiste con una sonrisa mientras hacías una pausa dejando de reír por la conversación anterior.
— No podía quedarme.
Dijo en un tono bastante serio comparado al de antes.
— ¿Pero por qué? Si somos mejores amigos ¿Verdad?
Se quedó callado.
— ¿Xiao?
Nuevamente sin respuesta, se quedó mirando fijamente el suelo con el ceño fruncido.
— ¿Es porque soy omega, verdad? ¿Te fuiste por eso? ¡Lo puedo cambiar! ¡Cambiaré y podremos volver a estar juntos, todo será como antes...!
— No. - enunció en un tono demandante que te hizo callar al instante.
— ¿Qué?
- No te quiero cerca mío, no te quiero como omega, me hiciste ver como un salvaje. Aléjate de mí. — su expresión reflejaba pura repugnancia, odio y repulsión.
— Xiao.. ¿De qué estás hablando? Tú y yo somos amigos, porfavor, deja de bromear...
Intentaste acercarte a él pero te apartó.
— No quiero volver a verte en mi vida. Me arruinaste, omega.
Sentiste lo mismo que esa vez, tu pecho se oprimió con esas palabras, el aire te faltó y tu rostro palideció.
— Xiao... No, Xiao no diría esas cosas, deja de...
Miraste tus manos, estaban temblando. Tocaste tu mejilla y estaba mojada por una lágrima, después de esa le siguió otra y otra. Sin darte cuenta estabas gritando mientras el se alejaba de tí.
Intentaste correr hacía el con desesperación pero parecía que mientras más rápido corrías más lejos estaba de tu alcance.
— ¡XIAO! ¡PORFAVOR, PORFAVOR REGRESA! ¡YO TE A-...
Y fue ahí donde finalmente volteó, mostrándote una mirada fría y sin sentimientos. No te dejó ni terminar tu oración.
— Yo no te amo, no me gustas, vete.
Dejaste de correr. Él siguió con su camino y tu quedaste paralizada en el suelo. Suelo en el que te fuiste hundiendo como si se convirtiera en arena movediza, el hermoso día soleado en el parque ahora era totalmente oscuro, no había nada, no había nadie.
Te sentiste asfixiada, te estabas ahogando pero esta vez no hiciste nada para evitarlo, ya no tenías razones para luchar.
[★]
— Señorita [______]....
Llamaron a la puerta nuevamente y no respondiste.
— Señorita....
Otros golpecitos en la puerta y nuevamente no hubo ninguna respuesta de tu parte.
— Señorita [_______], voy a pasar. Con su permiso.
Kazuha entró en la habitación, ya tenía su traje de trabajo y estaba listo para llevarte a que tomaras tu primera comida del día. Las ventanas tenían cortinas oscuras, impidiendo que la luz llegase a tí.
Pero en el momento que entró una ola de tú aroma inundó sus pulmones, sintió un escalofrío seguido de un familiar cosquilleo en la parte baja de su abdomen.
Se sostuvo del marco de la puerta para no caerse por lo abrumado que se sentía, tembló ligeramente mientras intentaba recomponerse.
No se veía nada en la habitación, estaba oscura a pesar de ser de día. Parecía tu cueva, buscabas estar lejos de la luz.
El albino se tapó la nariz mientras buscaba el interruptor para encender la luz, quería ver quién era responsable de esas fuertes feromonas, porque claro, tú no podrías ser, tú eras un alfa puro después de todo.
Uh-oh, estaba tan equivocado.
En el momento que encendió el interruptor te vió a tí recostada en la cama, con las mejillas ruborizadas, el cuerpo temblando y la respiración bastante agitada.
Se sorprendió al verte, se destapó la nariz sintiéndose tan vulnerable e intimidado ante tu fuerte aroma.
Sus ojos se abrieron como platos deduciendo lo que ya tenía sospechando desde que te vió, no eras un alfa puro.
Cayó al suelo temblando y arrodillado mientras gemía y jadeaba, arrastrándose hacía tí, él quería respuestas.
Despertaste de golpe por los ruidos, algo agitada, encontrándote al de ojos rubíes mirándote con confusión.
— ¿Porqué? — preguntó entre gemidos mientras se retorcía en el suelo.
¿Qué ibas a hacer ahora? Tu secreto había sido descubierto por alguien que no era tu familia.
— Mierda.....
[💐]
¡HOLA AMIKITASS! ¿Cómo andan, todo bien? LAMENTO EL RETRASO, PORFAVOR PERDÓNENME. Estoy en temporada de exámenes y es bastante difícil actualizar, pero aquí les traigo el segundo capítulo, espero lo disfruten 💗😭😭🙏, escribo con mucho amor. El próximo capítulo estará fuerte a si q agárrense 💋.
Si más que decir, Valu reportando su despedida, adiuu 💗
3382 palabras.
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