-Se me será muy difícil quitarte la goma de mascar del cabello -le advertí. La chica no se dignaba en mirarme, desde que me ofrecí en ayudarla de rebelde no quiso que la llevara a la enfermería, había mantenido su mirada gacha con un notorio rubor en sus mejillas.

Hubo un silencio prolongado entre ambos, yo de estúpido solo la miraba esperanzado a que me dijera algo, y ella callada movía sus dedos en ansiedad.

Ahí estábamos los dos, sentados en el suelo de la misma alberca en que ocurrió tal cobardía. Rasqué la punta de mí ceja y solté un suspiro.

-Ya me quedó claro que no eres muda -ante mí comentario al fin logré que me mirara -¿Quieres que me vaya? Te sientes incómoda que...

-¡No! -rápidamente me interrumpió -Si te vas ¿Quién me ayudará con este desastre? -jaló uno de sus mechones largos de cabello enseñándome tal magnitud -Perdón si soy grosera. Es que yo...-esas pompas mejillas agarraron más color que lo normal. No fue capaz de decir nada más, de nuevo volvió a bajar su mirada.

-¿Como te llamas? -me atreví en preguntarle.

-Hye -respondió -Kim Hye -completó.

-Lindo nombre -la alagué. La chica me miró con rapidez, con unos ojos marrones que esprendieron un brillo despampanante. Mucho más del que ya poseía en ellos.

-¿De verdad, te gusta mi nombre?

-Ahm, si -no comprendí el cambio repentino que tuvo. Ahora la veía más emocionada -Por cierto, ¿por qué esas...?

-Tú también eres lindo -me sonrió con vergüenza. Mis labios igualmente se curvaron en ese mismo gesto. Al captar lo que me dijo rápidamente lo corrigió -Tú nombre, me refiero a tú nombre...es...tan bonito.

-Gracias -respondí. Hye bajó una vez más su rostro al tornarse rojo -¿Vas a decirme el por qué te estaban golpeando esas chicas? -noté su incomodidad. Pasó saliva y fue más que evidente que no me quería decir. Su silencio me lo decía todo -Esta bien, no me digas, yo...

-No es que no quiera, lo que pasa es...

-Oye Hye -la interrumpí. Nuestras miradas se cruzaron -Sea lo que sea, que te este pasando, puedes confiar en mi para cuándo te decidas contarme. Yo te voy a escuchar, a la hora que sea y...

-¿De verdad? -una vez más abrió sus ojos como farolas. Pestañeó seguido ¿Acaso esta chica se va estar sorprendiendo por cada cosa que diga?

-Si -confirmé.

-¿Podemos ser amigos? -pidió.

-Si tú quieres.

-Claro que quiero -casi brincó de la emoción. Un poquito más y estuvo apunto de abrazarme, pero al darse cuenta de lo que hacía nuevamente se retuvo -¿Por qué estás siendo tan amable conmigo? Primero ni sabias que existía a pesar de que vivimos por la misma cuadra.

Me quedé meditando lo que dijo. Una de las estupideces de mi hermano Jihyung al no saber elegir que personas le conviene y cuales no. Ahora que lo pensaba mejor, habían muchas cosas que iban a cambiar y que estaba empezando a pasar.

Si tuve la valentía de acercarme a Kim Hye, fue la irresistible razón de que la chica me trasmitía ese algo de inocencia, calidez, bondad. A mí no me interesaba su físico, lo que en realmente me fijaba era en su bondad como persona. Lo que llevaba dentro, sus sentimientos más profundos.

-Quizás fue porque antes fui un idiota -logré contestar. La chica se quedó viéndome.

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(Kim Hye)

Minie se portó tan bello conmigo durante el resto de día. Se podría decir que era un Park Jimin totalmente diferente al que vengo enamorada desde inicio de semestre. Al llegar a mí casa mi madre notó rápidamente el cambio en mi look, por poco le ocasiona un infarto. Dándole la aprobación a Minie, este me cortó gran parte de mi cabello, el cual me llegaba ya casi a la cintura pero después de que la detestada de Lisa y sus amigas me lo llenaron de chicle, ahora me quedaba por encima de los hombros.

Con una inmensa felicidad ingresé a mí alcoba. Dando brincos por lo sucedido con el chico pelirrojo me dejé caer contra el colchón, varios suspiros se me escaparon de los labios. Recordando que tenía mil tareas por hacer reaccioné inmediatamente levantándome para empezar a quitarme el uniforme.

Prenda por prenda iba cayendo al suelo. No percatándome que ciertos ojos oscuros me miraban con detenimiento a través de su balcón. Esta vez mi rostro no se puso sonrojado, esta vez los niveles de enrojecimiento habían cruzado otro nivel.

¿Kim Hye, como se te ocurre desvestirte con el balcón abierto sabiendo que tienes vecino?

-¿Me está mirando -preocupada por el porque estuviera pensando el pelirrojo sobre mí. Rápidamente corrí hacia las persianas para cerrarlas.

-Que no te de pena. Te vez hermosa.

Su comentario más nerviosa me puso. Sin decir nada la cerré, lo que me preocupaba en estos instantes es lo que sucedería después de esto.

Soy gorda y fea. Es más que probable que ahora Minie no se me quiera ni acercar. ¿Me veo hermosa en lencería? No lo creo, quizás lo decía para no revelar lo que de verdad pensaba de mí.

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