-Ya estoy listo, Hye ¿Nos vamos? -toqué brevemente la puerta del baño con mi puño cerrado mientras la chica estaba en el otro extremo.

-EL BIQUINI ME QUEDA HORRIBLE JIMIN -casi lloriqueó causando que soltara un suspiro cansado.

-No de nuevo con eso Hye. Ya habíamos hablado de esto, por favor -me crucé de brazos esperando pacientemente porque mi novia se dignara en abrir la puerta y saliera de una vez.

-YA NO VOY A IR A LA PLAYA, TODOS SE VAN A BURLAR DE MÍ. ENVÉS DE UNA CHICA ME CONFUNDIRÁN CON UNA FOCA -oí perfectamente su pataleo en forma de berrinche. Recargándome de la última dosis de paciencia que me quedaba, traté de llevar todo con calma.

-Amor. Te prometo. Mejor dicho, te juro. Que no voy a permitir que ninguno te diga una mala ofensa, te defenderé de cualquiera -le aseguré -Ahora sal de ahí por favor. Hye. Confía en mí.

-NO IRÉ, JIMIN, NO IRÉ -siguió llorando entre sus pataletas hasta que inevitablemente se me subió el enfado.

-MALDITA SEA HYE. SI TE IMPORTA MÁS LO QUE PIENSEN LOS DEMÁS DE TI ENVÉS DE LO QUE PIENSO YO ¿ENTONCES PARA QUE CARAJO SOY TÚ NOVIO SI TE VALE UNA MIERDA LO QUE PIENSE? -realmente me frustró todo esto. Ella no respondió -ESTOY HARTO DE QUE TE TRATES ASÍ CUÁNDO TE HE DICHO HASTA EL CANSANCIO QUE ERES HERMOSA PARA MÍ, NO IMPORTA QUE TENGAS PUESTO O ESTÉS SIN MAQUILLAJE.

-¡YA! DEJA DE REGAÑARME -abrió la puerta de sopetón y me miró con sus ojos llenos de lágrimas -Ya no me grites más. Ya no más -limpió su propio llanto.

Soltando un suspiro rendido empecé acercarme a ella poco a poco. Curvando mis labios en una sonrisa divertida enredé mis brazos en su cuerpo para luego comenzar a brindarle continuos besos por todo su rostro, la consentí un poco, como si se tratara de una niña.

-Perdón mi amor.

-Me gritaste muy feo -hizo un puchero.

-Me altere un poco, lo sé -ambos nos miramos directo a los ojos. Terminando de limpiar sus lágrimas de esas preciosas y pompas mejillas rosadas, fue mí novia quién me abrazó.

-Te saco impaciencia ¿Verdad?

-Solo un poco -admití. La chica volvió a buscar mi mirada. Hubo varios segundos de silencio entre ambos. No me decía nada pero por su notorio gesto me di cuenta que estaba pensando en algo.

-Quiero que me toques -articuló al fin.

Alzando una ceja en confusión ante su dicho, solo supe preguntar.

-No comprendo ¿A qué te refieres mí vida?

La vi morder su labio. No sabía si lo hacia por ansiedad o era porque quería provocarme.

-Quiero que me hagas el amor -su rostro se puso más rojo de lo habitual. Abriendo mis ojos como platos me quede sin habla -Si tanto dices que soy tan hermosa, entonces no te dará asco tocarme ¿O si? -añadió en un desafío.

-¿Me estás poniendo a prueba? -apachurré mis ojos en sospecha. La chica pasó saliva.

-No -contestó -Sólo quiero darte un regalo ya que no te e dado nad..

-¿Eres virgen? -me atreví a preguntar. Su rostro se tensó mas incómodo que cuando le propuse la primera vez que si me permitía desnudarla.

-Si -respondió a regañadientes.

-Hye mi vida...

-Jimin, solo hazme tuya de una vez -se oyó como si todo esto se tratara de un suplicio -Creo que este sería el...

-¿El mejor regalo? -me adelanté. Mi gordita bella asintió con vergüenza -Pues no lo aceptaré -la desprecié de un modo tranquilo. En sus ojos se vio lo menospreciada -Y no es porque no quiera -aclaré -O te tenga asco y no se que más estupideces. Para mí Kim Hye, el mejor regalo, eres TÚ -tomé su rostro entre mis manos -Si no te sientes lista, yo te esperaré, todo el tiempo que sea necesario, hasta que te sientas lista de dar ese paso conmigo.

-¿De verdad? -volvió a retomar ese brillo en sus divinos ojos.

-Por supuesto -le sonreí.

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(Kim Hye)

Hoy era todo rutinario, aunque él día de ayer me la pasé increíble con mi novio al celebrar su cumpleaños. Mi chico pelirrojo y yo habíamos acordado que nos veríamos en la cafetería una vez nos toque la hora del recreo. Recién habían tocado el timbre para cambio de clases cuando muy deprisa me dirigía al salón de música.

Desde la distancia observe a Jungkook. Realmente estaba molesta con él, ¿si decía ser mí amigo entonces por qué no hizo nada para ayudarme cuando más lo necesite? Pasando por su lado si tan siquiera mirarle sentí como me sujetó del brazo para detenerme.

-¡Sueltame! -enfadada sacudí de mi brazo hasta conseguir que soltara el agarre.

-Se que estás molesta conmigo, y es por justa razón, que no haré nada para justificarme.

Rodando los ojos decidí por no querer escucharlo.

-Tengo clases -pensaba retirarme pero la terquedad del muchacho era más fuerte. Interponiéndose en mi camino no me permitió avanzar.

-Yo no te ayudé ese día, pero si Park Jimin lo hizo, fue nada más por parte de su estrategia -se cruzó de brazos. Su comentario de mal gusto me confundió.

-Tengo clases. Adiós  -era muy enserio que no quería verle, pero una vez más no me lo permitió.

-Estoy harto de todo esto. Todos en la secundaria lo saben menos tú -intentó hacerme ver algo que por cual era completamente inocente.

-¿Se puede saber de qué estás hablando? -coloque mis manos en jarras -Habla ya de una vez ¿Qué saben todos que yo no? Y que tiene que ver Jimin en todo esto?

-Sobre la apuesta de Jin y Jimin.

-¿Apuesta? -más me perdí -¿Cuál apuesta? -él de cabello negro estuvo dudoso en decirme o no -HABLA JUNGKOOK ¿DE QUÉ APUESTA ESTÁS HABLANDO? NO TE QUEDES CALLADO.

-Hye -hizo una pausa -Lo que pasa es que -su titubeo me irritaba -Park Jimin hizo una apuesta con Jin. A lo cual apostaron cuál de los dos, se acostaba contigo primero.

-¡¿Qué?! -sentí una puñalada en todo mí corazón. El chico suspiró, como si se hubiera relajado al decirme eso, mientras que yo estaba que no sabía que pensar.

-Todos aquí saben que eres virgen -de nuevo hizo pausa -Y ellos apostaron tú virginidad, por quién sería el que te la quitará primero.

-No puede ser.

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