𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙏𝙍𝙀𝘾𝙀
Mi contrincante era Edward. El segundo en el tablero.
Debo ganar, debo mantenerme en el primer puesto.
De inmediato me acerqué a un saco para poder entrenar. Comencé a golpear, a dar patadas. Mi pelea era la segunda, tengo que prepararme, para entonces. Pero también pienso que debo controlarme, en esta pelea me limitaré para no hacer lo mismo que hice con Molly. En este momento se encontraban peleando Will y Myra.
—Ey cálmate, lo harás bien —me dice Nathan. Coloca una mano en mi hombro, ayuda a que me calme.
—Debo mantenerme en el primer puesto —le digo.
—Lo se pero no es razón para que pierdas el control, y tampoco para que lastimes a ese pobre objeto —dice. Observó mis nudillos y estos estaban de un color rojo.
Cierro mis ojos y me pongo a reflexionar. ¿Otra vez estoy perdiendo el control? Debo aprender a controlarme, no puedo dejarme vencer por mis impulsos. Tengo muy en cuenta que si mis impulsos toman el control va a ser un problema, un muy grande problema.
Nathan y yo nos sentamos en una banca. Me trae hielo para mis nudillos.
—Lo harás bien. Además, si pierdes no bajarás más que un puesto, seguirás estando en la cima. —Dice acariciando mi espalda para...consolarme.
—¿Contra quién te toca pelear?
Soltó un suspiro—. Contra Peter. Debo admitir que no será nada fácil.
—Oh por favor, espero que le partas la cara. —Digo de una manera egoísta.
—Trataré, pero no prometo nada.
Ya había terminado la primera pelea.
Subo a la arena. Me pongo frente a Edward, y me doy cuenta de lo alto que es, tiene sus hombros anchos. Entrar a Osadía le había ayudado a conseguir músculos, ahora se veía más intimidante.
Me puse en posición de defensa. Comenzamos a dar vueltas, y me acerco y trato de golpearlo en el abdomen. Por el momento era el único lugar donde podía golpear fácilmente. Él me agarró los brazos y comenzó a golpearme el abdomen. Me solté de su agarre y me limpie mi sudor. Me atrapó desprevenida y me lanza un golpe en mi mejilla.
Observó a Cuatro a un lado del cuarto apoyado en una pared, él estaba observando la pelea. Me acerco a Edward y consigo clavarle el costado de mi mano en su cuello, eso lo vuelve vulnerable un momento. Entonces aprovecho para agarrar sus hombros y comenzar a darle golpes a su abdomen con mi rodilla, él se recupera y me golpea en mis costillas, justamente donde Peter me había lastimado ayer. Aprovecha y me lanza, me quedo en el suelo agarrándome esa parte de mis costillas.
Él se me acerca y sube su rodilla...estaba alistando una patada para dejarme inconciente. Justo a tiempo pongo mis antebrazos a la altura de mi rostro, lo hago con mucha fuerza, para poder bloquear ese golpe. No creía que iba a funcionar. Él se distrae, y es entonces donde logró hacerlo caer con mis piernas. Suelto mis pies y me subo encima de él, para poder golpear su rostro fácilmente.
El logra ponerme abajo de él y me golpea, de la misma manera en que yo lo hice.
Sentía que ya no podía. Alrededor de mi vista se ponía borroso, estaba....derrotada. Ya estaba a punto de estar inconciente. Pero lo separaron de mi.
Con lo poco que pude observar Eric y Cuatro lo habían apartado de mi. Alguien subió a la arena y me tomó en sus brazos. Por su pelo rubio se trataba de Nathan, al sentirme segura, cerré mis ojos.
Estaba sosteniendo una bolsa de hielo por encima mi mejilla para poder bajar la hinchazón que los golpes me habían dejado. Me encontraba en la enfermería de la Facción.
—¿Ya estás mejor? —pregunto él.
—Si. Aunque sigue doliendo.
—Tranquila el dolor se pasará —dice—. Peleaste bien.
—No lo creo, Cuatro. Perdí. Para mi eso no me dice que yo haya peleado bien.
—No tienes porque presionarte de esa manera, ya pasaste la primera fase. Sabías que estabas mal de tus costillas, era obvio que estabas en desventaja, pero, aún así diste todo en esa pelea.
—Bueno si, tienes razón. ¿Nathan ya peleó? ¿Cómo está? —dije preocupada.
Cuatro soltó un suspiro, parecía que mis preguntas solo le molestaron. —No se, tal vez ya acabó su pelea. No pude verlo porque te traje acá.
—Gracias.
—De nada, ahora no te esfuerces de más—. Dice— Si hace falta puedes quedarte a descansar lo que queda del día, ya pasaste la fase, eso era lo que importaba.
Me dio una sonrisa y salió del lugar. De inmediato me tape con la manta que tenía encima, mis mejillas estaban coloradas, se pusieron así debido a que mi imaginación me hizo pensar en cual fue la manera que optó Cuatro para traerme.
Con solo pensarlo me pongo feliz y mis mejillas se ponen rosadas. No se porque me pasa esto con él. No entiendo.
Viene una chica típica de Osadía. —Veo que ya despertaste. Dime ¿Estas mejor?
—Si. Mejor que antes.
—Entonces toma esto, por favor. —dice extendiendome una pastilla con un vaso de agua.
Lo agarró, meto la pastilla a mi boca y tomo agua para que ayude a que la pastilla pase sin problemas por mi organismo.
Ella me sonríe y se va. Ella no tenía el aspecto de una enfermera, o bueno, no de una enfermera de las que yo conozco. La mujer tenía tatuajes en sus brazos, y varios piercings en su oreja. Algunos intrépidos deben ofrecerse voluntariamente para hacer empleos como este que tradicionalmente pertenecen a otras Facciones. Después de todo, no tendría sentido para los Intrépidos hacer un viaje al hospital de la ciudad siempre que ellos resultan heridos.
—¡Hola Noah! —dice Nathan acercándose a mi.
—Hola ¿Cómo te fue? —pregunte.
Tenia la esperanza de que me dijera que había podido ganar a Peter. Ver a ese idiota desanimado, sería algo que me encantaría presenciar.
—Bueno —dice nervioso— perdí. Perdí contra Peter. Yo... traté...
—Tranquilo. No siempre ganamos, además solo bajaste un puesto, no es para tanto.
Después de todo el entrenamiento. Festeje con Uriah, Lynn, Marlene y Nathan.
Ya era muy tarde, y hace una hora los tres primeros ya se habían ido a dormir. Me quedé sola con Nathan. Ahora mismo caminábamos por el abismo.
—Oye ya es tarde, puedes quedarte a dormir si quieres —dice Nathan.
—Pero...creí que no había camas suficientes para...
Nathan me interrumpe. —La cama es bastante amplia, cabemos los dos en ella. Además no haremos nada malo, solo dormiremos. ¿Verdad?
Lo último lo dice con una cara coqueta. Me sorprende esa actitud suya, creí que los Cordiales eran alegres y amables.
Él se echa a carcajadas.
—No dejaré que te sigas juntando con Uriah —le digo.
—Pero, ni siquiera hablo con él —dice.
—Si, como no.
—Bien ¿Vendrás o no?
—Esta bien, vamos —digo.
Hoy es el Día de Visitas.
Abro mis ojos y recuerdo dónde estoy. Todos los demás se visten en silencio. Era un ambiente tenso. Saben que poder encontrar un rostro familiar en La Fosa no está para nada garantizado.
Me visto rápido, y hago la cama. Nathan no estaba. Eric entra, y detrás de él venía Nathan con pastelillos, uno en cada mano.
—¡Atención! —anuncia Eric, alejando el cabello negro de sus ojos—, quiero darles un consejo sobre hoy, si por un milagro sus familias los visitan...—recorre nuestros rostros y sonríe—...lo cual dudo, es mejor no verse muy atado, eso lo hará más fácil para ustedes y ellos, también tomamos la frase "Facción antes de Sangre" muy en serio, atarte a tu familia sugiere que no estás muy complacido con tu Facción, lo que sería una vergüenza ¿entienden?
Todos los demás comienzan a salir en dirección a la Fosa. Nathan me da uno de los pastelillos y se despide. Él sabe que yo no voy a ir allá abajo.
Eric se queda—. Puede que te haya subestimado —dice él— lo hiciste bien.
—Supongo. Pero no hice lo suficiente —digo.
—¿Sigues siendo así? ¿Sigues presionandote? —dice. Se acerca a mi cada vez más—. Te dije que no lo siguieras haciendo, eso no te hace bien.
—Pues se me hizo costumbre. Dime, ¿cómo quitas un hábito de tu vida?
—Simplemente no lo hagas. No quiero...que sigas con esa presión dentro de ti —dice él.
De repente me abraza. Me sorprendo, eso no era común en él, no siempre era muy afectivo. Deja algo un libro en mis manos y se retira de la habitación. Cuando abre la puerta veo una sombra alejándose.
Observó la portada del libro y sonrió. Eric sabía cuánto me gustaban leer esta clase de género literario. Aunque no es relativamente bien hacerlo, nosotros no respetabamos las reglas completamente.
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