𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙊𝙉𝘾𝙀
Nos encontrábamos en las vías del tren. Íbamos a ir a otro viaje de campo, en la noche.
En un rincón hay un grupo de cañones largos y seguros de armas. Al lado hay una pila de cajas que parecían ser municiones. En ellas tenían escrito "Bolas de pintura"
—¡Todo el mundo agarré un arma! —grita Eric.
Nos acercamos hacia la pila. Llegó rápido, así que logró tomar una arma, era pesada, pero se podía sostener, y cojo una caja de bolas de pintura.
Pongo la caja en mi bolsillo, y la honda del arma en mi espalda por lo que la correa se cruza en mi pecho.
—¿Tiempo estimado? —pregunta Eric a Cuatro.
—Cuatro observa su reloj. —Cualquier momento ¿Cuanto tiempo te toma memorizar el horario del tren?
—¿Por que debería, cuando te tengo a ti para recordarmelo? —dice Eric, empujando el hombro de Cuatro.
Un círculo de luces aparece a nuestra izquierda, que poco a poco se acerca a donde nosotros nos encontramos.
Cuatro es el primero en subirse al tren. Los demás le siguen, yo estaba detrás de él pero atrás veo a Tris teniendo problemas. Retrocedo hasta llegar donde ella para ayudarla para que se impulse.
Una vez que ella logra entrar aceleró mi paso. Cuatro me extiende una mano, dejo de lado mi orgullo y la tomó. Agarró su brazo y él me impulsa. Sus músculos de su antebrazo se tensan, definidos.
Me suelto rápidamente, lo miró. No soy capaz de decir algo, así que me alejo.
Cuatro hablá.
—Nos dividiremos en dos equipos para jugar a capturar la bandera. Cada equipo tendrá un equilibrio de miembros. Iniciados nacidos en Intrepidez y la transferidos. Un equipo bajará primero y encontrará un lugar para esconder su bandera. Luego el segundo equipo bajará y hará lo mismo—. El tren se balancea, Cuatro se agarra del lado de la puerta para mantener el equilibrio—. Esta es una tradición de Intrepidez, así que sugiero que lo tomen seriamente.
—¿Qué obtenemos si ganamos? —grita alguien.
—Suena como el tipo de pregunta que alguien de Intrepidez no haría —dice Cuatro levantando una ceja—. Obtienes ganar, por supuesto.
—Cuatro y yo seremos capitanes —dice Eric. Él mira a Cuatro—. Dividiremos las transferencias primero, ¿De acuerdo?
—Tu primero —dice Cuatro.
Eric se encoge de hombros. —Edward.
Cuatro se apoya en el marco de la puerta y asiente. Sus ojos brillan por la luz de la luna. Él analiza el grupo de transferidos Iniciados, brevemente, sin cálculo, y dice: —Quiero a Noah.
Miró a otro lado para disimular mi color en las mejillas.
—Buena elección —dice Eric— pero si pierdes ya tienes a alguien a quien echarle la culpa.
Cuatro se encoge de hombros. —Supongo.
Una sonrisa se asoma a mi rostro, lo que Eric quiere es fastidiarme pero no lo logrará, haré todo lo posible para ganar y presumir lo en su cara.
—Tu turno —dice Cuatro.
—Peter.
—Nathan.
—Molly.
—Tris. —dice Cuatro, mordiéndose la uña del pulgar.
—Al.
—Christina.
—Drew.
—Will.
—La última es Myra. Así que ella está conmigo —dice Eric—. Iniciados nacidos en Intrepidez ahora.
Analizó el común que tenemos los que pertenecemos al equipo de Cuatro. Y algo es un poco concreto, y es que casi la mayoría somos de hombros angostos, pequeños cuerpos. El equipo de Eric es todo lo contrario, ellos son más anchos y se podría decir que más fuertes.
Lo que puedo garantizar es que la velocidad está a nuestro favor. Y creo que este juego es más velocidad que fuerza bruta. Algo me dice que ganaremos.
Ellos terminan de escoger equipos, Eric le sonríe a Cuatro.
—Tu equipo puede bajar de segundo —dice Eric.
—No me hagas ningún favor —replica Cuatro. Él sonríe un poco—. Sabes que no los necesito a ellos para ganar.
—No, yo sé que vas a perder,no importa cuando bajes —dice Eric, mordiendo brevemente unos de los anillos en sus labios—. Toma tu escuálido equipo y baja primero, entonces.
Todos nos ponemos de pie. El tren está a punto de bajar al suelo. Planeo aterrizar sobre mis pies.
Me acerco a la salida más cercana y saltó , el impulso del tren me hace correr unos pasos para mantener el equilibrio. Me siento orgullosa de mi logró. Conseguí caer de pie.
Marlene toca el hombro de Cuatro y pregunta: —Cuando el equipo gana, ¿Dónde debo colocar la bandera?
—Decírtelo no sería realmente el espíritu del ejercicio, Marlene —dice fríamente.
—Vamos, Cuatro. —Ella se queja. Le da una sonrisa coqueta. Él sacude su brazo de la mano de ella.
Por mi parte solo volteó, no me gustó la actitud de Marlene hacia Cuatro.
—Muelle Marino. —grita Uriah. —Mi hermano estuvo en el equipo ganador. Ellos mantuvieron su bandera en el carrusel.
Sonrió, lo miró. Si su hermano ganó significa que él tiene experiencia otra cosa a mi favor.
—Entonces vamos allí. —sugiere Will.
Nadie se opone, por lo que caminamos hacia el este, hacia el pantano que alguna vez fue un lago.
Atravesamos el puente. Todavía necesitamos los puentes porque el barro abajo es demasiado húmedo para caminar.
Me pregunto hace cuánto tiempo se secó el río.
Está oscuro, ya es casi más de la media noche y todas las luces de la ciudad están apagadas.
Marlene sacá una linterna e ilumina la calle en frente de nosotros.
—¿Le tienes miedo a la oscuridad, Mar? —Uriah se burla.
—Si quieres dar un paso sobre los vidrios rotos, Uriah, adelante —dice ella bruscamente. Pero ella la apaga de todos modos.
Me adelantó hasta llegar cerca de Cuatro—. Así que no nos necesitas eh?
—Eso le dije a Eric ¿Y qué? —dice él.
—Nada, solo me preguntó ¿Cómo vas a poder tu solo, contra esos gorilas que tiene en su equipo? Sin duda, al menos necesitas a un compañero.
—¿Y me vas a decir que te ofreces?
—Claro, no puedo dejar que te hagan algo, después de todo, te debo una —le dije tratando de sonar de lo más normal posible.
—Dejalo así —dijo él.
—Como quieras, mejor para mí —le digo y bajo la velocidad de mi caminar.
Una vez que Cuatro está lo bastante lejos, volteó hacia Nathan y me le acercó para hablar.
Él se encontraba observando la rueda.
—Piensa en ello. La gente se montaba en esa cosa, para divertirse —le digo.
—Tal vez ellos deben haber sido Intrepidez —dice.
—Si, pero una versión pobre de Intrepidez. —Uriah ríe.
—Una Intrepidez Rueda de la Fortuna no tendría carros. Tú solo te sostendrías fuertemente con tus manos, y buena suerte—digo.
Caminamos hacia abajo por el lado del muelle.
Llegamos al carrusel. Algunos de los caballos están rayados y desgastados, sus colas rotas o astilladas las monturas. Cuatro saca la bandera de su bolsillo.
—En diez minutos, el otro equipo escogerá su lugar —dice él—. Sugiero que tomen este tiempo para formular una estrategia. No seremos Erudición, pero la preparación mental es un aspecto de su educación Intrepidez. Posiblemente, el aspecto más importante.
Es un buen punto. ¿Sino de que serviría un cuerpo preparado si tiene una mente dispersa?
Will toma la bandera de Cuatro.
—Alguien debe quedarse aquí y vigilar, y algunos deben ir y explorar la ubicación del otro equipo —dice Will.
—¿Si? ¿Tu crees? —Marlene arranca la bandera de las manos de Will—. ¿Quién te puso a cargo, transferido?
Rodeó los ojos, esto es lo que creía que pasaría. Veo a Cuatro sentarse al borde del carrusel.
Tengo un plan, pero necesito ayuda.
Veo a Tris fuera del grupo de Iniciados. Me acerco hacia ella.
—Hola Tris —digo, ella no me responde—tengo un plan, pero necesito de tu ayuda.
—¿Cual es? —dice ella.
—Quisiera pedirte que subas la rueda lo más alto posible para tener una vista perfecta sobre el panorama —digo— y tengo la confianza plena en que si haces eso, podrás encontrar el terreno de los otros. Mientras tú haces eso, yo comenzaré a guiar acá abajo para estar listos e ir adonde tú nos digas. ¿Te parece?
—Al fin una idea que vale la pena —dice con una sonrisa.
—Bien, será mejor que comiences, subir hasta allá arriba no será sencillo ni rápido. Anda tu puedes, confío en ti.
Ella se acerca a la rueda. Y comienza a escalar.
Voy donde Cuatro, necesito que vaya con ella.
—Cuatro te necesito —digo, él me observa.
—¿Qué necesitas? —me responde, sus ojos muestran preocupación.
—Necesito que vallas con Tris, ella está subiendo la Rueda de la Fortuna. Ella no está del todo bien, así que por favor ve con ella para evitar un accidente —digo.
—¿Por qué no mandaste a alguien más? —dice algo molesto— ¿A Nathan tal vez?
Eso fue extraño. No entendía por que el preguntaba por él.
—Esta concentrado tratando de ganar aquella discusión de allá —le digo señalando al grupo de Iniciados.
—Esta...bien —lo dice nervioso. Y se acerca a la rueda. Voy con él.
—Tris, Cuatro irá contigo —le digo. —Bien Cuatro, lo dejo en tus manos, tranquilo yo cuidaré a tus niños.
El comienza a subir con una sonrisa apenas notable.
Yo vuelvo con el grupo.
—Bien chicos YA basta! Es tiempo de concentrarnos todos estamos en esto no solo los transferidos o simplemente los nacidos en Intrepidez. Después de todo, todos somos Iniciados.
Todos cerraron sus bocas.
—Ya que todos estamos bien, quisiera que dieran ideas de ataque, pero que valgan la pena. Deben tener en cuenta también la defensa. Vamos, rápido —digo.
Escuchamos todos las ideas. De pronto entre ellos comenzaron a decidir de cuál era la mejor. Escuché el grito de Tris.
Me sobresalte al verla colgada, le dije a Cuatro que la cuidará. Corrí hacia la maquinaria de la Rueda.
Para moverla y traer a Tris al suelo, viva.
Prendo mi linterna, puedo hacer que se mueva, lo vi en Erudición fue lo que Fernando me enseñó.
Cuatro se me acerca.
—Listo —digo. Observó la Rueda y efectivamente, se movía. Ahora depende de Tris debe caer bien para no morir.
La veo esperando que lo haga bien. Ella cae muy bien, estrellándose contra el suelo. Comienza a rodar para alejarse de la rueda, hasta que un carro le roza el hombro, ella esta bien.
Suelto un suspiro, no me importa, voy corriendo hacia Tris mientras Cuatro se encarga de apagar aquella máquina gigante.
La agarró de las muñecas obligándola a soltar su rostro.
—¿Estas bien? —le preguntó.
—Si.
Comienzo a reír.
Ella se une a mi con su risa. La ayudó a levantarse.
—Podrías haberme dicho que la Rueda de la Fortuna seguía funcionando —dice ella—. No tendríamos que haber escalado.
—Lo hubiera hecho, si lo hubiera sabido —le digo—. No podía dejarte morir así que tomé un riesgo. Vamos hay que ganar este juego, le digo agarrándola de la muñeca.
Nos dirigimos dónde está nuestro equipo. Ellos se encontraban vigilando nuestra bandera.
Christina estaba sentada en uno de los caballos. Detrás de ella estaba la bandera.
—¿Dónde fueron los otros? —pregunta Cuatro.
Él se ve emocionado como yo me siento, junto a Tris.
—¿Ustedes encendieron la rueda? —dice la chica mayor —¿En que diablos estaban pensando? Es lo mismo que hubiera gritado "¡Aquí estamos!" "¡Vengan por nosotros!" —niega con la cabeza—. Si pierdo de nuevo este año, la vergüenza será insoportable. ¿Tres años seguidos?
—La Rueda no importa —digo.
—Nosotros sabemos dónde están ellos —agrega Cuatro mirándonos.
—¿Nosotros? —dice Christina mirándonos.
—Si, mientras que el resto de ustedes estaba jugando con sus dedos , Tris y Cuatro subieron a la Rueda de la Fortuna para observar la ubicación del otro equipo —le digo.
—¿Entonces qué hacemos ahora? —pregunta uno de los Iniciados nacidos en Intrepidez.
Yo la observó, entonces todas las miradas migran hacia Tris. Ella me observa y me da el permiso de decirlo.
—Dividirnos en dos —digo.
—Cinco de nosotros vayan a la derecha del muelle, cuatro a la izquierda. Él otro equipo está en el parque al final del muelle. —dice Tris.
—El grupo de cinco se hace cargo, mientras que el otro equipo de cuatro se mueve detrás del otro equipo para conseguir la bandera.
—Suena bien —dice la chica mayor—. Vamos a darlo todo esta noche, ¿De acuerdo?
Voy junto a Tris, Uriah, Cuatro y Nathan, somos el grupo de la derecha
Comenzamos a correr. Saco la pistola alrededor de mi cuerpo, sosteniendo mis dedos en el gatillo.
Llegamos al final del muelle, y cierro mi boca para mantener mi respiración ruidosa adentro. Nuestros pasos ahora eran lentos y menos fuertes. Tris señala la bandera, asiento, y me abro camino hacia ella.
Entonces un coro de gritos se hacen escuchar. Las bolas de pintura vuelan y se estallan cuando encuentran su objetivo. Nuestro grupo se encarga, el otro debe alcanzarnos. Uriah dispara al último guardia en el muslo, entonces la bandera se encontraba desprotegida, aprovecho y me apresuró a correr por el. Tris también. La bandera se encontraba colgada de la rama de un árbol.
Llego primero donde la bandera, me sigue Tris y después Christina. —Vamos Tris, vos ya eres la heroína del día, y sabes que no podrás alcanzarla de todos modos. —dice la pelinegra.
Solo doy un brinco y agarró la bandera, se la entrego a Tris. —Bien hecho, lo logramos —le digo con una sonrisa.
Entonces Christina grita emocionada, y todos los demás la siguen. Uriah se acerca a Tris y le da unas palmadas en el hombro con una sonrisa.
Yo la miró, y le vuelvo a sonreír. Me alejo de ellos y voy con Nathan, gritamos juntos.
—¡Lo logramos! —dice él.
Me alegra verlo así de emocionado.
Todo el equipo nos unimos y gritamos, los demás agarran del brazo a Tris y levantan la bandera aún más alto. Yo me quedo a un lado, gritando con ellos.
Siento una mano en mi hombro.
—Bien hecho —dice Cuatro en voz baja.
Le sonrió.
Aquí otro capítulo, esperó que les guste. Trate de no atrasarme en actualizar, y buenas noticias. Voy a tener más tiempo para actualizar entre en vacaciones una semana más, trataré de subir más capítulos este tiempo.
Denle apoyo a la historia, lxs quiero.
Okey Bye.
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