Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝘿𝙊𝘾𝙀

—Así que fue tu plan —dice Uriah, se sienta a mi lado. Marlene lo sigue.

—Claro —respondo.

—Bastante inteligente de tu parte... típico de una anterior integrante a la facción de sabiduría —dice Marlene—. Soy Marlene.

—Noah —digo.

—Si, ya sé quién eres —dice—. Fuiste la primera saltadora.

Desde el primer día en Intrepidez, fui el centro de atención. Y todo por ser la primera en atreverse a saltar.

Uriah toma una de las bolas de pinturas de su arma y la aprieta entre sus dedos: pulgar e índice. El tren se sacude hacia la izquierda, y Uriah cae contra mi, sus dedos aprietan la bola de pintura, hasta que un chorro de pintura rosa, de mal olor cae en mi cara.

Marlene colapsa en risas.

—Eres un tonto —digo. Limpio algo de pintura de mi cara, lentamente, y luego lo unto en su mejilla. El olor de aceite de pescado atraviesa el vagón.

—¡Ew! —el aprieta la bola de pintura hacia mi otra vez, pero la apertura está en el ángulo equivocado, y la pintura cae en su boca. El tose y hace ruidos exagerados de náuseas.

Limpio mi cara con la manga, riendo muy fuerte.— Eres...un...idiota —digo entre risas.

Uriah raspa su lengua con sus dedos.

La mañana siguiente en la sala de entrenamiento, un gran blanco se encuentra en un extremo de la habitación, y cerca de la puerta hay una mesa con cuchillos esparcidos encima de ella. Practica de tiro de nuevo.

Eric está parado en el centro de la habitación. Hacemos contacto visual por un pequeño momento.

—Mañana será el último día de la primera fase —dice Eric—. Ustedes van a reanudar la lucha después. Hoy, aprenderán como apuntar. Todo el mundo recoja tres cuchillos. —Su voz era más profunda de lo habitual, Eric estaba molesto—. Y presten atención, mientras Cuatro demuestra la técnica correcta para tirarlos.

Nadie se movía.

—¡Ahora!

Vamos a recogerlos. No son tan pesadas como las armas.

No se si alegrarme o asustarme por la actitud que tenía Eric. Se nota que está molesto por la derrota que sufrió ayer, prometí que le iba a ganar y lo hice, es un logro para mi.

Dejo esos pensamientos de lado, y me concentro en Cuatro.

Tomo atención a cada movimiento que el realiza, la manera en que lo hace. Su postura. Es bueno y necesario estudiar incluso su respiración al lanzar un cuchillo, para lograr hacerlo bien.

Eric ordena. —¡En línea!

Lanzó los cuchillos, los dos primeros solo chocaban con el blanco para después caer al piso. Me concentro más y logró que se quede clavado al tablero.

Lo hice bien, para que sea mi primera vez lanzando cuchillos, pero debía mejorar. Se que puedo hacerlo mejor para así demostrar que no me he equivocado eligiendo Osadía.

Media hora después, Al es el único Iniciado que no le ha dado al blanco todavía. Sus cuchillos estaban haciendo ruido en el suelo y rebotando en la pared. Todos los demás nos acercamos al tablero para recoger nuestros cuchillos, el busca los suyos en el suelo.

La próxima vez que intenta y falla , Eric marcha hacia el y le exige. —¿Cuan lento eres sinceridad? ¿Necesitas lentes? ¿Debo mover el tablero más cerca?

Al vuelve a lanzar otro cuchillo pero este se desliza a unos centímetros de la derecha del blanco. Gira y choca contra la pared.

—¿Qué fue eso, Iniciado? —dice Eric en voz baja, muy cerca de Al.

—Se...se deslizó —dice Al.

—Bueno, creo que deberías ir por él —dice Eric. Escanea las caras de los otros Iniciados, todo el mundo a dejado de tirar de nuevo y dice: — ¿Les he dicho que paren?

Esto estaba mal. Nunca vi a Eric de esta manera. En su mirada se podía encontrar rabia.

Cuchillos vuelven a golpear el tablero. Pero yo no me pongo a lanzar.

—Ve por el —los ojos de Al se abren grandes.

—Pero todo el mundo todavía está lanzando.

—¿Y?

—Y no quiero que me peguen.

—Creo que puedes confiar en tus compañeros Iniciados para apuntar mejor que tú. —Eric sonríe un poco, pero sus ojos siguen siendo crueles—. Ve a buscar el cuchillo.

—No —dice Al.

—¿Por qué no? —los ojos de Eric se fijan en la cara de Al— ¿Tienes miedo?

—¿De ser apuñalado por  un cuchillo volador? —dice Al—. ¡Si, lo tengo!

Admiro su veracidad pero eso no lo ayuda en nada.

—¡Todo el mundo paré! —grita Eric. —Despejen el ring —Eric mira hacia Al—. Todos, menos tú.

Me retiro apenas unos pasos, los demás están más atrás que yo. La habitación estaba con un ambiente pesado. Al se iba a enfrentar a la ira de Eric.

—Párate frente al blanco —dice Eric.

Al camina hacia el blanco con sus grandes manos temblando.

—Hey, Cuatro —Eric mira sobre su hombro—. Dame una mano ¿Quieres?

Cuatro rasca su ceja con la punta de un cuchillo y se enfoca en Eric.
Él tiene círculos oscuros bajo sus ojos, está ya cansado como nosotros.

—Te vas a quedar ahí mientras el lanza los cuchillos —le dice Eric a Al—, hasta que aprendas a no retroceder.

—¿Es esto realmente necesario? —dice Cuatro. Suena aburrido, pero no lo está realmente.

No importa cuan casual haya sonado esa pregunta, se nota que fue una acción de desafío. Y no siempre Cuatro desafía a Eric directamente.

Ellos se miran por unos segundos en silencio.

—Tengo la autoridad aquí ¿Recuerdas? —dice Eric—. Aquí y en todas partes.

El color se asoma por el rostro de Cuatro, aunque su expresión no cambia. Su control sobre los cuchillos se contrae y sus nudillos se vuelven blancos mientras se da vuelta para hacer frente a Al.

Una sonrisa se asoma en mi rostro pero nadie lo nota. Observó a Al, estaba temblando, sus ojos oscuros. No me arrepentiré de hacer esto jamás.

—¡Alto! —digo decidida.

Cuatro voltea y me da una mirada dura. Lo ignoró, no me importa, yo decidí hacer esto.

—Cualquier idiota puede pararse frente a un objetivo —digo—. Esto no prueba nada, solo que nos están intimidando. Y si mal no recuerdo, eso es un signo de cobardía.—Hablo mirando directamente a los ojos de Eric.

—Entonces te será sencillo tomar su lugar —dice Eric.

Camino en dirección hacia Al. Cambio de lugar con él. Observó los cuchillos en las manos de Cuatro: uno en la mano derecha y otra en la izquierda.

Por alguna razón confío en Cuatro, se que no me va a lastimar gravemente. Pero al menos tiene que hacerme una herida para que Eric me deje irme en paz, es obvio de él.

Levantó mi mentón, no puedo parecer cobarde frente a Eric. Eso le demostraría a Eric que no era tan sencillo como yo decía.

—Si te acobardas —dice Cuatro, despacio, con cuidado—, Al ocupa tu lugar. ¿Entendido?

—¿Acaso crees que me voy a acobardar? —digo con una sonrisa ladina y una ceja levantada. Pero eso iba más para Eric que para Cuatro.

Los ojos de Cuatro se conectan con los míos. Levanta una mano, pone el codo hacia atrás, y tira el cuchillo. Solo un instante en el aire, y luego escucho un ruido sordo. El cuchillo se entierra en el tablero, a centímetros de mi mejilla. No me inmutó, no puedo hacerlo.

El segundo cuchillo da en el blanco sobre mi cabeza. Esta vez está más cerca que el anterior.

—Vamos, Noah —dice él—. Vamos a dejar a alguien más pararse allí y tomarlo.

No va a lograr que me haga a un lado.

—Lo siento soy muy egoísta para dejar que alguien tomé mi lugar. Además me estoy divirtiendo.

Él pone por última vez el otro cuchillo en su mano. Veo un brillo en sus ojos mientras tira el brazo hacia atrás y deja el cuchillo volar. Viene directamente a mi, girando, hoja sobre el mango. Cuando llega al blanco, me arde el cuello, y la sangre me hace cosquillas en la piel. Cuatro logró cortarme en el cuello.

—Ganas puntos por valentía, pero lo pierdes por haber abierto la boca. —Dice Eric.

—No lo hice por los puntos —le digo—, lo hice para demostrarte que esto no era necesario. Y no sé que creer a la ver qué tú no lanzaste los cuchillos, solo dabas las órdenes. Tal vez eso demuestra lo malo que eres lanzando, al igual que Al. ¿No crees?

—Me vale lo que creas, me voy. Es suficiente por hoy —dice Eric y se va del lugar.

Me quedo hasta atrás junto a Cuatro. Espero hasta que la sala este vacía y la puerta está cerrado antes de mirarlo. Él camina hacia mi.

—Está tu...—comienza él.

—Gracias por la herida —le digo.

—Debía hacerlo. Sino seguirías ahí en frente.

—Pero no podía ser en otro lado, porque en mi cuello. Parece que querías lastimarme.

—Yo no soy sádico —dice él. Acerca su rostro al mio— si yo quisiera hacerte daño ¿No crees que ya lo hubiera hecho?

Cruza la habitación y golpea la punta de un cuchillo tan fuerte en la mesa que queda parado ahí, mirando hacia el techo.

—Gracias —dije en un susurro apenas audible.

Hoy es un día antes del día de visita. No se que podría pasar, prefería pensar que ella no se iba a presentar mañana. Sería algo llamativo, ver a la líder de la facción de Erudición en Osadía para ver a su hija Iniciada.

Esto me inquietaba, no quiero verla, no quiero darle explicaciones.

Apresuro mi paso al dormitorio de los trasladados. Ayer quedé con Nathan en vernos ahí, para ir juntos a entrenar.

Le di un empujón a la puerta para abrirme paso y poder entrar. Y me encuentro con el trío de idiotas molestando a Tris. Nathan no se encontraba ahí. Estaba a punto de irme, pero de pronto escuché un sollozo, provenía de Tris. Volteó, y ella estaba desnuda, la toalla que cubría su cuerpo estaba en las manos de Peter.

Me acerco a ellos.

—Eres un idiota...—voy y le lanzó un golpe a la mejilla de Peter. —¿Qué es lo que te pasa? Tanto te gusta Tris que hasta desnuda la quieres ver. Ya peleamos ayer ¿Quieres que te golpee otra vez?

Él se levanta. —Eres una perra —dice acompañado de un gruñido.

—Una perra que te va a matar si vuelves a meterte en mi camino.

Ellos salen del lugar. Volteó para ver a Tris y ella ya tenía su vestido puesto. No tenía lágrimas, parecía que sus ganas de llorar ya habían desaparecido.

No le dije nada y me fui. Afuera estaba Nathan con un pastelillo en cada mano.

—Al fin llegas, vámonos —le digo.

Tomo un pastel para comerlo. Pero en mi boca tiene un sabor agrio, era por qué yo estaba enojada. Los odio ya me arruinaron el desayuno.

Ayer había peleado contra Peter, su desempeño fue bueno. Logró lastimarme a la altura de mis costillas, lo bueno fue, que logré ganarle.

En la tabla de posiciones me encontraba en primer lugar, en segundo lugar estaba Edward y después Nathan. Ayer ganarle a Peter me beneficio mientras que a él, solo le perjudico, estaba en el quinto puesto.

Faltaba poco para que la primera fase llegará a su fin. Será sencillo mantener el primer puesto. Bueno, eso espero.

Llegamos a la sala de entrenamiento. Lo primero que observó es el tablero para saber quién será mi contrincante el día de hoy.

Entrecierro mis ojos, y viajó mi vista de mi nombre a unos centímetros a la derecha. El nombre que estaba ahí era....


Lo siento, pero me dieron ganas de dejarlos con la intriga.

Pero tranquilos para mañana hay otro capítulo esperando ser leído por ustedes.

Creo que actualizaré seguido por un buen tiempo.

Recibí mensajes para actualizar mis historias y me hicieron reflexionar. Así que trataré, además que me está gustando el rumbo que está tomando la historia.

Bueno hasta aquí mi reporte.
Bye os quiero

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro