•24•
Al abrir los ojos siento una punzada en la cabeza, normal después de la borrachera y el llorar hasta la saciedad. Me levanto lentamente y entro al baño para lavarme la cara, me siento cansada, no es cansancio físico, todo es psicológico.
No lo comprendo, quiero hacerlo, pero no puedo. La persona en quien mas confiaba, la persona que me hizo querer de nuevo, con quién justo había decidido tener mi primera vez, esa persona me ha fallado. ¿Oyeron eso? Es mi corazón haciéndose trizas de nuevo, las imágenes de Valen se repiten en mi cabeza una y otra vez. No puedo evitarlo, mi cabeza solo piensa en cómo estuvo con otra mujer, en cómo la tocó cuando antes me estaba tocando a mí.
-Joder- bufo apretando mis puños.
Duele demasiado, un día me prometí que no dejaría que las cosas me volvieran a hundir y no lo haré. Antes que nadie estoy yo, para llegar a ser quién soy me ha hecho falta mucha constancia y fuerza de voluntad, no voy a tirar eso por la borda ahora. ¿Lo peor de todo? Ya no soy la misma de antes, esa niña que lloraría por él y se lamentaría, ahora soy más fría y aunque duela no voy a mostrar debilidad.
Salgo de mi habitación a paso lento mientras me hago una coleta. Miró el reloj de la cocina, son las 14:23, he dormido toda la mañana. Saco una cerveza y le doy un trago apoyándome en la encimera. Mi cabeza intenta que piense de nuevo en él, pero yo empujo los malos pensamientos y me centro en hacer algo productivo.
En la nevera hay una nota de las chicas, al parecer han salido a hacer la compra y volverán más tarde. Agarro una manzana y me la como de una sentada mientras enciendo mi portátil y pongo música a toda hostia. Empiezo a bailar como si no pasara nada, como si en realidad no me hubiera dolido.
El timbre suena varias veces, miro por la mirilla y es él. Vuelvo a mí habitación y subo mas la música para no escuchar la puerta. Mí móvil vibra, niego riéndome, no se cansa, al final acabo apagando lo.
Me tiro parte de la tarde pasando fotos y editando las, se las envío a Camilo cuando termino y al despedirse me dice que está deseando verme en directo. Hago una mueca al leer el mensaje, no se si realmente ir a la fms será buena idea.
La puerta de la entrada se abre y alguien llama a mi puerta. Abro y me encuentro a isa con una tarrina de helado de straciatella en las manos. Sonrio abrazandola y luego agarro el tarro como si fuera un hijo, adoro el helado y sobre todo de este sabor.
-¿Cómo estás?- pregunta sentándose en la cama.
-Genial, he estado liada con las fotos y eso toda la tarde- sonrío comenzando a comer helado.
-Rocío, es normal que te duela, no opaques ese dolor como si no te importara porque es peor- niega mirándome -No defiendo lo que ha hecho, pero quizás hablar con él te venga bien-
-¿Para que me diga de nuevo que se ha follado a otra? Creo que ya escuché bastante- ruedo los ojos y le paso la tarrina para que coma.
-Como quieras cielo, pero déjame matarlo, porfiiii- junta sus manos y un puchero aparece en su rostro lo que me hace reírme.
Me encojo de hombros divertida, se qué aunque le diga que no va a hacerlo. Charlando un rato y cuando decidimos salir a el salón llega Mateo. Me mira como queriendo decir algo pero no puede, siento su mirada fija en mí y empiezo a ponerme nerviosa.
-¿Qué coño miras Mateo?- pregunta Isa exasperada.
-No es nada, me sorprende ver a Ro tan bien- veo como hace una mueca y niego.
-¿De que me vale estar decaída cuando puedo disfrutar de la vida y de mis amigos?- pregunto rodando los ojos.
-Eso es nuevo, Isa me dijo que estabas mal, realmente mal- se encoje de hombros riéndose -El caso, tómate el tiempo que quieras y cuando estés lista ya sabes-
-Si papá- lo abrazo riéndome.
Nos sentamos en el salón y comenzamos a charlar de cosas triviales, la verdad que mi relación con Mateo era muy buena. Normal puesto que es el novio de una de mis mejores amigas. Según Isa, Lucía se había ido con Dani y pasarían todo el día juntos, esos dos son demasiado empalagosos y eso que yo a veces también.
Comenzamos a jugar a adivina la canción, como era de esperar yo iba perdiendo ya que del rap, trap, pop, no salgo. La mayoría de canciones que aparecían eran temas para ir de fiesta cosa que yo tampoco es que haga mucho.
-Pero como no has adivinado esta- dice Isa llevándose las manos a la cabeza -Es una buenísima de Bad bunny-
-El conejito malo nunca fue de mí agrado- ruedo los ojos riéndome -Si sabes que no escucho este tipo de música no se de que te sorprendes-
-También es verdad- dice ella negando.
Todo iba bien hasta que el móvil de Mateo comenzó a sonar. Se disculpó y salió a hablar, al principio parecía alterado pero luego su semblante cambió por completo.
-Debo ir con Valentín... Ya la anda liando el muy boludo- bufa agarrando sus cosas y se despide de Isa.
Me quedo mirando a la puerta durante unos minutos, por mucho que finja que no me importa, si lo hace, y demasiado. Que Valentín la ande liando no me extraña, es un completo desastre, un desastre al que quiero demasiado. Miro a Isa suplicante, entre ella y yo nos entendemos con una sola mirada.
-Preparate y nos vamos- dice sin más yendo a su habitación.
Sonrió levemente, es la mejor sin duda. Me cambié en un santiamén y enseguida las dos estábamos en busca de un taxi. Pillamos uno cerca de casa e Isa le dió la dirección que según ella le había pasado Mateo.
Llegamos hasta lo que parece ser un club, la música está tan alta que las paredes parece que van a derrumbarse. Al entrar el fuerte olor a maria inundó mis fosas nasales obligándome a taparme la nariz.
-Por dios Rocío, pensé que fumando yo ya te habrías acostumbrado- Isa se ríe y tira de mí hacia dentro del club.
Hay muchísimas gente, es imposible distinguir a nadie entre la poca luz y lo pegados que están todos aquí. Preguntamos por los chicos pero la gente va demasiado drogada, o se ríen de nosotras o nos tiran la caña.
En un descuido me separo de Isa por un empujón que me da un tipo, cosa que me hace perderla de vista, genial. Continuo haciéndome paso cómo puedo entre la gente y voy un un sitio más despejado, necesito respirar un poco. Me apoyo en la pared bufando, ¿dónde coño estarán todos?
-Buscas a Valentín ¿Verdad?- un chico alto y rubio se para enfrente mía, yo solo asiento -Te llevaré con él, todos te esperan-
Lo miro fijamente unos minutos y decido ir con él, a pesar de tener un mal presentimiento no se qué coño hacer, estoy muy bloqueada. Me guía por unos pasillos hasta llegar a una puerta la cual abre y me deja pasar. La oscuridad me invade y un sentimiento de miedo se abre paso entre todo lo demás.
Intento salir de ahí pero cuando me doy la vuelta el chico cierra la puerta de golpe y siento como se acerca a mi. La luz se enciende de repente cegando me, cierro varias veces los ojos y echo un vistazo a mí alrededor.
-VALENTÍN- chillo al verlo atado a una silla con la cara toda ensangrentada.
-Vaya vaya, ¿vos sos la novia de este hijo de puta?- una chica de pelo negro sale de detrás de un estante mirándome divertida -Anoche me habló muy bien de vos mientras garchabamos-
Aprieto los puños al escucharla, ¿Enserio con ella?. Ahora mismo no puedo pensar en eso, solo tengo en mente que él esté bien. Hago el intento de acercarme pero el chico que tengo detrás me aprisiona contra la pared agarrando mi cuello.
-¿Qué coño queréis?- pregunto de mala gana mirando a la chica.
-Tu noviecito me debe mucha plata amor, ayer lo amenacé con hacer daño a los que quería si no venía a verme y lo hizo- sonríe maliciosamente agarrando la cara de Valentín -Obviamente no me iba a hacer mucho caso así que lo drogué y ya que estábamos me lo garché en su coche. No tuvo mucha elección, la verdad-
-Hija de puta- suelto notando como mi furia crece.
-¿Posta? A mucha honra- suelta una carcajada que me hace mirarla con aún más ganas de matarla -Ya que estás aquí... Nos divertiremos todos, ¿No crees?-
Siento mi garganta cerrarse cada vez más ya que el rubio no deja de apretarla. Ella agarra la cara de Valentín dándole una buena bofetada cosa que hace que él abra los ojos. Nuestras miradas se cruzan y se empieza a poner inquieto al ver en la situación que estoy.
-Déjenla a ella, te pagaré la plata que te debo, solo dame tiempo- suplica nada más le quitan la cinta que le tapaba la boca.
-Tu tiempo se ha acabado y el suyo parece que también- sentencia ella mirándonos a ambos.
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