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⟣ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 18 ⟢

Lᴀ ʙʀᴜᴛᴀʟɪᴅᴀᴅ ᴄᴏɴᴛʀᴀ ᴜɴ ᴀɴɪᴍᴀʟ ᴇs ᴄʀᴜᴇʟᴅᴀᴅ ʜᴀᴄɪᴀ ʟᴀ ʜᴜᴍᴀɴɪᴅᴀᴅ, ʟᴏ ᴜ́ɴɪᴄᴏ ϙᴜᴇ ᴄᴀᴍʙɪᴀ ᴇs ʟᴀ ᴠɪ́ᴄᴛɪᴍᴀ.

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Im Yeon Sun

     Estúpida. Eso soy.

     ¿Cómo se me ocurre ofrecerle mi ayuda a ese idiota? Debí dejarlo bajo la lluvia, mientras susurraba groserías al viento y posiblemente, hacia su vieja motocicleta. También, ignorarlo como la gente hacía e incluso hacer lo mismo que los propios estudiantes de la universidad, hacer como si no existiera. Aunque era confuso, ¿Cómo creas chismes de alguien que no existe? La sociedad estaba cada vez más en picada.

     Me dí la vuelta y camine junto a mi paraguas hacia mi auto, estaba estacionado a una cuadra más o menos alejada del bar.

     No podía mentir, Jung Kook bailaba realmente bien y no era por juzgarlo, pero él podría obtener más dinero si enseñara a jóvenes a bailar como él, no sólo por los movimientos de stripper, si no, con el ritmo con que hacía cada uno de los pasos.

     —¡Yeon Sun! —Escuché mi nombre ser gritado por un hombre.

     Frene en seco y esperé al perteneciente de aquella voz que, anteriormente, me había sacado de mis casillas, ¿Acaso él era un chico bipolar? Porque podría justificar sus ataques tan repentinos y bruscos de forma sentimental.

     —¿Qué quieres, Jung Kook? —Solté con molestia.

     No estaba muy segura, pero era la primera vez que ambos nos llamábamos por nuestros nombres sin remordimiento alguno... Aunque todavía surgía aquella pregunta en mi cabeza, ¿Su hermano menor le habrá dicho mi nombre? O algo incluso peor, ¿Ellos han estado hablando de mí incontables veces? Posiblemente, Jung Kook le ha llenado la cabeza de cosas erróneas a su hermano menor.

     —Siento ser un imbécil cuando hablo contigo —Su voz sonaba suave, no como el chico que acababa de dejar atrás.

     —¿Acaso escuché bien? —Solté sorprendida, no me esperaba este tipo de reacción— ¿Tú te estás disculpando conmigo?

     La lluvia aún no cesaba y no sería justo que él tuviese su ropa mojada, mientras ambos hablábamos bajo la lluvia, así que me acerqué más a él y nos protegí de la lluvia que aún no caía a cántaros.

     —Técnicamente, lo hago —Soltó con indiferencia, metiendo las manos en sus bolsillos.

     —Es que no puedo creerlo. —Aquella emoción podría verse reflejada en mis ojos. Estábamos teniendo un gran avance— ¿Podrías repetirlo? Es que siento que no escuché bien —Jugué con él, pero pareció no agradarle.

     —No —Soltó con voz gruesa.

     —No seas aguafiestas, sólo estaba bromeando contigo —Me defendí ante su pronto cambio.

     —¿Quieres ir a tomar una malteada conmigo?

     Jamás pensé que esas palabras saldrían de su boca, es decir, me rechazó incontables veces, ¿Sería lógico que yo también lo hiciera?

     —Que cambio tan brusco de conversación —No quería demostrar la emoción que corría por mis venas, porque aunque no me gustaba Jung Kook, tenía muchas ganas de ganarle a Hye Na la apuesta.

     —¿Quieres o no? —Sus ojos no eran suplicantes, estaba sereno ante la situación.

     Posiblemente, si lo rechazaba a él podría darle lo mismo, sólo se montaría en su motocicleta y olvidaría que todo esto había pasado.

     —Aunque me apetezca una ahora, no tengo permitido salir con extraños —Relamí mis labios inconscientemente, captando su atención.

     —No es una cita —Negó lo que tanto me había pasado por la cabeza.

     —Sonó como una.

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     —¿Por qué eres tan frío? —Pregunté acomodándome en aquel sillón acolchado.

     Sí, había aceptado aquella malteada a las tres y veinte de la madrugada. Por suerte Jung Kook conocía un local que estaba abierto las veinticuatro horas del día y no dudamos ni un minuto en venir a refugiarnos de la lluvia.

     —Yeon Sun, te dije antes de entrar que nada de preguntas personales. —Frunció su ceño— Sólo te traje por gratitud. No te hagas falsas ilusiones —Soltó brusco, como si yo quisiera tener una relación formal con él.

     —Sí, lo sé. —Afirmé la condición que había dado antes de entrar al local— Sólo no quería que se volviera incómodo, mientras llegaban las malteadas —Quizás podría ser una chica dulce y buena, pero no era ingenua, necesitaba averiguar cómo enamorar a Jeon Jung Kook.

     —No estoy acostumbrado a relacionarme con chicas como tú —Soltó de forma despectiva.

     —¿Cómo yo? —Pregunté confundida, aunque ya sabía a lo que se refería.

     ¿Por qué tardaban tanto las malteadas en llegar? Había pedido una malteada de oreo con mantecado, era una delicia aquella combinación.

     —Chicas fresas y con olor a vainilla —No me miraba a los ojos, evitaba el contacto visual conmigo viendo como las grandes gotas de lluvia impactaban contra el pavimento.

     Quería aguantar la risa, pero fue inevitable al escuchar las palabras de Jung Kook salir como quejas de su boca.

     Si antes estaba molesto por mi curiosidad, que me riera en su cara lo haría molestar el doble.

     —¿No te gusta el olor a vainilla? —No era una pregunta personal, supongo que estaba bien haciéndola.

     —No.

     —¿Por qué? Huele simplemente delicioso. Es mi fragancia favorita —Le informé como si realmente le importara.

     —Bien por tí. —Conectó nuestras miradas por segunda vez— ¿Te aplaudo ahora?

     Rodé los ojos.

     Este sujeto era un estúpido bufón.

     —¿Sabes? Es irónico, no te relacionas con chicas fresas, pero ordenaste una malteada de fresas —Sonreí por dos cosas, por las palabras antes dichas y porque se aproximaba la chica con nuestras malteadas en aquella charola.

     —¿Sabes? Eres molesta, me arrepiento de haberte invitado, gastando dinero que realmente no tengo —Mi sonrisa había desaparecido ante sus palabras.

     Entonces, ¿Por qué lo hizo? Las personas que invitan a otra a tomar algo, era por mera distracción, no por cortesía.

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     Caminé hacia la entrada de mi casa a pasos cuidadosos, no quería hacer ruido y agradecía por no haberme puesto tacones, saqué las llaves de mi bolso de mano y la introduje en el cerrojo, al entrar y cerrar la puerta con mucho cuidado dos cuerpos que tanto conocía me veían de brazos cruzados, y con sus miradas muy fruncidas.

     Estaba en problemas.

     —Hola, papá... —Saludé con normalidad, como si aquello fuese a salvar mi pellejo.

     —Yeon Sun, éstas no son horas de llegada, ¡Estábamos tan preocupados por tí! —Mi hermano hablaba firme y con dureza. No sabía que iba a tardarme tanto con Jeon en aquel local, llegando un sábado a las seis de la mañana— ¡Esto se llama teléfono, —Sacó su teléfono de último modelo y me lo mostró como si no lo supiera— el cual te puedes comunicar con el y avisar si vas a llegar muy tarde! —Tragué saliva con dificultad, mi hermano jamás me había alzado la voz y menos mi papá lo permitiría.

     —¿Con quien estabas hija? Llamé a Seok Jin y me dijo que te habías ido de la fiesta a las dos de la mañana. —Mi padre por fin se dignaba a hablar— ¿Estás drogandote o prostituyendote en algún sitio? —Sus palabras me tomaron por sorpresa.

     —¿De qué hablas, papá? —Lo miré con los ojos abiertos, demostrando lo mucho que sus palabras me habían afectado.

     —Debe haber una buena explicación para que dejes a Seok Jin y vayas a otro lado sin que él lo sepa —Prácticamente había insinuado que Seok Jin lo tenía informado de todo lo que hacía cuando estábamos juntos.

     —¡Pero esa no lo es! —Solté furiosa, tampoco quería gritar y arruinar la mañana de mi pequeño hermanito— Además, Seok Jin no es mi novio, ni siquiera mi niñera para estar monitoreandome —Quizás me había excedido con el tono, pero era cierto.

     Papá se acercó peligrosamente a mí, preparándome para lo peor, pero aquél bofetón no llegó ya que mi hermano sostenía su brazo con el ceño fruncido.

     —Papá, lastimarla no será la solución —Habló calmando la situación.

     —¿Y dejarle hacer lo que quiera bajo mi techo sin ningún castigo? —Negó con la cabeza molesto y realmente no sabía el porque— ¡No volverá a dejarnos como su madre! —Se resistía a la fuerza de mi hermano, pero él no dejaría que mi padre me ponga un dedo encima.

     —¡Yo no iba a abandonarlos! —Grité molesta al ver los ojos de furia y decepción que tenía mi padre.

     Los mismos que Mikasa y Armin tenían al ver en lo que se había convertido Eren en la cuarta temporada.

     —¿Qué pasa? —Preguntó una cuarta voz.

     Al girarnos vimos a una Seoyeon muy adormilada, frotándose los ojos y aún con pijama.

     —Nada, sobrina, vuelve a dormir.

     Claro, nunca pasa nada.

Gracias por leer❤️

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