Maratón 1/3

Eʟ ᴍᴜɴᴅᴏ ɴᴇᴄᴇsɪᴛᴀ ᴍᴇɴᴏs Wʜᴀᴛsᴀᴘᴘ ʏ ᴍᴀ́s ᴠɪsɪᴛᴀs ɪɴᴇsᴘᴇʀᴀᴅᴀs.

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⟡ Im Yeon Sun ⟡

     Dos semanas. Dos semanas que he ignorado el tema de la apuesta y sobre todo a Jeon, sigue haciendo como si no existiera o como si la tierra me hubiese tragado y dejado a miles de kilómetros fuera de su alcance. También las tareas me han ayudado a ocupar mi mente y distraer mi atención a cosas importantes, como lo era estudiar para mis exámenes finales.

     En todo este tiempo que ha pasado y que mi hermano mayor ha estado en casa, me sentía feliz y menos pisoteada, JaeBum hacía cualquier cosa para sacarme una sonrisa, hacerme compañía e incluso darme buenos consejos cuando el momento lo ameritaba y no sería humano de mi parte no admitir que había echado de menos a mis ojos de alcancía mandón, porque algo caracterizaba a mi hermano y era su sentido de perfeccionista, él siempre me decía que “Las cosas se hacen bien o si no, no se hacen” y me ha llevado por un excelente camino su gran consejo.

     —No me digas, Jeon ni siquiera ha querido hablar contigo —Rodé los ojos.

     Seok Jin no podía hablar de otra cosa que no incluyera a Jeon en la misma oración o en el mismo tema de conversación.

     —Seok Jin, si quieres que te deje mi auto para que lleves a la rubia teñida al motel para follártela, mejor quédate callado —Le advertí, como se habrán dado cuenta yo no estaba del mejor humor.

     —Uy, pero que humor, gatita. —Seok Jin iba a morir hoy— No te pongas triste, a puesto que muere por hablarte, pero le da miedo tu exnovio —Solté una risa por su ocurrencia.

     —¿Quién en su sano juicio le tiene miedo a Namjoon? —Solté otra carcajada y me acosté de golpe en la comodidad de mi cama— Más miedo me da Jung Kook e incluso tú cuando te enojas —Tomé uno de mis peluches, a Shine, era un oso con una vestimenta roja, tipo overol.

     Fue un regalo de mi mejor amigo hace más de cinco años.

     Cubrí mi rostro con el oso de peluche, intentando olvidar e ignorar la presencia de mi mejor amigo, no ayudaba mucho.

     —Oh, vamos, Sunnie. Namjoon también tiene su lado medio psicópata. —Sentí un peso a mi lado, además de la cama hundirse por su peso— Aunque si tuviese a una mujer tan hermosa como tú a mí lado, sería muy difícil controlar mis celos —Comentó con gran seguridad, la sentía en su voz.

     Fue inevitable no quitarme a Shine del rostro, estaba tan sorprendida por las palabras de Seok Jin.

     —¿Tú? ¿Siendo inseguro? —Me senté de golpe en la cama y lo miré con dulzura.

     ¿En dónde había quedado su ego y que era el hombre más guapo, perfecto e irremplazable del mundo? El pelinegro comenzaba a asustarme.

     —No es fácil admitirlo, pero es la realidad, Sunnie y supongo que es lo mismo que le pasa a Jeon. Ustedes son tan distintos.

     —¿Te estás escuchando? Jeon no tiene el menor interés en mí, cada día que pasa siento que me odia un poco más —Seok Jin me observaba y negaba con su cabeza, dejando que su cabello que caía por su frente se moviera de un lado a otro.

     —No seas exagerada, cualquier hombre caería a tus pies con tan sólo una sonrisa —Me acerqué a él con rapidez, bueno, mejor dicho acortaba la poca distancia que nos separaba.

     —Ok, me estás asustando, Seok Jin, ¿Te sientes bien? —Toqué su frente, asegurándome de que no tuviese fiebre.

     —Claro, tonta. Sólo te doy ánimos para que sigas con lo que tenías planificado. Enamorar a Jeon —Él jamás me juzgaría.

     —Cada día dudo que pueda lograrlo —¿Cada día? Cada segundo lo dudaba, era inquebrantable.

     —No pienses así. —Abrió sus brazos, mientras estaba acostado boca arriba en la cama— Ven aquí, gatita —Dejé escapar una risita, odiaba ese apodo con todo mi ser.

     —Debes dejar de decirme así, suena cada vez peor —Acomodé mi cabeza en su pecho, escuchando su corazón latir.

     —Admite que es genial —Su brazo rodeaba mi cintura y se aferraba a ella.

     —No.

     —Tú eres genial —Su sinceridad me asustaba, ¿Quién era él y qué había hecho con mi mejor amigo?

     —Sabes que no debes halagarme para que te preste mi auto, ¿Cierto? —Recordé como si no fuese obvio.

     —¿No? Rayos, ¿Ahora debería empezar a mentir? —Solté una risita, intentando no ser tan escandalosa.

     —Eres un tonto —Acomodé mejor mi cabeza en su pecho y cerré los ojos.

     No era la primera vez que dormíamos abrazados y en mi habitación.

     —Mejor descansemos los ojos, todavía tengo una hora antes de irme a follar —Ya sabía que lo diría.

     —Eres un cerdo, Seok Jin.

     —Y tú una linda gatita, Sunnie.

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     Seok Jin abandonó mi hogar hace más de quince minutos, llevándose a mi bebé con él, quería impresionar a la rubia teñida sólo para follársela y olvidarse de ella como hace con todas las demás. Nunca me había dado la oportunidad de juzgarlo y jamás la tendría, porque no estaría bien, era su vida y él debía vivirla como quisiera, y si tener sexo con muchas mujeres para luego olvidarse de ellas lo hacía feliz, que lo siguiera haciendo si quisiera, no era como si estuviese metido en drogas o dañando su salud.

     —¿Pedimos pizza para la cena o nos morimos de hambre? —Mi hermano estaba a mi lado en el sofá viendo algún tipo de programa, mientras yo jugaba Homescapes en mi teléfono.

     —No seas exagerada, Sun —No se movió, sólo se acomodó aún más en el sofá.

     —¡Yo quiero pizza! —Gritó emocionado Jaewoo desde la mesa del comedor, estaba haciendo sus tareas correspondientes.

     —Jaewoo, estamos hablando los adultos —Habló JaeBum sin si quiera mirarlo, estaba más interesante ver cómo una chica le comía la boca al tipo, que parecía tener unos cientos de años más que ella.

     —¿Adultos? Sunnie tiene veinte, no veintiuno —Mi hermanito casi no se metía en nuestras conversaciones, pero cuando lo hacía, era simplemente para molestarme.

     —Y por eso no te daré de la pizza que pida —Contraataqué.

     —No... —Su voz se apagaba e imaginaba a mi hermano haciendo un lindo puchero.

     Cosita tan tierna.

     —Está bien, voy a pedirla —Ojos de alcancía tomó el teléfono de su regazo y marco el número de una pizzería cercana.

     Un movimiento, sólo un movimiento me quedaba; tenía que bajar cuatro donas y hacerlas llegar al final del recuadro del juego, a la meta por decirlo de alguna manera y sólo me quedaba un movimiento y una dona que debía bajar para ganar el nivel 100. Bufé fuertemente, captando la atención de mi hermano que ya había terminado de hablar por teléfono con la pizzería, no podía ganar el juego, era imposible.

     —Ese juego te tiene enviciada, ¿No crees? —Alcé la vista del teléfono y lo miré con mala cara, estaba desconcentrandome.

     —Sólo porque tú no puedas pasar del nivel 10, no quiere decir que yo no pueda —Alzó una ceja, mirándome con autoridad.

     —Estás agresiva, ¿Acaso estás en tus días? —Rodé los ojos, ¿Qué acaso no puedo irritarme de todo un día? Ya todo era un delito en ésta casa.

     —¿Así le preguntas a tu novia cuando está molesta contigo? —Él ni tenía novia, pero vamos a suponer que sí.

     —¿Estás molesta conmigo? —Me miró atentamente, aún con su teléfono en la mano.

     —No, obvio no, pero es ilógica tu pregunta. Hay tantas variables como para llegar a esa conclusión tan rápido.

     —Lo siento, pero es extraño tu comportamiento últimamente. —Tocó su mentón con el dedo índice, pensando en una posible respuesta— ¿Es algún chico? —Solté una risa burlona.

     Obvio no, bueno, quizás sí.

     —¿Crees que soy capaz de olvidar a Namjoon tan rápido? —Era de carne y hueso, no un robot— Fue un año de noviazgo, Jae —Le recordé.

     —Lo sé, pero él es un imbécil, —Bufó— pero volviendo al tema, sí, eres capaz de olvidarlo... y además, eres jóven, cualquier chico puede enamorarse de tí —Casualidad. Quisiera pensar que lo era.

     —¿Tú también? —Me crucé de brazos bloqueando el teléfono, no podía concentrarme con mi hermano hablándome— Con Seok Jin basta.

     —Pero mi opinión y consejos valen más que los de él —Alcé una ceja, no muy convencida de su comentario.

     —¿Acaso es una competencia?

     —No, claro que no, pero por ser tu hermano debe valer más —Se veía molesto, no lo iba a expresar porque estaba intentando controlar sus arranques rabiosos.

     Fui salvada por la campana y una próxima discusión, el timbre de la casa estaba sonando como loco y supe que la pizza había llegado, ¡Por fin! Porque tenía mucha hambre.

    Me levanté del sofá, olvidando la pereza que tenía encima y busqué en el bolsillo de mi short corto el efectivo, sabía que en cualquier momento podría necesitarlo y por eso en cada pantalón, short o falda con bolsillos tenía billetes de alta denominación

     Siempre prevenida, nunca imprevenida.

     Abrí la puerta, esperando ver al repartidor de pizzas, pero sólo veía la silueta de una mujer frente a mis narices y fue inevitable que mis ojos no se pusieran cristalinos, estaba impactada y confundida ¿Qué hacía ella aquí?

¡Holaaa! Ya extrañaba ésta historia y por eso quise hacer un maratón... Que claramente terminaré de publicar mañana, hoy a sido un día agotador para mí, espero les guste♥️

¿Quién será la mujer en su puerta?

¿Tienen alguna teoría?

Gracias por leer♥️