Eʀᴇs ᴅᴇ ᴇsᴏs ᴛᴇsᴏʀᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴇʀᴇᴄᴇɴ ᴇsᴛᴀʀ ᴇɴᴛᴇʀʀᴀᴅᴏs ʏ ɴᴏ sᴇʀ ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴀᴅᴏs.

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⟡ J. Jung Kook ⟡

     Bajé de mi moto preocupado, Junyeon no estaba en el colegio y menos en un parque cerca de allí. Si le habían hecho algo a ese enano, no me lo iba a perdonar nunca, debí ser más responsable y llegar a tiempo a su hora de salida. Saqué las llaves de mi bolsillo y la introduje en el cerrojo, giré la misma y la puerta se abrió dándome un primer plano de mi hermano viendo televisión en un sofá.

     —¿Quién te trajo a casa? —Dije firme al cerrar la puerta con fuerza, llamando su atención.

     —La hermana de mi amigo Jaewoo —Dijo con una sonrisa en su rostro, algo le había pasado bueno hoy y no me lo diría.

     Tendría que sacarle las palabras con cucharilla.

     —¿Por qué no te negaste?, Yo fui por tí y al llegar no te ví, me asusté mucho —Caminé hacia él y dejé de estar parado como un inútil de espaldas hacia la puerta.

     —Porque me miró a la cara con cariño y no con asco, Jung Kook y fue la mejor sensación del mundo —Sus pequeñas y redondas mejillas tomaron un color rojizo y suspiré.

     Fui muy duro al preguntar.

     —Lo siento, Junyeon, no quería que sonara grosero —Me senté a su lado y lo abracé de costado.

     —Tranquilo, sé que quieres protegerme. —Me rodeó con sus pequeños brazos y pegó su cabeza a mi pecho. Un cálido abrazo— Es muy, muy linda por cierto, deberías conocerla algún día —Sugirió y solté una risita.

     Primero, mi mamá estaba convencida de que debía buscar una chica a quien amar y ahora mi hermano sugiere que conozca aquella chica porque era linda, ¿Luego que sigue? ¿Casarme y tener hijos?

     —Claro, pero ahora no tengo tiempo para salir con alguien.

     Mi última relación no fue la más bonita de todas y mucho menos sacada de un cuento de hadas. Era lo típico, chica mala enamorando a un chico estudioso sólo para aprovecharse de su pureza y convertirlo o adiestrarlo a su conveniencia.

     —Si no la quieres, yo quisiera tenerla para mí y jugar con ella, aunque sea muy grande. Según mi amigo a ella le gusta Ironman —Se notaba la emoción en sus ojos y eso me tranquilizaba, en cierto punto estaba agradecido con esa mujer.

     —Deberías esperar a crecer y conocer más chicas, hay un montón en el mundo. No siempre se encuentra la indicada —Le sonreí de lado y besé su cabeza.

     Yo no era el mejor ejemplo, pero tenía mucha experiencia si de mujeres hablábamos.

     —¿Y cómo te fue hoy? —Cambio drástico de conversación.

     —Bien, una chica me brindó el almuerzo y aunque es linda, es superficial e insistente —Recordé lo que la chica cuyo nombre desconocía había hecho.

     ¿A quién demonios se le ocurre regalarle comida a un extraño? Yo tenía que partirme el lomo para poder alimentar a mis hermano y no era que no estuviese agradecido con ella, porque realmente no había comida nada, pero no me gustaban sus intenciones tan repentinas.

     —¿Te gusta? —Miré a mi hermano como si hubiese dicho una locura.

     —No, ni un poco.

     —¿En serio? Pero dijiste que era linda —Sus ojitos brillaron... Y sabía que él también quería verme feliz junto a alguien más.

     —Lo linda no siempre va de la mano con tener cerebro y personalidad, Junyeon. Aún te faltan cosas por aprender —Le dediqué una media sonrisa y lo solté para que ambos pudiéramos respirar con normalidad.

     —Oh... Entonces, ¿Debo preguntarle a la hermana de mi amigo si tiene cerebro? —Sonreí, no lo hacía muy a menudo, pero él era el motivo de cada una de mis sonrisas, sus ocurrencias eran únicas.

     —Junyeon, todos tenemos cerebro.

     Íbamos a tener una larga conversación antes de ir a trabajar.

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     Abrí la puerta del café en donde trabajaba luego de la universidad. Reí por lo bajo al revisar mi reloj viejo de muñeca y aún más al notar que había llegado tarde, de nuevo.

     —¡Hey, Jeon! —Uno de los empleados me saludó con alegría, él estaba limpiando las mesas a gusto y tarareaba una canción.

     Era de Halsey y me encantaba, aunque nunca recuerde como se llamaban cada una de sus canciones.

     Hice un movimiento de cabeza para saludarlo y seguí mi camino. Llegué a una puerta que decía “Sólo personal autorizado” y giré la perilla sin pedir permiso antes de entrar, YoonGi mi jefe y mejor amigo me miraba desde el interior con el ceño fruncido.

     —Llegas cinco minutos tarde, Jeon —Alzó una ceja, esperando mi excusa por la llegada tarde.

     —Dime algo nuevo —Solté.

     Él era al único que le importaba y si sabía que había llegado tarde, era porque me había quedado con Junyeon hasta que mi hermana se dignara en aparecer en casa.

     Niña malcriada.

     —Te reduciré el salario —Solté una carcajada. Todos los días me reducía el salario, jugando lo hacía.

     —Eso lo repites a diario —Comenté entrando en la habitación para dejar mis pertenencias en uno de sus estantes.

     —Entonces, estás despedido —Abrí los ojos sorprendido, eso era nuevo.

     Eché mi cabeza hacia un lado para verlo por encima del hombro.

     —No jodas, Min, soy el empleado más fiel que tienes —No podía negarlo, llegaba tarde, pero jamás le robaría su mercancía.

     —Lo sé, pero eso no lo es todo y realmente te tengo aquí porque eres mi amigo o ya estuvieras fuera de mi negocio.

     —No sé si sentirme halagado —Me giré y puse un mano en mi corazón, era lo más lindo que me había dicho, me había conmovido.

     —Deja de jugar y ponte el uniforme —Dió una orden y asentí.

     —¿Alguien te ha dicho que la camisa rosada es horrible? Porque joder, si que lo es —Él me miró atento y relamió sus labios con paciencia.

     La poca paciencia que le quedaba.

     —Ignoraré ese comentario. Ve a cambiarte, en cinco minutos abriremos —Asentí como niño bueno y saqué del bolso la camisa rosada con el logo del café, un pantalón negro y una correa.

     Salí de su oficina y caminé hacia los baños, ellos contenían unos casilleros y eran bastante útiles, podía dejar la ropa que me había cambiado, pero jamás mis llaves o mi teléfono, porque sabía que no los iba a encontrar después... Habían empleados nuevos que aún no conocía. Al salir, me dí cuenta que habían abierto y los comensales comenzaron a llegar, adultos y niños, a todos les encantaba un rico dulce en las tardes junto a un caliente café.

     —Jeon, mesa cinco —Dijo el chico que alistaba las órdenes y asentí tomando la bandeja entre mis manos.

     Me acerqué a la mesa y una señora con una sonrisa había ordenado un café con leche, junto a una deliciosa rebanada de pastel de vainilla con crema de chocolate. Lo dejé en su mesa y me agradeció, volví a la caja y tomé mi libreta para anotar los pedidos, el chico nuevo necesitaba acostumbrarse al ritmo al que se movía la cafetería.

     Me acerqué a la mesa de una chica que usaba un lindo vestido amarillo, no era chillón ni pollito, era de menor intensidad con escote en “V”, sin mangas y estaba a la mitad de sus muslos, por lo que veía era con volados en la falda, tipo princesa.

     Que lindas piernas.

     —Buenas tardes, ¿Qué pedirá? —Quitó el menú que me impedía ver su rostro y bufé, ¿Qué hace ella aquí?

     Todo lo que había dicho se fue por un caño, mejor olvídenlo.

     —Me encantaría una malteada de vainilla con un rico trozo de torta de chocolate —Su voz me irritaba, era calmada y dulce.

     La odiaba.

     Anoté su pedido en la pequeña libreta algo incómodo, porque ella no dejaba de visualizar los tatuajes de mi cuello y brazos.

     —¿Algo más? —Debes ser amable, estás en tu trabajo, no en la calle ni en una plaza. Me repetía.

     —¿A qué hora sales de trabajar? —Sus ojos color miel me analizaban lentamente, haciéndome sentir aún más incómodo.

     —No es de tu incumbencia y si me disculpas, iré a ordenar tu pedido —Ella asintió como si mis palabras no hubiesen salido groseras de mi boca.

     Niña rica que piensa que tiene a todos a sus pies.

     —Me quedaré hasta que termine tu turno de trabajo —Oí y solté una sonora carcajada.

     —Buena suerte.

¡Holaaaaa! Debería estar durmiendo porque debo pararme temprano para ir a una cita médica y yo aquí terminando los capitulos que había escrito.

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