9.- Azalea; Recuerdos y secretos
TW: Menciones de la negligencia y violencia intrafamiliar.
Veintidós de agosto.
Muchas veces pensamos que es nuestra familia la cuál ha de protegernos, amarnos y comprendernos, ellos tendrían que ser nuestro refugio, nuestro lugar seguro... No podríamos estar más equivocados.
Para lo que algunos no es más que una simple pesadilla, para Norman es una realidad. Él era uno de esos tantos niños que provenían de una familia rota.
Si hay algo que aprendió de su querida madre, es que nadie nunca tiene que saber la verdad de lo que pasa contigo. Recordaba sus palabras exactas.
"Mantén la cabeza en alto, sonríe, finge que nada pasó y sigue adelante. Grábate algo en la mente... No les importas, así que aprende a quedarte callado, enserio eres un maldito dolor de cabeza".
La gente pensaba que su familia era perfecta, pues el matrimonio de sus padres gozaba de apellidos de renombre. Si tan solo con el apellido de su padre, prácticamente, tenía la vida asegurada, el de su madre le daba aún más ventaja.
La familia de su madre. ¿Cómo podría describirlos...? Personas arrogantes, frías y crueles, sin contar que eran prestadiarios. Todos sabían que, si les debías dinero a los Hildebrandt, un féretro estaba esperando por ti al atardecer. Pero, aun así, la gente llegaba a envidiarlo. Tenían la mente tan podrida que, no les importaba si mataban gente a la orden del día, de igual manera llegaban a admirarlos, pues tenían algo que muchos desean, pero... Cuándo lo consigues, no sabes cómo manejarlo, tanto así, que llega a consumirte... El poder.
Lo cual es realmente irónico, pues James era un agente de la embajada nacional en el extranjero. Él sabía que los Hildebrandt no tenían las manos limpias, pero realmente confiaba en la madre de su único hijo. Pensaba que su apellido y sus orígenes no la definían cómo persona, pensaba que ella era diferente.
Nadie, ni siquiera su padre, sabía lo que pasaba tras las rejas de su jardín.
Su madre no gozaba de la mejor salud mental, perdía los estribos muy rápido, por lo que era normal que, en un momento esté gritándole y diciéndole que era lo peor que le había pasado en la vida y... En una hora podría estar diciéndole que todo lo que hacía era porque lo amaba. Siempre la perdonaba, al final del día, ella era su madre.
Pero llegó un punto en el que el matrimonio de sus padres estaba totalmente roto.
Siempre se encerraba en su habitación, por más de que cubriera sus oídos con todas sus fuerzas, seguía escuchando los gritos de odio de su madre, mientras su padre se quedaba callado o de plano, simplemente la ignoraba. Conocía bien la situación mental de su esposa, pero ella no quería ayuda.
Uno de esos tantos días, las cosas se pusieron peores. Escuchaba cómo vidrios se quebraban, preocupado por el estado de sus padres, decidió salir de ahí, sólo para encontrarse con una escena que quedaría grabada en su mente.
Su madre sostenía un palo de amasar, en señal de querer arrojarlo hacia James, mientras él intentaba calmarla.
Veía a su alrededor y observaba vasos rotos a su lado, sabía lo que tenía que hacer... Se aproximaba a ella, lenta y calmadamente. Cuando ya estaba lo suficientemente cerca, intentó alcanzar su mano con la suya, pidiéndole casi de rodillas que se detuviera... Pero esta mujer no tenía compasión ni empatía, ni siquiera a su propio hijo. Ella simplemente lo empujó y lo hizo a un lado. Desgraciadamente, la suerte no estaba del lado de Norman, por lo que ese empujón culminó en él cayendo en un montón de vidrios rotos y recibiendo un golpe en la cabeza debido a la caída.
Ese fue el detonante para que, finalmente, James decidiera enviar a Norman a Winston Valley. Pensaba que ahí podría estar tranquilo e intentar llevar una vida normal.
No se le pudo ocurrir ningún lugar más peligroso para su pequeño hijo de seis años.
Sí, Norman salió del infierno que vivía con su madre, sólo para llegar a uno peor, uno en el que duraría seis años. Su tío, Peter Ratri, una bestia en cuerpo humano. Sus comportamientos fuera del ojo público eran deplorables, desde el momento en que Norman llegó a esa casa, nunca volvió a ser el mismo.
Ni siquiera podía nombrar todas las cosas que le había hecho. Pero podía recordarlas con claridad.
Recordaba que los primeros días todo era normal, pero poco a poco las cosas fueron empeorando. Al principio eran unos gritos, los gritos se transformaron en empujones, los empujones en forcejeos y los forcejeos en golpes. Él era un niño, su madre ya lo había tratado así muchas veces, así que suponía que eso era el amor. Pero, aun así, no entendía por qué le hacían esas cosas, le dolía mucho. No entendía por qué su tío lo encerraba en su habitación, tampoco por qué lo trataba tan mal, por qué podía pasar días sin comer y él no se daba cuenta. ¿Por qué tenía que doler tanto?
Él llegó a Winston Valley a finales de marzo, por lo que entró a clases a mediados de abril. El año escolar ya había iniciado, por lo que no podía sentirse más extraño en ese lugar.
Lo único que le costó dejar de su hogar, era a su única compañía, un hámster llamado Bernadette. Era lo único que no podía llevarse de casa... Lamentablemente, Bernadette falleció tres meses después de que Norman llegase a Winston Valley.
No tenía ni un solo amigo, pues toda su vida había recibido educación en casa y nunca tuvo contacto con nadie de su edad, así que era algo muy nuevo para él.
Muchos niños pensaban que era muy extraño, no querían hablar con él y lo dejaban a un lado, siempre que hacían equipos para jugar en educación física, tenía suerte de ser elegido. La verdad, le costaba entender las reglas de los juegos y siempre terminaba fuera.
Un día de esos, estaba sentado lejos de los otros niños, pudo ver cómo una niña de pelos rojizos se acercaba a él. Recordaba ese día cómo si hubiese sido ayer...
{ °. * °}
-¡Hola! ¿Por qué estás tan sólo?
-¿Eh?
- Siempre te vas de los juegos, además nunca hablas con nadie.
-No es nada.
Al principio, le costaba un poco entender las palabras de aquella niña, pues hablaba de una manera rápida y casi imposible de procesar a la primera, por lo que la mayoría de las veces sólo bajaba la mirada, esperando que se fuera.
- Siempre te vas de los juegos. ¿Estás malito? ¡Mi papá siempre me dice que lo que no te mata te hace más fuerte!
-No estoy enfermo, estoy triste- le respondió.
-La maestra Lilibeth dijo que vienes de otro lugar. ¿Tenías muchos amigos allá? ¿Por eso estás triste? - Se sentó a su lado.
-No es eso, es que... Extraño a mi mamá.
-Oh, bueno, yo no tengo una mamá, así que no puedo decirte nada... Pero no quiero que te sientas triste, no me gusta ver a las personas tristes. ¡Seamos amigos! No tengo muchos amigos, ¡Pero son los suficientes para nunca estar triste!
No podía comprender a esta niña, cómo se expresaba de una manera tan enérgica, pero ella tenía razón, él estaba solo.
-Mi nombre es Norman ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
-¡Emma! ¡Un gusto en conocerte!
{ °. * °}
Luego de eso, Emma le presentó a Ray, Gilda y Anna a Norman, desde ese día, ya no estaba solo, y, por primera vez, podía sentir el verdadero cariño proveniente de otros, realmente se sentía querido.
Sí, le tenía mucho resentimiento a su madre por todo lo que hizo, también odiaba a Peter, pero tenía una cosa que agradecerles... Si no fuera por ellos, jamás hubiese conocido a Emma.
Ahora mismo, se encontraba con Ray en las tiendas del centro, buscando el regalo perfecto para Emma, pues hoy era su cumpleaños.
Sabía que Ray le estaba hablando, pero, realmente no podía prestarle atención. Si hubiese sido hace unos años, sabría exactamente que regalarle... Pero el tiempo había pasado por ellos, había aprendido que ya no eran los mismos.
-¡Frosty! Te estoy hablando desde hace diez minutos.
-Perdón, Ray, me perdí en mis pensamientos. ¿Qué estabas diciendo?
-Estaba diciendo, que a la Antena le gustará cualquier cosa que venga de ti, no es necesario que busques un "regalo perfecto".
-Para mí es necesario que sea perfecto, se lo merece.
-Más te vale encontrarlo rápido, Lucas me escribió, la fiesta va a comenzar en media hora, así que tenemos una hora. Dijo que Emma se está arreglando desde hace hora y media, sabes que se tarda dos vidas enteras.
{ °. * °}
Efectivamente, Emma acababa de salir de la ducha y ahora tenía un nuevo reto: Encontrar algo para ponerse.
No era una decisión fácil, pues tenía varias opciones y no podía saber exactamente lo que quería.
Al final, Gilda terminó decidiendo por ella, obviamente tenía que aprovechar la situación y lograr que Emma se pusiera algo diferente. Normalmente, Emma utilizaba colores apagados y discretos, de vez en cuando, colores pasteles. Por lo que al final optó por un vestido rojo oscuro de tirantes, cerca de tonalidades cereza, acompañado de bordes de encaje. No vamos a mentir, al principio, Emma se escandalizó cuándo vió el vestido, pues era un considerablemente corto, estaba algo arriba de las rodillas y, cómo era algo pegado, tendía a subirse un poco. Al final, Gilda logró su cometido, sólo que le pusieron dos condiciones para eso, la primera, es que la dejase utilizar panty medias, pues realmente no se sentía muy cómoda al descubierto. La segunda, es que no le tome fotos.
Gilda amaba tomarles fotos a escondidas a Emma, pues encontraba que Emma no sabía lo hermosa que era, así que le demostraba que sí lo era.
Anna estaba abajo hablando con Lucas, pues era él quién le decía en que universidad era más probable que le dieran una beca.
Emma también tenía su cabello tomado en una trenza, pues realmente le agotaba mucho cuidar sus rizos. No es que no le gustasen, simplemente no quería ser diferente de todas las personas de su alrededor.
Siempre le habían dicho que su manera de hablar, actuar y desenvolverse era especial, pero ella no quería ser especial. No quería ser diferente, quería encajar. Al ser "diferente" la hacían sentir sola, nadie era diferente cómo ella, nadie más era especial. ¿Ser especial era, realmente, algo bueno? ¿O se lo decían porque era muy hiperactiva y le costaba quedarse quieta? ¿Por qué a veces no podía dejar de hablar? ¿O simplemente por su apariencia?
Nunca llegó a saberlo realmente.
Moon siempre decía "Todos somos especiales, a nuestra manera, pero lo somos. Tenemos cualidades únicas en su clase, cada persona es distinta, y tú, mi querida Ellie, eres muy especial".
Mi hermana es... Bueno, era, la verdad no sé si esté bien... El punto, es que ella siempre me apoyó en todo, al igual que mis padres... Daría todo por verlos otra vez, tan solo cinco minutos me bastarían para decirles cuánto los amo.
{ °. * °}
En cambio, Gilda amaba los rizos de Emma, siempre dijo que le sentaban de una manera hermosa, le encantaba verlos volar en el viento. Emma accedió a soltarse el cabello, sólo porque, de igual manera, tenía que volver a lavarlo la mañana siguiente.
Ya estaban casi terminando, sólo faltaba el maquillaje, cuándo Emma rompió el silencio.
-¿Tú crees que soy bonita, Gills?
-¿Estás hablando enserio? Emmy, eres de las personas más hermosas que he visto en toda mi vida. No sólo hablo de tu físico, también de tu alma. Eres un ser humano increíble.
-Tú también eres muy hermosa.
-Meh- respondió entre dientes y haciendo una mueca de desaprobación.
-¿Quieres que te golpee? Gills, eres hermosísima. Te acordarás de mí cuándo seas la modelo más hermosa del siglo.
Gilda sólo le sonrió.
{ °. * °}
Norman y Ray estaban llegando a casa, dónde recibieron la cálida bienvenida de Isabella, quién se estaba encargando de la decoración de su cumpleaños.
Por otro lado, Lucas estaba terminando los últimos detalles de los cupcakes y las galletas en lo que el pastel terminaba de hornearse.
Lucas e Isabella intentaban hacer de esta una celebración normal para Emma, pues obviamente faltaba alguien en la mesa... Yuugo. Ellos sabían más que nadie que era algo muy duro. Hacían tan solo unos días desde que Lucas había vuelto a la normalidad, pues seguía estando en un duelo, pero, esta vez intentaba salir adelante.
Después de saludarla, Norman estaba hablando con Isabella. Ray pensaba que estaban hablando de Emma y de cómo iban a organizarse para entregarle los regalos.
Lo que Ray no sabía, es que Norman estaba preguntando por su padre.
Ellos dos no se comunicaban mucho, pues nunca fueron muy unidos que digamos. Isabella era la asistente de James, por lo que suponía que sabía algo de él.
Pero Ray no tenía tiempo para prestar atención a esos detalles, pues pudo ver que desde el marco de la entrada de la cocina a un par ojos azules viéndolo directamente. Cuando se dio cuenta, ya se había ocultado, adentrándose en la cocina.
Su relación con Anna estaba realmente tensa. Por más de que se había disculpado por las cosas tan terribles que había dicho hace tantos años. Podía notar cómo ella no estaba muy cómoda hablando con él, así que procuraba no acercarse mucho a ella.
Anna sabía que en algún momento tendría que salir de la cocina, pues Lucas estaba terminando de decorar el pastel y no quería tropezarse con nada ni nadie.
Últimamente, ella había notado a Ray muy distante, quería acercarse más, pero no sabía cómo hacerlo y, cada que hablaban, terminaba respondiéndole de manera cortante, no porque quisiera, los nervios terminaban por apoderarse de ella.
{ °. * °}
Ya había pasado media hora, todos estaban en la sala, esperando por la última persona que faltaba, Emma.
Cuando por fin bajó, Norman fue el primero en saludarla. Aunque siendo completamente sincera, no le resultó fácil salir de la hipnosis que el cambio tan radical en Emma produjo en él.
Siempre había pensado que ella era la persona más hermosa que alguna vez pisó el planeta. Pero hoy se daba cuenta de cómo el tiempo había pasado, seguía siendo, y me atrevo a decir, que era aún más hermosa que desde hace tiempo atrás. En sus ojos yacía un poder hipnótico, podría quedarse horas y horas mirándolos.
Cuando la tuvo lo suficientemente cerca, le dio un beso en la frente, después, en una voz lo suficientemente baja para que sólo ella pudiera escucharlo.
-Feliz cumpleaños, Corazón. Espero que este sea un día especial, te amo.
Emma notó que Norman tenía un moretón en el rostro, pero cuando iba reclamarle, Gilda los interrumpió.
-Si saben que estamos aquí ¿verdad? Pueden besuquearse todo lo que quieran después. Esto es una fiesta familiar- insinuó.
Para su suerte, Isabella y Lucas estaban terminando de acomodar los regalos en una bandeja, pues querían que fuera una sorpresa.
Si para ese momento, ambos ya tenían los rostros en una tonalidad carmesí, no estaban preparados para lo siguiente.
-Gilda, déjalos, en su enamoramiento piensan que la sala es un mot...
-Ray, por una vez en tu vida... ¡Cállate la boca! - gritaba Emma, acercándose más a él de manera amenazante. Lo cuál es irónico, pues Ray era notablemente más alto que Emma.
-¡Hey! Tengo mis razones para pensarlo. Ustedes han estado solos aquí... Muchas veces- hacía énfasis en "solos".
-Pues por lo menos yo sí pude declararme, no cómo tú... Refréscame la memoria... ¿Desde cuándo te gusta An...?
-Antena... ¡Estás muerta!
Emma salió corriendo, pues sabía que Ray estaba por perseguirla. Y estaba en lo correcto, como si de una gallina se tratase, Ray estaba correteando a Emma.
Cuando estaba por alcanzarla, Emma se escondió tras Norman, quién intentaba retener a Ray para que ella escapase. No vamos a mentir, todos, incluida Emma, estaban riendo cómo si no hubiese un mañana.
Todo paró cuando Lucas entró con Isabella y el pastel.
{ °. * °}
Todos ya estaban sentados en el comedor, Norman y Gilda estaban sentados junto a Emma, más que nada para protegerla de que Ray lance su rostro contra el pastel. También porque habían planeado una estrategia para que Ray y Anna pudieran ser cercanos de nuevo, todo es empezaba con hacer que se sienten juntos en la fiesta.
Isabella se levantó para dar inicio a la entrega de regalos. Era algo simple, Isabella observaba el regalo y decía el nombre del emisor.
Primero fue Ray, quién le regaló un peluche de jirafa, jirafa que Norman había pagado. Sí, Ray era tan flojo que siempre le regalaba algo que tenía algo que ver con jirafas. Pero esta jirafa tenía una carta en el fondo de la bolsa, cosa que nunca había pasado, pues Ray no era una persona de cartas. Lamentablemente, cometió el error de leerla en voz alta, que decía lo siguiente:
"Antena:
La verdad, esta carta es innecesaria, pues tú sabes que, por más de que peleemos mucho, te quiero y eres muy importante para mí. Dejando de lado todas esas cursilerías, esta no es una jirafa común, la mandé a hacer hace un tiempo. Si observas bien, cerca del cuello, dice Norman, porque, si lo pensamos bien, Norman es alto cómo una jirafa, además es tu novio... o futuro esposo, yo que sé.
Firma: Ray"
Rápidamente miró hacia Ray, con una sonrisa maliciosa.
-Sólo tengo dos cosas que decir, también te quiero y... Bueno, en realidad no sé que decir sobre la jirafa Norman, pero me gusta... ¡La jirafa! No Norman, bueno sí, mucho, pero... Ustedes entienden.
Sí, Emma aún no le había dicho a Lucas que estaba en una relación formal con Norman, no porque fuera a molestarle, lo único que le molestaría es que no le había dicho antes. Pero no podía mentir, pues estaba completamente roja.
El siguiente regalo fue de Norman, era una caja rectangular y aterciopelada de color azul marino, que venía con una carta. Esta vez, si la leyó en su mente, no quería otro accidente.
"Mi amada Emma:
Realmente, no sabía que regalarte, estuve buscando muchas cosas, pero ninguna me convencía al ciento por ciento.
Pero en el momento en el que vi esto, supe que iba a gustarte. Pues siento que tiene un significado más allá de lo podría explicar en esta carta... Cuando lo veas lo entenderás. Te amo más de lo que te puedas imaginar, de aquí a la luna y de vuelta... Te amo más de lo que alguien ha amado, te amo por todas tus cualidades, te amo por todas las cosas que te puedas imaginar, te amo cada que mi corazón late.
Espero que mi regalo te guste y, antes de que te lo preguntes, no, no gasté mucho.
Te ama, Norman".
Realmente estaba a punto de llorar, pero recordó que el regalo estaba en sus manos. Pero sintió cómo alguien le ponía una venda en los ojos. Por la delicadeza y la cuidadosa manera en la que se la colocaban, supo que e trataba de Norman.
-Es una sorpresa, Corazón. Pero necesito que te hagas a un lado el cabello, por favor.
Le hizo caso y apartó su cabello, estaba muy nerviosa y no tenía idea de qué se trataba esta sorpresa.
-Listo, ya puedes quitarte la venda.
Con las manos temblorosas, empezó a quitar el nudo, cuando por fin pudo ver, Norman estaba frente a ella, con una pieza brillante colgando de su cuello, era una luna. De una manera casi inconsciente, miró hacia abajo, y sí. De su cuello colgaba un hermoso collar con un sol.
Ahora entendía todo, Norman siempre le decía que ella era cómo un sol en su vida y parece que se lo había tomado muy enserio.
En manera de agradecimiento, Emma se paró de puntillas, pues no importaba que en ese momento llevase botas altas, seguía siendo más alto que ella. Entrelazó sus manos con el cabello de él, acercándose cada vez más, sintiendo su respiración cerca de su rostro y otorgando un tacto de sus labios con los suyos.
De esa manera terminaron anunciando formalmente que estaban juntos. Cómo Emma sospechaba, Lucas se ofendió rotundamente de ser el último en enterarse, pues Isabella los había visto juntos en un par de ocasiones.
Y así pasaron los minutos, regalo tras regalo, hasta que no quedó ninguno, misteriosamente, Lucas se había levantado para irse a la cocina, e Isabella aún tenía un papel en sus manos.
-El siguiente regalo es de... Yuugo- en ese momento la voz de Isabella se quebró.
Todos se miraron unos a otros, cuando vieron a Lucas entrar con una caja de madera pulida, que tenía un candado un poco descuidado. Sobre la caja, se encontraba una carta.
Emma la tomó rápidamente, no entendía nada de lo que estaba pasando. Cómo veía la confundida expresión que Ray tenía dibujada en su rostro, decidió leerla en voz alta.
"Mi amada hija:
Lamento no poder estar junto a ti en tu cumpleaños número diecisiete, sé que es un día realmente importante. Lamento que ya no estaré ahí para los eventos más importantes de tu vida. No estaré para tu graduación, tampoco para entregarte en el altar o para conocer a tus hijos... Sé que serán maravillosos y espero que seas feliz junto a la persona con la que decidas tenerlos. Sé que no es fácil, pero pronto te sentirás mejor. ¿Sabes por qué? Porque eres idéntica a ella... A tu madre. Siempre me preguntaste cómo era ella, hoy por fin puedo responderte. Ella era increíblemente fuerte, empática, valiente y astuta, a mis ojos, ella era perfecta, por eso te dejo esta caja, contiene muchas de sus pertenencias, para que puedas conocerla mejor. Si ya estás leyendo esto, es porque ya estoy en otro lugar... Pero, no te preocupes por mí, ahora estoy con tu mamá, estoy con mi Dina. También estoy con mis viejos amigos y con tus abuelos... Por más de que ya no esté contigo físicamente, pe mi alma siempre estará contigo y con tu hermano, es un total chismoso, así que sé que está leyendo esta carta. Quiero que sepan que luché con todas mis fuerzas para pasar un minuto más a su lado... Los amo y les deseo lo mejor. También cuiden a Gilda y a Annie por mí, sé que ellas también pueden estar muy afectadas por eso. Díganles que por mucho tiempo las consideré, las considero y las consideraré siempre, cómo mis hijas.
Los voy a extrañar, mis polluelos".
Para este momento Emma ya no podía respirar, había caído de rodillas y apretaba el papel contra su pecho. Norman estaba intentando levantarla, él también había soltado unas cuántas lágrimas, él también conocía a Yuugo y realmente lo apreciaba.
Gilda fue a abrazar a Lucas, casi todos en la sala estaban llorando al igual que Emma, excepto por una persona, Ray. Él estaba inmóvil, seguía en su silla, pero sus piernas estaban temblando de una manera casi inconcebible, tenía la mirada perdida y mantenía los ojos cerrados. Se cubría la mitad del rostro con el brazo, mientras se mantenía cabizbajo.
Hubiese perdido el control de no ser porque sintió una mano, intentando parar el descontrolado movimiento en sus piernas. Volteó hacia él lado, ahí estaba ella, Anna.
Ella lo miraba con una sonrisa mientras su cara era inundada por sus lágrimas. Subió su mano y la puso sobre su mejilla intentando limpiar las mismas. En ese momento, Anna comenzó a llorar de una manera descontrolada, mientras ella y Ray se abrazaban. De alguna manera, sabían que se necesitaban el uno al otro.
Isabella era la única que lloraba sola. Sentía que se estaba incluyendo en una familia que, simplemente, no era suya. Pero, estaba equivocada, pues Lucas y Ray ya estaban abrazándola.
Unos minutos después, Emma estaba abriendo la caja. Esta caja contenía fotos de su madre y algunas pertenencias de ella, cómo pulseras, collares y demás accesorios. Pero en el fondo de esta caja. Había un cuaderno. Un cuaderno del que estaba segura de haber visto alguna vez en su vida. Era un pequeño cuaderno forrado en cuero negro y con unas palabras bordadas en la portada.
"Para mi rayo de sol, Emma".
Rápidamente lo abrió el cuaderno, leyendo las palabras que se encontraban en la primera página.
"Mi radiante hija:
Sé que tu no me conoces, o, probablemente o me recuerdes, pero yo sí te conozco a ti.
Obviamente ha pasado un tiempo, por lo que creo que has cambiado a medida que este pasaba.
La intención de este diario, es que puedas tener a tu madre cuando la necesites.
Yo te estaré cuidando desde un lugar realmente hermoso, ese jardín. ¿Nunca te has preguntado el origen de tu segundo nombre? Te pusimos así por el Jardín del Edén. Al principio tu padre no estaba muy de acuerdo con llamarte Emma Eden, pero lo terminé convenciendo.
Esta y muchas más anécdotas de nuestra vida juntos, están escritas en las páginas de este diario.
Te ama, tu madre".
Emma miró a Isabella y a Lucas, ya no lloraban, ahora sonreían, Miró a todos a su alrededor... Quería tanto a estas personas. Fue una noche difícil, pero su final fue reconfortante. Leían las anécdotas mientras reían y les preguntaban a Lucas e Isabella si habían pasado así.
Pudo sentir el espíritu de su madre, por primera vez, la sentía cerca.
{ °. * °}
HOLIII, como he llorado con este capítulo gente. No sabría cómo explicarles todo lo que sentí. Espero que les haya gustado y perdón por tardarme tanto actualizando, es que mis fokin clases no me ayudan jeje.
Eso era todo, chauuu!
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