Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6.- Violeta; ¿Qué provocó esto?


-¿A qué te refieres, Lucas? ¡¿De qué se trata todo esto?! ¡Dime!

-Todo está conectado, Emma. Las desapariciones, las muertes... Nuestra familia. Todo.

-¡¿Cómo se puede conectar?! ¿Sabes?... Creo que las medicinas te están haciendo un mal efecto.

-Puedo explicarte. ¿Tú sabes quién es Lydia Hill?

-¡No!... ¿Quién es?

Ese apellido sonaba muy familiar, tenía la certeza de haberlo escuchado alguna vez, pero no sabía de dónde.

-¿Cuál es el nombre completo de tu madre, Emma? El de soltera.

-Dina Margaret Werner.

-¿Y su segundo apellido?

-No lo recuerdo, nunca lo mencionan.

-Dina Margaret Werner... Hill. Lydia era tu abuela. Ella se dió cuenta de lo que estaba pasando, las desapariciones a ella le alertaban mucho. Iniciaba protestas, lideró una huelga e incluso, fué a televisión nacional, aunque nadie le dió importancia y la tomaron por loca. Fué la primera en oponerse a... Ellos...

-¿Ellos? ¿Quiénes? ¿Los responsables?

-Sí... Se hacían, bueno, más bien, se hacen llamar «Los hijos de Némesis».

-¿Qué le pasó a ella?

-Descansa junto a casi toda su familia, en el mausoleo de los Hill, en el cementerio. Decidimos no poner ahí la tumba de tu madre, por el bien de su descanso... No sabemos en qué momento quisieran atacar. A ellos no les bastó con asesinar a Lydia y Magnus, su esposo. Y estoy casi seguro, de que lo del barco de Mason no fué una casualidad. En este lugar, no existen las coincidencias y... Tampoco los accidentes.

-No.

-Emma... Yuugo sabía que iba a morir.

-¡No! ¡Él me lo hubiese dicho! ¡¿Me estás diciendo que lo asesinaron?! ¡No es posible!

-Míranos... ¿Crees que yo inventaría algo así?

-¿Por qué nos pasa esto...?-preguntaba entre sollozos-¿Qué hicimos mal...?

-Defendernos y defender a los débiles, Emma. Quiero que sepas, que Yuugo te amaba con todo su corazón, al igual que Dina...

Con esas palabras, Emma volvió a derrumbarse, estaba tirada en el piso, era verdad... Su padre jamás regresaría.

Ella no podía asimilarlo, seguía pensando que en algún momento el pasaría por esa puerta y le traería un pastel de zanahoria de pre-cumpleaños, pues faltaba poco menos de dos meses para su cumpleaños, el siempre le llevaba uno para saber cuál, cómo y en dónde comprarlo.

-Recuerdo cómo si fuera ayer, la noche en la que Dina... Se fué...

༻𑁍༺☀︎︎༻𑁍༺

-¡Lucas!- exclamaba una mujer, una mujer de cabello claro y largo flequillo. Teniendo a su lado a una pequeña niña de cabellos rojizos y ojos de color esmeralda. Mientras que en sus manos tenía decenas de papeles.

-¿Qué pasa, Dina?

-Lo tenemos. Si encontramos a quién esté detrás de este último pago, sabremos quién fué... Lucas, estamos muy cerca de descubrirlo... Llévale esto a Yuugo a la comisaría-Le entregó los papeles-Dile que los analice con cuidado-.

-¿Enserio...?-Sus ojos se humedecieron y su voz empezó a temblar-¿Seremos libres, Dina...?-.

-Sí, Lucas... Seremos libres-Se detuvo a ver a la pequeña niña, cada vez acercándose más a ella, la cuál estaba sentada en el comedor, dibujando a su familia entera montados en jirafas-Mi rayo de sol, Emma, podrás vivir en un mundo en el que tú y tu hermano no tendrán que temer, amor mío-Tomó a su hija en brazos y le dió un dulce beso en la frente-Serás libre...-.

Una pequeña Emma le respondió con una sonrisa y con sus aún más pequeñas manos, acariciando su rostro, mientras Dina tocaba con delicadeza su rebelde cabello.

-¡Mami! ¡Jirafas!- exclamaba con pequeños balbuceos.

Las únicas palabras que Emma era capaz de pronunciar a la perfección, eran los nombres de su familia y Jirafas. Decía más cosas, pero esas sí eran mucho más complicadas de entender. Sin contar que le costaba un poco pronunciar la P.

En eso, sintieron una presencia tras ellos.

-¿Lucas? ¿Te vas?- preguntó un pequeño niño, que, para su edad, había desarrollado muy bien la manera de comunicarse, aunque, a veces, decía las cosas de una manera gramatical incorrecta.

-Voy a ver a tu papá, Ray, tengo algo que entregarle. Quédate aquí con Dina, no me tardo.

-Quiero ver papá, galletas- señaló un empaque, que contenía las galletas preferidas de Yuugo.

-Ya es de noche, Ray, no podemos salir tan tarde.

-Llévalo, Lucas, este pequeño quiere ver a su papá, no puedes prohibirlo ¿O sí?-decía en tono juguetón-Además, no es tan tarde, el sol se puso más temprano de lo normal-.

-¡Mamá tiene razón!-exclamaba Ray-¡Llévame a papá!-.

Dina se acercó a Ray y le dió un abrazo. Hacía un tiempo que no le decía «Mamá».

Sabía que no era su hijo biológico, pero los últimos dos años y medio que pasó con él, lo amaba cómo si fuera suyo. No pretendía apropiarse del hijo de su mejor amiga, pero le era inevitable sentir una cantidad increíble de alegría cuándo Ray le llamaba así. Había prometido protegerlo y cuidarlo hasta el final de sus días, se lo había prometido a Isabella y no pensaba fallar.

-Mamá te ama, Ray. Lo sabes ¿verdad? Siempre serás mi pequeño meteorito.

-Sí. También te amo, mamá.

-Bien, vamos, Ray. Volvemos en un rato, Dina.

Dina asintió mientras tomaba la mano de su somnolienta niña y la agitaba suavemente, de manera en la que imitaba una señal despedida.

Lucas subió a Ray al auto, no sin que el último diera una gran batalla. Odiaba la silla especial, al igual que Emma. Los dos amaban sentirse libres, el estar atados les parecía una clase de tortura medieval.

Después de unos minutos, finalmente habían llegado a la comisaría, la cuál era de un tamaño considerablemente enorme, pues con las cosas que pasaban cada día, tenían que intentar tener todo de una manera organizada.

Lucas iba de manera regular a la comisaría, ya sea por ir a ver a Yuugo o para confirmar si tenía detalles de la investigación que tenían los tres. Una que, fácilmente, podría hacer que le dieran de baja a su hermano.

Mientras buscaba a su hermano con la mirada, Lucas perdió de vista a Ray. Él era un niño muy escurridizo, siempre tenías que ponerle un ojo encima, o se iría al otro lado del continente si le dabas la oportunidad.

-¡Papá!- escuchó al fondo.

-Tienen que estar por aquí- se dijo a sí mismo.

Estaba en lo correcto, Ray había encontrado a Yuugo.

-¡Georgie! ¿Cómo está mi cíclope favorito?- Tomó a Ray en brazos.

-¡Georgie no! ¡Ray! No me gusta Georgie.

-Yuugo ¿Por qué George? ¿Si sabes que existen otros nombres menos humillantes?

Lucas normalmente saludaba así a su hermano, no con un «Hola» ni tampoco con un «¿Cómo estás?». Simplemente, burlarse de sus decisiones era su manera de entablar conversación.

-¡Hey! George Harrison fué un grande, señor Britney Spears. Es un tributo que su segundo nombre sea ese.

-Agradezcamos que tu favorito no era Ringo... ¡Y no te metas con Britney Spears!

Ambos rieron.

-¿Que necesitas, Lucas?

-Dina encontró algo... Necesita que analices este pago... Sí lo haces, podremos saberlo.

-Bien.

Estuvieron por un rato hablando de sus planes para cuando acabase toda esta pesadilla. Yuugo planeaba pasar más tiempo con su familia y Lucas tenía pensado conocer a alguien con quién iniciar una.

-¿Sabes algo de Marilyn?- preguntaba Yuugo.

-Está claro que no quiere que la encuentre. ¿Cuántos años han pasado ya...?

-Esperemos que esto cambie, Lucas... Ya estoy harto.

-Eso espero...

Pasaron al rededor de treinta minutos.

Yuugo decidió dejar de lado por un rato los papeles y hablar con su hermano, hace tiempo que no lo hacía... Fué su peor error.

-Liddell, ven un momento- le llamó un compañero.

Yuugo se disculpó con Lucas y se dirigió a su colega.

-Stone. ¿Qué sucede?

-Encontraron el cuerpo de una mujer, cerca del bosque. Según la descripción, tiene el rostro desfigurado y presenta signos de abuso. Es reciente, esas son las únicas cosas que sé. ¿Puedes ir? Tengo una emergencia, otra desaparición.

-Bien, voy ahora mismo- respondió a regañadientes.

A Yuugo no le gustaba tener mucho que ver con lo forense. Por lo general, siempre aparecían restos golpeados, quemados e, incluso, descuartizados. Por eso prefería formar parte de la investigación y no presenciar la escena del crimen.

Vió a Yuugo partir, suponía que era algo importante y por eso no dijo a dónde iba.

Pasó un rato y recibió una llamada de du hermano, contestó de inmediato.

-¿Yuugo?

Sólo podía escuchar el llanto de su hermano, pero no era un llanto normal, era uno ahogado.

-Yuugo ¿Qué pasa? ¿Dónde estás? ¿Está todo bien...?

-Es Dina... Lucas... Es Dina, mi Dina... Ve a casa, rápido, busca a Emma ¡Corre!

༻𑁍༺☀︎︎༻𑁍༺

-Luego de eso, tuve que dejar a Ray en la comisaría por un rato y corrí a casa, tal cómo Yuugo dijo. Cuándo llegué, todo parecía normal, pero no te encontraba por ningún lado. Sólo hasta que escuché tu llanto pude saber dónde estabas. Tu madre te escondió en el sótano, que, a simple vista, no es posible de ver.

Las lágrimas de ambos se hicieron presentes, ahora tenía más miedo que antes.

De por sí, salir a la calle era un peligro para ella, ahora lo era más.

-¿Qué le pasó? Lucas ¿Qué le hicieron...?

-No sé, Emma, tu padre nunca me dijo lo que había en ese informe. Yo te cuento esto por una razón... Tienes que protegerte, también a Ray, a Norman, Annie y Gilda. Ellos también corren mucho peligro...

-¡¿Qué más quieren?! ¡Ya asesinaron a mis padres! ¡¿Qué es lo que intentan lograr?! ¡¿Quién sigue ahora?!

Sus gritos estaban en una frontera entre la furia desmedida y la tristeza profunda. Quería despertar de esa pesadilla tan terrible, quería pensar que todo esto sería sólo un sueño y que nada de eso era real.

-Yo. Emma, Isabella o yo podemos ser los siguientes, no estoy seguro de el orden.

Emma sólo lo miró con incredulidad. No podía perderlo a él también, sabía que si eso pasaba, toda la responsabilidad de la familia caería en sus hombros.

Se fijó en la hora y se dió cuenta de que era muy tarde para regresar a casa, por lo que decidió quedarse a dormir.

༻𑁍༺☀︎︎༻𑁍༺

Se fué temprano en la mañana, luego de un silencioso desayuno con Lucas, cosa que nunca había pasado, ellos siempre tenían un tema de conversación.

Cuando llegó a casa, todo estaba vacío, sin alma.

Subió las escaleras, pasó por el cuarto de Ray. Estuvo a punto de tocarle la puerta y contarle todo, pero, sabía que si le decía, también lo haría sufrir a él.

Simplemente se dirigió a su habitación, quería hablar con Norman, pero realmente no sabía que decirle.

La tarde que pasaron juntos fué realmente maravillosa, logró subirle el ánimo y, por dos minutos, dejar de pensar en todo lo que pasaba.

Pero sabía que si le contaba, le daría que vaya a terapia, cosa a la que se negaba rotundamente. No porque desprecie a quiénes ejercen la profesión, al contrario, los admiraba mucho. Pero, aún así, no quería ir.

De reojo, vió la habitación de su padre. Decidió entrar, pero cuando lo hizo, la nostalgia recorrió todo su cuerpo de golpe.

Tenía tantos recuerdos preciados, cómo la vez que tuvo una pesadilla y Yuugo la dejó dormir con él, esa misma noche, Ray lo despertó a la madrugada para que viera las estrellas.

También observó las fotos que tenía colgadas.

Una de ellas, era de cuando fueron al zoológico por primera vez. Tenía alrededor de ocho años y estaba impaciente por ver a las jirafas.

-¿Puedo?- preguntó Ray, fuera de la habitación.

Emma asintió.

-Recuerdo ese día, estabas tan emocionada por ir a ver a las jirafas que te escapaste. Papá te buscó gritando por todo el zoológico.

-Te juro que no sé cómo me metí a dónde estaban las jirafas.

Ambos rieron.

-Emma... ¿Podrías perdonarme? Sé que dije cosas horribles, de verdad, lo siento mucho. También por lo que dije de tu mamá. Escucha, tu probablemente no la recuerdes, pero yo sí. Por un tiempo, ella fué la única madre que tuve... Sabía que no lo era, por algo que te contaré después, pero... Era muy buena conmigo y me trataba cómo si yo fuera su hijo.

-¿Eres retrasado mental? Ray, eres mi hermano, el único que tengo, por supuesto que te perdono... Con una condición.

-¿Qué vas a pedirme ahora? No tengo una jirafa bebé si eso es lo que quieres.

-No soy la única con quién tienes que disculparte... También tienes que pedirle disculpas a todos, en especial a Annie.

-Oh, no. Definitivamente no, no voy
a hacer eso.

-¿Te da miedo? Sí que eres un cobarde.

-Lo arruiné todo, lo sabes bien, estuviste ahí.

-Bien, si no la llamas tú, la llamo yo... Pero le voy a decir absolutamente todo lo que sé.

-No serías capaz, Antena.

-¿A qué le tienes tanto miedo? ¿A que sepa que te gusta desde sexto grado? Aterrador.

-Tú no tienes voz ni voto en ese tema. ¿Cuánto tiempo tardaste en declararte? ¿Diez años?

-Es muy diferente, yo... Espera ¿Cómo lo sabes?

-Porque Norman si fué a visitarme al hospital, no cómo tú.

-Sabes que tú y yo estábamos en malos términos... Y también me disculpo por haber llamado a tu mamá una maldita abandonadora rompe hogares.

-¿Cuándo la llamaste así? Es más, ¿Desde cuándo insultas a la gente?

-Obviamente no lo hago en tu presencia. Pero olvidemos eso ¿Te vas a disculpar con Annie?

-Sí. ¿Cuándo regresa del recorrido de la universidad?

-¿Regreso? Cíclope, vas a llamarla ahora mismo y pedirle disculpas.

-Pero ¿Qué hora es en Boston? Podría estar dormida, no quiero molestarla y...

-Que lindo, todavía te sudan las manos cuando hablas de ella... ¡Llámala! Son las diez de la mañana en Boston.

-Pero...

-Llámala. Tienes dos opciones, o la llamas y le pides disculpas, o yo la llamo, le digo que te gusta y me deshago de tu café.

-Eres una basura.

-Lo aprendí del mejor. ¡Toma el maldito teléfono!

-Sabes muy bien que me da ansiedad hablar por teléfono.

-¡Me da igual!

-No voy a hacerlo.

-Tarde, ya le marqué.

-¿Hola?- se escuchó desde el teléfono.

-Hola, Annie.

-¿Ray? ¿Que pasó? ¿Emma está bien?

-Sí, está perfectamente bien.

-Oh, entonces, adiós.

-¡No! Espera... Bueno, yo... Pues, ya sabes... Eh... Quería pedirte... Frituras... Disculpas, eso era, disculpas.

-¿Disculpas...?

-Sí, perdón por cómo te traté durante estos años. Estaba pasando por una mala situación emocional, por eso te alejé. Sé que no tengo excusa para justificar mi comportamiento, pero sólo quería que supieras que no lo hice en mala, tenía un lío en la cabeza y... Me desquité contigo... Perdón. ¿Crees que podamos reanudar en dónde lo dejamos?

-Bueno, Ray, no te perdono. Las cosas que me dijiste me dolieron mucho más de lo que te puedes imaginar... Pero, no estoy enojada. No creo que podamos continuar nuestra amistad desde dónde la dejamos, recuerda, pasaron seis años. Cambiamos, crecimos y maduramos. Creo que lo apropiado es iniciar de nuevo, volver a conocernos.

-Tienes razón.

-Podemos hablar más de esto cuando vuelva.

-Me parece bien... Adiós, Annie.

-Ray, una cosa más... Me alegra poder hablar contigo de nuevo.

-A mí también.

Colgó.

-Vaya, creo que te fué bien.

-Te odio, Antena.

-También te quiero, Cíclope.

༻𑁍༺☀︎︎༻𑁍༺

HOLI, ps nada q decir sobre este capítulo además de que me dejó completamente rota. ¿Por qué tienen familias tan disfuncionales? Oh, esperen, yo se las creé.

Muchas gracias por leer! Les prometo que se va a poner interesante, chau^^!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro