Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20.- La cámara

Diecinueve de septiembre.

—No sé por qué, pero me lo imaginaba más frío y distante— susurraba Gilda, quién se encontraba junto a Ray—, pero es todo lo contrario, al parecer es muy cariñoso con Norman—.

—Norman es "el niño de papi" en todos los sentidos, Gilda.

Un poco más lejos de ellos, se encontraba James, quién estaba tomando una taza de té que Lucas le había ofrecido.

Todos ellos estaban esperando por una sola cosa: Respuestas.

¿Qué estaba haciendo él aquí? Todos sospechaban que venía a buscar a Norman, aunque no tenían una idea precisa. El destino les enseñó que nada es lo que parece, pero nunca esperarían lo que él les dijo.

—Yo soy William Minerva—confesó—, ese ha sido mi pseudónimo desde hace años. Por mucho tiempo, he sospechado que mi hermano está implicado en actividades ilegales. Y, por sobre todo, sospecho que tiene mucho que ver en La operación Neverland—.

—Tú siempre me hablaste de un tal Minerva—cuestionaba su hijo—, pero nunca me dijiste que eras tú... ¿Por qué? —.

—Nadie lo sabía, hasta este momento. Para el resto del mundo, James Ratri está de luto en Los Ángeles. Para ustedes y mi equipo, William Minerva está luchando para detener a Sarah Fields-Stonehenge y a Peter Ratri.

—Esperen un momento—detuvo Ray—, ¿Usted sabe que la culpable es mi...? Bueno, ¿Mi abuela? —.

—Sé muchas cosas, joven Liddell— confirmó James.

—No entiendo—cuestionaba Lucas—, ¿Usted siempre supo las miles de atrocidades que pasaban aquí y nunca le dijo a ningún agente? ¿Qué clase de embajador es? —.

—Lucas, ¿Me permite llamarle por su nombre de pila? —preguntó, obteniendo sí por respuesta—, todos estos años he buscado pruebas cómo un perro callejero que busca dueño. Sin embargo, estas personas saben cómo limpiar sus registros—.

—Eso no tiene mucho sentido—replicaba Lucas—, mi hermano, mi cuñada y yo estuvimos buscando pruebas y, no es por hacer menos a su investigación, pero estuvimos cerca de descubrirlos—.

—Y ¿Por qué cree que estuvieron cerca? Estoy consciente de que el difunto Yuugo perteneció a la policía local. Pero, ¿No cree que, tal vez, esas pistas fueron manipuladas para desviarlos?

Todo el lugar se quedó en silencio.

—A ver—Ray rompió el silencio—, en lo personal, me vale un comino quién estuvo más cerca de qué... ¡¿Quieren dejar de discutir y buscar a mi hermana?! —.

Ambos adultos comprendieron que se estaban yendo por las ramas, así que hicieron caso a la sugerencia de Ray.

°. * . °

—Entonces... ¿La señorita Liddell fue por respuestas con la líder de una red de trata? —cuestionó James—, ¿Están ustedes seguros? —.

—Más que seguros—afirmó Norman—, pero... Padre, yo... Yo quisiera hacerte una pregunta—James asintió—, ¿Tú sabías que mi madre estaba involucrada en todo esto? —.

—Norman, tu madre es un caso aparte, ella...

—¿Y por qué lo sería? —interrumpió Norman—, Isabella, tu asistente, es una espía y ella conoce a mi madre. Me dijo "Genevieve volvió" ¿Cómo iba a volver a un lugar al que, supuestamente, nunca había ido? —.

James quedó en silencio.

A este punto, Lucas se había llevado a Ray y Gilda a la cocina. Sabía que James y Norman tenían cosas que discutir, así que decidió dejarlos solos, cerrando la puerta de la cocina.

Pero, aún así, Gilda y Ray se pegaron a las paredes, intentando escuchar la discusión. No puede juzgarles, puesto que dos minutos después, él también se encontraba con la oreja pegada al muro.

°. * . °

—Es porque aún la amas ¿cierto, padre? —le cuestionaba—, tú nunca dejaste de amarla. Ahora entiendo por qué su retrato seguía colgado en la biblioteca—.

—Norman—respondió—, lo digo porque no tengo pruebas en su contra. Genevieve es precavida, se encarga de no dejar rastro de nada—.

—Oh, y por eso tampoco llamaste a la policía cuando me empujó y terminé cayendo vidrios rotos ¿verdad?

—Hijo...

—¡Y si te hacían falta pruebas, bastaba con mostrarles las cicatrices que tengo! —se tomó una pausa para recuperar aire—, no has respondido mi pregunta. ¿Aún la amas? ¿Después de todo lo que me hizo? —.

—Sí—finalmente, cedió ante la presión—, y no sabes lo horrible que se siente. ¿Sabes lo terriblemente mortificante que es seguir amando a la mujer que le hizo tanto daño a mi hijo? —.

Norman siempre había sospechado de los verdaderos sentimientos de su padre hacia Genevieve, ahora nada es más claro.

—Hijo, yo quiero que entiendas algo...

—¿Qué tengo que entender? ¿Que preferiste su seguridad antes de la mía? No te preocupes, lo tengo claro.

—¡No podía denunciarla! ¡No podía! —confesó, desesperado, mientras una lágrima caía por su mejilla—, tú sabes que la familia de tu madre era... Es—corrigió—, muy poderosa. ¡Me amenazaron de mil maneras! Dime, Norman, ¿Te hubiese gustado quedarte con tu madre y sus tíos en Dresde? —.

—No... ¡Pero no te costaba nada decirme! ¡Tú siempre estás ocultando cosas! ¡¿Por qué ese afán de tener tantos secretos, padre?!

—¡Norman! ¡Eres mi hijo ¡Sigues siendo un niño! ¡Los niños no pelean en guerras!

—¡Pues yo peleo en esta guerra desde los seis años! ¡Peleo desde que mi madre decidió arruinarme la vida! ¡Peleo desde que me enviaste a casa de tío Peter y él me maltrató de todas las maneras posibles! ¡Peleo desde...! — Norman no pudo terminar sus reclamos, no antes de que su padre lo interrumpiera con un abrazo.

—Perdóname, Norman. Perdóname por todo, por favor...

Ambos, padre e hijo estaban llorando cómo nunca antes. Realmente, tenían más problemas de los que imaginaban.

°. * . °

Luego de un rato, James de disculpó por todas las cosas que le había hecho sufrir a su hijo. Él no era consciente de lo que sufría su hijo en Winston Valley. Pasaron años para que Norman por fin se sincerase con él. Su mente aún no podía procesar la idea de que el hermano al que tanto amó, fuese capaz de semejantes crueldades.

Pero eso ya no importaba, el daño estaba más que hecho.

Sin embargo, ahora se encargaría de no poner en más riesgos a su hijo. James ama muchísimo a Norman, cómo cualquier padre lo haría. Se arrepiente mucho de todo lo que pudo pasar. Las amenazas que recibió por parte de los Hildebrandt no tienen descripción, eran terriblemente horripilantes.

Justo en este momento, Gilda se encontraba en la cocina, sirviéndose un poco de agua. Todo estaría muy tranquilo... De no ser por Ray.

—Loca, ¿Puedo hacerte una pregunta sin sonar entrometido?

—¿Más de lo que ya eres? —ironizó—, anda, pregunta que yo respondo—.

—¿Estás comiendo bien?

Ella sólo se quedó viéndolo, atónita.

—Sí, ¿Por qué la pregunta? — preguntó extrañada.

—Porque no te creo en lo más mínimo— declaró.

Gilda suspiró seriamente, dejando un silencio en la conversación.

—Aunque tú no me creas—finalmente habló—, no necesito demostrarte nada—.

—¿Y por qué no pensaste eso con respecto a tu madre?

—¿De...? ¿De qué hablas? — se trabó un poco.

—Tú sabes bien de lo que hablo. Mira, Gilda, esto no es sobre tu mamá. Es sobre ti, es sobre tu estado mental y físico. Estás mal. Tú...

—Lo sé—interrumpió—, sé que estoy mal, Ray, eso no es una novedad. Si no, ¿Por qué crees que voy a los controles y a terapia? —.

—Porque tu último control fue hace casi un mes y no estás yendo a terapia— reveló.

—¿Qué?

—Así cómo lo oyes. Sé que no estás yendo.

—¡¿Me seguiste?! — reclamó ofendida.

—No...—mintió—, bueno, no solo te seguí, también llamé a la terapeuta—.

—¡Estás demente!

—Pero también estoy preocupado—suspiró—, Gilda, puede que peleemos todo el rato o que nos tratemos cómo escoria. Pero, tú, al igual que Emma, son mis hermanas. Me importa una mierda lo que diga un maldito examen de ADN—.

Ella sólo lo miraba conmocionada.

—Es muy duro...—sus lágrimas empezaron a rodar por su rostro—, quiero cambiar, lo juro... Estoy estancada, no importa cuanto lo intente, siempre vuelvo al mismo lugar—sollozó—, ya no puedo más, estoy muy cansada—.

—¿Ves por qué es importante que vayas? —le preguntaba, mientras se acercaba a ella y le limpiaba las mejillas—, y si no quieres ir, por lo menos habla con alguien que te motive. Tal vez, no sé, ¿Don? —.

Ni siquiera le devolvió la mirada.

—Él no lo sabe, ¿cierto?

—No—negó con la cabeza—, y nunca lo sabrá—.

—¿Por qué? ¿Por qué no quieres decirle?

—No quiero, Ray. Simplemente no quiero. No lo entenderías.

—De hecho...—suspiró—, te entiendo. Mira... —se quedó en silencio por un rato—, en los años que estuve encerrado, me pasaron varias cosas en las que no quiero entrar en detalle. Pero si hay algo que esas experiencias horribles me enseñaron, es que hay que pedir ayuda rápido. Créeme, yo me trago mis problemas, los llevo todo el tiempo conmigo, mucho más del que me gustaría... Por eso sé que es mejor hablar ahora que callar para siempre—.

—Ray... ¿Qué te pasó? Me puedes contar lo que sea, te juro que no le voy a decir a nadie.

—Nah—negó rotundamente—, todos se pondrían a hacer un escándalo—.

—Pero yo no armo escándalos—afirmó—, vamos, cuéntame—.

—Prométeme que nunca vas a decirle a nadie. Nadie, Gilda. Nadie ¿está claro? —ella asintió ante la pregunta—, Bien... Vaya, esto es más difícil de lo que pensé—dió un gran respiro—, fumé marihuana por un tiempo considerable—.

—¿Sabes? Creí que ibas a decir que te cortabas.

—Para eso soy anémico.

El silencio se hizo presente por un rato.

—Tengo una duda, Ray—él alzó una ceja—, tú dijiste "los llevo siempre conmigo", entonces ¿Todavía fumas...? Ya sabes, eso—.

—Gilda, ¿Tú crees que tengo el dinero para pagar marihuana? ¿Así cómo está la economía? Me sale mejor matarme, la verdad.

—¡Ray!

—¿Qué? ¿Muy pronto para eso?

—¡No! —negó seriamente—, ¿Acaso no escuchaste el tremendo estruendo que acaba de sonar en la sala? —.

Mierda, se había concentrado tanto en lo caro que estaba el gramo que se le olvidó el mundo entero.

Ambos salieron corriendo de la cocina, pudiendo visualizar la ventana de la sala rota. Sin embargo, esto no era todo. En el suelo, había una cosa gris, que, a la distancia, era indetectable. Mas, cuando pudieron acercarse, supieron qué era.

—¿Una cámara? — cuestionaba Norman, viendo cómo su padre sostenía aquella y Lucas se acercaba a ver.

—No es cualquier cámara—aseguró Lucas—, esa es la cámara de Yuugo— decía, mientras sus manos empezaban a temblar.

—¿La cámara de Yuugo? — preguntó Gilda.

—Eso parece, señorita Wright— le respondió James.

Todos se acercaron para ver aquella, intentando encenderla. Y cuando lo lograron y reprodujeron el video más reciente, quedaron boquiabiertos.

—Papá...— susurraba Ray, mientras se esforzaba para no empezar a llorar frente a tanta gente.

Yuugo se encontraba en una camilla. Estaba con una bata de hospital. Su cara y estado hacían notar que lo habían golpeado. Había una pequeña luz, que le apuntaba justo a la cara. Por cómo se movía la cámara, notaron que había una pequeña ventana, minúscula y con redes de apoyo.

Todos estaban atónitos, ninguno se atrevía a pronunciar ninguna palabra.

—¿Está...? — preguntaba Gilda.

—No lo está—afirmó Norman—, mírenlo bien, está respirando—.

Luego de esas palabras, Ray tomó la cámara rápidamente. Quería ver bien el lugar en dónde estaba su padre. A Ray no le importaba en lo más mínimo si no era su padre biológico, fue él quién lo crió y le brindó su amor. Tal vez no era el mejor padre del mundo, pero lo era para él. Yuugo fué, es y será siempre su padre. Fué él quién le enseñó a tocar guitarra, fué él quién gritó emocionado cuando se graduó de jardín de infantes, fué él quién le dió un hogar y una familia.

—Creo que ya sé dónde está—sentenció él, lo que provocó que fuera el centro de atención en la habitación—, mírenlo, está con bata, en una camilla y hay una pequeña ventana... Es obvio que está en...—.

—El psiquiátrico— sentenció Lucas.

El sonido del teléfono de James rompió la tensión, este se alejó un poco de los demás para contestar la llamada.

James— le saludó su hermano.

—Hola, Peter—fingió una voz más ronca, tenía que parecer que había llorado, recordemos que, según Peter, James había perdido a su único hijo—, ¿Qué necesitas? —.

Quería ver cómo estabas, ya sabes, después de lo de Norman. Jamie, sabes que estoy aquí para ti—Hipócrita—, puedo apoyarte. Mi casa es tu casa, puedes venir a visitarme cuando quieras. Aunque eso ya lo sabes, ¿cierto?

—¿Qué?

Me enteré de que estás aquí en Winston Valley. Me preguntaba si querías pasar por aquí, hermanito. Estoy en la alcaldía, necesitamos hablar. Si no, te paso a buscar, dime dónde estás.

—No hace falta, le diré a mi chófer que me lleva hasta allá.

Nos vemos aquí, entonces.

Finalizó la llamada.

—Lo sabe— declaró James.

—¿Qué? — preguntó Norman.

—Peter lo sabe. Sabe que estoy aquí. Y si sabe que estoy aquí, de seguro también sabe que tú lo estás. Todos quédense aquí. Lucas, usted acompáñeme.

—¿A dónde? — cuestionó Lucas.

—A buscar a Yuugo. Luego iremos a encarar a mi hermano. Si ustedes están seguros de que está en el psiquiátrico, ahí debería de estar.

—¡Padre! ¡No puedes enfrentar a Peter así cómo así! ¡¿Y si te hace algo?! —reclamaba Norman—, ¡No tiene sentido exponerte de esa manera! —.

—Norman, creo que alguna vez te enseñé que, a veces, hay que combatir fuego con fuego — decía, mientras acomodaba el arma que había ingresado a escondidas.

—Sí. ¡Pero también me enseñaste que, si usamos fuego, el mundo se verá sumido en humo!

—Disculpen si sueno algo insensible, pero...—interrumpió Ray—, ¡No hablamos ñoñonés! ¡¿Quieren centrarse en lo importante?! —.

Al cabo de un rato, todos estaban indecisos, realmente dudaban de que plan era mejor.

—Pero, ¿Y si Yuugo no está allí? —objetó Gilda, rompiendo el silencio—, mejor veamos el video de nuevo—.

Todos estuvieron de acuerdo con la propuesta. Sin embargo, presionaron otro botón. Botón que los llevó al último video grabado antes de ese.

La imagen de un Ray de ocho años en la parte trasera del auto, luego de su primera salida al zoológico se hizo presente. Estaban atascados en el tráfico, así que eran libres de grabar tranquilamente.

¿Qué te pareció la salida, Georgie? — la voz del Yuugo del video se manifestó.

Estuvo bien, me gustó respirar nuevos aires.

—¿Algún animal te llamó la atención? — el mayor intentaba sacarle conversación.

Los zoológicos son cárceles para animales, los privan de sus hábitats naturales y los ponen en rejas cómo si fueran un objeto para exhibir — le respondía cortante.

Bien, pequeño integrante de Los locos Addams, gracias por mostrarnos por qué todo lo que hacemos está mal—ironizó—, ¿Y tú, antena? ¿Cómo la pasaste? — la cámara cambió su enfoque hacia una pequeña y alegre niña.

¡Fué el mejor día de mi vida! — exclamaba emocionada.

Sí, ¿Quieres explicar a la cámara qué hiciste?

¡Entré en el espacio de las jirafas! — exclamaba, aún con ramas en el cabello—, ¡Las toqué y fué increíble! —..

Ray sonrió al escuchar la voz de su padre de nuevo. Lo extrañaba mucho.

Lucas notó ese pequeño gesto por parte del azabache, así que sólo se limitó a susurrarle al oído.

—Lo vamos a encontrar. Lo prometo, Ray.

°. * . °

Ahora todos se encontraban sentados en el comedor. Observaban cuidadosamente la computadora que James había traído consigo. Esperando algunos resultados que este había solicitado.

Primero, había pedido el certificado de defunción de Yuugo. Cuando recibió el documento, supo de inmediato que era falso. Había múltiples señales que lo demostraban.

Luego, pidió un listado de las personas que se estaban alojando en el psiquiátrico.

"Helen Rose (Intento de suicidio; liberada)

Jessica Schneider (Depresión; residente).

Higgins Müller (TEPT; residente).

Solomon Davis (Bipolaridad; fallecido).

Erika Mikhaylov (TLP; fallecida)

Alexandra Mikhaylov (Esquizofrenia; residente).

Magaly Parker (TOC; liberada).

Yuugo Liddell (Demencia; residente)".

—¡Se los dije! — exclamaba Ray—, ¡Mi papá está en el psiquiátrico! —.

—Entonces es un hecho—declaró James, levantándose de la silla—Iremos por Yuugo. Archie, encárgate de mantenerlos a todos aquí a salvo—.

—¿Archie? ¿Quién es Archie? — preguntó Gilda.

—El segundo nombre de Norman es Archibald— explicó Ray entre risas.

—Bueno, Raymond George no puede reírse mucho ¿no crees? — reclamó Norman.

—Claro, Archie el calvo— se burló Ray.

Realmente, Norman extrañaba ese tipo de ambiente calmado en dónde él era el centro de las burlas. Por lo menos podía olvidarse de sus problemas por un minuto.

°. * . °

Lucas y James estaban fuera del hospital. James estaba tranquilo. Rescatar a Yuugo no estaba en sus planes para nada, pero al ver la expresión de Ray al saber que su padre estaba vivo, lo había conmovido. Él, más que nadie, comprende lo complicadas que pueden ser esas relaciones. James nunca pudo ver a su padre cómo tal, prefería mil veces al tío Mike antes que a él. Sin embargo, este falleció cuando él estaba en sus veintes, le dolía pensar que nunca llegó a conocer a Norman.

Norman significaba todo para James. Sin él, su vida no tendría sentido. Esa también era una de las razones por las cuáles quería ayudar a los Liddell. Cómo padre, sabe que Ray significa todo para Yuugo. No titubearía en intentar reunir a un padre con su hijo. Él estuvo alejado del suyo por mucho tiempo, sabe perfectamente cómo se siente.

En cambio, Lucas estaba evidentemente temblando a morir. El hermano que él ya creía muerto ahora estaba vivo, no sólo eso, estaba tan cerca suyo que era de no creer.

Entraron a la recepción, sintiendo de inmediato la tensión que siempre está presente en los hospitales. Personas emocionadas porque llegará un nuevo miembro a la familia y... Y otras recibiendo la noticia de que aquel ser querido al que tanto amaron ya no estaba.

James miró a la recepcionista y esta asintió de vuelta, presionando un botón cerca de su escritorio.

Ahora Lucas entendía todo, James tenía un montón de espías por todo el pueblo. Era de esperarse para un hombre racional cómo él. Nunca actuar sin pensar.

Pasaron por múltiples pasillos, incluso por el cuál Lucas se había enterado de la "muerte" de Yuugo.

Ahora eso no importaba, estaba a punto de recuperar a su hermano.

Pronto, llegaron a una puerta. Era extrañamente sádica Era casi cómo la de una caja fuerte. Sin embargo, James logró abrirla sin esfuerzo, pues la escotilla estaba desbloqueada.

Bajaron algunas escaleras. Lucas se percató de que alguien estaba observándolos desde la distancia, aunque no le tomó importancia, quería ver a Yuugo.

Pasaron por múltiples puertas, hasta que por fin pudieron llegar a una.

La habitación tres. Esta tenía una puerta blanca, cómo casi todas. Tenía una pequeña apertura, por la cuál podías observar medianamente al paciente.

—Es aquí— le dijo James.

—¿Está seguro?

—Recibí un poco de ayuda—señaló con la cabeza a quién los observaba desde arriba—, Lucas, saque a Yuugo de ahí y mi compañero Smee va a tratarlo un poco. Lo sacaremos de aquí discretamente. No soy el único que tiene espías—.

Lucas asintió.

Temblando, tomó una llave que James le había entregado. El sonido que esa puerta ocasionó, llamó la atención del demacrado Yuugo. Quién, de inmediato, se puso a la defensiva.

La oscuridad de aquella noche le nublaba la vista a Yuugo, la cual no le permitía distinguir a su hermano.

—Yuugo...—habló por lo bajo—, Yuugo, soy yo—.

—¿Lucas...? ¿Eres...? ¿Eres tú...?

Lucas asintió.

Rápidamente, ayudó a Yuugo a quitarse las ataduras, para por fin darse ese merecido abrazo. Ambos querían gritar de la alegría, pero debían mantener la discreción. Yuugo salió cojeando, apenas podía caminar con ayuda de Lucas.

Sin embargo, este último se paró de momento. El grito de la mujer de la habitación seis le causó un escalofrío. ¿Cuántas cosas horribles tendrían que haberle pasado? Pobre de ella, vaya infierno en el que le tocó vivir.

Pero, ahora, se quedaría en el hospital con su hermano. Si tenían suerte, mañana estarían en casa.

°. * . °

Visualizó la alcaldía.

Bien, ahora James sí estaba con el corazón en la boca.

El acceso fue fácil, Peter lo había anotado en la lista de visitantes. Sólo subió unos cuántos pisos hasta llegar a la oficina de su hermano. Era un lugar elegante, al menos ese mal nacido tenía buen sentido para la decoración.

Tocó la puerta una vez.

No hubo respuesta alguna.

Se quedó esperando, pero parecía que no existía alma que habitase ese lugar. Casi de inmediato supo que algo estaba mal. Aunque había quedado cómo idiota, la puerta estaba abierta.

—Hola, Peter. ¿Cómo has esta...? — enmudeció rápidamente.

Genevieve, Peter, Sarah, Isabella y una mujer desconocida.

Todos estaban muertos.

°. * . °

HOLIIIII

Por fin actualicé, ya me había tardado jeje.

Sé que Sof está saltando de alegría por Yuugo, pero puteandome por Isabella.

Cómo sea, he tenido algunas ideas y HQSES va a durar un poquito más (porque aquí no sabemos soltar)

Eso es todo, se me cuidan, chau!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro