15.- Crónicas de un jardín vacío
Dieciocho de septiembre.
Ya había pasado casi un mes desde que Anna había desaparecido y una semana desde que el cuerpo de Sonya había sido encontrado a las afueras del campus.
Los operativos decían que había sido un robo a mano armada, pues el informe forense reafirmaba esta teoría. Pero Lucas sabía que había algo más en todo esto, sabía que la repentina muerte de Sonya no era una simple coincidencia.
Ahora temía seriamente por la seguridad de Nigel, pues él estaba sólo y las probabilidades eran infinitas. Aún no le había dicho a Gillian ni a Oliver sobre lo que estaba pasando, pues no quería asustarlos más.
Ciertamente, notaba las similitudes en el comportamiento de Emma y Oliver.
Ambos perdieron a una de las personas que más amaban, de una manera tan injusta y dolorosa, que, desafortunadamente él también había experimentado.
El "TRIG" fue un taller que él realizó para el orfanato Magna Convallis, pues estos niños le recordaban a él cuando estuvo en el peor momento de su vida. Se encariñó demasiado rápido de aquellos niños, pues siempre pasaban tiempo con él. Por lo cual, también le quemaba el alma verlos sufrir. Oliver le contó que sí llegó a conocer a su madre, pero un día, ella simplemente... Se fué de casa y nunca más volvió. Estuvo días sólo, hasta que vinieron a cobrar la renta del departamento en el que vivían. No recuerda muy bien lo que pasó, pero simplemente dejó su hogar y fué llevado a un nuevo hogar, hogar en dónde conocería a Nigel y Gillian.
Es una casualidad extraña ¿no? Que te lleven a un orfanato que esté en el pueblo dónde tu madre y el padre que creíste no haber visto nunca, se conocieron...
A día de hoy, nadie sabe que pasó con Marilyn. ¿Se fué o se la llevaron? ¿Y si sabía cosas que resultaban peligrosas para Los hijos de Némesis? Todo sigue siendo un completo misterio.
Lucas entendía perfectamente (y eso es, más bien decir poco) a Oliver y a Emma.
¿Cómo se describe a un corazón que sigue latiendo por más de que no quiera? Tal vez... Un hogar abandonado, o una biblioteca cerrada... O, mejor dicho, un jardín vacío. Un lugar dónde alguna vez habitó todo tipo de flora, dónde hubo tierras fértiles y sanas, dónde hubo abundancia alguna vez... Ahora sólo quedaban raíces secas. Un lugar desolado, frío y oscuro.
Sin contar el sentimiento de culpa que los atormentaba a ambos.
Vivían en un mar de promesas rotas, promesas que, involuntariamente, se convirtieron en frases que resonarían en sus mentes por siempre.
"Tres días serán, entonces"
"Sombríos campos, el valle frío, dónde el sol no sale y tampoco suena el río... Juntos, hasta que salga el sol".
El remordimiento los ahogaba, los hundía cada vez más en una pesadilla sin final.
Ambos tenían ciertas maneras de desahogarse, pero nunca pidieron ayuda... Cómo se notaba que eran de la misma rama familiar tan testaruda y necia.
El mayor error que estos dos cometían, era creer que podían hacerlo todo solos. Nunca se les pasó por la mente la idea de que su soledad era, en cierto punto, casi mortal.
La soledad, el miedo, el arrepentimiento, la culpa, la ira, la tristeza... Todos estos sentimientos mezclados en dos mentes que, parecían malditas.
Oliver ya no era él, ahora sólo se dedicaba a dormir o a oír los mensajes de voz de Sonya. Él no era muy fanático de estos, pues prefería una interacción directa, un mensaje de texto era suficiente para él. Sonya lo sabía, pero había ocasiones en las que los enviaba.
Ahora, realmente daría todo para que ella mandase otro pronto.
Justo en uno de esos momentos, recibió una llamada de Nigel.
—Oliver.
—¿Qué pasó, Nigel?
—Nada, simplemente quería saber cómo estabas.
—¿Cómo crees que estoy?
—Escucha... Hablé con Gi y me dijo que estás realmente mal. También que ha estado intentando, junto con Lucas de que salgas.
—No quiero, gracias... ¿Cómo está su mamá?
—Pues... Muy mal. Ya se hizo una ceremonia en su honor. Los profesores dijeron cosas muy lindas... Oliver, recuerda que no eres el único que perdió a Sonya. Ella y Gi eran casi hermanas, también era de mis mejores amigas... Es muy extraño, este departamento está muy callado desde que se fueron, ahora aún más. Intenta salir adelante. Sé que decirlo es muy fácil, pero confío en que podrás lograrlo. Recuerda, un paso a la vez.
—Gracias por apoyarme tanto, Nigel. Eres el mejor.
—No es nada, para eso estamos los amigos ¿no?
—No, para eso estamos los hermanos.
Nigel no le respondió.
—Espera... ¿Estás llorando?
—Sí ¿y? ¿No puedo tener sentimientos acaso?
—No, no es eso. No te escuchaba llorar desde hace un tiempo. No desde que adoptaron a Gillian.
—No me recuerdes esos tiempos oscuros.
Así pasó una hora, Oliver y Nigel tenían mucho de que hablar, pues ambos habían estado reprimiendo sentimientos por el bien de las personas que los rodeaban, una de ellas, Gillian.
—Aún no puedo creer que ella se te declaró tres días antes de que tú lo hicieras.
—Gasté mucho dinero en esos fuegos artificiales, adivina a quién no le dieron reembolso.
°. * . °
Emma, por otro lado, empezó a asistir a clases. Cosa que Ray y Gilda se negaban a hacer.
Por más de que prestaba atención, no podía comprender nada. Realmente, se aislaba en sus pensamientos. Dejaba de escuchar y, simplemente se quedaba en blanco.
—Señorita Liddell—le decía aquella maestra—Ya le he dicho tres veces que preste atención—.
—Lo siento, profesora Mills.
—Por favor, pase adelante y resuelva esta operación.
—¿Uh? ¿No puede pasar alguien más?
—No. Quiero que usted lo resuelva.
—No puedo...— dijo en voz baja.
—Disculpe, dígalo más fuerte.
Emma no respondió.
—Bien, si no responderá a eso, responda otra cosa. ¿Por qué no ha venido su hermano?
—Estamos pasando por un proceso difícil, por favor, entiéndalo. Tuvimos dos pérdidas la semana pasada.
—Sí. Pero ya se han ausentado por mucho tiempo. Después el director me dirá "Profesora Mills, disculpe a los chicos, están en duelo"—imitaba la voz del director en tono burlesco—"Por favor, considere darles otra oportunidad" Ya me cansé de que se salgan con la suya. Claro, se ausenta durante un mes y quiere pasar mi clase en limpio—.
—Ha sido un año difícil. Perdí a mi papá, mi mejor amiga desapareció y...
—¿La señorita Kentwell? —le interrumpió—Si es que se le puede llamar "señorita".
—¿A qué se refiere?
—Por favor, todos sus compañeros e, incluso yo, sabemos lo que pasa.
—¿Y qué es lo que pasa, según usted?
—Todo el pueblo sabe que "la dulce Anna" no es más que una ramera que se desprestigió a sí misma con sus acciones. Lo que sea que le haya pasado, se lo buscó.
Emma era una persona impulsiva, no vamos a mentir. Cuando tenía emociones muy fuertes, su mente se nublaba y perdía completamente el control sobre sí misma.
Así que cuando se dio cuenta, ya estaba sobre la Profesora Mills con un par de tijeras en mano. Aunque ya había recuperado la conciencia, no se detuvo. Lanzó las tijeras a un lado y empezó a usar sus manos. Liberó toda la ira que llevaba acumulando desde hace mucho tiempo.
°. * . °
—Señorita Liddell, ¿Por qué hizo eso? — le preguntaba el director.
—Perdí el control. Si supiera todas las cosas que esa mujer dijo...
—Lo sé perfectamente, ya me enseñaron los vídeos.
—Entonces sabrá que lo que hice estuvo justificado.
—Realmente, no. Sé que está pasando por un proceso muy complicado y lo entiendo. Pero quiero que usted también entienda que lo que hizo puede traer consecuencias muy graves. Agredió a una docente.
—¡Y esa docente le faltó el respeto a la desaparición de una alumna! ¡Debería ser sancionada!
—Escuche, señorita Liddell—Dió un respiro—Usted sabe que ese tipo de conducta amerita una expulsión ¿cierto? Bien, cómo esta es la primera vez que ha pasado algo así con usted y comprendo que tiene emociones mezcladas, no voy a expulsarla. Voy a suspenderla.
—¿Puedo pedirle algo, director? —Este asintió—Quiero que me transfiera a otra institución—.
—Bueno, podría ser un proceso complicado, dependientemente de a cuál vaya a irse. Lo único que puedo hacer, es darle unos documentos—decía mientras revisaba su computadora—Del resto se encargará su tutor, que es en este caso... Lucas Liddell ¿cierto? —Emma asiente—Bien, voy a imprimir los documentos necesarios, no se demora—.
—Muchas gracias, director, le agradezco su comprensión y colaboración.
—No es nada, sólo me interesa el bienestar de mis alumnos. Además, la conozco desde jardín de infantes. Será una pena perder a una estudiante con tanto potencial.
Algunos ruidos salieron de la impresora, indicando que los documentos estaban listos.
—Fué un gusto tenerla en esta institución, le deseo lo mejor y mucha suerte, señorita Liddell.
—También fué un gusto conocerlo, director Lewis.
Unos minutos después de que Emma dejase la oficina, Lewis hablaba consigo mismo, es más normal de lo que pensamos si nos ponemos a analizarlo.
—Mucha suerte, señorita Liddell, le hará más falta de lo que cree...
°. * . °
La rutina de Emma era simple, siempre que salía de clases, iba al hospital a visitar a Conny, encontrándose así con Smee.
Ya habían descifrado el significado de las marcas en el brazo de Conny, era un recado, el cuál decía lo siguiente:
"Una vida por otra"
Según Smee, estas personas dejaban dichos famosos que podrían relacionarse con la Diosa Némesis.
Pronto supieron que era lo que significaba. Estaban intercambiando la vida de Conny por la de alguien más. Recordemos que dos personas acababan de fallecer, así que...
—Conny no será la primera en reaparecer...— le decía Emma.
—Probablemente hay un límite de tiempo para los intercambios, así que creo que esta reaparición, le corresponde al fallecimiento de Norman Ratri. Y nos queda una.
—No realmente... ¿Recuerda el tiroteo? Hubo seis fallecidos.
—O sea, hubo ocho muertes... Maldición, es un mensaje. El número ocho representa la justicia.
Ambos estaban sorprendidos, las muertes no eran simples venganzas, era puentes que conectaban sus mensajes.
—Emma...— pudieron escuchar la voz de Conny, del otro lado de la habitación.
—Sí, linda, dime ¿Qué necesitas? — le respondió aquella.
—Quiero hablarte de algo...
—Claro ¿Qué ocurre, pequeña?
—Recuerdo el lugar dónde estuve.
Cuando Conny despertó, afirmaba no recordar nada de los últimos siete años. Simplemente estaba en el patio de su casa y... Al minuto siguiente, estaba en la plaza central. Obviamente, lo que acababa de decir generó un cierto interés en Emma y Smee, quienes tenían la esperanza de que ella recordase algo.
—¿Cómo era ese lugar, Conny?
—Oscuro, pequeño y... en algunas ocasiones era muy frío. Yo no estaba sola. Estaba Krone, Olivia, Michelle, Lucy, Angelique, Nicole y Alexandra. Cuando me sacaron, también sacaron a muchas de ellas, pero no las llevaron al mismo lugar que a mí.
—¿A dónde te llevaron después? ¿Lo recuerdas?
—No... Pero recuerdo al hombre.
—¿Qué hombre? — le preguntó Smee.
—Antes de que sacaran de ese lugar, había un hombre... Él hacía cosas que me dolían mucho... Yo... Le pedía que se detuviera, pero él...
—No, Conny, no hace falta que digas esas cosas, créeme que sé lo que pasó... Dime ¿Alguna vez viste su rostro?
—No. Pero tenía un olor peculiar... Olía a rosas. Justamente, cuando me sacaron de allí, ese fué el aroma que sentí.
Emma ya tenía ciertas sospechas, pero ahora estaba confirmándolas, por segunda vez.
Pasaron unos minutos mientras Conny le contaba todo lo que sabía, lo cual, no era mucho.
Pronto, tocaron la puerta, por lo que Emma se dirigió a abrirla. Cuando salió, no había nadie, sólo un ramo de rosas envuelto en papel de regalo. Su cuerpo se estremeció con sólo verlas, pues notó que venían con una nota.
"Esto no ha terminado".
Reconoció esa caligrafía de inmediato. Su teoría era cierta.
"El hombre" no era ni más ni menos que el jodido Peter Ratri.
Cuando fué a casa de los Ratri, se encontró con un papel arrugado, con algunos nombres en ella, la cual culminaba con la firma de Ratri. Tenía una caligrafía inconfundible.
Se despidió de Conny y se fué directo a casa.
Tenía un plan. Descubrir que era lo que realmente estaba pasando y dejarle las respuestas a Ray o Lucas... Y cuando lo hiciera, iba a irse del pueblo, para siempre.
°. * . °
En el momento en el que puso un pie en casa, recibió un sermón de Lucas, mientras Gilda observaba.
—¡¿Te suspendieron?! ¡Emma! ¡¿En qué estabas pensando?!
—Técnicamente, no lo pensé. Mira, puedes enojarte todo lo que quieras, eso no es lo importante ahora.
—¿Qué quieres decir?
—Voy a irme—le decía ella—Escucha, hablé con el director y él accedió a transferirme a otra escuela. Me voy a la ciudad. Hablé también con Gillian, me dijo que puedo quedarme en su departamento, ellos también van a volver. Sólo necesito que firmes esto, recuerda que eres mi tutor.
Lucas tomó el papel en sus manos, lo leyó y lo volvió a poner en la mesa.
—No—le dijo—De ninguna manera voy a dejar que te vayas, tampoco a Gillian ni Oliver—.
—No es tu decisión, Lucas.
—De hecho, lo es. Recuerda que aún eres menor de edad y, como bien dijiste, soy tu tutor y no te autorizo para irte.
—¡Sólo firma el maldito papel!
—¡Cuidado con el tono que usas conmigo, señorita!
—Lo siento... Es que... Ya estoy harta, no es sano quedarme aquí.
—Tampoco será sano que te vayas sola a una ciudad que no conoces. Y no me saques el cuento de que vas a estar con Gillian y Oliver, bien sabes que están ocupados con la universidad.
—Podré acostumbrarme.
—Nunca lo sabremos, porque no vas a ir. Estás cometiendo un error.
—¡Pues es mi error y lo elijo! ¡Ya me cansé de tus consejos!
—¡Por el amor de Dios! Emma, ¿Qué le pasó a Norman cuando dejó el pueblo?
Emma bajó la mirada.
—Lo siento... Sé que no debí decir eso—Dió un suspiro—Lo que pasa, es que prefiero que estés aquí, dónde yo puedo saber que estás bien. Quién sabe que podrá pasarte si te vas.
—Está bien, entiendo.
Estaba por subir las escaleras, cuando se topó con Ray.
—Ya vi los vídeos, Emma.
—¿Qué? ¿También vas a regañarme?
—No. Pero considero que no fué lo correcto.
—Si hubieses estado en mi lugar, harías exactamente lo mismo que yo. No te imaginas las cosas que dijo.
—¿Qué tuvo que haber dicho para desatar tu ira de esa manera?
—Dijo que Annie era una ramera.
—En ese caso, bien hecho. Realmente eres mi hermana— decía mientras le daba una palmada en el hombro.
Emma rió levemente y se fué.
Cuando llegó a su habitación, se derrumbó en el suelo. Había sido un día increíblemente largo, sin contar las cosas que había descubierto.
Se dirigió hacia uno de sus cajones y tomó aquel teléfono casero.
—Norman... ¿Puedes oírme? — preguntaba ella, temblorosa. Sabía que nadie iba a contestarle, pero esto se había vuelto un hábito. Tomar ese teléfono casero y preguntar siempre lo mismo. Al no obtener respuesta, utilizaba el teléfono cómo una manera de desahogarse.
Lo que ella no esperaba, es que este no sería cómo todos los otros días.
—Sí, puedo oírte— le respondió esa voz que tanto anhelaba escuchar.
Se quedó atónita por unos minutos, hasta que las palabras por fin salieron de su boca.
—¿Qué te sucedió? ¿Qué pasó realmente? ¿Dónde estás?
—¿Estás lista? — le preguntaba, evadiendo completamente las preguntas anteriores.
—¿Para qué?
—Para afrontar el futuro. Sé que tienes mucho miedo, pero no puedes quedarte estancada aquí. Tienes que continuar con tu vida, no puedes pararlo todo.
—No puedo hacerlo... Estoy muy asustada.
—No temas, a veces tenemos que enfrentar cosas que quisiéramos evitar. Ve, aduéñate de tu verdad, será de utilidad lo que sea que descubras. Prométeme que no vas a arruinar el curso de tu vida.
—No voy a prometerte nada, tenemos una mala racha con respecto a promesas. Tú rompiste todas las que hicimos, cada una de ellas...
—Hay algunas promesas que están para romperse ¿no?
—¿Qué pasó con nuestro futuro juntos? Tú y yo teníamos planes.
—Tal vez... No estábamos destinados a estar juntos en esta vida. Siempre habrá una promesa que nunca voy a romper... Voy a buscarte en cada universo, cada realidad y cada lugar en el que esté.
—Que el destino se vaya al carajo. Tú y yo teníamos un futuro, teníamos sueños... Nunca podré cumplir ninguno de ellos sin ti a mi lado... ¿Tienes una respuesta de lo que puedo hacer?
—No la tengo. La vida es tuya, Emma, eres tú quién decide cómo vivirla. Tengo que irme ahora... Adiós, amor mío.
—No, no... ¡Espera! Una cosa más... ¿Cómo son las estrellas? ¿Son cómo las imaginábamos?
—Mucho más de lo que alguna vez creímos... Me recuerdan a tus ojos. Fué un placer hablar contigo por última vez. Adiós, Emma.
—¿Tú me amas? ¿Realmente me amas?
—Eso es, de lejos, lo más ridículo que me has preguntado a lo largo de toda nuestra vida juntos. Claro que te amo.
—Entonces vuelve, quédate conmigo.
—No puedo hacerlo. Estoy reducido en cenizas, Corazón. No puedo volver, por más de que es lo que más quiero. Escucha, yo...
—Te extraño. Lo siento mucho... Fue mi culpa todo lo que pasó... ¡Por mi culpa tú te fuiste! Perdóname, por favor.
—No fue tu culpa, nunca será tu culpa. Hiciste lo que creías correcto, no hay nada de malo en eso. Come bien, cuídate y cuida de nuestra familia... Nunca te rindas. Recuerda que tienes un propósito. Todos nacimos con un propósito, ningún alma llega a este mundo sin uno. Sin motivo, la vida deja de ser vida y se convierte en un juego de supervivencia.
Esas fueron las últimas palabras que pudo escuchar. Tenía razón, no podía quedarse estancada en este lugar, tenía que ayudar a su familia.
Fué por el diario de su madre, estaba decidida a encontrar respuestas.
Por más de que el mensaje de su madre era algo evidente, no estaba lista, creía que encontraría cosas que no quería saber.
Cuando llegó a la última página, otra de esas cayó al suelo, dejando ver escritos sin sentido. La primera parte, la confundió más de lo que ya estaba.
"Cimientos, Aves, Juramento, Ojos, No olviden".
Estuvo varios minutos observando e intentando descifrar el mensaje. ¿Qué podría significar algo como eso? Los ojos, tal vez podría representar a la justicia ciega. Decidió ir al otro, tal vez ese tendría más sentido.
"Sereno, Alejado, Rural, Arder, Hundido".
Entendió este menos que el anterior, no tenía sentido alguno.
"Renegado, Eco, Salir, Punto, Uso, Encontrar, Salvar, Tiranía, Aparecer".
Realmente, este tuvo más sentido que los anteriores. Dió por entendido que tenía que encontrar a las niñas desaparecidas y salvarlas de la tiranía en la que vivían.
Pero aún así no entendía, por lo que revisó más el diario. Cuando llegó a la primera página, pudo observar unos pequeños escritos, los cuáles le dieron un nuevo sentido.
"Un gran trazo, un gran paso"
Ahora lo entendía todo, con un gran trazo se estaba refiriendo a las letras... Se estaba refiriendo a las mayúsculas.
Pudo resolver la primera.
"CAJON"
Supo de inmediato a qué cajón se refería. El cajón en la habitación de Yuugo. El cajón que estaba estrictamente prohibido. Este mismo estaba cerrado con llave, pero ella conocía a su padre y sabía exactamente dónde la había escondido: La tabla suelta en esa misma habitación.
De una manera discreta, entró a habitación de Yuugo y, efectivamente, estaba en ese lugar.
Cuando abrió el cajón, encontró decenas para no decir cientos de carpetas con información sobre todas las desapariciones del pueblo. Aunque, también tenía una carpeta con algunas personas, incluso estaba la de sus abuelos. Yuugo estaba revisando certificados de defunción, tanto cómo expedientes. Estaban todas las personas de las que alguna vez había sospechado, pero también había una persona en la que nunca había pensado, lo cual la hizo resolver el segundo escrito.
"SARAH"
Por supuesto, ella conocía a todas y cada una de las víctimas, una de ellas fue su sobrina, tal vez ella podía saber algo. Esto sólo se confirmó con el último escrito.
"RESPUESTA"
Ahora lo entendía todo, su madre le estaba diciendo que Sarah tenía la respuesta. Gracias a los expedientes, pudo saber su próximo destino para poner en marcha su plan.
La residencia Fields-Stonehenge.
Lo tenía todo fríamente calculado, temprano en la mañana partiría a la casa de Sarah. Dejaría una nota para que no se preocupasen por ella... Estaba muy cerca de terminar con la maldición de los Hill y sus cercanos.
°. * . °
HOLIII, perdón que les corte la nota así jeje.
Gracias por tenerme paciencia, me demoré cómo una semana actualizando JASGSKASS
Una cosa muy importante, no estoy justificando la violencia, en cierto punto no es la manera, nomás era un camino para que Emma se fuera a dirección Y TAMBIÉN, para demostrar que hay gente muy huequita de la cabeza jeje
¡¡Chau, se me cuidan <3!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro