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El abusador de gatos y el delincuente enamorado.

—Tan suave... Y esponjoso... Y...

—¡Oye, deja de abusar del gato y vámonos! ¡No quiero llegar tarde otra vez! —Me di la vuelta al encontrarme con mi amigo, devolví al gato que se encontraba en la caja.

—Te veré de nuevo mañana. —Susurré y me paré, corriendo hacia mi amigo.

—Dios santo... —Murmuró, mientras yo sacudía mi chaqueta llena de pelos de gato blancos —¿Por qué no simplemente te llevas esa bola de pelos a casa? —Bajé la mirada algo avergonzado. A pesar de tener diecisiete años mis padres son muy estrictos conmigo, o al menos uno de ellos lo es.

—Papá no me lo permitiría —Murmuré sin expresión en mi rostro, pero por dentro estaba algo triste —. Aunque a Padre le gustan los animales, siempre me dice que le haga caso a Papá.

—Espera, ¿Quién de los dos es "Padre" y "Papá"? —Ambos caminábamos al mismo ritmo, esta mañana era extrañamente pacífica y refrescante. Cerré mis ojos y aspiré un poco del frío aire, haciendo que me dieran cosquillas en la punta de la nariz.

—Padre es Padre y Papá es Papá. —Declaré, dejando a mi amigo inexpresivo, o tal vez se le agotaba la paciencia.

—Ugh... Vale —Suspiró, a los minutos después mencionó algo que con suerte alcancé a escuchar. Estaba fantaseando con el gato blanco de la caja —. ¿Recuerdas esa historia que me habías contado antes? ¿La de tu padre que se cambió el nombre?

—¿Uh? —Entrecerré mis ojos, confundido ante su pregunta —Padre nunca se cambió el nombre, ese fue Papá, aunque fue hace varios años atrás y no sé cómo solía llamarse. —Mi amigo –sí, su nombre realmente no es relevante– suspiró, no importaba todo el tiempo que llevásemos juntos o que conociera a mis padres, siempre se confundía entre a quién le llamaba Padre y a quién le llamaba Papá.

Habíamos por fin llegado a nuestro destino, la escuela. Volví a inhalar el fresco y frío aire de afuera antes de entrar por la gran puerta que se dirigía a los casilleros. Para nuestra suerte, nuestros casilleros estaban uno al lado del otro. Abrí el mío en busca de mis libros de las asignaturas que me tocarían hoy, hasta que encontré un sobre blanco el cual traía algo escrito en cursiva. Me sorprendió lo muy bonita que era la letra, el sobre ponía:

Para JeongIn.

—Uh, es para mí —Murmuré para mí mismo, atrayendo la atención de mi amigo —. ¿Crees que será de esa persona? —Mi amigo rodeó mis hombros con su brazo alcanzando el sobre y analizando la situación.

—Probablemente, ¿Así que ahora le dio por empezar a escribir cartas de amor? —Rio, haciendo que me pusiera nervioso —¡No entiendo cómo una persona puede enamorarse de alguien tan inexpresivo y frío como tú! —Exclamó, molestándome aún más y haciendo que las miradas de los demás se dirigieran a nosotros. Eso, e incluyendo a que un chico de la clase superior, altísimo, con el cabello color ceniza y ondas peinadas hacia atrás, y que daba escalofríos tenerlo al lado, se nos acercara.

—Las personas frías e inexpresivas también tienen su encanto, ¿Sabes? —Dijo en un tono grave y acto seguido lo perdimos entre la gente de los pasillos. Ambos nos miramos el uno al otro, mi amigo se encogió de hombros.

—¿Por qué crees que haya dicho eso? —Pregunté, este volvió a levantar sus hombros mientras nos dirigíamos al salón.

—¿Será porque él también es frío e inexpresivo? —Negué con mi cabeza en cuanto llegamos a la entrada del salón.

—Nah, él solo daba miedo. —Sentencié y abrí la puerta de nuestro salón, encontrándome con algo en el canto exterior de la ventana, justo al lado de mi pupitre: flores.

La verdad es que era algo normal. Nuestra escuela se divide en tres pisos: primer año (16-17 años), segundo año (17-18 años) y tercer año (18-19). Yo estaba en segundo por lo que alguien de tercero me había lanzado esas flores desde la ventana.

Al principio creí que era una broma de los de la clase superior, pero al ver que cierta persona me tiraba flores todos los días durante tres meses y medio, concluí que le gustaba a alguien. Y mi teoría se confirmó con la "Carta de amor" que recibí hoy en mi casillero.

En un acto de amabilidad, abría la ventana y guardaba las flores en alguna parte de mi mochila. Pero hoy me dio por abrir el sobre el cual traía mi nombre.

Para JeongIn.

Abrí el sobre para encontrarme con muchos pétalos de rosa, blancas y rojas, y entre ellas un sobre color verde agua. Este tenía escrito una frase algo extraña.

Lo que tú no sabes
es que soy feliz con tan solo verte.

Oh, es un acosador en potencia. Que lindo. ¿Y cómo es que sabe mi nombre? No conozco a nadie de tercer año...

Guardé el papel junto al sobre delicadamente en mi mochila y el día pasó como cualquier otro.

🍃

Al siguiente día me encontraba en la misma caja, jugando y dándole amor al gatito blanco. Mi amigo se había enfermado por lo que no tenía que escuchar sus quejas de que tenía el uniforme lleno de pelos de gato.

—Me encantaría poder llevarte a casa... —Me levanté nuevamente, no sin antes besar suavemente en la frente a ese gato y darle un poco de mi comida.

Me dirigí a la escuela pensando en si recibiría otro sobre tal como ayer, ya estaba acostumbrado a ver flores caer hacia mi ventana, pero cartas de amor son una cosa totalmente distinta.

Y por alguna razón estoy seguro de que vienen de un chico. Lo presiento, mi sexto sentido me lo dice. Estaba tan ocupado fantaseando que no me di cuenta que había chocado con alguien en la entrada.

Intenté disculparme y paré de hablar inmediatamente al ver que se trataba del chico que daba miedo ayer. Miré hacia arriba, topándome con sus oscuros y profundos ojos, sentí un escalofrío recorrer mi espalda y mis piernas temblar, por lo que me fui luego de haberme disculpado una vez más.

Espero no encontrarmelo muy seguido. Parece un delincuente.

Abrí mi casillero en busca de mis libros y secretamente esperando otro sobre, el cual nunca apareció, suspiré un poco decepcionado y subí las escaleras para ir a mi salón. Al abrir la puerta busqué con la mirada mi pupitre, alcancé a ver cómo caían las flores desde la ventana de arriba hasta la mía. Miré abajo y divisé un sobre, esta vez era de un color café latte, con unas letras cursivas de color verde.

Para JeongIn.

Rápidamente abrí el sobre, esperando que el extraño remitente revelara un poco sobre él, pero lo único que recibí fueron muchos pétalos de margaritas y un papel de color vainilla. La letra era realmente hermosa.

Y mi café favorito
siempre será el de tus ojos.

Sonreí tontamente, tiene que ser una broma. Escuché que los de la clase superior siempre se pasan al momento de bromear, seguro hacen lo mismo. ¿Es posible seguir con la misma broma durante tres meses? ¿No se aburren?

Incluso después de haber concluido que esto era de verdad, parecía demasiado romántico cómo para que hablen en serio.

Lentamente guardé la nota junto al sobre y lo dejé en mi mochila, para luego deslizarme en mi pupitre y quedarme dormido. El día pasó rápidamente, para cuando las clases acabaron pensé en ir a casa de mi amigo, ya que me encargaron darle las notas de la clase de hoy, pero no sin antes ver al gatito, no suelo pasar por las tardes, mas hoy me dieron ganas de verlo.

Y ahí es donde me di cuenta que no era el único quien abusaba de un gato.

Sentado y cruzado de piernas, con el gato en su pecho y murmurando muchas cosas melosas, como por ejemplo "¿Quién es un lindo gatito? Tú lo eres, bebé, tú lo eres~", se encontraba el chico que daba miedo y que parecía delincuente.

Lo miré a lo lejos, algo extrañado y con un leve sentimiento de traición. ¿Cuánto tiempo lleva el gatito viéndolo a él? Me acerqué hacia ellos dos, quienes parecían vivir en su propio mundo ya que no notaron mi presencia o escucharon mis pasos que tanto intenté marcar. Inhalé aire fresco y me senté al lado suyo haciendo que se exaltara.

—¡¿Cu-Cuánto tiempo llevas aquí?! —Preguntó violentamente, yo acaricié al gato haciendo que ronroneara e ignoré su pregunta.

—Eres raro —Segundos después me arrepentí de haberle dicho eso, pero él no reaccionaba por lo que continué hablando —. Tienes cara de como si fueras capaz de matar a alguien, pero en secreto eres la persona más blanda y sensible del mundo, ¿No es así? —Reí, jugando con la cola del animal, el chico extendió su mano de repente.

—La gente me llama Chris. —Su mano era como el doble de grande que la mía, no quería dejarlo ahí por lo que correspondí el saludo, dándole mi mano.

—JeongIn —El gato se había quedado dormido entre las piernas de Chris. De repente la duda entró —Chris... ¿Chris es diminutivo de qué? —El chico bajó la mirada, era la primera vez que lo veía con sus mejillas ligeramente rosadas — . Eh, n-no necesitas decirlo si no quieres. —Ambos hicimos contacto visual, y puse la excusa que me debía ir. Al darme la vuelta me di cuenta que Chris seguía jugando con el gatito y noté que toda su chaqueta estaba cubierta de pelos blancos.

¿Acaso esto es lo que llaman... Gap moe?

Entré silenciosamente a casa pero no había nadie, o eso creía yo. Podía escuchar unos susurros y risas provenientes del cuarto de Padre y Papá. Hice una mueca de horror al escuchar gemidos que a juzgar por la voz provenian de Papá, y Padre preguntaba si le gustaba.

Sin pensarlo dos veces salí de casa, dirigiéndome a la de mi amigo. De todas maneras debía pasarle las notas de la clase.

🍃

Habían pasado unos días, mi amigo se mejoró rápido y desafortunadamente no podía pasar tanto tiempo junto al gatito de la caja. De hecho, me prohibió verlo por las mañanas y de castigo tomamos otra ruta.

El único pensamiento que me calmaba era que podría verlo en la tarde, y si yo no iba, Chris iría. Ahora ya no daba tanto miedo, de hecho solemos saludarnos o intercambiar sonrisas cada vez que nos topamos, no es un mal tipo después de todo.

—Uh, ¿Una nota? —Murmuré para mí mismo, pero como siempre atraía la atención del otro, mi amigo leyó en voz alta lo que estaba escrito.

Christopher.

Sonreí ante la confusión de mi amigo, con que Chris es diminutivo de Christopher...

La letra con la que Chris escribía era hermosa, todas las letras estaban perfectamente hechas, cursivas y unidas la una con la otra.

Se me hacían familiares, pero no pensé mucho en ello. No hasta la última hora de clases, el sol bajaba cada vez más y el aire se volvía frío. Justo en el momento en el que la profesora se dio la vuelta, las flores que tanto esperaba durante el día cayeron hacia el canto exterior de la ventana. Entre ellas se encontraba otro sobre, pero esta vez de color durazno.

Oportunamente la profesora tuvo que salir del salón, probablemente para ir al baño, por lo que rápidamente abrí la ventana y tomé las flores junto al sobre, también aproveché la oportunidad para mirar hacia arriba, por supuesto que no había nadie.

Las flores que cayeron también eran de color durazno, y al abrir el sobre me encontré con pétalos de una flor que hace tiempo no veía, llamada beso de novia.

Si se preguntan cómo sé todo esto, Padre es dueño de una florería desde que era muy pequeño. Suelo pasar mucho tiempo en ese lugar, y él junto a Papá son grandes fanáticos de las flores y la jardinería.

La nota esta vez era de color blanco, de hecho parecía recién sacada de un cuaderno ya que tenía el cuadriculado.

Quiero golpearte.
En la boca.
Con mis labios.
Suavemente.
Porque te quiero.

No pude evitar soltar una risa ante esa nota, ¿Quién ha estado escribiendo todo esto? Pareciera como si lo hubiera escrito a la rápida y que recién se le hubiera ocurrido la frase. Al contrario del sobre, el cual parecía que estuviera planeado desde antes.

Me quedé mirando la letra con sospecha y mi estómago se revolvió al pensar en la nota que Chris me había dejado. La profesora llegó, mientras yo buscaba ese papel el cual traía escrito su nombre y comparé ambas caligrafías.

Para JeongIn.

Observé muy bien las letras y pasé a la nota con el nombre de Chris.

Christopher.

Ahogué un chillido de sorpresa, la letra era exactamente igual a la de Chris. Por un momento negué el hecho de que fuera él, un tipo enorme de anchos hombros, de ojos oscuros y profundos. No podía imaginarlo llenar un sobre con notas cursis y pétalos de flores. Menos para mí.

Mi cabeza estaba perdida entre pensamientos hasta que se acabó el día y debíamos irnos a casa, me apresuré para dirigirme a la caja junto al gatito. Podía hablarle a Chris si lo encontraba y preguntarle si las cartas junto a las flores eran suyas.

Mientras caminaba rápidamente por las calles, inhalé un poco del frío aire de la tarde. Tenía un leve aroma a pasteles por la panadería que se encontraba cerca, y hacía que arrugara mi nariz porque me daba cosquillas.

Encontré a Chris al frente de la caja con el gato dentro de ella, él estaba sentado con las piernas cruzadas y con un cuaderno en mano. Estaba escribiendo algo. Lentamente me acerqué, algo nervioso porque tenía un par de preguntas que hacerle.

—Chris... —Al principio no reaccionó, seguía escribiendo algo en ese cuaderno —¡Christopher! —Lo primero que hizo fue esconder su cuaderno detrás suyo, preguntando qué hacía aquí —Vine a ver al gato, duh. ¿Qué escribes? —Intenté rodearlo con mi brazo para alcanzar el cuaderno, pero él me lo impidió, me estiré un poco más pero accidentalmente caí encima de él.

Nuestros rostros estaban muy cerca el uno del otro y nuestra presencia era la única en esa calle. Todo estaba callado, jamás había visto a un chico tan avergonzado antes.

Me acerqué un poco más a él rozando nuestras narices y en ese momento en el que Chris estaba fuera de órbita, quité el cuaderno de sus manos y huí corriendo lejos de él lo más rápido que pude.

Esta es mi prueba definitiva, corrí más rápido que cualquier atleta olímpico, mis piernas no respondían al momento en el que llegué a casa. Miré hacia atrás, nadie me seguía. Sentía el aroma a flores, característico de mi casa, y con una sonrisa entré.

—¡Estoy en casa! —Me quedé callado y como nadie respondía, saqué las notas de mi mochila con rapidez y me senté en el sofá, tuve que devolverme a la entrada porque con tanta adrenalina se me había olvidado el cuaderno.

Abrí el sobre el cual contenía la nota, dejé el papel con el nombre de Chris escrito y el cuaderno. Todo al lado del otro y acto seguido decidí comparar su caligrafía.

Leía cada palabra con máxima atención, entrecerrando mis ojos y concentrándome para ver si había alguna diferencia –no de lo que yo supiera–.

Tomé el cuaderno de Chris e intenté concentrarme en la caligrafía, pero en cambio, me puse a leer lo que tenía escrito en esa página. Era algo así como... ¿Un diario de vida? Proseguí a leer, tragando saliva ya que desde pequeño me habían enseñado lo malo que era husmear en las cosas de otra persona, pero no tenía opción.

Ojeé un poco el libro, llegando a la primera página. Comencé a leer desde ahí, mi mente estaba en blanco a medida que leía.

xx-xx-201x

Hoy en la mañana vi a un chico, estaba jugando con el gato blanco de la caja.

El gatito parecía llevarse muy bien con él, en cambio, yo tarde más de dos semanas en ganarme su cariño. Su rostro se veía muy pacífico y tranquilo, como si el chico no tuviera expresiones del todo.

Pero por alguna razón, no podía dejar de mirarle.

Recorrí el cuaderno un poco más, la fragancia de Chris estaba impregnada en cada hoja de papel y no podía evitar aspirar ese dulce aroma.

xx-xx-201x

Hoy logré escuchar su nombre.
Unas chicas lo habían llamado y él respondió.

JeongIn.

Estoy feliz, ya que ahora no necesito pensar en él como "El chico del gato de la caja". He estado yendo por la misma ruta por un tiempo, y él sigue viendo al gatito todas las mañanas religiosamente.

Su chaqueta siempre se llena de pelos blancos y su rostro (a pesar de estar serio) transmite alegría. Casi siempre no se da cuenta de que tiene pelos blancos en la espalda.

Es lindo.

—Dios. —Murmuré, a la vez que sentía mis mejillas calientes y decidí leer una página más.

xx-xx-201x

Se me ocurrió una genial idea.

Llevo más de tres meses tirándole flores a su ventana, descubrí que se sentaba cerca de esta, pero quiero enviarle algo más.

Para que sepa que hay una persona detrás de todo esto. Si no puede escuchar mis palabras, haré que las lea.

Me gustaría poder decirle tantas cosas, algunas melosas, otras tristes y también complicadas, quiero ser capaz de susurrar a su oído cosas dulces y atrevidas.

Pero soy muy cobarde.

Mañana iré a su casillero.

Quedé atónito al leer la última frase. ¿Un tipo así de grande y rudo puede ser así de cursi y meloso?

No tenía ganas de continuar, mis pobres mejillas estaban rojas y veía borroso. Cerré el cuaderno con la intención de devolverlo mañana y sin decir nada.

🍃

Al día siguiente me encontraba al frente de mi propio casillero, me había dado cuenta que no tenía idea de dónde se encontraba el suyo. Mi mano apretaba fuertemente las hojas de papel que contenían todas esas "Confesiones". Intentaba pensar en algún plan para devolver el cuaderno sin la necesidad de encontrármelo ya que no podría verlo a la cara.

—Podría dejar el cuaderno aquí... No, alguien lo vería. —Murmuraba para mí mismo mis propios planes, pero todo se fue al drenaje en el momento en que sentí una mano en mi hombro y otra quitándome el cuaderno.

—¿Cuánto leíste? —Me di la vuelta, encontrándome con Christopher, su rostro era todo lo contrario a su voz. Sonaba molesto, pero aún así sus mejillas estaban cargadas de rubor y sus ojos soltaban pequeñas lágrimas las cuales limpié con mi manga.

—Lo suficiente —Respondí, con la voz más suave que pude, extrañamente no había nadie en los casilleros, tan solo éramos nosotros dos —. No pensaba en preguntarte ahora mismo, pero... —Tanto él como yo tragamos saliva durante esos incómodos segundos — Durante estos tres meses y medio... ¿Has sido tú todo este tiempo? —Christopher desvió la mirada, sosteniendo con ambas manos el cuaderno y escondiéndolo detrás suyo, parecía un niño pequeño.

—Me descubriste. —Rio, nuestros rostros estaban muy cerca uno del otro, nadie se movía de esa posición. Me acerqué un poco cautivado por la suavidad de sus labios, si mirabas de cerca podías notar un brillo en estos... ¿Se pondrá labial?

Me acerque más a él, sintiendo la suavidad y calor de sus labios contra los míos. Al separarnos, Christopher tomó mis brazos y dejando caer el cuaderno, volvió a besarme.

Una, dos, tres, cuatro veces... Y por alguna razón se sentía correcto.

No nos deteníamos, al separarnos lo único que hacíamos era unir desesperadamente nuestros labios de nuevo en pequeños y tiernos besos.

Pero en uno de esos besos Christopher no se detuvo, sino que iba más profundo. Soltando mis brazos y agarrando mi cintura, mordía mi labio inferior y hacía que sintiera mariposas en mi estómago, como si estuviera en una montaña rusa, me mareaba, pero correspondía. Nuestras lenguas jugaban la una con la otra, mis brazos descansaban en sus hombros mientras que los suyos rodeaban mi cintura.

—Y-Ya, nos van a ver... —Murmuré entre besos, cuando nuestros labios se separaron fue el momento en el que la boca de Chris pasó a mi cuello, dejando una gran marca roja —Basta, Christopher...

—Dilo una vez más. —De pronto paró y me miró fijamente, incliné mi cabeza con algo de inseguridad.

—¿Que nos van a ver? —Pregunté, Chris negó con su cabeza.

—Mi nombre, dilo de nuevo. —Sus mejillas seguían igual de rojas y sus ojos brillaban, el contraste entre su apariencia y su personalidad era algo que me daba algo de gracia.

—¿Christopher...? —Dije confundido, el nombrado sonrió y juntó su frente con la mía.

—Otra vez.

—... Christopher.

—Solo una vez más.

—Christopher.

—Te quiero, JeongIn.

—Yo también, Christopher.

🍃

—Ajá... ¿Y tus intenciones con mi hijo son...? —Papá enarcó una ceja, cruzándose de piernas y dejándose abrazar por Padre.

—Papá... —Murmuré avergonzado.

—S-Solo quiero que JeongIn sea feliz, señor. —Respondió nuevamente Chris, ambos estábamos sentados en la sala de estar. Yo con Chris al lado y al frente se encontraban Padre y Papá.

—¡Cómo le rompas el corazón a mi bebé, te partiré la cara! —Exclamó. Padre soltó una risa, pero esto no me causaba gracia. Christopher me miró de reojo, siempre lo hacía cuando estaba nervioso —Y más vale que planees ir a la universidad, porque deberás conseguir un buen trabajo si piensas mantener una familia y pagar una boda y...

—¡Papá, lo estás asustando! —Exclamé, Padre no aportaba nada a la conversación. Mejor dicho, se moría de risa, me paré y con la mirada le dije que era mejor irse.

Le tomé de la mano y lo llevé hasta la entrada, en donde ambos salimos. Yo algo avergonzado y él muerto de nervios.

—¡¿En serio está bien irse así cómo así?! —Asentí ante su pregunta. Expliqué que Papá siempre exageraba de esa manera, en realidad es un buen tipo —¿Y por qué vamos por aquí?

—Para ver al gato, duh~. —Le molesté, soltando una pequeña risa, Christopher siempre era muy distraído y es algo que hace poco descubrí sobre él.

¿Habrá más cosas que aún no he visto?

No había pasado mucho tiempo desde ese beso, unas tres semanas. Ambos éramos muy tímidos cómo para hacer la primera movida, por lo que desde ese día no hubo nada entre nosotros.

Pero no por mucho tiempo, tenía algo en mente. Nos sentamos al frente de la caja, el gatito salió y se dirigió a mí mientras ronroneaba.

—Al parecer te prefieren a ti —Rio Chris algo decepcionado. El gatito se acurrucó entre mis piernas dejando pelos blancos en mi pantalón, sin pudor se devolvió a la caja a dormir —. ¡Mírate~! deja, te ayudo a limpiar. —Christopher ayudó a limpiar mi pantalón, sacando los pelos de la pierna y acercándose peligrosamente a... Cierto lugar.

Su mano se deslizó, llegando a mi entrepierna, por accidente solté un ruido, rápidamente nos miramos sorprendidos y sonrojados, la mano de Chris aún no se iba de ese lugar.

—Uhm... Y-Yo... —Murmuramos al unísono, pero nadie se movía. Nuestras miradas seguían en contacto y momentos después sentí que su mano se movía.

Era típico que no hubiera nadie cuando pasaban estas cosas. Su mano daba caricias entre mis dos piernas, miré de reojo hacia abajo, se sentía bien.

—¿T-Te gusta, JeongIn? —Preguntó Christopher tartamudeando y con la cara roja al igual que la mía —¿Quieres que... S-Siga? —Asentí sin poder decir algo de vuelta, nunca me había sentido de esta manera. A medida que Chris movía su mano dando caricias, yo cerraba los ojos y sentía una corriente recorrer mi espalda.

—Hmm... A-Ah~... —Asentí más rápido para que siguiera, lo cual hizo —Ngh~... C-Christopher... —Me acerqué un poco más, este se detuvo y se tiró para atrás, posando ambas manos en el suelo.

Después de una larga espera, pudimos unir nuestros labios de nuevo.

Antes de siquiera haberme dado cuenta, me había enamorado perdidamente y sin remedio. Me aseguré de que ese beso fuera más largo que cualquiera que le haya dado, porque quería que supiera lo mucho que me había cambiado.

Tengo la sensación de que nuestros labios se juntarán muchas otras veces más en el futuro y que esto es el comienzo de todo.

Desde ahora, hay solo una persona con la que quiero pasar el resto de mi vida...

—Y ese eres tú, Christopher...

—¿D-De qué hablas?

GAP MOE: Cuando un personaje hace algo completamente distinto a lo que usualmente su apariencia, personalidad y/o hábitos dictan.

¡Ya ha terminado! Espero hayan disfrutado este Three shot :"³

¿Se dieron cuenta de quién es el punto de vista en este capítulo? Les dije que no sería ni Felix ni HyunJin, sino que... ¡Su hijo, JeongIn! uwu.

Aquí fotos de nuestros protagonistas:

Christopher.

JeongIn.

Datazo por si alguien aún no lo captó:

Papá: Felix.

Padre: HyunJin.

Nos vemos en otras historias 👋

에이브릴🌹

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