Estaba en celo y era más que evidente; su olor a fresas y sus feromonas de deseo no solo inundaban su habitación, eran tan fuertes que incluso llegaban al otro lado del pasillo y se filtraban hasta llegar a la habitación de Jeon Jungkook, su hermanastro.

Jungkook y él eran hermanastros desde que tan solo tenían ocho años, hace diez años que sus padres se habían conocido en el trabajo y al instante se habían enamorado. Al inicio, Taehyung fue el único que no aceptó la unión de su papá con el señor Jeon, no podía creer que alguien tomaría el lugar de su papá fallecido, fue muy difícil para el cachorrito pero por suerte tuvo mucho apoyo y compañía, lo único bueno era que tenía un hermano, mejor dicho, un hermanastro, pero se entiende.

Desde el primer momento Taehyung y Jungkook se habían hecho amiguitos, siempre se la pasaban juntos y parecían verdaderos hermanos, pero conforme fueron creciendo las cosas fueron tornándose confusas, la confianza que se tenían les llevó a escenarios distorsionados, un hermanastro no debía desear al otro, dos hermanastros no debían de besarse cada que estaban solos, un hermanastro no debía de meterse a la ducha del otro, por más unidos que fueran, seguían siendo hermanastros omega y alfa.

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