Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9: Tierra del Crepúsculo Parte II



"Mientras defendían el castillo de Hyrule de las hordas de Cya, el grupo de Lana se encontró con una extraña niña llamada Maripola, a quien Lana rescató de los monstruos al quedar atrapada en medio del conflicto. En agradecimiento por haberla salvado, Maripola le ofreció a Lana una mariposa guía, un insecto que podría guiarla a donde quisiera ir.

Al grupo también se les unió una misteriosa Twili, Midna, la soberana del Reino Crepuscular, quien resultó estar buscando a Cya por sus propias razones. Teniendo una meta en común, acordaron unir fuerzas para poner fin a la amenaza de una vez por todas. A pesar de las reservas de parte de algunos, el grupo las aceptó, bajo el motivo de que necesitarían toda la ayuda posible para tener una oportunidad contra su enemiga.

Siguiendo el rastro de la mariposa guía, los héroes se dirigían sin saberlo hacia el Palacio del Crepúsculo, pues el Portal de las Almas que buscaban se había abierto muy cerca de ese lugar. Ninguno de ellos tenía idea de que les esperaba un terrible oponente, y un viejo conocido de Midna: Zant, el usurpador que le robó su derecho de nacimiento en el pasado. El grupo necesitaría de todas sus habilidades para poder enfrentarlo..."

/---------------------------------------------------------------------/

Palacio del Crepúsculo...

La hechicera oscura observaba maravillada la imagen que se encontraba frente a ella, lo cual sólo era signo de su interminable e inigualable poder. Definitivamente, la Trifuerza se había convertido en su mejor aliada, en la puerta abierta a conseguir todo lo que se había imaginado, pero sobre todo, el arma que le otorgaría al hombre que siempre había deseado.

La recién aparecida criatura poco a poco empezó a abrir los ojos, mientras se encontraba sentado en lo que para él parecía una especie de pedestal, o más bien un trono... muy conocido para él. ¿Acaso era posible?

- Pero... pero... yo no...

- No dudes, Tirano de las Sombras... es gracias a mí que has vuelto a la vida, Zant.

Al escuchar la mención de su nombre, la memoria de Zant recobró por completo el sentido. Estaba vivo, sintiendo los pies sobre el suelo, palpando la ropa que llevaba puesta, la cual era la misma que recordaba haber portado. ¿Pero cómo era posible? El villano rememoraba perfectamente cuál había sido su destino, la inminente derrota por parte del héroe del mundo de la luz, y recibiendo el golpe de gracia por parte de Midna, la princesa a la que le había arrebatado su preciado trono. Fue entonces, que el villano observó a la mujer que se encontraba frente a él, y fue ahí que sintió una conocida energía emanar de su cuerpo, aquella esencia que la que lo llevó al profundo desquicio anterior a su muerte, la que le juró cumplir con sus más grandes anhelos.

- ¿Quién eres tú, maldita? - preguntó Zant, amenazante.

- Vaya, ¿acaso esa es la manera de tratar a quien te devolvió la vida? - preguntó Cya, irónica. - Sólo porque estás confundido voy a perdonarte, pero...

- ¿Quién eres tú? - volvió a preguntar el villano. - ¿Por qué...? ¿Por qué me recuerdas a...? Me recuerdas a...

- ¿A quién? ¿A tu antiguo amo? - interrogó la hechicera. - O más bien, a tu querido Dios.

- ¡No me hables de ese maldito! - exclamó, enfurecido. - ¡Él me juró que siempre estaría de mi lado! Y en mi muerte, no estuvo ahí para revertirla.

- ¿Y por qué crees que yo estoy aquí? - preguntó Cya. - ¿Crees que es coincidencia que sientas en mi tan conocida esencia?

Zant se quedó enmudecido ante las preguntas de la bruja, las cuales más que interrogantes, parecían certeras respuestas. ¿Acaso quien lo había traicionado se estaba reivindicando con él? ¿Y por qué por medio de esa mujer?

- Digamos que yo soy una intercesora de quien te imaginas. - dijo Cya, leyendo la mente Zant. - Y es por eso, que te devolví lo que te fue arrebatado, demostrando así que la fidelidad de la que dudas siempre ha estado presente.

- Es decir que...

- Así es, se te está brindando otra oportunidad, la cual de ninguna manera debes fallar. - continuó la hechicera. - ¿No deseas recuperar lo que te había pertenecido? ¿Vengarte de Midna?

- Midna... Midna... - susurró Zant, para luego descontrolarse. - ¡SIIII! ¡Esa maldita fue quien me humilló al eliminarme! ¡Me arrebató el trono!

- Y es por eso que se te ha devuelto la vida, para que reclames lo que es tuyo... sólo necesito que hagas algo para mí a cambio.

- ¡Lo que sea, gran dama! ¡LO QUÉ SEAAA!

En ese momento, Cya se disponía a proceder a explicarle a Zant sobre sus planes, hasta que una voz en su mente la detuvo.

- "Buen trabajo, otra vez mordió el anzuelo... ya después veremos qué hacer con este idiota."

/--------------------------------------------------------------------------/

En las afueras...

Tras una defensa exitosa de la ciudadela del castillo, el grupo de Lana finalmente pudo retirarse y reanudar su otra misión. Con la incorporación de Midna y Maripola, se pusieron de vuelta en el camino. Se reunieron en el fuerte donde Midna y sus tropas se habían refugiado, para discutir su siguiente acción.

Midna les explicó que, si lo que Cya había dicho era cierto, el Espejo del Crepúsculo había sido restaurado, conectando nuevamente los mundos de ambas razas. Sin embargo, esta vez, como Midna pudo observar, el Reino Crepuscular y Hyrule se estaban fusionando de una manera algo más "estable", como si se integraran entre ellos en lugar de que uno de los dos amenazara con consumir al otro. Lana, Ruisu y Zatyr pudieron observar que resultaba enormemente similar a lo que estaba sucediendo en su época, cuando Cya desató el poder total del Portal de las Almas. Quizás no fuese una coincidencia. De cualquier manera, esto jugaba en su favor, pues Lana propuso la teoría de que la razón por la que se le estaba haciendo tan difícil rastrear el portal por sus propios medios tal vez se debía a que se encontraba en el Reino Crepuscular, y como este existía en un plano distinto a Hyrule, las brechas les facilitarían más llegar hasta él.

Con el tiempo encima, Midna reunió a sus tropas, y agregando al grupo de Lana a sus filas, comenzaron a marchar en busca del susodicho portal, guiados por Maripola y su mariposa, y para sorpresa de nadie, su camino los llevó de regreso al Reino Crepuscular, más concretamente hacia el Palacio. Pero en los días que estuvieron ausentes, su enemiga al parecer estuvo muy ocupada, pues reinaba el caos en todos los alrededores, y se vieron forzados a abrirse paso a lo largo de varias escaramuzas. Por el camino, se encontraron con un destacamento de soldados Twili, varios de ellos malheridos, que formaban parte de los Guardias de Honor que Midna dejó en el castillo, y no traían consigo buenas noticias.

En este momento, Midna conversaba con uno de sus guardias, que parecía ser el único del grupo con suficientes energías para hablar. Los otros estaban siendo tratados por Lana, y también por Maripola, cuyos insectos eran más que para coleccionar. Algunos de ellos tenían poderes curativos, incluyendo sanar heridas menores y restaurar las energías temporalmente, lo que le redujo enormemente los esfuerzos a la hechicera.

- ¿Es una broma? ¿Estás seguro de lo que me dices? - preguntó Midna, sin poder creer el relato, claramente horrorizada.

- Usted sabe que no le mentiríamos, Majestad. - dijo el soldado. - Eso no fue una batalla, fue una masacre total. Hicimos todo lo posible, pero aunque pudiéramos pelear contra sus tropas, cuando esa... esa abominación apareció, aniquiló a casi todas nuestras fuerzas. Nosotros tuvimos suerte de salir de eso con vida.

- No puedo creerlo... ¿esa bruja trajo de regreso al Dragón Crepuscular, Argorok? - exclamó Midna.

- No es broma. - dijo Zatyr, llegando de pronto. Tenía la máscara Ojo de Águila sobre la frente. Ruisu también venía con ella. - Acabamos de ir a hacer reconocimiento preliminar. Hay un enorme dragón negro que está custodiando la entrada hacia el Palacio Crepuscular. A ver cómo vamos a pasar a través de él.

- Lo que me intriga es el por qué la mariposa guía nos trajo hasta aquí. - dijo Ruisu. - Todo parece indicar que el Portal de las Almas que estamos buscando está en el Palacio, ¿es eso posible, Midna?

- Bueno, si les soy sincera, el palacio oculta muchos secretos. Es enorme, y no creo haber tenido la oportunidad de verlo en su totalidad. - confesó la Reina del Crepúsculo. - Pero si me lo preguntan, tal vez eso explicaría el por qué esa bruja pudo entrar tan fácilmente en mis aposentos y sin ser detectada.

Ruisu asintió, admitiendo que esa era la teoría que más encajaba. Las piezas parecían ir cayendo en su lugar, pero eso no le quitaba de encima la preocupación principal: Cya. Aún no tenía una buena idea de cómo la iban a enfrentar si llegaban a encontrarse con ella. La magia de Midna podría ser muy útil, pero ¿sería suficiente? Y en cuanto a Maripola, si bien no resultó ser una carga inútil, no creía que les fuese de mucha utilidad en una batalla (a menos que fuese como soporte).

- Quiero ir a verlo con mis propios ojos. - exigió Midna.

- De acuerdo. Ruisu, dile a Lana que llevaremos a Midna a evaluar el terreno por un rato. - dijo la arquera.

Hecho esto, Ruisu se dirigió a avisarle a la hechicera lo que harían. Habiendo terminado con su labor de curar a las tropas, decidió acompañarlos, pues siendo ella quien estaba a cargo, tenía que dirigirlos. Afortunadamente, sus fuerzas se encontraban detrás de una enorme colina, fuera de la vista de los invasores, y si querían tener una oportunidad, tendrían que aprovechar el factor sorpresa para hacer un ataque rápido.

- ¿Esa máscara tuya realmente funciona? - preguntó Midna, hablándole a Zatyr.

- ¿Quieres probarla? - replicó la arquera, pasándosela.

La Twili dudó por un momento, pero finalmente decidió mirar a través de ella. El radio de visión de la máscara era de unos cinco kilómetros aproximadamente, lo que les permitía ver en mucho detalle. Alrededor del palacio había grandes cantidades de monstruos, aunque para Zatyr y Ruisu, no era casi nada a lo que no se hubieran enfrentado hasta ese momento. A excepción, como Midna pudo notar, de una especie de espectros con forma humanoide, que tenían un aspecto muy similar a los Twilis ordinarios, excepto que estaban totalmente cubiertos de oscuridad en su piel, y las líneas en sus cuerpos eran rojas brillantes en lugar de verdes como las de Midna y los suyos. Eso al menos ayudaría a distinguir aliados de enemigos una vez que entraran en combate. Finalmente le devolvió la máscara a Zatyr, después de confirmar con sus propios ojos que efectivamente, el enorme dragón negro, cuyo nombre era Argorok, custodiaba la entrada al palacio. El dragón era aproximadamente del mismo tamaño que Volga en su forma draconiana, pero era menos corpulento, y tenía las alas mucho más amplias. Casi todo su cuerpo estaba cubierto por una coraza negra que a primera vista parecía prácticamente impenetrable, aunque sus escamas rojas que se podían ver en las partes que quedaban al descubierto tampoco se veían precisamente vulnerables.

- Desde aquí se ve más grande de lo que lo recordaba la última vez. - dijo Midna.

- Podemos lidiar con las tropas sin mucho problema, pero ese dragón será un obstáculo difícil de superar. - dijo Lana.

- Ya antes nos enfrentamos con Volga, ¿no es así? - dijo Zatyr, con confianza.

- Él era diferente. - replicó Ruisu. - Pudimos enfrentarlo en su forma humanoide, y al parecer mantener su forma de dragón le requería un gran esfuerzo. Tengo el presentimiento de que este no será igual.

Midna quiso preguntar quién era ese tal Volga del que hablaban, pero supuso que en este momento no importaría mucho. Especialmente, si ya habían lidiado con dragones antes, eso sería una ventaja ahora.

- De acuerdo, Midna. - dijo Lana. - Si ya antes enfrentaste a ese dragón, imagino que sabrás de lo que es capaz de hacer y cómo vencerlo.

- Bien, empezando por el hecho de que es un dragón lanzafuego, su coraza es prácticamente impenetrable. Los ataques físicos no le hacen mella, y es extremadamente resistente a la magia. - dijo la Twili.

- Eso no suena muy alentador. - dijo Zatyr.

- Pero seguro tiene que tener algún punto débil, ¿no es así? - preguntó Ruisu, esperanzado. Después de todo, él sabía que siempre tenía que ser así.

- De hecho sí lo tiene. - dijo Midna. - Chica arquera, ¿puedes enfocarte en su espalda?

- Me llamo Zatyr, muchas gracias. - dijo la aludida, poniéndose la máscara. - Bien, ¿qué es lo que estoy buscando?

Sin embargo, cuando el dragón empezó a hacer su "ronda por el perímetro", la arquera tuvo su respuesta. En la espalda, había lo que parecía ser una enorme gema, justo en la parte donde sus alas se conectaban con el cuerpo. Casi podría pensar que parecía un enorme blanco. La arquera pasó la máscara a los otros dos para que pudieran ver a lo que Midna se refería.

- Esa gema que tiene en la espalda, absorbe la energía del ambiente, y es lo que le da su poder. - explicó la Twili. - Pero ese poder también puede ser su debilidad. Verán, nosotros en el Reino Crepuscular somos... particularmente vulnerables a los relámpagos, como habrán notado durante nuestra pelea.

La última parte la dijo mirando con el ojo entrecerrado hacia Ruisu y Lana. Al parecer, aún había algo de resentimiento por ese choque de electricidad que le dieron cuando estaban peleando, aunque claramente no hubiese estado dirigido a matar.

- Entonces, lo que estás sugiriendo es que lo ataquemos en ese lugar con relámpagos, ¿entendí bien? - interrogó Lana, ignorando la mirada.

- Suena más fácil decirlo que hacerlo. - dijo Ruisu.

- Ya se nos ocurrirá algo. - dijo Lana. - Ruisu, ¿sugieres algo para que lidiemos con las tropas enemigas?

- Descontando a ese dragón, creo que nuestras fuerzas estarán más o menos igualadas en números. - dijo Ruisu. - Si las tropas de Midna pueden aislar a sus oponentes y enfrentarlos uno a uno, tendremos ventaja, ya que a pesar de ser muy fuertes, la mayoría de ellos son poco inteligentes y fáciles de engañar con trampas.

- Déjamelo a mí entonces. - dijo Midna.

- Oigan, ¿de qué están hablando todos ustedes? - oyeron la vocecita de Maripola detrás de ellos. - No es justo, ya terminé de ayudar a curar a los heridos, pero me dejan fuera de lo que están haciendo.

- Niña, no estamos jugando a hacer una fiesta del té. - dijo Midna tajante.

- Tal vez no, pero, técnicamente es una de los nuestros. - dijo Lana.

- ¿Qué es esa cosa tan grande que se ve allá abajo? - preguntó Maripola, claramente señalando la mancha negra que era Argorok.

- ¿Quieres verlo más de cerca? Prueba esto. - dijo Zatyr, prestándole la máscara. - Concentra tu vista en él, y podrás verlo en detalle.

Maripola hizo lo que le dijeron, y se cayó hacia atrás cuando pudo verlo de cerca. A nadie le sorprendió, con su edad, inclusive ellos les daba escalofríos el sólo pensar que tenían que enfrentarse a un dragón, aunque ya lo hubiesen hecho antes.

- ¿Qué es eso, una serpiente gigante con alas? - preguntó Maripola.

Zatyr y Ruisu intercambiaron miradas, pues la analogía era muy acertada, a comparación de la forma de dragón de Volga, que era más parecida a un lagarto que a una serpiente. La lengua bífida y delgada que sacaba de la boca de vez en cuando también ayudaba.

- Casi. Es un dragón para ser exactos. - dijo Midna. - Y si sabes lo que es bueno para ti, es mejor que te mantengas bien lejos de él.

- Pero, señorita gatita...

- ¡Que no me digas así! - gritó Midna.

- Maripola, de hecho, creo que sé cómo puedes ayudarnos. - dijo Lana, tratando de calmar la tensión que estaba por formarse. - Ve con las tropas y me reuniré contigo en breve. Ruisu, Zatyr, tal vez deberían ir a discutir nuestra estrategia con el resto de las tropas, ¿podrían hacer eso por mí? Hay algo que necesito hacer primero.

- De acuerdo. Ya la escuchaste, vamos, Maripola. - dijo Ruisu. Lana parecía tener buena mano para tratar con ella, eso era una gran ventaja.

Ruisu y Zatyr se llevaron a Maripola de regreso al campamento, mientras Lana sacaba su libro de hechizos y comenzaba a revisarlo, seguramente para buscar algo que pudieran utilizar contra ese dragón, o los enemigos en general. Midna, sin embargo, se quedó mirando fijamente a la joven hechicera, que tardó cerca de un minuto en notar que la reina de los Twili se había quedado observándola.

- ¿Sucede algo?

- Sé que me dijiste que no estás con esa bruja. - dijo Midna. - Y te creo, pero no puedo evitar pensar que hay algo que no me estás contando.

- ¿De qué hablas? - preguntó Lana, tratando de mantenerse tranquila.

- No es por presumir, pero me considero muy buena para leer a las personas. - declaró la Twili. - Llámalo un sexto sentido, que me suele decir cuando me están ocultando cosas.

Lana no dijo nada, pero su silencio pareció ser toda la respuesta que Midna necesitaba. No es que ahora se esforzara mucho por ocultar ese secreto, y algo en su interior le decía que el momento de revelarlo se estaba acercando.

- Por tu expresión me imagino que es algo que realmente te lastima. - dijo Midna. - Así que no te presionaré, al menos no por el momento. Te veré luego.

Y dicho esto, la Twili flotó en la misma dirección donde se fueron los demás, hacia el campamento. Lana quiso volver a su libro de hechizos, pero no podía concentrarse. Igual como antes lo hizo Sheik, Midna pudo ver a través de su fachada. ¿Por qué se le hacía tan difícil decir las cosas? Por dentro ya sentía que iba a explotar si no lo dejaba salir pronto, pero simplemente, no parecía ser el momento apropiado. Y eso la hacía sentirse muy mal consigo misma. Quizás, todo hubiera sido mejor si en lugar de mantener oculto ese "pequeño" detalle, hubiera dicho toda la verdad desde el principio. Ahora se le estaba haciendo más y más difícil encontrar la oportunidad para decirlo.

- No puedo pensar en eso ahora. Tenemos una misión que cumplir. - se dijo a sí misma, volviendo a su libro. Por ahora, tenía que enfocarse en el problema inmediato. Ya pensaría como cruzar ese otro puente cuando llegara hasta él.

/-----------------------------------------------------------------------------/

Un poco después...

Con las legiones de Cya pululando los alrededores del Palacio Crepuscular, las tropas leales a Midna tomaron sus posiciones, preparándose para el ataque. Tras evaluar el terreno, Ruisu sugirió iniciar con un ataque frontal para atraer la atención, pero manteniéndose dispersos para ser un blanco mucho más difícil en caso de que el dragón decidiera abandonar el puesto que estaba vigilando para atacarlos. En tal caso, el grupo de Lana tendría que intentar atraer su atención, pues eran los únicos que estarían relativamente en condiciones para enfrentarlo.

- Ya estamos listos. - dijo Ruisu, hablándole a Lana. - Sólo dinos cuándo.

- De acuerdo. - La hechicera tomó su libro, e invocó un círculo mágico en el aire para dar la señal a las tropas.

El alboroto no se hizo esperar, los Twilis descendieron por la colina para atraer la atención de las legiones de monstruos. Predeciblemente estos respondieron a los gritos de batalla con los suyos propios, iniciando el combate. Las tropas de Midna rápidamente ganaron la ventaja con un ataque relámpago, mientras los refuerzos comenzaban a atacar por los flancos para intentar abrirles el paso al grupo de Lana.

Para quitar el último muro de resistencia, Lana invocó una tormenta de rayos encima de los enemigos que seguían bloqueando el sendero principal que iba hacia la entrada del palacio, aunque algunos de ellos lograron escapar del ataque inicial, pronto fueron cayendo con los flechazos de fuego de Zatyr, los espadazos cargados de electricidad de Ruisu y los feroces ataques del lobo crepuscular de Midna. Maripola, por su parte, se mantenía cerca de Lana, como esperando por algo.

- ¿En serio era necesario traerla? - preguntó Midna, mirando a la niña con sus insectos, quien también parecía preguntarse qué estaba haciendo en ese lugar.

- Confía en mí. - dijo Lana. - ¡Maripola, suelta a tus avispas ahora!

- ¡Sí, señorita Lana! - dijo la niña.

Tomó un frasco que contenía unas cuantas avispas. Midna por dentro se preguntó que podrían hacer unas cuantas avispas contra un montón de monstruos, pero tuvo su respuesta cuando Lana conjuró un círculo mágico en su camino, y al atravesarlo, cada avispa (había sólo una docena de ellas en el frasco) repentinamente se convirtió en al menos un centenar. El enjambre instantáneo se dispersó alrededor de los monstruos, y comenzaron a picarlos sin piedad, mientras el grupo de Lana se mantenía a raya para evitar que los picaran a ellos. Midna admitió que no resultó ser tan mala idea, una estrategia poco usual, pero dadas las circunstancias, aceptaría cualquier arma efectiva, por extraña que fuese.

Al cabo de unos minutos, los enjambres desaparecieron, dejando a las avispas originales solamente, quienes inmediatamente volvieron al frasco de donde salieron, pero ya habían hecho su trabajo. Sus víctimas estaban totalmente cubiertas de hinchazones por los piquetes por todo el cuerpo, incapaces de moverse o seguir peleando. Ruisu se sintió tentado a terminar de ponerlos fuera de su miseria, por todo el veneno que les inyectaron las avispas, pero no había tiempo para eso. Tenían que dirigirse hacia la entrada y hacerse cargo de su enorme y feroz centinela. El grupo avanzó sin demasiados problemas, pero aún no estaban seguros de cómo harían para enfrentarse al dragón Argorok. Era más extraño por el hecho de que no pareció reaccionar ante ellos ni al resto de las tropas que estaban peleando en los alrededores.

- ¿Qué pasa con él, es que no nos ha visto? - preguntó Ruisu.

- De hecho no puede vernos, ni siquiera tiene ojos. - dijo Midna.

Zatyr se sorprendió de esto, y se puso la máscara un momento para enfocarse bien en la cara del dragón. Y fue entonces que se percató: la armadura que lo cubría, específicamente en la cabeza, tenía la abertura para la boca, pero no tenía ningún hueco por donde se pudieran ver los ojos.

- Es cierto. - dijo la arquera.

- Pero no vayan a distraerse por eso. - dijo Midna. - Tal vez no pueda vernos, pero sí puede oírnos y olernos si nos acercamos demasiado.

- Eso supondrá un problema, ¿cómo se supone que lo mataremos si no nos podemos acercar? - dijo Ruisu.

Pero no tuvieron que hacerlo. En ese preciso instante, el dragón movió la cabeza como si fuera alertado de algo, abrió las alas y comenzó a aletear con fuerza. Abrió la boca para aspirar, e inmediatamente soltó un chorro de fuego directo hacia ellos.

- ¡CÚBRANSE TODOS! - gritó Ruisu.

El grupo se dispersó, evitando la infernal llamarada. Ruisu y Zatyr con ese sólo ataque se dieron cuenta de que no era tan potente ni tan disperso como los de Volga o el Rey Dodongo, pero era mucho más rápida que las de ellos. Argorok rugió y comenzó a aletear con más fuerza, generando un fuerte viento que aumentaba de velocidad a cada segundo, hasta que finalmente este literalmente se convirtió en un tornado. Todos intentaron sujetarse de lo que pudieron, en el caso de Ruisu, Lana y Zatyr, clavaron sus armas en el suelo tan fuerte como pudieron, mientras que el lobo crepuscular de Midna hizo lo mismo con las garras de sus patas mientras ella se aferraba a su lomo, para resistir el ser arrastrados, pero Maripola no tuvo tanta suerte y casi sale volando. Ruisu reaccionó rápido y sin pensarlo mucho inmediatamente ocupó su zarpa, para evitar que se les fuera.

- ¡AY! ¡ESO DUELE!

Maripola se quejó cuando el gancho la atrapó, evitando que el tornado la arrastrara, lamentablemente Ruisu no apuntó bien y este se le enganchó en la retaguardia, dejándola en una posición más que embarazosa. Ruisu no retrajo la cadena de inmediato, pues no quería arriesgarse a rasgarle el vestido con el tirón, y con esa mano sujetaba a Maripola mientras que con la otra se aferraba a su espada clavada para evitar ser arrastrado por el tornado.

- ¡Lana, haz algo! - gritó Zatyr, haciendo lo mismo con su arco.

La hechicera apenas podía ver con un ojo entreabierto. Normalmente, utilizaba su libro de hechizos para recordar los conjuros, pero no podía abrirlo sin que saliera volando, y con la otra mano tenía que sujetarse de la Vara Deku para evitar ser arrastrada. Para poner a sus amigos a salvo del tornado, aún con la vara clavada intentó hacer aparecer unas raíces para sujetarlos al suelo, pero se dio cuenta de que en ese lugar no había vida vegetal que controlar ni mucho menos. Sin más opciones, tuvo que recurrir a su propia memoria, tratando de recitar un conjuro para invocar un viento de igual intensidad y dirección opuesta que anulara el tornado de Argorok. Se tardó unos segundos, pero cuando finalmente pudo recordar el conjuro correcto, estiró su mano para hacer aparecer un círculo mágico, que generó un tornado horizontal que se fue directo hacia el generado por Argorok. El tornado de Lana se introdujo en él, y unos segundos después los dos se disiparon uno al otro, parando los vientos. Maripola cayó de sentón al suelo, y se quitó el gancho, para de inmediato dirigirse hacia donde estaba su dueño una vez que este retrajo la cadena de vuelta.

- Señor espadachín, gracias por salvarme, ¿pero no podrías haber tenido un poco más de delicadeza? - le dijo tratando claramente de sonar cortés, pero sin poder ocultar su molestia.

- No hay tiempo para ser delicados, y menos cuando... ¡ahí viene! - gritó Midna.

Sin quedarse más en su sitio, Argorok echó a volar hacia ellos, obligándolos a tirarse al suelo, primero para evitar sus fauces, las garras de sus patas, y finalmente su pesada cola. La entrada había quedado despejada por un momento, pero no iban a arriesgarse a dejar al resto de sus tropas allí a merced de esa bestia. De todos modos, la tentación no les duró mucho pues el dragón dio la vuelta para volver a su puesto casi de inmediato, y esta vez soltando un chorro de fuego por el camino hacia el suelo.

- ¡APÁRTENSE! - exclamó Midna de nuevo.

En cuanto pasó el peligro (por el momento), Ruisu cargó energía con su espada para dispararle un ataque, recordando lo que Midna le había dicho sobre que era vulnerable a la electricidad. El problema, fue que el ataque impactó en él como si no hubiese hecho nada, excepto tal vez molestarlo un poco y enfureciéndolo. Lana intentó hacer uno más fuerte, pero el resultado no fue mucho mejor, sólo lo hizo retroceder un poco.

- ¡Así no! - exclamó Midna. - ¡Les dije que su armadura tiene refuerzo contra la magia! ¡Tienen que atacar su punto débil!

Desde el suelo Ruisu no podía dirigir los ataques a distancia con su espada hacia el punto débil de Argorok, pues estos sólo se disparaban en línea recta, y con el dragón volando sobre ellos todo el tiempo no tenía manera de conseguir un disparo claro. Lana trató de invocar una tormenta de rayos encima de él para tratar de hacer que le cayeran desde arriba, pero si no podía ver el lugar exacto donde estaba esa gema tampoco ayudaba mucho.

- ¡Por las Diosas! - exclamó Ruisu. - ¡Nos ayudaría mucho si pudiéramos clavarle un pararrayos en ese lugar!

- Pararrayos... - Esa palabra encendió una llama en la mente de Lana. - ¡Eso es! ¡Zatyr, dame una de tus flechas, deprisa!

- ¿Para qué? - gritó la arquera, todavía disparando flechas de hielo. Le quedaban apenas poco más de una docena en el carcaj.

- ¡Sólo hazlo! - gritó la hechicera. - ¡Ruisu, Midna, por favor distráiganlo!

El espadachín y la reina del crepúsculo hicieron lo que pudieron. Midna comenzó a gritarle "¡Aquí estoy, ven por mí!" para tratar de atraer su atención, mientras Ruisu seguía disparando ataques eléctricos con su espada desde el otro lado. Lana cogió una de las flechas de Zatyr, y pronunció un encantamiento mientras la recubría con una especie de polvo blanco y dorado. Al terminar, la flecha quedó revestida dándole una apariencia que, como Zatyr pudo notar, era muy similar a la espada de Ruisu.

- ¡Oigan, que necesitamos ayuda aquí! - gritó Midna, haciendo saltar a su lobo para evadir estallidos de fuego que le lanzaba Argorok.

- ¡Ya voy, señorita gatita! - gritó de pronto Maripola que parecía ser la única disponible en ese momento.

- ¡Maripola, no! - gritaron Lana y Zatyr simultáneamente.

- ¡Oye, tú, dragón, déjalos en paz!

La niña siguió gritando, buscando (estúpidamente, pensó Midna) atraer la atención de Argorok, y al parecer funcionó pues de pronto se volteó para lanzarle una llamarada. Maripola dio la vuelta y echó a correr, y justo cuando el chorro de fuego estuvo a pocos milímetros de incinerarla, una mano de energía roja la agarró por las enaguas de su vestido y la sacó del camino. La mano la arrastró hasta encontrarse de frente con la mirada muy molesta de la reina de los Twilis.

- G-gracias...

- Vuelves a hacer eso y no te salvo, mocosa. - respondió Midna, dejándola de vuelta en el suelo.

Entretanto, ya que Midna tuvo que poner a Maripola fuera de la línea de fuego, Ruisu fue el único que pudo seguir distrayendo con sus ataques, tratando de aumentar la potencia, pero sabía que no podía agotar sus reservas de energía tan rápido en caso de que aún les esperase otro enemigo dentro del palacio (si el portal estaba en el interior, sería estúpido pensar que no hubiese nadie para vigilarlo de cerca). Pero ya que no podía usar los ataques de manera continua, en el tiempo que concentraba la energía tenía que huir. Desafortunadamente en una ocasión, por voltearse a mirar por encima del hombro mientras corría, se tropezó y cayó, y la llamarada de Argorok estaba a punto de alcanzarlo. El muchacho cerró los ojos esperando lo peor, pero nunca sintió el calor de las llamas. Al ver de nuevo, se dio cuenta que se encontraba dentro de un campo de energía, y al mirar hacia un lado, vio a Lana, con la mano levantada para mantenerlo. Viendo su oportunidad se puso de pie y se alejó de allí, una vez que Argorok dejó de respirar fuego, en el momento en que Zatyr le disparaba una flecha de hielo a la boca abierta para frenarlo aunque fuese por un momento. Hecho esto, el grupo se reunió y decidió alejarse fuera del perímetro del dragón para discutir qué hacer. Lana empezó por mostrarles a todos la flecha que acababa de encantar con su magia.

- Escuchen, preparé esta flecha con un hechizo que reproducirá el efecto pararrayos de la espada de Ruisu. - les dijo. - Zatyr, si puedes dispararle esta flecha directo a su punto débil, no importa como lancemos los ataques eléctricos, esta los atraerá si están lo suficientemente cerca.

- Podría hacerlo, si no fuera porque esa serpiente alada que escupe fuego puede volar y nosotros no. - replicó la arquera. - No puedo tener un disparo claro de esa manera.

- Si pudiéramos volar de alguna forma. - dijo Ruisu. - Midna, ¿no puedes levantarla tú?

- ¿Bromeas? Mi levitación tiene su límite de altura, muchas gracias. - dijo la Twili, claramente ofendida.

- Eso no será necesario. - dijo Lana. - Maripola, necesito que me prestes una libélula y un escarabajo hércules dorado.

- ¿Qué harás con ellos? - preguntó la niña, tomando los frascos donde los tenía guardados. El resto tenía expresiones similares. La mirada de Lana parecía decirles simplemente "confíen en mí".

Después de ese breve descanso, el grupo volvió a meterse la zona defendida por Argorok, quien inmediatamente, alertado por sus pisadas volvió a aletear para atacarlos de nuevo. Igual que antes, Ruisu y Midna intentaron distraer su atención, mientras las otras tres preparaban el plan. Lana le pidió a Maripola que dejara salir primero al escarabajo. Este era quizás el insecto más grande que Maripola tenía en su colección, pero Lana les indicó que se alejaran luego de conjurar un hechizo mágico en él después de dejarlo en el suelo. Nadie entendió en el momento, pues lo único que les dijo fue que se alejaran del radio del círculo que se generó en el suelo, pero pronto se dieron cuenta: el escarabajo comenzó a crecer, hasta abarcar por completo el radio del círculo mágico, y al hacerlo, se puso en una talla lo suficientemente grande para estar al nivel de Argorok.

- ¡Señor escarabajo, atrape a ese dragón y no lo deje escapar! - gritó Maripola.

Como si comprendiera el mensaje, el escarabajo echó a andar hacia el dragón para embestirlo con su cuerno. Por primera vez durante la batalla, al fin el ataque pareció hacerle algún efecto y consiguió derribar a Argorok. El dragón respondió lanzando una llamarada, pero la coraza del insecto no mostró daño más allá de algunas quemaduras menores. Al parecer, al hacerse gigantesco sus atributos físicos aumentaron en proporción. Ante esto, Argorok no tuvo más remedio que volar a baja altura y comenzar a atacarlo con las garras de sus patas y tratar de morderlo.

- Ese hechizo no durará más de un par de minutos, tenemos que actuar ya. - dijo Lana. - Maripola, la libélula.

La niña obedeció y sacó al segundo insecto, una libélula del mismo tono dorado que el escarabajo. Lana volvió a utilizar el mismo hechizo para agrandarla, pero a menor tamaño, sólo lo suficiente como para que una persona pudiera montarse en ella. Hecho esto, Lana le entregó a Zatyr la flecha encantada.

- Zatyr, sólo tendrás un disparo con esto, no lo desperdicies. - le dijo. - Hacer una de estas requiere mucha magia, no podré hacer otra.

- No fallaré. - dijo Zatyr tomándola. - Un segundo, ¿cómo dirigiré a la libélula?

- No te preocupes, sólo dile a donde quiere que vaya. - aseguró Maripola, como si fuera lo más obvio.

- Si tú lo dices.

Los demás se apartaron mientras ella se montaba en la espalda de la libélula. Zatyr no tenía experiencia montando a caballo o ningún animal en general, así que no tuvo más opción que encomendarse a las Diosas y esperar que lo que dijo Maripola fuese cierto. Se limitó a decirle "arriba" y de inmediato empezó a aletear, despegando del suelo. Tenía que sujetarse con las piernas, pues necesitaba una mano para sujetar el arco, y la otra para la flecha. Para su sorpresa, no fue tan aterrador una vez que estuvo en el aire, y hasta le pareció divertido.

- Muy bien, amiga libélula, vuela encima de esos dos, y ponte por detrás del dragón. - dijo Zatyr.

A corta distancia no necesitaría usar la máscara, sólo necesitaba ponerse fuera del radio donde estaban peleando Argorok y el escarabajo. El insecto estaba resistiendo, demostrando ser tan fuerte como el dragón, pero no tenía manera de saber cuánto tiempo duraría el hechizo, así que tenía que actuar rápido. Zatyr voló alrededor tratando de ponerse en buena posición para disparar la flecha en cuanto la gema en la espalda de Argorok fuese visible. El dragón rugía y lanzaba llamaradas, mientras el escarabajo chasqueaba sus mandíbulas tratando de sujetarlo como podía para evitar que se elevara y atacara a todos. Ruisu y Lana se acercaron a distancia segura, preparándose para hacer su parte una vez que Zatyr hiciera la suya.

- Muy bien, aquí vamos. - dijo mientras colocaba la flecha en el arco y tensaba.

Lamentablemente, de pronto Argorok comenzó a dominar al escarabajo, tal vez el hechizo estuviera perdiendo su poder. Ponerse a tiro sería muy arriesgado en el caso de que Argorok se volteara y le lanzara fuego. Pensando que Maripola no los perdonaría si alguno de sus dos amigos no salía vivo de esa confrontación, la arquera cerró un ojo y abrió el otro sin perder de vista la gema en cuanto viese la abertura. Finalmente, pudo ver la gema en su totalidad.

- ¡FUEGO!

La flecha se clavó limpiamente en todo el centro de la gema, e incluso pareció que hasta lo sintió, pues arqueó la cabeza y rugió como si le hubiese dolido. Sin perder tiempo, Zatyr le ordenó a la libélula que volara tan rápido como pudiera para alejarse de allí y evitar una potencial represalia de parte del dragón. El escarabajo lo golpeó con su cuerno, y eso les dio a Ruisu y Lana la oportunidad de acercarse para darle el golpe de gracia.

- ¡Ruisu, ahora! - gritó la hechicera.

- ¡Ahí va!

Ruisu, que ya tenía la energía cargada para lanzar el primer ataque, hizo un tajo horizontal hacia arriba para disparar una cuchilla eléctrica masiva. Toda la energía fue atraída por la flecha, el efecto pararrayos en verdad funcionaba, y esta la redirigió hacia adentro de Argorok, saltándose su coraza exterior. El dragón crepuscular se convulsionó al sentir la energía eléctrica recorrerlo, aunque no tardó en reponerse, pero no lo suficientemente rápido para recibir una segunda cuchilla, algo más pequeña que la anterior, pero con suficiente poder para volver a paralizarlo por unos segundos. Y ese tiempo fue todo lo que Lana necesitó para invocar de nuevo el hechizo para la tormenta de rayos encima de él. El círculo mágico emitió algunas chispas hacia los lados mientras preparaba el ataque. Lana alzó los dedos y luego los bajó bruscamente para hacer llover los rayos sobre Argorok. Igual que antes, toda la electricidad fue atraída por la flecha, excepto que el ataque de Lana era mucho más poderoso que el de Ruisu y al concentrarse tanta energía en ese punto, el resultado sería obvio.

- ¡Está funcionando! - gritó Midna. - ¡No te detengas, fríelo!

Por supuesto, Lana no tenía intenciones de detenerse, y siguió manteniendo los relámpagos tanto como pudo. Cuando finalmente cesó, Argorok aterrizó pesadamente sobre sus pies en el suelo. La parálisis ahora era tan seria que no tenía energías para aletear, y aparentemente tampoco para escupir fuego, pues cuando lo intentó apenas le salió una pequeña llamarada muy corta. Y justo en ese instante, el escarabajo recuperó su tamaño normal. Maripola corrió para atraparlo en el aire. Decidiendo que era hora de terminar con él, Ruisu apuntó con la zarpa a la barbilla del dragón, lo enganchó y le dio un tirón para jalarle la cabeza hacia el suelo y ponerla a su alcance. Este no pudo oponer resistencia alguna.

- ¿Quién quiere hacer los honores? - preguntó el espadachín.

Sin decir nada, Midna fue la primera que se adelantó, y en su mano de cabello empezó a generar una gran esfera de energía de sombras, tomando ventaja de que la bestia estaba totalmente indefensa pudo acumular una gran cantidad de poder sin preocupaciones. El resto desvió la mirada cuando la Twili golpeó la cabeza del dragón crepuscular con ella, tardándose unos segundos en volver a abrirlos para ver el resultado. Un cráter de humo negro, y el cuerpo inerte de la bestia, ahora con un montón de trozos de coraza y restos de su cabeza por todo el lugar. Maripola fue la única que no quiso voltear a seguir viendo eso, mientras el resto del cuerpo del dragón comenzaba a disolverse. La Twili solamente sonrió con satisfacción.

- Creo que disfrutaste demasiado eso. - dijo Ruisu.

- No tienes idea. - replicó Midna. - Ahora que ya no está esa lagartija, creo que es tiempo de que recuperemos mi palacio y sellemos ese portal suyo.

- Es cierto. En marcha. - dijo Lana.

El grupo inmediatamente echó a correr, dejando atrás la mancha que solía ser el dragón crepuscular. Desafortunadamente, la puerta de entrada también estaba sellada, y con magia. Midna trató de abrirla, pero al ver que no le respondía, y que empezó a ponerse terca, empezó a insistir con más fuerza (y gritos) cada vez, culminando en hacer su mano de cabello un enorme puño y aporrear la puerta hasta que finalmente la derribó. Sorprendentemente, hecho esto se tranquilizó e hizo un gesto de cortesía para que sus nuevos amigos pasaran primero. Pero mientras avanzaban por el jardín exterior, comenzaron a aparecer más guardianes, más de los espectros con los que las tropas estaban peleando. Al verlos más de cerca, fue que pudieron percatarse de algo más, parecía que murmuraban algo mientras caminaban hacia ellos. Al principio no lo entendieron, pero cuando se acercaron lo suficiente, Midna supo de qué se trataba.

- Zaaaant... Zaaaant....

- Un segundo. ¿Están diciendo Zant? - preguntó Midna.

Los espectros, avanzando como zombis, repetían la misma palabra una y otra vez como si fuese un mantra. Ruisu, Lana y Maripola no tenían idea de lo que significaba, pero para Midna, ese nombre era demasiado familiar. Le traía muchos recuerdos, aunque más malos que buenos, por supuesto. Y Lana, por su parte, también sabía de quién se trataba. Sus registros históricos lo llamaban "Zant, el rey usurpador del Crepúsculo", y fue otro de los oponentes del héroe legendario en esa época. Y si Cya había sido la responsable de traer al dragón para que los detuviera, ¿habría la posibilidad de que hubiese hecho lo mismo con Zant?

- Zant... no es posible... ¿ese bastardo traidor también está aquí? - volvió a preguntar la Twili.

Sin embargo, los que no sabían a quién se refería no tuvieron tiempo de hacer preguntas, pues en ese instante, los espectros soltaron unos escalofriantes alaridos, lanzándose hacia ellos en masa. Ruisu fue el primero en saltar al frente junto con Midna, usando sus ataques para detener en seco a la primera ola que atacó, mientras Lana usaba su magia para dispersar al resto, pero eso sólo servía para abrirse paso muy lentamente. Entretanto, Zatyr no podía hacer otra cosa que ahorrar sus flechas, y esperar a que se alinearan en fila antes de disparar una flecha de fuego supercargada para eliminar a varios con un sólo disparo. Lamentaba haber gastado sus flechas explosivas durante la defensa de la ciudadela del castillo, ahora mismo le resultarían muy útiles, pero no tuvo tiempo de preparar más de ellas. Finalmente, cuando disparó la última, los espectros parecieron asumir que como se quedó sin munición estaba indefensa. Grave error.

- ¡A ver qué les parece esto! - exclamó, mientras veía que trataban de hacerle montón.

Al decir esto, uno de los espectros alzó su hacha con la intención de hacerla caer encima de ella, sólo para encontrarse con algo filoso cortándolo en dos por el estómago. Los otros que venían detrás retrocedieron ligeramente al ver lo que sucedió: Zatyr tenía el brazo derecho estirado sujetando su arco como si fuese un bastón. Había retirado las guardias doradas para revelar un par de cuchillas metálicas debajo de ellas.

- ¿Creyeron que porque me quedé sin flechas estoy indefensa?

Ruisu y Lana, que eran los que llevaban más tiempo con ella se sorprendieron de verla blandiendo el arco para cortar a cada agresor que intentaba acercársele. Realmente se movía con gran habilidad, en especial porque siempre habían estado acostumbrados a que ella fuese una atacante de largo alcance. Era la primera vez que la veían peleando a corta distancia, pero dejó en evidencia que se había preparado en caso de que alguien tratase de aprovechar la "debilidad natural" de los arqueros en un combate al ser atacados de cerca. Consiguió eliminar por lo menos una docena de ellos, pero seguían apareciendo, y al no tener más capacidades especiales fuera de sus flechas no podía contribuir tanto como los otros. Para ponerle fin a la escaramuza, Lana invocó su tormenta de rayos, pero más dispersa para cubrir una mayor área que cuando atacó a Argorok, tratando de que cada uno de los rayos que caían golpeara al menos a un objetivo. Ruisu le ayudó usando su propio estallido de relámpagos desde bajo tierra al clavar la espada cargada al máximo, y Midna terminó de eliminar a los que quedaron de una manera escalofriantemente similar a como lo hizo con el dragón: un golpe directo para volarles la cabeza.

Después de eliminar a los espectros con armas de corta distancia, un escuadrón armado para largo alcance, equipados con arcos, ballestas y jabalinas, comenzó a acribillarlos desde el balcón para impedir que entrasen a la zona central del palacio. Aunque Zatyr se las estaba arreglando bien sin sus flechas, al tener un respiro pudo darse cuenta que los agresores sobre el balcón llevaban sus propios carcajes llenos de flechas, aparentemente potenciadas con la energía del reino crepuscular, a juzgar por como explotaban estas al impactar en energía de sombras.

- ¡Oye, Midna! ¿Crees que les importe que tome prestadas algunas de sus flechas? - le preguntó a la Twili.

- ¡A mí ciertamente no me importaría, chica arquera! - respondió Midna.

- ¡Déjamelo a mí, te conseguiré un carcaj! - dijo Ruisu, corriendo en su dirección.

Ruisu lanzó algunos ataques de advertencia con su espada, utilizándola además para desviar los flechazos cuando estos le pasaban demasiado cerca mientras corría hacia el balcón. En cuanto se puso a suficiente distancia, cogió su zarpa y disparó el gancho hacia el arquero enemigo más cercano, retrayendo la cadena de inmediato para jalarlo fuera del balcón. Primero lo primero, mientras estaba en el suelo le arrancó de la espalda el carcaj y le clavó su espada para evitar que fuese a levantarse con ganas de tomar represalias.

- ¡Zatyr! - gritó, arrojándole el carcaj.

La arquera lo recibió sin problemas, y ya que no era "su estilo" vació su contenido para ponerlo en el suyo propio. Las flechas eran negras con las mismas líneas elaboradas que tenían los Twilis, y en este caso, eran rojas por tratarse de espectros. Mientras Zatyr las acomodaba, Midna tomó una para examinar su energía mágica, pues tenía que verificar algo, mientras Lana terminaba de ayudar a Ruisu para eliminar a los enemigos restantes.

- Cómo lo imaginé. - dijo Midna. - Estos espectros, no son más que remanentes de los que se pusieron con Zant cuando me traicionó. Por eso decían su nombre.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Zatyr.

- Cuando el Héroe del Crepúsculo se enfrentó a la encarnación del mal en esta época, no fue el único adversario al que tuvo que derrotar. - explicó Lana. - Uno de sus mayores obstáculos fue Zant, quien trató de usurpar el trono del crepúsculo.

- Oh, ¿así que conoces esa parte de la historia? - Midna pareció sorprendida. - En fin, creí que había muerto después de que Link derrotó a Ganondorf, pues era lo que lo anclaba a la vida y lo hacía imposible de matar. Pero en esta flecha pude sentir algo.

- ¿Qué sentiste? - preguntó Zatyr de nuevo.

- Estos espectros no tienen más que un remanente de conciencia, no son capaces de actuar a no ser que algo, o alguien, los esté controlando desde alguna parte. - dijo Midna. - Para lograrlo tuvo que haberles transferido una pequeña porción de su espíritu... y con eso supe que se trata de él. Conozco su presencia mejor que nadie.

- Entonces, estás diciendo que...

- No sé cómo lo hizo, pero de algún modo volvió a la vida. - dijo Midna. - ¡Y no sólo eso, aprovechó mi ausencia para meterse en mi palacio como si fuese dueño del lugar! ¡Cómo lo detesto!

La Twili no se esforzó en ocultar su irritación, haciendo evidente su desprecio por el usurpador, a juzgar por el berrinche que parecía estar haciendo al hablar de él. Lana, sin embargo, tuvo la extraña sensación de que la irritación tal vez tenía otras razones detrás de lo que le hizo cuando le quitó el trono que era suyo por derecho.

- Midna, ve si puedes sentir la presencia de Zant con más fuerza en alguna parte del palacio. - dijo la hechicera. - Si es el que está controlando a estos espectros, entonces sólo tenemos que derrotarlo a él, y dejarán de aparecer. Además, puedo sentir con más fuerza el Portal de las Almas en el interior del palacio. Si vamos a sellarlo, tenemos que entrar.

- Bueno, no perdamos el tiempo. - dijo Ruisu. - Hay que darle al usurpador la recompensa que se merece.

- Oigan, no se les olvide, a mí me toca darle el golpe de gracia. - dijo Midna. - Y tú, mocosa de los bichos, intenta no meterte en problemas.

- Lo siento. - se disculpó Maripola.

Midna aprovechó que podía levitar para ser la primera en meterse en el edificio principal del palacio, siguiendo el rastro de magia de Zant, por repulsivo que se le hiciera. Adentro, la oposición resultó ser igual o más molesta que afuera ahora que tenían menos espacio para pelear, especialmente cuando tenían que atravesar corredores llenos de espectros. Maripola se quedaba en el centro de la formación, mientras los demás en equipos de dos atacaban a los enemigos que venían por detrás y por el frente para poder protegerla y continuar su camino. Ocasionalmente les ayudaba dejando salir a sus pequeños amigos para que distrajeran al enemigo, o curarles las heridas cuando recibían algún daño. Sin embargo, no permitieron que eso los detuviera, y siguieron adelante imparables.

Por alguna extraña coincidencia, las energías de Zant y del Portal de las Almas parecían encontrarse en la misma dirección, pues Midna y Lana habían acordado que cada una de las dos seguiría su objetivo respectivamente, pero el rastro que perseguían las estaba llevando a ambas por la misma ruta. De cierta manera era mejor así, para mantener al grupo unido, en especial si se iban a enfrentar a Cya o a Zant.

Los cinco detuvieron su avance una vez que llegaron a la sala del trono, luego de abrirse paso a lo largo de unas enormes escaleras llenas de más centinelas espectrales que tratarían de detener su avance a toda costa, pero no pudieron contra su determinación. Los sentidos de Lana y Midna se pusieron en alerta máxima una vez que se encontraron en la sala, pues podían sentir las energías del portal y del usurpador demasiado cerca para ignorarlas. Sin embargo, la sala estaba totalmente vacía, salvo por el susodicho trono, pero el que no hubiese nadie esperándolos allí en realidad era mucho más aterrador. Usualmente, eso podía ser el preludio a una trampa o una emboscada.

- Está cerca... ese desgraciado tiene que estar aquí. - dijo Midna

- ¿Estás segura, Midna? - preguntó Ruisu.

- El Portal de las Almas también está muy cerca. - dijo Lana.

Lana y Midna se acercaron hacia la pared detrás del trono, mientras los otros observaban a su alrededor, como preguntándose qué estarían buscando, o esperando a que algo o alguien apareciera de pronto tratando de tomarlos por sorpresa. Sin embargo, la hechicera y la Twili sí parecían saber lo que buscaban. Lana comenzó a palpar el muro, quien la viera pensaría que tal vez buscaba un ladrillo suelto o algo que abriera un pasaje secreto. Y de hecho, eso era precisamente lo que buscaba. Podía sentir la energía del portal en esa dirección, lo cual parecía una locura pues hasta donde Midna sabía, no había nada más allá de ese muro. Pero ella a su vez también podía sentir la presencia de Zant en esa misma dirección. Y al cabo de unos minutos, Lana pareció hallar lo que buscaba.

- Aquí. - dijo de repente. - Un sello mágico de tiempo y espacio.

- Hasta donde sé, no hay más nada detrás de este muro. - dijo Midna. - Pero puedo sentir la presencia de Zant en esa dirección. ¿Será que tengo que derribarlo?

- No será necesario. - dijo Lana. - Este muro en realidad sólo es una puerta, y el sello es la cerradura. El problema, es que necesitamos una llave para abrirla.

- ¿Qué clase de llave?

Pero como si le respondiera, en ese momento se encendieron las líneas características de la arquitectura Twili a todo lo ancho y largo del muro, y con un poderoso resplandor, una fuerza desconocida las repelió, lanzándolas a ambas contra sus otros compañeros. Midna se estrelló contra Maripola, mientras que Ruisu sirvió de colchón para Lana. Las líneas comenzaron a cambiar de forma, como si tuviesen vida propia, y los bloques que formaban el muro comenzaron a moverse de manera ordenada, retrayéndose para formar una especie de pasaje, y de entre las sombras, emergió una figura solitaria.

- Vaya, vaya... pero qué gran honor tenerte en mi palacio, Midna.

La reina del Crepúsculo simplemente quedó enmudecida ante la imagen frente a ella. Zant había aparecido, había revivido. Una cosa era haberlo escuchado, pero otra verlo con sus propios ojos.

- ¿Qué? - preguntó el villano, mordaz. - ¿Te quedaste sin lengua? Te dije que tarde o temprano iba a recuperar mi vida, y todo gracias a mi señora.

- ¿Señora? - preguntó Lana, alarmada. - ¿A quién te refieres?

- ¡Debe ser esa maldita bruja! - exclamó Midna, recobrando la conciencia. - Primero Ganondorf, ahora la mujer esa... al parecer no puedes vivir sin ser un perro faldero, un esclavo de quinta categoría.

- ¡Cállate, estúpida! Gracias a mi señora he recobrado mi vida. - dijo Zant. - Y con eso, la posibilidad de gobernar el reino que me pertenece.

- Eso será sobre mi cadáver.

- Si así es como lo quieres... ¡Será un placer!

- ¡CUIDADO! - exclamó Ruisu.

Diciendo estas palabras, Zant alargó sus brazos, sacando de bajo sus mangas (literalmente) un par de cimitarras, e hizo aparecer una especie de casco que cubrió su rostro por completo, tal vez para darle un aspecto más intimidatorio. Gritando como loco, comenzó a girar como si fuese un trompo, extendiendo sus cimitarras con la evidente intención de cortar a quien se atravesara en su camino. Zatyr fue la primera en atacarlo, saltando hacia un lado para evadirlo y disparándole una flecha crepuscular, pero la rotación la desvió. Ruisu intentó algo similar disparando los rayos de su espada, pero el efecto fue igual. Al parecer, al estar girando Zant emitía una especie de escudo que repelía los proyectiles. Cuando finalmente dejó de girar, Midna trató de embestirlo con su lobo crepuscular, sólo para ser recibida por un manotón que la sacó volando. Ruisu y Lana se lanzaron para enfrentarlo a corta distancia con sus propias armas. Como Zant tenía un arma en cada mano, esto le daba una ventaja táctica enorme a corta distancia, así que la única manera de igualarlo era que los dos lo atacaran simultáneamente, especialmente ya que en comparación con ellos era mucho más grande. Mientras las cimitarras de Zant chocaban con la Espada Relámpago de Ruisu y la Vara Deku de Lana, Midna le saltó por atrás, haciendo que su lobo lo mordiera en el hombro, pero el usurpador ni siquiera se inmutó, y de un sólo manotón se los quitó de encima, volviendo con los otros dos en un instante. Para ser más grande que ellos se movía con gran destreza y velocidad. Más todavía, su estilo de esgrima era extremadamente impredecible, como si hiciera sus movimientos al azar, y sus gritos, con esa voz tan chillona eran realmente irritantes, pero si estaba tratando de distraerlos para hacerles perder la concentración, ciertamente estaba funcionando. Si no fuera suficiente, contaba con la misma habilidad de levitación que Midna, que utilizó para escapar de Ruisu y Lana cuando estos comenzaron a acostumbrarse a sus movimientos y a recuperar la ventaja. En el aire, se encontró ella, quien transfiguró su cabello en la forma de una cuchilla enorme para pelear contra él de cerca y defenderse de sus cimitarras.

- ¡Eres una estúpida, Midna! ¡Si te hubieras sometido ante mí, esto no tendría que sucederte! - exclamó, mientras comenzaba a asaltarla ferozmente.

- ¡Con gusto hubiera compartido mi reinado contigo si me lo hubieras pedido! - respondió ella.

- ¡El trono del Crepúsculo me pertenece por derecho! ¡SÓLO A MÍ!

- Tu maldita ambición acabó con lo que alguna vez fuimos... y pudimos llegar a ser.

- ¡Cállate!

Mientras los dos Twilis luchaban en el aire ferozmente, Ruisu y Lana disparaban sus ataques eléctricos tratando de aturdir a Zant para que Midna pudiera tener una oportunidad de golpearlo, pero el usurpador parecía tener una resistencia anormal contra los ataques de sus oponentes. El manto que llevaba encima parecía absorber casi todo el daño, pues no se notaba ningún efecto aun cuando estos dieran en el blanco de manera directa. Tal vez fuera eso lo que le daba el refuerzo en su defensa contra los ataques mágicos. Sin dejar que los ataques lo afectaran, dio un golpe doble cruzado con sus cimitarras que Midna tuvo que frenar con su cuchilla, pero Zant dio un golpe de revés quitando una de sus cimitarras mientras mantenía la otra bloqueando el ataque de Midna, lanzándola hacia la pared, para luego volver su atención hacia el espadachín y la hechicera.

- Ustedes no tienen lugar en este reino. - dijo mientras alzaba los brazos. - ¡Fuera de aquí, invasores de la luz!

Zant invocó su magia, haciendo que dos agujeros negros aparecieran en el suelo. De estos emergieron unas mini-réplicas del dragón Argorok al que habían derrotado antes de entrar al palacio. Sin embargo, estos seguían siendo más grandes que cualquiera de ellos. Eso reducía enormemente la ventaja numérica. Cada dragón se fijó en uno de ellos, uno atacó a Lana y el otro a Ruisu. El espadachín trataba de mantener al suyo a raya disparándole rayos, mientras la hechicera tuvo que levantar un campo de fuerza para protegerse del chorro de fuego que le lanzó el otro. Hecho esto, pudo volver a centrar su atención en Midna, que todavía seguía aturdida.

- ¡Contigo fuera, el trono del crepúsculo finalmente me pertenecerá! ¡No cometeré de nuevo el error de dejarte con vida!

Zant se disponía a bajar sus cimitarras sobre la indefensa Midna, pero estas se encontraron con la oposición de las cuchillas del arco de Zatyr, dándole tiempo a la Twili de reponerse y acudir en su ayuda, convirtiendo su cabello en puño para golpearlo en el estómago y alejarlo lo suficiente.

- ¡Maripola, sal de aquí, ahora! - ordenó la arquera.

Esta vez, no se atrevió a cuestionarlos, corriendo hacia el pasillo que llevaba hacia las escaleras, para quedarse fuera de la refriega. Ruisu y Lana pronto se dieron cuenta de que los Mini-Argoroks, a pesar de ser mucho más pequeños que el grandote contra el que pelearon antes, no eran menos fastidiosos. La ventaja era que su resistencia era menor, y sus ataques poco a poco los iban debilitando. Aparte, Zant estaba tan enfocado en eliminar a Midna, que no podía o no quería ocuparse de ellos. Tomando un enorme riesgo, Ruisu usó la zarpa para enganchar al suyo por la pata, para evitar que se le escapara volando. Este tenía suficiente fuerza para arrastrarlo, pero no para levantarlo del suelo. Ante esto, el dragón trató de voltearse hacia él para lanzarle fuego, pero Ruisu, sin retraer la cadena todavía, y de hecho dejando salir un poco más para tener más movimiento, intentó ponerse por debajo de él para estar fuera del radio de su aliento infernal. Tomando algo de distancia, clavó su espada en el suelo otra vez para evitar ser arrastrado y retrajo la cadena bruscamente, moviendo el brazo de manera que cuando el tirón hiciera su trabajo, el Mini-Argorok saliera despedido hacia la pared. Sin perder tiempo, antes que tuviera tiempo de volver a alzar el vuelo, Ruisu desenterró la espada y corrió a cortarle de un tajo una de las alas, al estar desprotegidas por su maldita coraza, y con eso evitar que pudiera volver a volar.

- Ahora no te me escapas. - dijo Ruisu, mientras el dragón rugía del dolor luego de que le cercenaran el miembro.

Trató de aletear con la otra, y usarla para golpear a Ruisu, pero su esfuerzo fue inútil, la hoja electrificada la atravesó, y sin dudarlo Ruisu canalizó una descarga masiva con todo lo que tenía. El dragón se quedó tendido en el suelo, todavía vivo, pero incapaz de moverse. Ruisu no se molestó en terminar de rematarlo, en lugar de eso, ya que Lana estaba lidiando muy bien con el suyo, giró su atención hacia Zant, que había reanudado su duelo con Midna, mientras Zatyr trataba de dispararle con sus flechas. El usurpador trató de empujar a Midna contra la arquera y lanzarse contra ellas volando en picada, pero se detuvo en seco cuando la hoja de la espada de Ruisu se interpuso en su camino, desviándole el ataque.

- Ustedes, los seres de la luz, son realmente irritantes. - le dijo Zant en cuanto trabaron las armas.

- No más que tú, me parece. - replicó el espadachín.

Dándole un golpe electrificado para alejarlo por un momento, Ruisu volvió a echar mano de la zarpa, apuntando directo hacia una de las cimitarras de Zant. Su intención era tratar de arrancársela de la mano para eliminar su ventaja táctica, pero falló y en vez de atrapar la espada, se enganchó directo en el brazo del usurpador. No obstante, aunque no pudo quitarle el arma, al tener el brazo enganchado sí le impidió poder usar su estilo de combate tradicional, colocándolos a ambos en una posición estancada, donde ninguno podría derrotar a su oponente, al tener un brazo sujetado al del otro, se veían forzados a pelear a quemarropa usando el que estaba libre. Esto le dio tiempo a Midna para pensar en una idea.

- ¡Chico, mantenlo así por un rato más! - le gritó, luego se volvió hacia Zatyr. - ¡Y tú, dame una de tus flechas y no hagas preguntas!

No que en realidad las fuese a hacer, pero no porque no quisiera, sino porque no había tiempo. Zatyr le entregó una flecha a la Twili, que comenzó a concentrar una gran cantidad de energía en ella, mientras su extraño casco y su cabello prensil comenzaban a resplandecer. Las marcas rojas se tornaron verdes, y la flecha en sí misma de pronto se volvió más larga y afilada, terminando en una punta en espiral como si fuese un taladro. Zatyr también pudo sentir la energía de la flecha al tomarla de vuelta.

- Puse un poco del poder de mi Sombra Fundida en esta flecha. - le dijo. - No la desperdicies, no te puedo hacer otra o no tendría más energía para pelear. Dale un tiro directo donde debería estar el corazón de ese bastardo.

- De acuerdo. - dijo Zatyr. Mientras la arquera tomaba su distancia, Zant forcejeaba tratando de soltarse de Ruisu, este no lo dejaba pelear con libertad.

- ¡Maldito mocoso, suéltame! ¡¿No tienes idea de a quién te enfrentas?! - le gritó.

- ¡Ya cierra la boca! - respondió Ruisu. - ¡Tienes la voz más molesta que he oído en mi vida!

- ¡Pues ya no tendrás que oírme más! - gritó Zant, alzando su brazo libre para hacerlo bajar sobre Ruisu. El muchacho ya estaba listo para defenderse, pero eso no fue necesario, la mano de energía roja de Midna lo agarró antes de que pudiera hacerlo. - ¡¿Pero qué demonios...?! ¡Midna!

- ¿Te olvidaste de mí? Ahora no irás a ninguna parte. - dijo la Twili, sonriendo con satisfacción.

Zant comenzó a forcejear, pero con sus dos brazos sujetados, no tenía manera de escapar. Zatyr vio que esta era su ventana para atacarlo. Colocó la flecha y tensó la cuerda, cerrando el ojo para enfocarse donde le dijo Midna: justo donde debería estar el corazón de Zant. La flecha comenzó a resplandecer, mientras una energía empezaba a reunirse en espiral alrededor de la punta.

- ¡SUÉLTENME! ¡SOY EL REY DEL CREPÚSCULO! ¡NO DEJARÉ QUE BASURAS INSIGNIFICANTES SE BURLEN DE MÍ!

- ¡CIERRA LA MALDITA BOCA! - gritaron Midna y Ruisu simultáneamente.

Dicho y hecho, Zatyr dejó volar la flecha. Como fue tan rápido, ninguno de ellos pudo ver el efecto en acción, pero al dispararla, la energía de la sombra fundida que Midna inyectó en ella hizo que la flecha comenzara a volar en espiral, convirtiéndose literalmente en un taladro indetenible. Zant sintió la punzada del proyectil al atravesarlo, y de pronto fue como si el tiempo a su alrededor se detuviera. Pudo ver la cara de Midna, mirándolo con burla, mofándose de él con superioridad. Eso no podía estar sucediendo. Había vuelto de las garras de la muerte, había regresado para vengarse, para reclamar el poder y el trono que le pertenecían por derecho... ¿cómo podía haber sido derrotado tan fácilmente?

- Esto no... no puede... ¡NO PUEDE SEEEEEEEEEER!

Ruisu y Midna lo soltaron pues comenzó a agitarse violentamente después de que la flecha lo atravesó. El poder de la Sombra Fundida estaba haciendo su trabajo, mientras Zant gritaba y se agitaba, mientras comenzaba a salir a través de su manto la misma energía de la flecha, rasgándolo. Y no sólo eso, también su máscara, donde pudieron ver de nuevo su cara, mientras la energía salía de sus ojos, oídos, boca y fosas nasales a la vez que aparecían grietas alrededor de todo su rostro. Era una visión realmente escalofriante para todos allí.

- ¡ESTE NO ES EL FINAL! ¡NO PUEDE SERLO! ¡VOY A REGRESAR! ¡REGRESARÉ A VENGARMEEEEEE!

Y con estas palabras, el usurpador estalló en pedazos, con su último grito aun haciendo eco en los oídos de los héroes, después de desaparecer. Y con él fuera, los Mini-Argoroks también desaparecieron, pues ya no tenían a nadie que los controlara, dejaron de moverse y se disolvieron en humo negro, igual que su "primo mayor". El grupo se tomó el momento para recuperar el aliento antes de decir nada.

- Maripola... ya puedes volver. - fue Zatyr la primera en hablar.

La niña inmediatamente volvió con el grupo, sin poder evitar mirar hacia los lados para asegurarse de que, en efecto, el peligro ya había pasado. Todos jadeaban por el agotamiento, y Maripola inmediatamente supo qué hacer. Dejó salir a sus mariposas curativas para que les ayudaran a recuperar sus fuerzas, al menos un poco, sólo lo suficiente.

- Ah, así está mejor. - dijo Ruisu. - Podría acostumbrarme a eso.

- Excelente puntería, chica arquera. - dijo Midna.

- Lo logramos. - dijo Lana. - Buen trabajo, todos. Ahora sólo nos queda una cosa más por hacer.

Todos asintieron. Con Zant fuera del juego, por fin nada se interpondría entre ellos y el Portal de las Almas. El pasadizo detrás del trono ya no tenía a nadie que lo custodiara. Los cinco de inmediato lo atravesaron, dirigiéndose hacia la cámara oculta donde se encontraba su verdadero objetivo. La sala era casi idéntica a la del trono, excepto porque era ligeramente más pequeña, y en donde debería estar el trono, se encontraba el susodicho portal abierto.

Habiendo gastado tanta energía mágica combatiendo contra el usurpador y sus dragones, Lana no se sentía con fuerzas para sellar ella sola el portal, así que le pidió a Midna que le ayudase con un poco de su propio poder. Entretanto, los otros se quedaron vigilando la entrada de la cámara, alertas en caso de que algo o alguien quisieran venir a interrumpirlos.

- Hagámoslo. - dijo Lana, poniendo su mano al frente, creando la esfera para hacer el hechizo de sellado.

Midna hizo lo mismo, y agregó su propio poder para fortalecer la esfera. La lanzaron hacia el portal, y la energía hizo su trabajo, expandiendo el círculo mágico a todo lo largo y ancho del portal, para luego hacer que colapsara en sí mismo y desapareciera sin dejar rastro.

- Está hecho, por fin lo logramos. - dijo Lana.

- Y menos mal. Zant y sus dragones mascotas no fueron cosa despreciable. - dijo Zatyr.

- Grandioso, ahora por fin podremos ir a buscar a esa bruja. - dijo Midna, impaciente.

- Te ahorraré el esfuerzo. - sonó otra voz, con un claro tono seductor y maligno.

Las miradas de todo el grupo se voltearon en la dirección, y fue entonces que pudieron ver de quién se trataba. Para Ruisu, Zatyr y Maripola, era la primera vez que la veían, pero no necesitaron pensar demasiado para saber de quién se trataba, después de todo, a nadie más se le ocurriría vestirse de esa manera tan deliberadamente provocadora. La reacción natural fue que los dos primeros echaran mano con sus armas y le apuntaran con ellas, mientras Maripola se escondía detrás de Zatyr, claramente asustada por la presencia de esta mujer.

- Lana, ¿qué estás haciendo por aquí? - dijo la recién llegada, aunque claramente ya lo sabía.

- Podría preguntarte lo mismo, Cya. - respondió la peliazul.

- ¡Maldita bruja! - exclamó Midna. - Tienes mucho valor en dar la cara después de echarme esta maldición.

- ¿Oh? Pues si me lo preguntas, esa apariencia va mucho mejor contigo, Reina del Crepúsculo. - dijo Cya. - Entonces qué, ¿vas a pelear contra mí? ¿O seguirás siendo tan débil como siempre?

- Haz las cuentas, bruja. - dijo Midna. - Hay cuatro... bueno, cinco de los nuestros, y sólo una de los tuyos. ¿En serio quieres tentar a la suerte?

- Ja, la Reina del Crepúsculo sigue tan terca y bocazas como siempre. Qué decepción resultó ser ese usurpador.

La Twili gruñó y estuvo a punto de atacar, pero Lana la detuvo. Sabía que no podían tomar a Cya a la ligera, y además, tenía algunas cosas que decirle. Tal vez fuera inútil, pero no se perdonaría si al menos no lo intentaba.

- Cya, esta locura tiene que terminar. - dijo Lana, en tono cauteloso, pero casi suplicante. - Ya has causado demasiado daño, esto no puede seguir así.

- Sólo hice lo que tenía que hacer. - dijo Cya, como si fuese un hecho. - Todos ustedes están en mi camino, y tengo que quitarlos. Cuando ya no estén, el héroe por fin podrá ser sólo mío.

- ¿Por qué tienes esa fijación por Link? - preguntó Zatyr. - Y más aún, ¿por qué quieres quitarnos a todos del camino, qué te hemos hecho?

- Mejor ni te molestes, Zatyr. - intervino Ruisu. - Es claro que con esta mujer no es posible razonar de ninguna manera. Está completamente fuera de sus cabales.

- ¿Cuestionas mi cordura, muchachito? - dijo Cya, volteándose a ver fijamente al espadachín. - ¿Quién te crees que eres?

- Me agrada pensar que soy un amigo cercano para Link. Alguien que haría lo que fuera por ayudarlo, y protegerlo de quien quiere lastimarlo. - respondió Ruisu sin titubear.

- Un amigo cercano, ¿para qué necesita él eso? - dijo Cya. - Y me estás juzgando sin conocerme, lo último que quisiera sería hacerle daño.

- ¿En serio? Alguien al parecer ha estado encerrada en su pequeño mundo, que no parece tener concepto alguno de lo que es la vida. - espetó Ruisu.

- ¿Qué acabas de decir? - El tono de Cya se irritó ligeramente ante este comentario.

- Lana ya nos contó, que antes de esto eras una especie de guardiana que velaría por el equilibrio de la Trifuerza. - dijo Ruisu. - No sé qué te haya pasado, pero puedo suponer que has estado demasiado tiempo en tu burbujita, aislada de otras personas. Y eso nunca es bueno.

- No hables de lo que no sabes nada. - dijo Cya, claramente ese comentario había golpeado un nervio. - No tienes idea, no conoces nada acerca de mí, de lo que he tenido que sufrir...

- Es cierto, no sé nada. - admitió Ruisu. - Pero lo que haya sido, no creo que justifique todo lo que estás haciendo, y mucho menos esa obsesión enfermiza que tienes con Link.

Lana pareció querer decir algo, pero no pudo hacerlo. Entretanto, Midna y Zatyr se veían expectantes, como si quisieran saber qué cosas más tenía que decirle Ruisu a Cya ahora que la tenía enfrente, y Maripola seguía escondiéndose detrás de la arquera. Y como Ruisu no había terminado todavía, prosiguió.

- Para alguien a quien sólo he visto una vez en mi vida, realmente has hecho mucho para ganarte nuestro odio. - le dijo. - ¿Por qué piensas que tendrás a Link haciendo todo esto? ¿Crees que él te amará si nos matas, si destruyes a todos sus seres queridos?

- Él es el único que importa. Él y nadie más. - dijo Cya.

- ¿No querrás decir más bien que TÚ eres la única que importa? - dijo Ruisu. - Admítelo, todo lo que has hecho es para satisfacer tus propios deseos. O al menos, esa es la impresión que tengo.

- ¿Y me juzgas por eso? - dijo Cya.

- ¿Sabes qué? Ruisu tiene razón. - intervino Zatyr. - Puedo admirar la determinación de querer cumplir con tus metas, te concederé eso. ¿Pero ya has pensado en qué harás después de que lo hayas conseguido?

Cya se quedó en silencio ante esto. En realidad, no había pensado mucho más allá de "conquistar Hyrule y tener al héroe legendario". ¿Qué haría después de eso? Sin embargo, decidió no darle importancia. Y una vez que se deshiciera de ellos, iría por el mayor de sus obstáculos, aquella mujer que se interponía entre ella y el amor de su vida.

- Entonces, ¿qué planeas hacer? - dijo Zatyr. - ¿Vas a matarnos a todos para tener a Link para ti sola?

- Sabes, la primera vez que escuchamos de ti, creí que eras una bruja malvada y obsesiva. - dijo Ruisu. - Me retracto de eso, pues lo único que estoy viendo ahora es a una niña malcriada y caprichosa.

- ¿Qué fue lo que dijiste? - dijo Cya. Aún bajo su máscara se podía ver que empezaba a perder su sangre fría. En cualquier momento explotaría. Entretanto, todos estaban tan fijos en Cya, que ninguno de ellos se dio cuenta de que Lana de repente se agarró el pecho tras el comentario de Ruisu.

- Lo que oíste. - dijo Ruisu con determinación. - No sé si fue la soledad, o el peso del deber que tenías, o lo que sea que haya sido, ¿pero piensas que eso es excusa para todo lo que estás haciendo? ¿Crees que eso te hace especial, que estás por encima de todos y que eso te da el derecho de hacer lo que te da la gana? Eso suena más como una niñita llorando por juguetes que no puede tener.

- Caray, eso hasta sería divertido, si no sonara tan patético. - dijo Midna con satisfacción, y admirando que Ruisu fuera capaz de decirle en la cara sus verdades a Cya.

- ¡CÁLLENSE! - gritó la bruja, finalmente perdiendo la poca calma que le quedaba. La onda de energía provocada por su grito los obligó a todos a retroceder ligeramente. - ¡USTEDES NO SABEN NADA, NO ENTIENDEN NADA! ¡ÉL HÉROE SERÁ MÍO, SU AMOR TIENE QUE SER MÍO POR DERECHO!

El aura púrpura oscuro alrededor de Cya comenzó a expandirse, y de hecho, el lugar empezaba a sacudirse a raíz de la emisión de energía. El grupo comenzó a temer por sus vidas, luchando contra el impulso de salir corriendo.

- ¡Terremoto, terremoto! - gritó Maripola, cubriéndose con su sombrilla.

- ¿Está usando la Trifuerza? - gritó Ruisu.

- ¡No, este es su propio poder! - exclamó Lana.

La bruja oscura envió una onda de energía en área de efecto para alcanzar a todos a su alrededor. Midna levitó hacia el techo, Ruisu y Lana saltaron hacia atrás, y Zatyr no pudo más que agarrar a Maripola y jalarla del brazo para quitarla del medio. Afortunadamente, ninguno salió lastimado, pero pronto se les hizo claro que si ese ataque hubiera estado dirigido a matar, tal vez ninguno seguiría con vida. Ese claramente sólo iba dirigido a intimidarlos.

- Creo que ahora sí fue una mala idea hacerla enojar. - dijo Zatyr, tomando su distancia para poder disparar sus flechas. - Maripola, quédate detrás de mí.

Zatyr sabía que lo mejor que podía hacer era mantener a Maripola fuera de la zona de peligro, mientras Ruisu, Lana y Midna le hacían frente a Cya directamente. Ruisu fue el primero en atacar, cargando su espada para darle un corte vertical. Cya interceptó el ataque usando su báculo, cargado de su propio relámpago oscuro para repelerlo, y el choque de las dos cargas opuestas los hizo salir repelidos hacia atrás. Cya de inmediato lanzó de nuevo un relámpago, y la reacción de Ruisu, naturalmente, fue tratar de redirigirlo de vuelta. El problema, el relámpago oscuro de Cya era mucho más intenso de lo que esperaba y no le quedó más opción que enviarlo hacia arriba, haciendo un boquete en el techo. Mientras tanto, Midna y Lana trataron de atacarla de cerca, la Twili a lomos de su lobo crepuscular tratando de rodearla para morderla cuando estuviera desprotegida, y Lana peleando de cerca con su Vara Deku, mientras Zatyr le disparaba sus flechas crepusculares tratando de distraer su atención para que los otros asestaran algún golpe.

- ¿Vienes a mí con un palo de madera? Qué bajo has caído. - dijo Cya cuando las dos se trabaron en un ataque, mirándose fijamente a los ojos.

Midna saltó por un lado tratando de embestirla, pero la bruja pudo quitarse de encima a su contraparte para darle un golpe devastador potenciado con energía oscura, haciendo que su montura se disolviera en humo con el impacto. Ruisu tomó su distancia y apuntó con su espada para lanzarle un dardo cargado para paralizarla, pero aunque dio en el blanco, Cya no hizo más que sacudirse ligeramente como si eso no hubiera sido nada.

- ¡No te metas! - le gritó.

La bruja lanzó una descarga de relámpagos oscuros hacia el espadachín que esta vez no tuvo oportunidad de esquivarlos. Estos no iban dirigidos a matarlo, sino que iban más dispersos para atacar simultáneamente varias partes de su cuerpo de modo que no pudiese cubrirse por mucho que lo intentara. Como si fuese una venganza por todas las palabras que le dijo antes, Cya comenzó a torturarlo con ellos hasta obligarlo a caer de rodillas, pero el muchacho, de alguna manera, y a pesar del dolor, se resistió de gritar, limitándose sólo a gruñir con los dientes apretados.

- ¡Suplica por piedad! ¡SUPLICA POR PIEDAD! - le gritó Cya.

Pero él no iba a darle ese gusto de ninguna manera. Y Cya se centró tanto en él, que dejó expuesta su espalda a Midna, quien se repuso del último golpe y volvió a materializar al lobo crepuscular para embestirla. La bestia se abalanzó sobre ella, echándola al suelo, sujetándola con las patas para que no se escapara y preparada para despedazarla con sus filosos colmillos. Cya se las arregló para darle una patada y quitárselos de encima, pero el lobo volvió a la carga. Mientras tanto, Lana quería ir donde estaba Ruisu para poder ayudarlo, pues todavía estaba paralizado por los rayos de Cya, pero no podía descuidarla. Afortunadamente, Maripola y Zatyr se le adelantaron, así que se esforzó en mantener a su oponente ocupada para que pudieran hacer su trabajo.

- ¡Ruisu! ¿Estás bien? - preguntó la arquera, sujetándolo del hombro.

- Huy... siento... como si cada músculo... me hubiese explotado. - dijo, sonriendo de lado.

- Déjame ayudarte. - dijo Maripola.

La niña dejó salir a las mariposas con poderes curativos para que pudieran sanarlo, y estas comenzaron a soltarle polvo brillante encima. Las chispas remanentes del ataque de Cya desaparecieron por completo, y en cuestión de segundos pudo volver a moverse.

- Gracias, ya me siento mejor. - dijo Ruisu, levantándose.

- Quisiera poder ayudarlos, pero... esa mujer me da miedo. - dijo Maripola.

- No te aflijas. Le daré una por ti también. - dijo Ruisu, regresando al combate. Maripola volvió a ponerse detrás de Zatyr mientras la arquera seguía disparándole las flechas crepusculares. Ahora no tenía motivo para ahorrarlas.

Entretanto, el intercambio de ataques de energía oscura y sagrada continuaba, mientras Midna buscaba la oportunidad de acercarse lo suficiente para que su querida mascota pudiese usar a Cya como juguete para morder. Aunque a la Twili no se le escapaba que la hechicera peliazul no parecía estar disparando a matar, pues sus ataques eran menos intensos que los de Cya, excepto cuando los disparaba para interceptar. Quizás aún quería intentar convencerla, pero ¿no le había dejado ya claro que no quería escucharla ni mucho menos? Estallando de furia, Cya conjuró un pilar de energía maligna debajo de los pies de Lana, y simultáneamente otro debajo de Midna. Las dos trataron de saltar para esquivar, pero no fueron lo suficientemente rápidas, y cuando estos estallaron, salieron volando contra la pared. Ruisu intentó atacar a Cya por la espalda con un tajo vertical, apretando los dientes para no gritar, pero aún sin mirar, la bruja detuvo la Espada Relámpago con su báculo, y con un elegante movimiento lo apartó. Inmediatamente comenzó un duelo a corta distancia, en el cual, sorprendentemente, Cya iba a la ofensiva y forzaba a su oponente a retroceder haciendo saltar chispas de electricidad oscura y luminosa con cada impacto. Estando tan cerca uno del otro, Zatyr se contuvo de disparar por miedo a darle a su compañero, esperando tener un disparo claro. Finalmente, Ruisu consiguió detener su feroz asalto inmovilizándole el báculo con las guardias de la empuñadura. Sin saber por qué, y tomando ventaja de que la tenía tan cerca en ese momento, sintió el impulso de decirle algo en ese momento, de decírselo literalmente "cara a cara".

- Lamento si te ofendí con lo que dije antes. - le dijo, sin ocultar el sarcasmo en su voz.

- ¿Qué sabes de mí? - respondió Cya. - ¿Qué sabes de estar enamorado de alguien a quien sabes que jamás podrás tener?

- Más de lo que piensas. - dijo Ruisu. - Pero yo no soy el que se está desquitando con el mundo entero por eso.

Cya giró el báculo para apartar las armas y le dio una patada en el estómago. Ruisu pudo comprobar que los tacones que usaba eran bastante duros, de verdad que le dolió y lo dejó sin aire. Midna y Lana acudieron en su ayuda, pero simultáneamente, Cya se anticipó, y creó un círculo mágico en su área cercana para inmovilizarlos a los tres simultáneamente. Los tres forcejearon tratando de liberarse, pero no pudieron, mientras sus otras dos compañeras sólo veían sin poder hacer nada como Cya estaba preparando lo que parecía ser su ataque final, generando una enorme nube de oscuridad encima de ellos. Parecía que sería su fin...

- ¡NO DEJARÉ QUE NADIE SE INTERPONGA EN MI-URGH!

De pronto, Cya cesó de preparar su ataque, e inexplicablemente se llevó la mano a su estómago, como si de pronto le doliera algo. Midna tomó ventaja de esto para utilizar su mano de cabello, cerrándola en un enorme puño para golpearla, y darles a los otros la oportunidad de liberarse para contraatacar. El golpe le dio directo en la cara, tirándole su sombrero, y con él también su máscara.

- ¡ATÁQUENLA AHORA! - gritó Midna, lanzándose de frente. Ruisu hizo lo mismo, empezando a cargar su espada tanto como podía... pero al verla de cerca se quedaron pasmados, y no pudieron continuar. En ese segundo que dudaron, Cya les lanzó una onda de energía que los alejó, pero no fue lo bastante fuerte para causarles algún daño.

- ¿Qué sucede, por qué...? - dijo Zatyr, pero entonces, se dio cuenta del por qué se detuvieron. Maripola también se quedó en shock. La única que no parecía perturbada o sorprendida era Lana.

El rostro que se escondía detrás de la máscara de Cya era algo que ninguno de ellos habría imaginado. Excepto por la piel morena, unas líneas de maquillaje negro que descendían por sus ojos, y un tinte rojo en sus ojos púrpuras, el rostro de la bruja era exactamente idéntico al de Lana. Las mismas facciones, la nariz con la misma forma, los mismos labios (con un labial más oscuro). Quitando las diferencias obvias, el color de cabello y piel, o la estatura de las dos, casi podrían parecer hermanas gemelas. Ruisu y Zatyr no pudieron evitar mirar de lado a lado, primero a Cya y luego a Lana, como si quisieran asegurarse de que sus ojos no les estaban jugando algún truco.

- Por las diosas... - dijo la arquera.

- Uff... ¿qué me está...? - dijo Cya, poniéndose de pie, aparentemente respirando con dificultad, pues seguía con la mano en su estómago. - Este no es el final... aún no han visto lo último de mí.

- ¡Espera, no huyas! - gritó Midna, que fue la primera en salir del shock, y estirando la gran mano roja para tratar de agarrarla cuando les dio la espalda, pero fue inútil, pues Cya desapareció en una bruma púrpura, que fue todo lo que alcanzó a agarrar.

Cuando la presencia de Cya finalmente se desvaneció, Ruisu, Zatyr y Maripola caminaron hacia Lana, uniéndose a Midna, luego de que esta dejó salir su frustración después que su enemiga se le escapó de nuevo. En especial el espadachín y la arquera, que ya llevaban algo de tiempo luchando al lado de la joven hechicera, claramente no asimilaban lo que acababan de ver. Era muy extraño mirar al rostro de Lana, una joven que se había mostrado tan alegre y amable con ellos, y no poder evitar imaginarse el de Cya, ahora que lo habían visto con sus propios ojos. Claramente, todos querían formular una misma pregunta, pero ninguno encontraba las palabras apropiadas en ese momento.

- Lana. - fue Ruisu el que habló primero. - El rostro de Cya... es idéntico al tuyo.

- ¿Idéntico? Es el MISMO. - dijo Midna, haciendo énfasis en la última palabra. - Lana, dinos la verdad, tú y Cya... ¿acaso son hermanas?

Esa parecía la conclusión más lógica. Si las dos venían del mismo clan de hechiceros, quizás hasta eran familiares, tendrían la misma sangre. Pero sorprendentemente, la hechicera peliazul negó con la cabeza. La respuesta que salió de sus labios era algo que ninguno de ellos hubiese podido anticipar.

- Cya y yo... somos la misma persona. - dijo Lana. - O al menos... lo fuimos alguna vez.

- ¡¿QUÉEEEEEEEEEE?! - fue la respuesta colectiva, tras unos segundos de silencio.

- Lo lamento, no les he dicho toda la verdad. - dijo Lana. - Les oculté lo más importante. Mi verdadera relación con Cya. No les miento, yo antes era una parte de ella. Una parte que se separó de ella cuando la oscuridad la invadió.

Los otros se miraron entre ellos, como preguntándose si deberían continuar. Pero ahora que Lana había comenzado, claramente no se detendría. Tenían que conocer toda la historia. Así que permanecieron en silencio mientras comenzaba el relato:

- La verdadera razón por la que conozco las intenciones de Cya, es porque tengo los mismos recuerdos que ella. Al menos hasta ese punto, mientras ambas éramos una sola, elegida por ser la mejor entre los miembros de nuestro clan para convertirse en la guardiana que vigilaría el equilibrio de la Trifuerza, por órdenes de las Diosas.

- Esa parte ya la conocemos. - dijo Zatyr.

- Ser la guardiana del tiempo, por encargo de las Diosas era un gran honor, pero era una labor de tiempo completo, y muy solitaria. No deja mucho tiempo para dedicárselo a uno mismo. No había mucho por hacer, excepto, observar a las personas a través del tiempo, pero sin interferir.

- ¿Y entonces qué fue lo que sucedió con Cya, tú o esa persona que eran las dos antes? - preguntó Ruisu.

- Creo que todo comenzó cuando vimos al héroe legendario por primera vez. - dijo Lana. - Jamás habíamos visto a ningún alma que brillara tan intensamente. Estaba tan lleno de valor, de nobleza... y el hecho de que era un joven realmente apuesto no hizo daño en absoluto. Él opacaba todo lo demás a su alrededor.

Ninguno de ellos imaginó poder escuchar el relato de la boca de la misma persona que lo vivió en carne propia. O al menos, de cierta manera.

- Lo vimos renacer una y otra vez a través de las eras. - dijo Lana. - No importaba qué sucediera, siempre volvía a levantarse, ni siquiera la muerte era suficiente para quebrar su espíritu. Pero había algo más, algo de lo que no nos dimos cuenta al principio. Su alma... no era la única que renacía a través de los tiempos. El alma de la Diosa Hylia, la antigua deidad, siempre renacía en la forma de la Princesa del Destino, para luchar lado al lado con el héroe contra la oscuridad. Pero ese no era el lazo más importante que los unía. Ese lazo... eran sus sentimientos.

Todos sintieron algo sobrecogerse en su interior al escuchar eso. El sólo imaginar que se enamoró de alguien, pero el saber que esa persona ya estaba destinada a alguien más, tenía que ser un dolor insoportable. Ruisu, en particular, tenía una gran familiaridad con ese sentimiento, pero no podía compararse de ningún modo con el de Lana, que si lo que decía era cierto, lo habría experimentado no una, sino varias veces.

- Y entonces, comenzamos a escuchar una voz que nos llamaba. Una voz que sonaba oscura y siniestra, pero en ese momento, no le dimos importancia. - dijo Lana. - Al principio tratamos de ignorarla, pero cada vez se hacía más fuerte... o tal vez, era que nosotras nos hacíamos más débiles.

- ¿De quién era esa voz? - preguntó Zatyr.

- No estoy segura. - dijo Lana, con toda sinceridad. - Todo lo que sé, era que nos decía que si hacíamos todo lo que nos dijera, podríamos tener el amor del héroe para nosotras. El héroe sólo resurgía cuando Hyrule lo necesitaba, cuando la paz y la tranquilidad del reino se veían amenazadas, así que...

Se detuvo en seco allí. El sólo hecho de pensar que llevó todo lo que le decían a su conclusión lógica. Todo por un deseo egoísta. Pero así era, ese deseo había sido suyo, y tal vez en cierta medida todavía lo era.

- Aún no tengo idea del por qué... pero algo en nuestro interior se quebró cuando esa oscuridad se introdujo en nosotras. - prosiguió. - Nuestra alma se dividió. Una parte que quería hacer lo correcto, la luz, y la otra que quería dar rienda suelta a sus deseos personales, totalmente corrompida por la oscuridad.

- Y esa luz... - Ruisu la miró fijamente, no tenía que ser un genio para saber lo que seguía.

- Sí. Yo era esa luz. - confirmó Lana.

Por fin todo comenzaba a encajar perfectamente. Parecía increíble, pero por donde se viera, no podía tener más sentido. Por eso toda esta guerra era un asunto tan personal para Lana, por eso estaba tan determinada a lograr detener a Cya. De un modo u otro, ella estaba en el centro de todo.

- Creo que... Link y los otros... merecen saber esto. - dijo Ruisu, evidentemente tratando de romper la tensión que se generó con el silencio tras la impactante revelación.

- Estoy de acuerdo. - dijo Lana. - Ya no tenemos más que hacer ahora aquí. Es mejor que vayamos a ver a las tropas.

Todos estuvieron de acuerdo, y de inmediato dejaron el lugar. Este encuentro les había dado respuestas, pero hizo surgir otras interrogantes aún más profundas. Obviamente, Lana tendría mucho más que contarles, y no sólo a ellos, sino al resto de sus compañeros cuando regresaran al presente. Ruisu, mientras caminaba alcanzó a oír algo de la conversación de la hechicera y la Twili.

- Ellos no lo sabían. - dijo Midna. - ¿Cuánto tiempo más planeabas ocultárselos?

- Iba a decírselos. - respondió Lana. - Es sólo que... nunca parecía un buen momento.

- ¿Y según tú, cuándo sería un buen momento? - dijo Midna.

Lana guardó silencio. Si fuera sincera, quizás la verdadera respuesta fuese "nunca", pero en realidad, la razón de no haberles dicho nada era que le preocupaba ¿qué pensarían de ella después? ¿La querrían en sus filas, como una compañera de armas? Si después de esto no confiaban más o le decían que se fuera, lo entendería y lo aceptaría.

Poco tenía idea de que el muchacho que caminaba frente a ella, no le estaba dando la más mínima importancia a esto. Más bien, de pronto, parecía sentirse identificado con ella, de alguna manera. Y por extensión, al sentirse identificado con Lana, empezó a expresar un poco de simpatía por Cya. Tal vez porque ahora, tenía una oportunidad de ver la historia desde la otra perspectiva.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro