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Final 1.- WonTaek

Taekwoon veía desde la alta ventana del edificio con la mirada vacía, sin realmente ver nada frente a él. Su mente repetía una y otra vez aquella escena que había terminado por destruir lo que más amaba, y su vida con él:

Al final de aquella tarde, ni siquiera se había dado cuenta cuando los policías y paramédicos irrumpieron en su casa, llegaron hasta él y lo derribaron, esposándolo con cierta brutalidad.

No importaba, lo único que intentó colarse por su estado catatónico fue ver a los paramédicos apresurándose sobre el cuerpo de su Wonsik, aunque la desesperación en sus órdenes terminó por aplastar la poca esperanza que nació.

Los policías se lo llevaron antes de que pudiera saber si había pasado algo más, pero era obvio que no había sobrevivido, ¿cómo podría hacerlo? Su Wonsik le había dado su confianza y él lo había destruido de la peor manera posible.

Ahora, varios meses después él estaba ahí, como único sobreviviente de aquella catástrofe cuando lo único que merecía era morir y pagar por lo que había hecho.

Pero en los días posteriores se llevó a cabo el juicio contra él por intento de homicidio, y aunque nadie se presentó para hablar bien de él o apoyarlo de alguna forma, el abogado que se le había asignado fue bueno y logró que terminara encerrado entre aquellas paredes blancas, como si mereciera que lo cuidaran en lugar de pudrirse en la cárcel.

No había ocurrido y él había terminado encerrado en aquel psiquiátrico, torturando su mente de la manera en que debería haberse torturado su cuerpo, o al menos así lo sentía.

Escuchó la puerta abrirse, pero no reaccionó ni siquiera cuando escuchó al doctor acercarse y sentarse en el borde de la cama.

—Buenas tardes Taekwoon, ¿cómo te encuentras el día de hoy? —preguntó el doctor con voz amable, luego de esperar algunos instantes soltó una risa baja—, bueno, ya sé que nunca me respondes pero es protocolo preguntar, y no pierdo la esperanza de que algún día lo hagas.

El doctor Hakyeon era de naturaleza alegre y amable, durante los primeros días del enclaustramiento de Taekwoon había logrado que le contara todo lo ocurrido pero poco más. Cada día se presentaba dentro de la habitación de Taek e intentaba hablar con él para hacer su reporte diario.

El cuarto tenía únicamente la cama, la silla y una pequeña mesa, nada con lo que Taekwoon pudiera hacerse daño si es que hubiera conseguido la energía necesaria para hacerlo. Fue en la mesita en la que el Dr. Hakyeon fijó su mirada.

—Taek-shi, ¿de nuevo no has comido? Y tampoco has tomado tus medicinas, nos obligarás ponerte de nuevo el suero, y mira que ya tus brazos están bastante lastimados.

Taekwoon simplemente se encogió de hombro, no le importaba lo que le pasara a su cuerpo.

—Taekwoon, ya te he hablado de esto. Si no pones de tu parte no vas a mejorar, fue justo ese descuido el que te trajo aquí.

—Lo que me trajo aquí fue un crimen horrible, —susurró por fin Taek.

—Sí, pero se hubiera podido evitar si te hubieras cuidado como es debido, y eso es justo lo que tienes que hacer ahora. Ocuparte de ti mismo.

—¿Para qué? No solo no lo merezco, sino que ni siquiera tengo una razón para mejorar. A nadie más le importa ¿por qué debería importarme a mi?

—A mi me importa —aseguró Hakyeon.

—Solo porque es mi médico, y porque si muriera sería una mancha en su historial.

El doctor rió, como si aquello fuera una especie de broma.

—Bien, tienes razón en el último punto. Pero no debes mejorar por otras personas sino por ti mismo.

Por fin Taekwoon despegó los ojos de la ventana, solo para mirar con escepticismo al doctor, sin embargo ante la sonrisa imperturbable de éste, simplemente suspiró. Se mantuvieron en silencio un rato más hasta que el doctor asintió de pronto.

—De acuerdo, bien. No iba a aprobar esto pero creo que pudiera servirte de algo.

—¿A qué se refiere?

—¡Ajá! Tu curiosidad es un buen presagio. Bueno, has tenido una solicitud de visita y pensaba negarla, pero creo que podría ayudar en tu recuperación.

—¿Una visita? ¿Quién podría querer verme?

Era claro que no se trataba de su madre ni de su hermana, desde que inició todo aquello ellas dejaron en claro que no querían saber nada de él, no querían que el nombre de su familia saliera aún más manchada. ¿Quién más podría querer ver a alguien como él?

—Bueno, eso tendrás que descubrirlo mañana, pero para hacerlo debes comer las tres comidas de hasta entonces y tomar tus medicinas, ¿de acuerdo?

Por algunos momentos Taekwoon dudó, bien podría tratarse de una simple treta para obligarlo a comer, pero si lo era sólo les serviría una vez, así que bien podría intentarlo.

—De acuerdo, —soltó con voz bajita.

—Bien, eso es lo que quería escuchar. Puedes empezar por esa comida de ahí, y las medicinas, es lo más importante, si no cumples cancelaré la visita así él ya esté aquí.

Aquello intrigó aún más Taekwoon, ¿qué "él" podría querer verlo? Sin poder discernir de quién se trataba, simplemente se dedicó a cumplir con las ordenes del doctor.

Fue diligente, y a las 4 de la tarde del día siguiente ya estaba sentado en la pequeña sala reservada para las visitas.

Él no era un paciente violento, parecía más bien catatónico en su apatía, sin embargo por precaución y protocolo había uno de los cuidadores fornidos con él, atento a cualquier movimiento que hiciera.

De igual manera el doctor Hakyeon le había dejado en claro que estaría presente en todo momento y que si él se alteraba terminaría la visita. Con tanto, a pesar de su apatía emocional Taekwoon no podía dejar de sentirse un poco nervioso, su corazón latía más rápido cuando la puerta por fin se abrió, dando paso al doctor.

—Muy bien Taekwoon, es hora. Debo advertirte que no puedes levantarte de la silla ni acercarte bajo ninguna circunstancia, y mantén las dos manos sobre la mesa donde podamos verlas. De lo contrario Wonho tendrá que intervenir ¿Entendido? —dijo señalando al cuidador.

—Sí, lo entiendo, —aseguró.

El doctor asintió satisfecho antes de llamar a quien fuera que esperaba justo al otro lado de la puerta.

Los ojos de Taek se abrieron increíblemente, él incluso se olvidó de respirar y sólo pudo sujetarse con excesiva fuerza a la orilla de la mesa metálica.

Justo en ese momento Wonsik aparecía frente a él, aunque su cabello ahora tenía un tono oscuro natural, en todo lo demás era él.

—¡Wonsik! ¿Cómo es posible? ¿En verdad eres tú? —preguntó Taekwoon con la voz ahogada.

Por algunos momentos el castaño no dijo nada, miró al doctor Hakyeon y no fue hasta que él asintió que avanzó para sentarse justo frente a Taekwoon, ahora solo separados por la superficie lisa de la mesa. Entrelazó los dedos, algo nervioso y sin saber qué decir, Taekwoon lo miraba como si hubiera visto un fantasma, y hasta cierto punto así era para él.

Por algunos momentos Taekwoon quiso levantarse, quiso tocar aquella aparición para corroborar que era tan física como parecía, y para poder volver a probar sus dulces labios. Sin embargo, no bien hizo el primer movimiento el guardia ya estaba junto a él, dispuesto a detenerlo.

—Hola Taekwoon, sí, soy yo —contestó Wonsik en un murmullo tranquilo.

—¿Cómo es eso posible? Yo te... tú... —su voz terminó por quebrarse y no pudo continuar, no podía decir aquellas impías frente a Wonsik.

—Tranquilo, no necesitas decirlo. El doctor Cha me dijo que creías haberme matado, pero como puedes ver, sobreviví. No puedo recordar mucho, pero los paramédicos lograron salvarme, tuve que estar un tiempo en el hospital, pero ahora estoy bien.

Taekwoon se veía un poco más tranquilo, aún temblaba pero era a causa de los sollozos bajos que intentaba contener.

—Aún no entiendo... ¿por qué estás aquí? Wonsik, lo que te hice...

Por algunos momentos Wonsik se le quedó mirando, pensando en qué podría decir, cómo responder a aquellas preguntas que él mismo se había hecho muchas veces. Al final, optó por decir exactamente lo que había planeado:

—¿Sabes?, yo también he ido a terapia, he estado trabajando mucho en superar lo que pasó. Yo, estoy dispuesto a trabajar juntos y a apoyarte para que tú también te recuperes.

De pronto Taekwoon despegó las manos de la mesa, aunque fue solo para cubrirse el rostro así que el doctor hizo un gesto al cuidador de que todo estaba bien.

—Después de lo que pasó, deberías odiarme, ¿por qué no me odias?

—No te mentiré, no te odio pero sí me das miedo, me da miedo esa faceta de ti.

Curiosamente aquellas palabras parecieron calmar un poco a Taek, quien volvió a bajar las manos a la mesa, aunque sus hombros aún temblaban un poco a causa de los sollozos.

—Pero... si estás dispuesto a trabajar en eso, a esforzarte y mejorar, yo también puedo poner de mi parte.

—¡Wonsik! ¿Estás diciendo, que, podríamos volver?

—Aún es pronto para eso, pero creo que ambos podemos trabajar juntos para ver si podemos lograrlo.

Taekwoon respiró profundo, sin estar muy seguro de aquello. Claro que era lo que más quería, lo que más anhelaba en el mundo, pero luego de lo que había pasado tenía miedo. Era justo lo mismo que sentía Wonsik según le decía.

—¿En verdad crees, que, podemos? —preguntó titubeante.

—No estoy seguro, pero sería peor no intentarlo, ¿no crees?

Taekwoon asintió, por primera vez con una ligera esperanza en su interior.

—Muy bien —intervino entonces el doctor Hakyeon— autorizaré entonces las visitas quincenales, siempre y cuando ambos se mantengan en terapia, y tú Taek debes tomar puntualmente todas tus medicinas y seguir todos los tratamientos ¿de acuerdo?

—Sí, sí, lo haré —accedió de inmediato el pelinegro.

—Muy bien, y en tu caso Wonsik, me pondré en contacto con tu terapeuta para monitorear tu avance y el beneficio de estas visitas.

—Ok —dijo el castaño—. Ya el Dr. Kim sabe de mi visita y se mantendrá en contacto con usted para todo lo que sea necesario.

Y así fue que ambos se dedicaron a trabajar cada uno en su propia salud y recuperación. Y aunque la promesa de estar juntos era un gran aliciente y que se apoyaban mutuamente, pronto comprendieron que debían ver por ellos mismos primero.

Pronto, las citas quincenales se volvieron semanales, y con el tiempo incluso obtuvieron el permiso para salir algunas horas del centro psiquiátrico en el que debía permanecer Taekwoon.

Pasaron así casi un año hasta que, por fin, llegó la fecha que ambos estaban esperando: el alta de Taekwoon.

—Recuerda Taek, que por orden de la corte aún debes venir cada semana a tu consulta, en caso contrario se girará una nueva orden de arresto. Además, vigilaré de cerca el registro de la toma de tus medicamentos. —repetía sus instrucciones el doctor Hakyeon.

—No se preocupe doctor, lo sé bien y así lo haré.

—De acuerdo. Entonces, te veré la próxima semana, recuerda que puedes venir o llamarme a la menor señal de molestia o peligro.

—Gracias.

El doctor Hakyeon terminó de firmar los papeles y se los entregó a Taekwoon, luego de tomarlos sujetó también su pequeña maleta y salió de la oficina rumbo a la salida, donde ya lo esperaba Wonsik.

En cuanto se vieron ambos sonrieron, felices de iniciar esta nueva etapa de su vida, juntos.

FIN

Julio 2017

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