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Capítulo 3.- Inicia el acercamiento

Al día siguiente todo estaba listo, y por primera vez en mucho tiempo Wonsik se sentía un poco nervioso pero estaba decidido a seguir con el plan que había trazado con ayuda de sus dos amigos.

Sin embargo ese día la suerte no fue tan buena, pues al llegar a la biblioteca la mesa junto a la ventana estaba ocupada por varios chicos de primer año, y no había rastro de su musa de cabello largo. Estuvo un rato rondando por el edificio para ver si lo encontraba en algún otro sitio pero no fue así, cansado y decepcionado volvió a su casa.

Pero él no era de los que se rinden tan fácilmente, así que toda aquella semana estuvo dando vueltas por la biblioteca al finalizar las clases. No fue hasta que el tercer día que su insistencia cobró frutos, no bien llegó se percató de que Taekwoon estaba sentado en su lugar habitual, bañado por la luz grisácea que entraba por la ventana debido al día nublado.

Wonsik apenas pudo contener su emoción, de inmediato fue a sentarse a la misma mesa, justo frente a Taekwoon, él levantó la mirada por dos segundos de su libro, lo miró y volvió a éste, aunque Wonsik pudo notar que que su piel se sonrojaba a pesar del intento del otro por utilizar su cabello para ocultarlo.

—Hola, mucho gusto, soy Wonsik, —se presentó, intentando llamar su atención.

Taekwoon hizo un sonido casi indistinguible, pero no levantó la vista ni dijo su nombre. Además, alguien no muy lejos de ahí hizo un sonido pidiendo silencio, pues Wonsik había hablado con voz algo alta por la emoción.

—Tú eres Taekwoon, ¿verdad? —preguntó, esta vez con la voz más baja.

Él asintió, aunque no levantó la mirada ni la cabeza hacia él, fue un simple movimiento denotado por su cabello.

—Bueno Taek-shi, me alegra haberte por fin encontrado, si tenía que volver a beber esto iba a terminar corriendo por toda la escuela —exclamó mientras dejaba sobre la mesa un termo que sacó de su mochila—. Es para ti, lo compre, pero como no podía meter el vaso a la biblioteca lo guardé aquí.

De pronto sonó una canción ensordecedora de hip hop que hizo brincar a ambos estudiantes. Taekwoon levantó por fin la mirada, con grandes ojos sorprendidos, solo para ver cómo Wonsik malabareaba nervioso hasta apagar su celular.

—Ah maldición, será mejor que me vaya antes de que nos regañe. ¡Te veré luego! —exclamó el peliblanco antes de levantarse y prácticamente huir de la bibliotecaria que ya caminaba molesta hacia él.

Taekwoon suspiró con alivio una vez que se quedó solo, mirando el termo abandonado en la mesa. Había sido muy extraño que aquel chico le hablara así, tanto que no supo cómo contestar ni qué hacer.

Lo recordó de pronto, era el mismo chico que había visto en la ventana algunos días atrás, lo recordaba porque su cabello blanco le había llamado la atención, no esperaba volver a verlo y mucho menos que, de un momento a otro, el chico apareciera y le dijera su nombre, además de aceptar que sabía el suyo.

—¡Ash! ¡Y tú, chico! ¡No se puede consumir alimentos dentro de la biblioteca! —la encargada lo sacó de sus pensamientos, señalando el contenedor de la mesa.

—Lo siento, —soltó Taekwoon con una vocecita baja, tomó el cilindro metálico y lo guardó en el costado de su mochila.

La encargada lo miró mal unos momentos antes de dar media vuelta y marcharse. El joven estudiante volvió a suspirar, esta vez con cierto desgano; tantas cosas habían arruinado su ambiente de lectura y había perdido el hilo por completo.

Marcó la página en la que iba con un ligero doblez en una esquina (y aquí es donde nos damos cuenta que este Leo está loco ¡¿Quién dobla así los libros?!), luego de lo cual lo guardó también en su mochila y se dispuso a salir.

Sin embargo justo al llegar a la puerta del edificio se detuvo, ¿y si se lo encontraba allí afuera? ¿Y si él quería volver a hablar con él? No sabía lo que haría entonces, no sabía qué debía contestarle.

Además, el medicamento ya estaba haciendo efecto y lo único que quería era ir a casa a dormir. Pensó en ir a la cafetería por algo de beber, para evitar dormirse en el camino, fue entonces que recordó el termo que el chico, "Wonsik, dijo que era su nombre", que Wonsik le había dejado.

Con curiosidad fue a sentarse en una de las áreas verdes, sin que hubiera nadie cerca se sentía más cómodo. Primero sacó el contenedor y lo agitó un poco junto a su oído, estaba relleno de algo líquido; luego lo alejó lo más que pudo antes de girar la tapa, pensando que si era algún tipo de refresco el haberlo agitado haría que se derramada.

No hubo tal derrame, así que terminó de desenroscar la tapa y se asomó a su interior, percibió con gusto el olor a café que tanto le gustaba. Lo olió un poco más pero no parecía haber nada raro en él, aún así los primeros sorbos los dio con algo de inquietud.

¿Sería posible que Wonsik hubiera puesto algo raro en la bebida?

"¿Quién se preocuparía por hacer algo así? No vales la pena..."

Taekwoon cortó ese pensamiento de golpe antes de dar un largo trago al café, en efecto no podía percibir nada más en el sabor, quizá un poco más de azúcar de la que él ocuparía pero nada preocupante.

Bien, todo estaba bien, y la cafeína había ayudado un poco con su somnolencia, así que podría volver a casa sin problemas. Volvió a guardar el termo, esta vez dentro de su mochila, con la idea de lavarlo y después regresarlo a su dueño, si es que lo volvía a ver.

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Dato curioso: justamente es Bomb la que suena en el celular de Ravi, por eso la puse al inicio... y está basado en hechos reales porque a mí me paso jajajaja

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