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Capítulo 15.- Solo nosotros dos

Al final Wonsik no acudió a la fiesta, esa tarde le mandó un mensaje a su hermana diciéndole que estaba enfermo, pero que le mandaba todo su amor y que esperaba que se la pasara muy bien.

Su humor se quedó algo sombrío después de eso, era la primera vez que mentía así a su hermana y no se sentía orgulloso al respecto, y aunque intentaba animarse diciendo que se lo compensaría después, no por eso terminaba de sentirse mejor.

Mucho menos cuando entró una llamada a su celular y en la pantalla brilló el nombre de: 

Frijol 🌱

Se había quedado acostado en uno de los sillones de la sala, aún mientras las sombras del atardecer se iban adueñando de todo no se levantó, ni siquiera cuando quedó completamente a oscuras.

Contestó y se pagó el teléfono al oído.

〜Hey, Wonsik, ¿dónde estás?

—¿Cómo que dónde estoy? Pues en mi casa.

〜Bueno, pues yo estoy en casa de tu familia y esperaba verte aquí.

—¿En casa de...? ¿Y qué se supone que haces ahí? —preguntó algo confundido.

〜Sencillo, tu tierno primo me invitó... 〜se escuchó un golpe y una queja baja〜, y dice que hola.

—¿Estás saliendo con Hyuk, en serio? ¿Desde cuándo?

〜Ja, lo sabrías si no te hubieras separado de nosotros

—Eso no es... —comenzó, pero terminó en silencio.

Después de la pelea en su casa, no había vuelto a salir con ellos, habían intercambiado mensajes un par de veces pero siempre ponía pretextos cuando lo invitaban a salir pues no quería ocasionar una crisis en su Taekwoon.

〜Wonsik, ¿estás seguro que está todo bien? 〜la repentina seriedad de Hongbin lo alertó.

—Sí, claro que sí, ¿por qué no lo estaría?

〜Pues con este ostracismo social al que te has sometido, si no contestaras a nuestros mensajes pensaría que estás secuestrado.

—Ja, eso es un poco dramático Binnie...

Sin embargo no pudo continuar, un golpe sorpresivo explotó en su hombro, por lo que el celular terminó arrojado a un lado.

—¿Con quién diablos hablas?

—¡Taekwoon! ¿Qué ocurre?

Bastante sorprendido Wonsik había intentado ponerse de pie, era algo difícil verlo por la oscuridad pero su Taek estaba furibundo, parado frente a él. En efecto, el pelinegro le dio un empujón que volvió a derribarlo sobre el mismo sillón.

—¡No me mientas! Claramente escuché como le decías "Binnie"

De pronto soltó una bofetada contra el rostro de Wonsik, quien sorprendido sólo atinó a sujetarse la mejilla herida. Respiró profundo un par de veces antes de tomar un tono conciliador y bajo para hablar con él.

—Tranquilo Taek, era solo la costumbre, ¿recuerdas que así le decía a Hongbin cuando íbamos a la escuela? Era solo eso, nada más. Y solo es por el final de su nombre, cambio el Bin por Binnie, nada más.

Taek se giró para alejarse un momento de él y poder respirar profundo, en un intento de controlarse. Cuando llegó a casa y vio las luces apagadas pensó que Wonsik sí se había ido a la fiesta, sin él, lo cual encendió su ira. El encontrarlo allí no ayudó a mitigarla, y menos al escucharlo llamar a alguien de manera cariñosa.

Pero no, su Wonsik no era así, él no lo engañaría y debía aferrarse a eso, debía gritarle a las voces en su cabeza para que comprendieran esa verdad, sólo así confiarían en él. Se movió para encender la luz, mientras lo hacía escuchó que Wonsik levantaba el celular, una vocecita grave aún se escuchaba de fondo.

—Lo siento Hongbin, sí, sí, estoy bien, es solo que se me cayó el celular. Hablamos luego, adiós. —y colgó.

Hasta ese momento Taekwoon se dio la vuelta, ahora con la luz podía notar bien el cabello revuelto de su pareja, las ojeras debajo de sus ojos y, más alarmante aún, la marca rojiza que crecía a un costado de su cara. Wonsik se mantuvo firme aún cuando él se acercó y tocó la herida con la punta de los dedos.

—Wonsikkie, lo siento, es solo que pensé, pensé que tú... lo siento.

—Está bien, sé que este no eres tú. ¿Tomaste hoy tus medicinas?

Ante la pregunta, el pelinegro desvió la mirada.

—Sí... pero no me gusta hacerlo, me hacen sentir tan, drogado, adormilado.

—Lo sé amor, pero es importante que las tomes. Es por tu bien, y por el mío también —añadió, sobando el dolor fuera de su mejilla.

Taekwoon suspiró "Es justo por ti por quien no quiero tomarlas, para poder cuidarte mejor" pensó, más no lo dijo en voz alta, sabiendo que él no lo entendería. Así que solo asintió ante las palabras cariñosas de su amado.

—Resolveremos esto, como ya lo hemos hecho antes, sólo nosotros dos, —aseguró Wonsik, acercándose para besarlo con suavidad.

Pero la duda en la respuesta de Taekwoon, así como sus últimas reacciones tan explosivas lo habían hecho dudar, por lo que estuvo más atento a las horas en las que se suponía que él debía tomarlas.

Se dio cuenta que, durante las mañanas cuando acababa de desayunar, Taekwoon contaba las pastillas y las dejaba en su mano, sin embargo en ningún momento terminaba de echarlas a su boca. Wonsik no dijo nada, sólo lo siguió con la mirada. Aún después de que salió de la casa con las pastillas en la mano, Wonsik se asomó en la puerta y logró ver cómo las arrojaba en los arbustos de la calle.

Wonsik maldijo en voz alta, pero no estaba muy seguro de qué hacer. Estuvo toda aquella tarde pensando en eso y al final decidió que lo mejor sería hablar con él. Esa noche lo recibió con normalidad, esperó hasta que estaban terminando de cenar para preguntar.

—Amor, ¿tomaste ya tus medicinas de la noche?

—¿Eh? Ah, ya. Sí, las tomé antes de llegar.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Bueno, sólo quería dar tiempo para que hicieran su efecto, así dormir mejor. ¿Por qué tantas preguntas?

—Sólo, me preocupo por ti...

—Como sea, —Taekwoon se levantó, pero de inmediato Wonsik lo alcanzó.

—Espera... —intentó tomarlo del hombro, pero de inmediato fue repelido con un golpe en la cara.

—¿Esperar a qué? ¿A que sigas dudando de mí?

—Taek...

El pelinegro lo tomó del brazo y lo sacudió con fuerza.

—¿Es que acaso te he dado razón para desconfiar así de mi?

Wonsik pensó en las pastillas arrojadas, pero le dio miedo mencionarlo y alterar más a Taekwoon.

—Duele... Taek...

—¡Respóndeme! ¿Te he dado razones para que dudes así de mí? —aún mientras le gritaba seguía zarandeando su brazo.

—No... no lo has hecho —dijo por fin Wonsik, con lágrimas en sus ojos.

Solo entonces Taekwoon lo soltó, pero el mismo movimiento terminó por arrojarlo al suelo y terminó golpeándose con una de las sillas. Taekwoon no espero a revisar que estuviera bien, simplemente se dio media vuelta y fue a encerrarse al cuarto.

Por algunos momentos Wonsik se quedó allí en el piso, intentando contener las lágrimas que el dolor y el miedo le ocasionaron. Necesitaba recuperarse y recobrar el dominio de sí mismo antes de levantarse y acudir al cuarto.

Tocó la puerta con cierto recelo, y ante la baja respuesta entró al cuarto, Taekwoon estaba sentado en la orilla de la cama, solo iluminado por la poca luz que se colaba por la ventana. Su cabello caía revuelto alrededor de su cara por lo que no podía verla, pero parecía que él sólo se estaba mirando las manos.

—¿Taek? ¿Te encuentras bien? —le preguntó suavemente.

El pelinegro levantó la cara, con algunas lágrimas humedeciendo sus mejillas.

—¿En serio preguntas si yo estoy bien? ¿Después de lo que te hice?

Wonsik terminó de entrar y se arrodilló frente a él, para acariciar con suavidad su rostro y limpiar aquellas lágrimas.

—Tranquilo, esto no es nada. Lamento haberte perturbado así, no quería alterarte; es solo que estaba algo preocupado, pero confío en tí, te creo completamente.

Taekwoon suspiró con cierta pesadez antes de atraer a Wonsik hasta sus labios, en un intento de utilizar sus besos como una disculpa por lo que había hecho. Wonsik se dejó llevar y aquella noche hicieron el amor con suma ternura.

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