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Capítulo 14.- El inicio del infierno

Ese buen ambiente familiar no duró mucho, o al menos no de manera que Wonsik pudiera darse cuenta.

Luego de que le platicara la manera en que habían peleado, Taekwoon le había sugerido que no los volviera a invitar cuando él no estuviera, para que si las cosas se ponían intensas al menos él no estuviera solo. Sin embargo, eso significó que no volvieron a ir a la casa, pues ellos no querían estar allí cuando Taekwoon y su "actitud pesada" estaban presentes.

Tampoco volvió a encontrarse con Hyuk, el menor no contestaba sus llamadas ni sus mensajes, aunque Hongbin le aseguró que estaba bien, solo estaba haciendo algo de berrinche por sentir que su primo prefería más a otra persona que a él, pero lo conocía bien y sabía que pronto se le pasaría.

Wonsik había aceptado un par de trabajos, ninguno que requiriera salir de casa.

—Sólo un tiempo, amor, mientras termino de afianzarme, —le había dicho Taekwoon alguna vez—. Además, actualmente con lo que gano nos va bien, no es necesario que te presiones, solo disfruta de tu tiempo y sigue creando esa maravillosa música que haces.

Una tarde, Taekwoon llegó un poco más tarde de lo usual, y al encontrar la casa vacía sus nervios comenzaron a aflorar.

—¿Dónde estabas? —le preguntó a Wonsik en tono ácido cuando éste llegó, unos diez minutos después de él.

—Hola amor, que bueno que llegaste, fui a traer algo de comida para poder cenar, supuse que llegarías cansado así que quise traerte algo rico, —levantó la bolsa de compras para demostrar su punto.

Sin embargo a Taekwoon le costó algo de trabajo creerlo, no fue hasta que pudo revisar la hora en el ticket de compra, mientras Wonsik preparaba todo para cenar juntos, que pudo silenciar las molestas voces en su cabeza.

Pero algo hizo click en su mente y eso no pudo acallarlo de ninguna manera, debía estar alerta para cuidar de su Wonsik, él era tan maravilloso que, si se descuidaba, alguien más intentaría robárselo. Además, estaba cansado de estar aletargado, demasiado adormilado como para hacerlo feliz.

A la siguiente mañana, mientras desayunaban juntos Taekwoon dejó a un lado los cuatro frasquitos amarillos, aunque no los abrió en ningún momento aún después de terminar y casi salir de la casa.

Al ver los botecitos Wonsik se apresuró a tomarlos y a correr para alcanzar a su pareja.

—¡Taek, espera! Te has olvidado de tu medicina...

Sin embargo en cuanto lo alcanzó, Taekwoon se giró con el brazo levantado, por lo que logró impactar el brazo con el que Wonsik intentaba alcanzarlo de forma que las pastillas salieron disparadas.

Por algunos instantes el tiempo pareció detenerse mientras ambos se quedaron viendo, sorprendidos por la reacción del pelinegro. Cuando logró recobrarse un poco, Wonsik soltó una risa que, aunque sonaba forzada, alivió un poco el ambiente.

—¡Ja! No esperaba asustarte así, lo siento.

Se inclinó para recoger el frasquito caído, pero ya podía verse la pequeña mancha rojiza que se formaba sobre su blanca piel.

—Wonsik, yo, lo siento...

—Tranquilo, lo comprendo, te he asustado, —levantó la mano para darle los frascos que afortunadamente seguían cerrados—. No te preocupes más por eso, toma tu medicina y relájate ¿sí?

—De acuerdo, lo siento. Las tomaré en el camino porque se me hace tarde.

—Bien, cuídate mucho.

Wonsik se acercó para darle un corto beso en los labios para despedirse de él y se dio media vuelta de manera rápida, de manera que el pelinegro no pudiera notar que sus ojos se habían aguado un poco.

Durante el resto del día el peliblanco se la pasó confundido, cada vez que veía la marca oscura junto a su muñeca se preguntaba qué debería hacer, fluctuaba entre la duda de si había sido su culpa o si había algo más que estaba molestando a su Taekwoon.

Decidió que tendría un poco más de cuidado para no volver a asustarlo, y si es que fuera algo más, estaba seguro que él se lo diría. Pero parecía que no era así, esa tarde Taekwoon llegó a su hora normal pero con una rosa blanca de regalo, Wonsik la puso en el florero y ambos cenaron agradablemente.

Pasaron así un par de semanas, en las cuales la tranquilidad volvió a establecerse entre ellos, o al menos así lo parecía. Lo primero que llamó la atención de Wonsik fue que su pareja volvió a dejar que su cabello creciera, y cada vez que comenzaba a enojarse se lo hacía para atrás con una mano.

Y es que estos enojos comenzaron a hacerse más y más presentes, cualquier cosa podía desencadenarlo.

Por ejemplo aquella tarde en la que Wonsik recibió una llamada de su madre para invitarlo al festejo de cumpleaños de su hermana. En un inicio él había aceptado pues hacía tiempo que no se reunía con su familia, pero cuando se lo contó a Taekwoon apareció aquel gesto con el cabello.

—No quiero que vayas, —dijo de manera seca.

—¿Qué? ¿Por qué no? Pensé que podríamos ir los dos un rato.

—Estará ahí también SangHyuk ¿no es así?

—Bueno, pues sí, también es parte de la familia.

—¿Lo ves? Por eso no quiero ir, sabes que a él no le agrado.

Wonsik lo pensó un poco, aunque sabía que ellos no se llevaban del todo bien tampoco esperaba que llegara a ese grado.

—Tal vez... podría ir y hablar con él...

De pronto Taekwoon lo tomó con fuerza del brazo, lo que comenzó a ocasionarle dolor debido a la presión.

—No, tú tampoco irás.

—¡Ah! Taek, ¿qué pasa? Me lastimas...

—¿Para qué quieres ir tú solo? Él sólo va a hablar mal de mí.

—Pues por eso, así yo puedo defenderte... —pero no sonaba muy seguro, algo en aquella reacción violenta de Taek lo descolocaba.

—¿Y en verdad crees poder defenderte si tu mamá y tu hermana intervienen?

—Pero, ellas no...

—Piénsalo bien Wonsik, quién sabe qué tantas cosas ya les habrá dicho de mí, de nosotros.

Para ese momento Taekwoon había soltado su brazo, aunque las líneas rojizas quedaron marcadas en la sensible piel, era lo último que Wonsik sentía. Quiso replicar algo pero se estaba demasiado confundido.

—Ellas estarán decepcionadas de que hayas decidido vivir conmigo, no lo comprenderán, ¿en verdad quieres enfrentarte a eso tú solo?

Wonsik simplemente bajó la mirada, de pronto Taekwoon lo abrazó con fuerza, metiéndolo bajo la protección de sus brazos, o al menos así lo sintió el peliblanco.

—Tranquilo, no es necesario enfrentarse a eso. Solo hay que esperar un tiempo para demostrarles lo felices que podemos ser juntos, y entonces todo estará bien ¿de acuerdo?

Wonsik solo asintió.

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