Capítulo 11.- Graduación
En realidad, aquella "reconciliación" entre Taekwoon y los amigos de Wonsik no terminó de llegar nunca, pues el pelinegro estaba demasiado ocupado.
Él solo estaba en la escuela terminando de recursar algunas materias que había perdido en los años anteriores, e incluso así gracias a todas las faltas que su enfermedad le había ocasionado, tuvo que esforzarse mucho para poder cumplir con todos los requisitos necesarios para terminar y titularse.
Sin esa presión encima, Wonsik se dedicó simplemente a ser un apoyo para su ahora novio. Solía pasar con él las tardes, ya fuera en la biblioteca, en la cafetería o en el departamento de Taekwoon, mientras este se concentraba en sus trabajos y deberes, Wonsik simplemente estaba a su lado, en silencio, ya fuera escribiendo y escuchando música.
Y cuando los dos estaban desocupados, les gustaba pasar igual el tiempo a solas ya que así podían disfrutar de los besos sin que eso importunase a nadie más.
Pasaron así un par de meses mientras Taekwoon seguía trabajando en su titulación, durante todo ese tiempo el pelinegro no volvió a tener ninguna crisis tan intensa como la que había atraído a Wonsik a su casa, las pocas que había llegado a tener habían sido lo suficientemente bajas como para poder ser controladas por sus medicinas y algunos cuidados de su novio.
Llegó así la fecha para la fiesta de graduación del grupo de Wonsik, y él estaba muy emocionado pues, además de todo, sus compañeros lo habían votado para hacer de DJ durante una etapa de la fiesta, durante la cual podría presumir sus mejores composiciones de hip hop.
Como era obvio Wonsik invitó a Taekwoon como su pareja, incluso estaba emocionado pues así conocería también a su mamá y a su hermana, y aunque el pelinegro estaba algo ansioso por eso, aceptó... Hasta que se dieron cuenta que, justo el día después de la fiesta, Taekwoon tenía que dar la defensa de su tesis para poder titularse.
Fue un poco decepcionante, pero Wonsik entendió que él no podía desvelarse un día antes de algo tan importante, por lo cual terminó yendo solo con su familia. Aun así se divirtió bastante, aunque tuvo que apartar a algunos de sus compañeros que querían bailar con su hermana pequeña (ganándose así la risa de sus amigos) la fiesta fue transcurriendo con su habitual alegría.
Alrededor de las 11 de la noche, cuando la fiesta estaba en todo su apogeo y casi era la hora de que RAVI apareciera, el teléfono de Wonsik comenzó a sonar. Al inicio él no se había dado cuenta, ocupado como estaba en preparar su lista de reproducción, fue su hermana la que lo avisó.
En la tercera ocasión que Taekwoon le marcó fue que alcanzó a contestar, saliendo al balcón del salón para poder escucharlo a pesar de la música y el ambiente estridente. El primer signo de preocupación fue escucharlo llorar, aunque al parecer intentaba evitarlo.
〜Lo, lo siento Wonsik, no quiero arruinar tu fiesta, solo, yo solo...
—¿Qué ocurre, Taekwoon? —dijo preocupado.
〜Yo solo, no creo poder hacerlo Wonsik, no soy capaz.
—Tranquilo Taek, ya hablamos de eso ¿recuerdas? Estás más que preparado, todo saldrá bien, y estaré ahí para ti.
〜Pero, ahora no estás.
—Lo sé, pero aún así te estoy apoyando Taek, debes ser fuerte y tener confianza. Mañana estaré en tu departamento a primera hora y con un gran café para acompañarte al salón.
〜No, no lo harás, y yo no podré hacerlo...
Wonsik se dio cuenta que Taekwoon estaba murmurando, no hablando directamente con él. Ese fue el segundo signo de preocupación,
—Taekwoon, escúchame, esos pensamientos que te están diciendo eso mienten, esa no es la verdad. ¿Confías en mí?
〜Sí, confío pero, pero yo, Wonsik esa es la verdad, no voy a hacerlo, me rindo.
—No digas eso Taek, yo te apoyo, todo saldrá bien.
〜No, no lo hará, y yo ya no quiero luchar, ya no quiero decepcionarme, y no quiero decepcionarte. Solo, voy a rendirme antes de que todo salga mal, acabaré con todo antes de arruinarlo.
Aquella última frase, junto a que la llamara se cortara de pronto, fue la última y más fuerte alarma para Wonsik.
—¡Aquí estás! Te están buscando Wonsik, es momento de que te presentes —le interrumpió Hongbin, aunque al ver la cara pálida y preocupada de su amigo se detuvo—, ¿qué ocurre?
—Es Taekwoon, se ha puesto mal, necesito ver que esté a salvo.
—¿De qué hablas? Wonsik ¡Es tu gran noche! Sea lo que sea, él debe entender lo importante que es esto para ti.
—Debo irme.
Pasó de lado a su amigo para entrar de nuevo al salón, ignoró a algunos compañeros que intentaron hablar con él hasta llegar a la mesa donde esperaba su familia.
—Lo siento mamá, debo irme, —dijo de manera apresurada, tomando sus cosas.
—¿Por qué, que ocurre?
—Se trata de Taekwoon, creo que ha tenido una crisis, necesito ir a ver que esté bien.
—¿De qué hablas Wonsik? Es tu fiesta de graduación.
—Mamá, debo ir. Habrá muchas fiestas más, pero si algo le pasa a Taek y no estoy para ayudarlo, no me lo voy a perdonar.
Estaba casi llorando, fue su hermana quien lo tomó por el brazo para tranquilizarlo.
—Tienes razón, anda ve con tu novio, creo que él estará bien pero es mejor que te asegures.
Agradecido, Wonsik la abrazó un par de segundos, luego lo pensó y sacó una memoria de su bolsillo para arrojar su memoria a Hongbin.
—¿Puedes poner la música por mí, por favor?
La sonrisa de Hongbin fue maliciosa.
—Claro, pero pondré más de mis canciones que de las tuyas, incluso incluiré algunas de las de Ken a la lista.
Wonsik no le contestó, ya se dirigía a la salida cuando la voz de su madre lo llamó, estaba a punto de insistir en que no podía quedarse, pero al voltear vio que su hermana y ella caminaban hacia él igual con sus cosas y abrigos en mano. Su madre le mostró las llaves del auto.
—También nos vamos, así que podemos darte un aventón al departamento. Pero dile que ya ha perdido varios puntos conmigo por arruinarte tu graduación.
Wonsik asintió, aceptando aquello, y así los tres salieron de la fiesta. Veinte minutos después ya estaban frente al conjunto de edificios.
—¿Seguro que no necesitas nuestra ayuda? —preguntó su hermana como por tercera vez.
—No, es mejor que vaya yo solo, si hay más gente se pondrá peor.
—De acuerdo, pero si pasa algo avísanos. También cuando ya estén bien ¿sí?
—Lo haré, —prometió antes de salir apresuradamente del auto.
Corrió como lo había hecho aquella primera vez hasta llegar al departamento de Taekwoon, tecleó la contraseña casi sin ver, esperando encontrar el mismo caos de aquella ocasión. Sin embargo al entrar todo era silencio y oscuridad.
—¿Taekwoon? —preguntó al lugar vacío, solo obtuvo silencio como respuesta.
Aún agitado por la carrera entró al departamento y cerró la puerta, Cuando llegó a la mitad de la sala fue que lo escuchó: Era el sonido de la regadera en el baño, el cual amortiguaba un poco el llanto de Taekwoon.
Corrió hasta el cuarto de baño, aún esa luz estaba apagada, pero podía escuchar el agua cayendo, y aun entre las sombras pudo distinguir la figura de Taekwoon sentada en el suelo de la regadera.
Luego de encender la luz, lo encontró hecho bolita contra la pared, directamente bajo el chorro de agua a pesar de que aún tenía la ropa puesta. Se estaba abrazando las rodillas con la cara oculta en los antebrazos.
—¡Taek!
De inmediato se adelantó para cerrar la llave del agua, sorprendiéndose ya que estaba helada.
—Hey, hey, tranquilo, estoy aquí. —Se arrodilló a su lado aún dentro de la bañera, abrazándolo con cuidado.
Taekwoon levantó la cabeza empapada, había algunos hilos rosáceos que caían por su cuello y brazos desde los arañazos que se había hecho. Al ver allí a su pareja lo abrazó con fuerza, llorando y temblando.
—Ya, estoy aquí, estoy contigo. Anda, ven conmigo, vamos a sacarte de aquí.
El pelinegro murmuraba disculpas sin mucho sentido mientras Wonsik lo levantaba con cuidado para sacarlo y sentarlo sobre el retrete cerrado.
—Respira profundo, voy a quitarte esa ropa mojada o vas a enfermarte.
Comenzó a quitarle las prendas, cosa algo difícil debido a lo mojadas que estaban, intentó no dejar que su vista se embebiera en la piel blanca de su pareja, o en su cuerpo bien torneado, debía concentrarse y ayudarlo, no devorarlo con la mirada.
Una vez desnudo lo cubrió con varias toallas mientras lo llevaba hasta su cuarto y buscaba alguna pijama calientita que le ayudara con la temperatura. Aun vestido y seco Taekwoon no dejaba de temblar.
—¿Has tomado tu medicina? —preguntó Wonsik entonces.
—No, yo, tenía miedo de quedarme dormido mañana, pensé que podría, dejarla y, hasta mañana que acabara ya me la tomaba.
—Taek, sabes que no debes dejar de tomarla. Anda, hazlo y yo me encargaré de lo demás.
Mientras el pelinegro hacía lo indicado, Wonsik se quitó las prendas más incómodas de su vestimenta y se metió a la cama, haciendo gestos para que Taek se acostara a su lado.
—Listo, así te daré calor y te sentirás mejor. Y ya puse mi alarma, que es lo bastante estridente como para que nos despierte a ambos ¿de acuerdo?
Taekwoon siguió aquel plan, arrebujándose entre los brazos de su pareja sintió que el ataque remitía y pudo descansar mejor.
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