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Capítulo 1.- Musa

Era media tarde, Wonsik se encontraba en uno de los jardines de la universidad, justo el que estaba a un lado de la biblioteca central de la misma. Sentado directamente sobre el pasto y recargado contra uno de los gruesos árboles, tamborileaba su lápiz contra el cuaderno, cuya hoja estaba llena de garabatos y rayones.

Debía completar su tarea de composición, pero no podía completar la letra; tenía ya el ritmo y el tono perfecto, los tarareaba cada cierto tiempo, pero simplemente la letra no llegaba a su mente.

Maldijo mentalmente a su maestro, ¿por qué tenía que escribir una "canción oscura"? Ese no era para nada su estilo y le estaba costando mucho trabajo terminarla.

Estaba a punto de darse por vencido, alzó la vista al cielo para pedir algo de inspiración, pero esta llegó desde dentro de la biblioteca. Sentado junto a la ventana había un chico muy centrado en el libro que leía, lo primero que llamó la atención de Wonsik fue su cabello, más largo de lo usual en un hombre y de un tono tan negro que le hizo pensar en las plumas de un cuervo.

De inmediato comenzó a escribir en la hoja que tenía enfrente, aunque no despegó la mirada de aquella ventana, ya después de ocuparía de traducir sus garabatos.


"¿Esas alas de cuervo te llevarán lejos de mi,

o, por el contrario, te traerán de vuelta?

¿Puedes elegir quedarte aquí?

¿Puedes elegir quedarte junto a mi?"


El chico de cabello largo movió la mano para pasar la página, además aprovechó para hacerse el cabello hacia atrás, aquel gesto hizo que el aliento de Wonsik se quedara atascado en su garganta.


"Con esas manos, blancas como la muerte

vienes y robas mi aliento, lo arrancas

¿De qué te sirve tenerme así entre tus manos?

Cuando ni siquiera me miras a mí."


Wonsik bajó la vista para poder leer los trazos que intentaban ser letras en su cuaderno, aún tenía la melodía en su cabeza así que no le costó trabajo cantar en voz baja a la par que leía las notas.


"Robas mi alma, robas mi ser

Demonio ladrón, demonio seductor

Robas mi alma, robas mi ser

Y ni siquiera es como que te quiera detener

Te entregaré todo lo que pidas, no resistiré."


Listo, ahí estaba el coro, y con un estribillo pegajoso que cuadraba bien con el ritmo de su canción. Incluso se planteó escribirlo en inglés para mejorar el ritmo, en su cabeza sonaba bien pero habría que llevarlo a su estudio para convertirlo en un buen material.

Guardó sus cosas para poder volver a casa, directo a trabajar. Podría haber ido a los estudios de la escuela pero prefería la tranquilidad de su hogar, además de que por algo había invertido tanto en los distintos instrumentos de su estudio.

Se puso en pie y echó la mochila a su hombro, aún dedicó una última mirada a su musa de la ventana, aunque se sorprendió al notar que el chico había levantado la vista de su libro y lo miraba en ese momento, atraído quizá por el movimiento.

Por algunos segundos pareció que el tiempo se detenía, mientras aquellos ojos oscuros se cruzaban con los suyos para permanecer allí trabados. Pero en la naturaleza de Wonsik no estaba el ser tímido, así que en lugar de huir o desviar la mirada, hizo un gesto de saludo con la mano a la par que sonreía al pelinegro.

Pero, al parecer, el otro chico sí que era tímido porque de inmediato bajó la vista de nuevo hasta su libro, de hecho lo levantó para taparse la cara, aun así Wonsik alcanzó a notar que se había sonrojado bastante.

Aquello enterneció a Wonsik, aunque también lo hizo reír. Dio media vuelta para dirigirse a donde tenía su motocicleta, aunque antes de subir sacó su celular y abrió la aplicación de notas.


"¿Es tu timidez un disfraz?

Un camuflaje quizá, para llegar a mí

De todas formas no podría rechazarte

pero ¿por qué entonces jugar con mi corazón así?

Nunca se ha visto un demonio tímido

un íncubo cohibido.

Eso es lo que tu imagen me dice que eres

no puedo seguir mis instintos e huir"


Escribió de manera rápida antes de guardar el celular en un bolsillo seguro, luego de puso el casco y se montó a su vehículo. En esa ocasión no se puso los auriculares, como normalmente hacía, su mente estaba llena de la canción que quería crear, y de la imagen de aquel chico de cabello largo y negro.


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