Llegando la hora de irse, los tres estaban dispuestos a darle unas últimas palabras a SeulMi, poder confesar sus sentimientos con ella. El primero, por pedido propio, fue JungKook, era sensible y más apto para la ocasión. Juntando coraje se posiciono frente a la lápida.

—Mamá, espero que donde estés, si es que hay vida tras la muerte, puedas... puedas vernos crecer junto a Aeri noona. Prometo ser bueno y ya no hacerla enojar, y prometo cuidar de hyung para que no se meta en problemas nunca más, o lo intentaré. —su hermano mayor lo golpeó de atrás.

—¡Hey! No me hagas quedar mal, tú también eres un malcriado.

Aeri rió. Joder, no habrá un día de paz entre ellos.

—TaeHyung, ¿Quieres decir algo? —preguntó.

El rubio lo dudo, ¿Qué podría decirle? Aunque por mucho tiempo ha estado reprimiendo sus emociones, nunca fue bueno expresándose con los demás, mucho menos hablándole a alguien sobre cuanto lo extraña. Su madre podría ser la excepción, podría hablarle, si es que ella desde algún lugar lo está escuchando. Carraspeo antes de pararse donde antes estaba el menor.

—Ah... mamá —rascó nervioso su nuca— espero que... seas feliz. Deseo quedarme con los recuerdos que tenemos juntos, y aunque éramos adolescentes casi en la adultez cuando nos encontraste, tú nos protegiste como unos niños, como siempre quisimos ser cuidados y amados. Yo... prometo repartir el mismo amor que nos diste.

Los aplausos de JungKook y Aeri lo hicieron sentir más avergonzado, negó mientras les daba la espalda e iba a un costado. Pero no evitó mirar a la chica, y con una sonrisa dijo:

—Te toca.

—Oh, mierda. —susurró— Bien, tienes razón, debería hablar...

—Debes tener mucho que decir, noona.

—No... no mucho. —negó, suspirando— Tía SeulMi... escuché a mucha gente decir que te quería, aunque eramos nosotros solos en tu funeral, sé que te sentiste sola durante años, y que nunca lo dijiste. Aún así, viste una familia en nosotros, y eso me vuelve muy feliz porque incluso tras tu ida sigues cambiando a las personas. No eras perfecta, te equivocaste, ¿Pero eso no te hace igual de humana? Espero algún día poder demostrarte que tus esfuerzos valieron la pena, y que los híbridos tendrán la libertad que se merecen. —muerde su labio ansiosa— Mi padre no era un buen hombre, no entiendo porqué lo amaste, ni porque le fuiste fiel hasta tus últimos días, ¿No te dolió? —cuestionó sabiendo que sólo ella era consiente de lo que podría contestar— En fin, me hubiera gustado hablar sobre ello, ahora ya es tarde. No debería arrepentirme de cosas que no hice cuando pude, no mereces cargar con ese peso, ni yo. Los cuidaré, lo prometo.