—He estado pensando en darme un respiro de los estudios, un año sabático, se podría decir. —comentó con la vista al frente— ¿Qué opinan?

—Pensé que te quedaba poco para graduarte.

—Sí, queda poco. Aún así, creo que me gustaría centrarme en otras cosas, el trabajo y el estudio se llevan la mayor parte de mi tiempo.

—Entonces hazlo. —alentó el menor— Podríamos divertirnos mucho haciendo otras cosas.

—Hmmh, tienes razón. —asintió cuando el auto fue detenido, estacionó en la otra calle.

Los ojos de ambos híbridos fueron al exterior, habían llegado a Dongjak Dong luego de un largo viaje en carretera, los árboles enormes alrededor liberaban una ventisca que movía sus caballos al compás de los suspiros liberados. Las estructuras que sostenían el enorme cartel con la ubicación era lo primero que se encontraba en la entrada, en el mismo, algunas personas observaban antes de entrar con los grandes ramos de rosas.

—De acuerdo, bajen.

( ... )

PASADO

JungKook movió los dedos sobre los barrotes, era algo estúpido de pensar, pero se preguntó: Si fuera más grande, más fuerte, ¿Podría romperlos? Son de un material firme, casi imposible de fracturas por más que le diera patadas, puños, o tratara de cerruchar con las afiladas garras de su compañero, aquel híbrido de leopardo que asignaron junto a él por su mal comportamiento y otros de su especie, dicen que es muy malhumorado, ha intentado asesinar a sus amigos. Bien, dicen muchas cosas sobre todo el mundo arriba del barco que los lleva, parece que fueron semanas arriba, y aún no se acercan a su extraño destino. ¿A dónde irán a parar?

Dejando atrás la ilusión de algun día romper las barreras que lo retienen, el conejo se da la vuelta y ve a la esquina donde él se ubica en forma fetal, abrazándose a sí mismo. No le ha hablado mucho, tiene un poco de miedo, los depredadores suelen liberar hormonas que le atemorizan, ¿Y sí lo debora? No quiere arriesgarse a morir siendo comido.

Bufa, sentándose. La jaula es grande, pero no lo suficiente para poder dar unas vueltas caminando, siempre para en el mismo lugar. Pasó por muchos lugares de hospedaje, y éste es el más feo, los baños se encuentran afuera y únicamente tiene permitido ir dos veces al día, si es que tiene buena suerte. No hay camas, debe aferrarse a su propio cuerpo, tratar de mantener el calor.

Comienza a sentirse aburrido al pasar las horas, se acuesta con los brazos abiertos en par, y ve a un costado en busca del mayor.

—Hmmh, ¿Quieres hablar? —preguntó.

—¿Sobre qué?

—No lo sé —se sintió feliz de por primera vez tener una contestación—. Oh, hace mucho no hablaba con alguien, me siento muy emocionado, dime algo sobre tí. ¡Cualquier cosa!

TaeHyung sonrió, en la oscuridad él no podía verlo, pero estaba tranquilo.

—No hay mucho que decir, ¿Lo sabes, no?

—Bueno, entonces hablaré sobre mí. Te diré mi color favorito, es el púrpura, una vez vi una flor de ese color, era hermosa. También, en el camión que me transportaba había un tazón igual. ¿A tí cuál te gusta? Oh, tú pelaje es tan lindo, tienes unas rayas encantadoras. Tu cabello es amarillo, me gusta el amarillo, brilla mucho. Una vez tuve una amiga que su cabello era amarillo, ella tenía orejas blancas, al contrario. ¿Tú tienes muchos amigos? Yo no, sólo ella, pero ya no está.

JungKook extendió su mano con la intención de sostener la larga cola del leopardo. Su primer instinto fue apartarlo, al final, no lo hizo.

—Habla más. —pidió— Me gusta escucharte.

—¿Sí? Me lo suelen decir, o no, a los hombres malos no les gusta que hable, dicen que soy molesto. A mi amiga le gustaba, te hablaré más de ella en otra ocasión, ¿Bien?

—Parlanchin. —susurró en lo bajo.