—Hyung, ¿Crees que Aeri noona nos abandone?

En la soledad de la habitación, el joven adulto de mentalidad pequeña se aferra entre las sábanas al cuerpo de su hermano mayor, apoya su cabeza sobre el pecho de éste e intenta pensar en qué será del futuro. Ha estado triste desde que sintió la agriedad en el ambiente, la tensión y la molestia. Desde la muerte de su amada madre humana no llegó a experimentar una tristeza tan grande, se siente vacío, con miedos. Las veces que fue egoísta parecen atormentarlo.

JungKook odia admitirlo, pero estuvo mal.

—Deja de pensar en eso. —gruñó el contrario— Duerme, estoy harto de escucharte llorar.

—Hyung, ya no recuerdo su aroma... —bociferó—. Extraño el olor a mamá.

TaeHyung apretó sus ojos y mordió por dentro su mejilla.—Olía a... —comenzó— dulce, pie de manzana, jugo de naranja y a miles de platillos caseros.

—Quisiera volver a casa. —fue honesto al decir— Mi habitación, el patio trasero y la sala donde jugábamos.

—No volveremos nunca más, JungKook. Mamá murió, y debes entenderlo.

—¿Fue nuestra culpa? Ese día ella estaba molesta porque dejamos sucia la sala, con nuestra ropa allí. Se fue a dormir más tarde, y cuando levanto... la oímos caer.

—Los humanos son débiles, ella estaba enferma desde hace años.

( ... )

Al día siguiente, Aeri despertó con un fuerte dolor en su cabeza, con su garganta seca y todo su cuerpo entumecido. Gira a un costado al darse cuenta de cómo unos brazos la tienen aprisionada, entonces lo ve, con sus ojos cerrados y la boca semi abierta exhalando suspiros silenciosos. Era algo loco pensar en cómo llegó ahí, el contexto no era él mejor, aún así, se sentía bien al estar junto a la persona que por mucho tiempo decidió querer en secreto. No está segura de que Hoseok sienta lo mismo, ni que ambos estén listos para una relación. Sin embargo, le dará una oportunidad al amor, en cualquiera de sus miles de formas en el mundo.

—Despertaste. —bostezo él, liberandola de su agarre, frota sus ojos mientras se estira.

—¿Cómo te sientes? ¿Quieres agua?

—Estoy bien, nena. —dice, y con total confianza la aprisiona nuevamente hasta pegarla a su pecho, ella sobre él— ¿Tú cómo estás?

Aeri no sabe que contestar a ello. Por un lado, se siente bien de al fin aceptar sus sentimientos a Hoseok, pero por otro, tiene miedo, miedo y tristeza por TaeHyug y JungKook, lo que hicieron fue un capricho para marcarla como suya, así nadie más la acapararia de su atención a ellos. Y estuvo mal, entonces, ¿Qué debería hacer? ¿Perdonarlos? ¿Seguir enojada unos días más?

—No lo sé. —fue honesta— Estoy confundida, no quiero estar enojada con ellos, pero lo estoy, y sé que eso les duele. No quiero herirlos.

—Aeri, en el tiempo que llevo conociéndote son pocas las veces que te he visto reír, llorar, o enojarte. Siempre muestras una faceta seria y fría de tí. Desde que los conoces has expimentado todas esas emociones y lo puedo notar, ¡Me hace feliz! Gracias a ellos ambos estamos ahora aquí, y tú sonríes pese a no estar en la Universidad ahora estudiando, ¿No te sientes feliz? ¿No valió la pena?

¿Valió la pena?

—Sí, la valió.