O26
—¡Adiós, chicas! —por la ventanilla del auto se despedía de ambas mujeres, éstas extendieron sus manos en un saludo alegre.
Su relajante fin de semana termino más pronto de lo que ella hubiera querido, ahora, era su deber ir en busca de los híbridos. Hasta sentía algo de miedo, ellos a penas la llamaron en todo el día, ¡¿Y sí se escaparon?! Nah, sería mucha tarea idear un plan, y peor, caminar hasta su objetivos, esos muchachos no tenían energías para nada que no sea su entrenamiento. Nerviosa, Aeri estacionó el vehículo frente a la enorme casa elegante y llena de hermosas flores de todo tipo.
Salió del carro y caminó a la puerta. Tocó el timbre, pero no fue necesario esperar mucho más de seis segundos, pues unos pasos estruendosos llegaron hasta adelante, abrieron la puerta y con emoción la observaron parada allí.
—Hola. —saludó, sonriente— ¿Cómo estás?
—¡Aeri! —TaeHyung la abrazó, era una de esas veces donde no le importaba conservar su apariencia de chico duro y simplemente dio todo su cariño. La olfatea, aunque siente desagrado al olor de otra híbrida, se promete a sí mismo lamerla hasta que huela a él— Él Señor Kim quiere hablar contigo. —recuerda decir.
—Ah, está bien, debería agradecerle por la ayuda. —asintió, dando un paso al hogar.
Saludo a JiMin, quien con sus mejillas sonrojadas la veía pasar. ¿Cómo una mujer tan linda puede ser dueña de esos mocosos salvajes? Quisiera tener la suerte de ellos. Claro, le agrada SeokJin, pero le es inevitable no fantasear con una chica tan bonita. ¡Y huele bien!
—Deja de verla como si fuera un pescado frito. —gruño el leopardo, liberando sus feromonas amenazantes al híbrido.
—No la veo como un pescado, la veo como una flor. —sonrió— ¿A caso te causa celos, Kim?
—Es mi humana, así que mantente lejos, bola de pelos.
—¡Bola de pelos la que...
—¡Noona! —un imperativo joven salto del sofá para tirarse sobre ella, entre risas, Aeri recibió sus lamidas incluso aunque lo odiara— Te extrañe mucho, mucho y mucho.
—¿Sí? Yo también los heche de menos. —acarició su cabello, como si él no fuera diez centímetros más alto que ella y tuviera que ponerse de puntitas para alcanzarlo. Viajo su vista por la sala, y notó que JungKook había estado jugando en el sofá junto a JiHo, ella sostenía unas cartas mistras la observaba atenta, al notar que también la veía, se agacho en el mueble, tímida— Por lo que veo hicieron amigos.
—JiHo y JungKook congeniaron muy bien. —SeokJin sale de la cocina, limpiando sus manos en el delantal que utiliza— Y TaeHyung pudo acostumbrarse un poco más a JiMin. —rió— ¿Qué te parece quedarte a cenar por hoy? Estoy seguro que te gustaría saber algunas cosas.
—Oh, por supuesto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro