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i. top ten

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Nikki Dunlap era víctima de sus propias pesadillas.

Nada la dañaba más que su propio descanso convirtiéndose en su peor enemiga. Abrir los ojos enfrentándose a aquellos segundos claves e inciertos donde le tocaba hacerse la pregunta si estaba despierta o seguía encerrada en la fantasía de su cabeza que las últimas semanas se volvieron un hábito poco sano para su salud. Estaba agotada, enojada con su propio subconsciente por dejar de crear escenarios bizarros, ahora extrañaba los días donde soñaba situaciones sin sentido como era común. Por lo menos no molestaba a nadie cuando despertaba de golpe en la madrugada, ya que por el momento no tenía una compañera de cuarto asignada desde que la chica con la que compartía la habitación abandonó el campus de un día para el otro sin dar explicaciones.

Se estaba convenciendo que fue culpa suya. No se consideraba una compañera ideal.

Creía que se trataba de una exageración cuando en las películas el personaje se sentaba en la cama de golpe, jadeando desesperado y aterrado luego de una pesadilla. Bueno, lo sigue pensando. Nikki, en su caso abría los ojos de golpe y se quedaba quieta esperando volver a la realidad, una sensación de terror vívida seguía en su cuerpo sintiéndose tan real que no entendía por qué su cuerpo se despertaba listo para electrocutar a cualquiera.

No estaba descansando para nada bien, al punto que dormir era aterrador.

──¿Probaste con fumar hierba antes de ir a dormir? Te puede servir para dormir mínimo unas seis horas ── la pregunta de Emma fue válida. Los efectos de la marihuana relajaban a Nikki, pero le preocupaba alucinar consigo misma corriendo por el mismo bosque que atormentaban sus pesadillas──. Busqué en Google, dice que soñar estar en un bosque significa el deseo de explorar tu mundo interior, sentimientos y emociones.

Emma Meyer, reconocida como Little Cricket en las redes, era la única persona a la que Nicola Dunlap nunca electrocutaría, y eso era mucho decir.

──Es una mierda de significado.

Emma alzó los hombros por completo acostumbrada al sarcasmo y el mal humor de Nicola cada mañana. Comenzaban su segundo año en la Universidad de Godolkin dejando se ser una novata, el campus parecía estar más concurrido los primeros días del semestre y varios rostros nuevos se cruzaban por el camino. La gran sorpresa es la actualización de la lista de estudiantes de Godolkin, siempre encabezado por Luke Riordan y los mismos nombres intercalándose en los puestos inferiores en diferente orden, sin embargo, al parecer Nicola Dunlap había logrado colarse entre la élite de los estudiantes en un inesperado octavo puesto despegando su popularidad como un cohete al cielo.

Unos pocos estudiantes le pedían fotos a Nikki de manera invasiva o la saludaban como si no la hubiesen ignorado el año pasado, solo porque ahora con un poco de suerte su nombre figuraba en el top desde esta semana reconocían su rostro.

──¡Nikki Dunlap! ──exclamó una chica grabando a Dunlap con su teléfono a unos metros. Voltflare volteó cuando llamaron su nombre sin acostumbrarse a ser reconocida por lo otro. La chica corrió para alcanzar a Nikki quien no alcanzó a reaccionar cuando la emocionada estudiante estaba invadiendo su espacio personal──. ¡Una foto!

Nicola sonrió, o eso intentó hacer dando como resultado una mueca extraña mezclando incomodidad y compromiso. Emma Meyer se tapó la boca para no soltar una risa burlándose del rostro de su amiga intentando actuar como la nueva estrella en el campus.

──Buena suerte con tu nueva vida de chica popular ──dijo Emma pasando su brazo sobre los hombros de Nikki mientras caminaban──. ¿Te olvidarás de mí cuando salves el mundo?

──No digas eso, Emma. Sabes que no me busqué entrar a esa maldita lista.

──Da igual, tú más que nadie mereces pertenecer a la puta élite de este lugar.

En silencio, Dunlap negó con la cabeza sin tomarse en serio a su amiga. Nicola tomó su mano caminando juntas por el jardín principal de la universidad, Meyer apoyó su mejilla en el hombro de Nikki con una sonrisa que marcaba sus mejillas de felicidad. Por lo menos alguna estaba contenta por el gran logro.





El Estadio de Godolkin era por lejos el sitio más equipado con el que contaba de la universidad y eso era mucho decir, estructura patrocinada por el dinero de Vought y los patrocinadores con tal que los estudiantes practicaran con todas las comodidades a su disposición como estructuras adaptadas a sus destructivos poderes. Por eso el cupo era limitado solo para los nombres del top. Nicola se sentía un pequeño insecto rodeada de grandes matones, jamás había estado en el centro del estadio y vaya que era intimidante el verse rodeada de centenares de universitarios hormonales esperando que Golden Boy use sus poderes, quemara su ropa y apreciar el cuerpo desnudo de Luke. Definitivamente, los entrenamientos eran el evento social de la temporada.

──¡Nikki! ──exclamó Emma Meyer que había tomado asiento en las primeras filas. Iba acompañada de su nueva compañera de cuarto, Marie Moreau, a la que le estaba mostrando las novedades que ofrece Godolkin──. ¡Eres la mejor!

Nicola saludó a su amiga tratando de no morir de vergüenza e irse a encerrar a su cuarto.

──Vaya, parece que Voltflare tiene una fanática intensa ── Jordan Li dejó de lado las pesas, acercándose al notar la presencia de la hermana menor de Cate Dunlap. Nikki se sintió aliviada de un rostro conocido, no eran los más grandes amigos, pero no detestaba su personalidad. ──. Bienvenida.

──¿No harás un tour por las instalaciones o solo tengo que sonreír cuando una cámara apunte? ──preguntó Nicola dejando su bolso en una de las bancas. En realidad, no tenía idea de lo que estaba haciendo, no tenía patrocinadores que la respaldaran ni se sentía merecedora de nada.

La atractiva sonrisa de Jordan buscaba disimular la tensión que crea Nicola cada vez que abre la boca.

──Demuestra lo que sabes hacer, y si es suficiente, te veré la próxima semana.

Como lo impulsiva que era por naturaleza, esta vez Nicola Dunlap tuvo que luchar con el instinto adolescente de responder que al menos se ganó por mérito propio entrar a la dichosa lista, no tuvo que ser la perra del profesor Brinkerhoff para ser tomada en cuenta por sobre los otros. Al contrario, prefirió ignorarle y ordenar sus cosas hasta que Jordan se fue. Si necesitaba cerrar la boca para seguir siendo parte, no iba a tener otra jodida opción que hacerlo.

¿Qué iba a hacer? Su velocidad para correr era la misma que un humano promedio, su mejor talento era hacer daño.

──No puede ser, Nicola Dunlap, finalmente te veo por acá, jugando en las ligas mayores ──la voz de Luke Riordan a su espalda robó su poca calma.

Cualquiera se hubiese emocionado con que Golden Boy supiera su nombre, sin embargo, se trataba del novio de su hermana Cate, conversaba con él desde hace años antes que su popularidad llegara a lo más alto. No lo consideraba un amigo, pero era agradable un rostro conocido.

──Lindo circo.

──Puede ser ──Riordan se da el lujo de burlarse──, pero es una buena excusa para medirse con los mejores.

Medirse con los mejores es igual a descargar furia y frustraciones con un ticket libre para golpear a otro super usando la vaga y eficiente excusa del entrenamiento. Nicola se quedó pensando, quizás la idea no era tan desquiciada.

──Muero por un cigarro.

──Eso no te va a servir mucho acá. Mejor toma esto ──ofreció una bebida isotónica color azul. No tenía idea de qué estaba hecho, pero el sabor le gustaba así que lo recibió.

Su hermana mayor, Cate Dunlap, apareció por atrás de Luke susurrando en su oído algo que Nikki no escuchó ni tenía intenciones de hacerlo. Golden Boy se dio la vuelta para besar a su novia haciendo que Nicola se quiera arrancar los ojos en ese momento, quizás era la única persona de esa morbosa universidad que no le emocionaba las muestras de amor de la indiscutida pareja real de Godolkin.

── ¡Nicola! ──Cate la abrazó. Un acto un tanto frío que aun así la tomó por sorpresa──. Estoy feliz por ti. Felicidades, hermanita.

El rostro de incomodidad causó gracia en Luke Riordan, viendo a Nikki dar un par de torpes palmadas en el hombro de Cate.

──Santo cielo, ¿dormiste algo? ──preguntó Cate tomando el rostro de Nicola, apretando sus mejillas inspeccionando la piel de su hermana menor──. Mira esas ojeras, no puedes presentarte así. Pareces adicta.

──Déjame en paz, C.

No era sorpresa que Cate fuera protectora con Nikki, sin embargo, esta última no se sentía cómoda con algunas actitudes. Voltflare comenzó a caminar por el estadio, se sentía como en Los Juegos del Hambre cuando la protagonista Katniss Everdeen llegaba por primera vez al Centro de Entrenamiento encontrándose con los otros tributos donde todos parecen saber más que ella. Miraba de reojo a un chico que su poder regeneraba sus extremidades, algo sangriento y grotesco a su gusto, pero era un gran espectáculo para aquellos que observan en las galerías como los estudiantes seleccionados mostraban sus habilidades vendiendo el personaje de héroe ante los ojos impresionables de adolescentes dispuestos a seguir a cualquier nueva figura novedosa.

Dunlap se preguntaba si los nueve supers la veían como una digna rival o solo era un cordero caminando por el matadero.

Trotando por la pista que rodeaba el estadio Andre Anderson calentaba sus músculos escuchando música, la sensación de ser observado había desaparecido luego de semanas o seguramente siempre estuvo acostumbrado al ser el único hijo de Polarity también graduado de Godolkin vivía con la presión de alcanzar la cima.

──¿Eres la hermanita de Cate? ──Anderson detuvo su marcha reconociendo a Nicola. Su pregunta no tenía sentido, sabía perfectamente quién era ella y lo que era capaz de hacer, cruzándose más de una vez el semestre anterior.

──Es Nicola.

──Luces más como una novata, número nueve ──sonrió con burla, se notaba que no la tomaba en serio──. Se nota que últimamente cualquiera puede entrar al Top.

Sin ninguna gracia en su rostro sonrió con sarcasmo desbordante tomándolo como una broma de pésimo gusto.

──Una cosa, ¿podría preguntarte algo? Ya sabes, tú llevas mucho más tiempo y necesito consejos ──preguntó Nikki bajando la guardia. Con poca voluntad Andre se quitó los auriculares para prestarle atención, aunque en el fondo perdía tiempo con la nueva──. ¿Cómo lidias con la frustración de ser opacado por la brillante figura de Golden Boy?

La expresión de Anderson era digna de una fotografía y la satisfacción de Nikki hirió su ego. En realidad, lo que molestó fue la pizca ácida de veracidad en sus palabras.

──¿Para qué quieres consejos si la próxima semana nadie se acordará de tu nombre? ──preguntó Andre Anderson haciendo el intento de no reírse en su cara. Sus comentarios cargados de desprecio──. Eres solo una moda pasajera, Dunlap. Una jodida feminista con suerte.

Cuando sus padres le inyectaron el Compuesto V a las hermanas Dunlap creyeron que sus poderes se desarrollarían como una ruleta rusa sin saber cómo funcionaba aquella inyección. Seguramente, sí, fueron guiada por el azar, pero en el caso de Nikki Dunlap su poder se acoplaban misteriosamente bien a su temperamento actuando como una sola chispa capaz de convertirse en un apagón.

──Deberían actualizar algunos nombres, ¿no lo piensas también?

Andre Anderson, al igual que su padre, compartían el poder de la manipulación magnética. Levantó una mano concentrándose en la botella metálica que había dejado en la banca para atraerla hacia él, el objeto comenzó a volar como un imán a una velocidad increíble y rápida, sin embargo, la botella quedó suspendida en el aire pausada en el tiempo y espacio a metros de Andre que quedó por unos segundos confundido creyó que sus poderes se habían estropeado hasta que divisó los hilos blancos brillantes rodeando el objeto.

──¿Qué mierda? ──susurró impresionado. Esforzando al máximo la concentración y atraer el objeto a su mano sin éxito.

Nikki, controlando la electricidad había aprendido que era capaz de extender en forma de cuerdas de fuerza energética no sabía que era capaz de contrarrestar la fuerza de la telequinesis. Era una sensación extraña a la que se tuvo que acostumbrar, de cosquilleo agradable e intenso en sus dedos que se intensificaba cuando cerraba la mano.

──¡Hey, Dunlap! ──exclamó Luke Riordan acercándose a los dos──. Suficiente.

¿Por qué ella era el jodido problema?

Para sorpresa de ambos, fue Nicola la que bajó su brazo haciendo que la botella llegara de golpe a la mano de Andre, que recibió el impacto soltando una queja. Creyendo que el espectáculo había finalizado, Nikki, impulsiva como siempre sin pensar en las consecuencias, lanzando un corto e inofensivo rayo que salió directo de su dedo a la botella metálica como receptor, usándolo de pararrayos. Era de esperarse, chispas salieron ante el contacto del metal con la electricidad, asustando a Andre que por instinto soltó el objeto dejándolo caer al suelo derramando el agua por la pista de atletismo.

──¿¡Estás loca!? ──gritó Anderson empujando a Nicola recibiendo una descarga al hacer contacto son su piel. Luke se puso en medio, empujando a su mejor amigo impidiendo que vuelva a tocar a Voltflare──. ¿Qué haces, Luke? Acaba de intentar matarme.

──No duele, ¿quieres probar otra vez? ──ofreció Nikki.

Luke se giró a mirarla con las cejas arrugadas, ¿es que no podía cerrar la boca un segundo? Las cámaras de los celulares estaban todas prendidas y apuntándolos con el flash encendido sin importar que estaban a mitad de la tarde, sin dudas los vídeos de Voltflare humillando al hijo de Polarity se comenzarían a viralizar desde ese mismo instante hasta llegar a las pantallas de Vogue. Su hermana Cate lo llamaba publicidad escandalosa, y decía que no era beneficioso para nadie, pero a Nicola no le importaba mucho pertenecer a la élite de los estudiantes jugando a los héroes unidos.

──¿Se puede saber qué mierda estás haciendo? ──preguntó Cate tomando a Nicola de la muñeca. Usar guantes de cuero era beneficioso en ese aspecto al tratarse de un aislante──. Sabes que Andre es el maldito segundo puesto en la lista, ¿sabes quién es su padre?, no puedes meterte con él, tonta. Así no durarás una sola semana.

──Tu novio me dijo que debía medirme con los mejores.

La verdad era que Nicola Dunlap todavía no conocía lo difícil que era mantenerse en el negocio de los héroes. No tenía auspiciadores que la apoyaran económicamente, tampoco números contundentes en sus redes sociales para ponerla en el mapa, había aparecido de la nada usando un puesto de la lista más importante de Godolkin cuando en se podía decir que no era nadie.

Su personalidad rebelde e impulsividad adolescente no la iba a llevar muy lejos. Iba a ser el mismo Vought quien se encargaría de cerrarle las puertas a cualquier oportunidad si no se adaptaba a la imagen que buscaban vender, pero a las masas le gustaba lo novedoso, buscando constantemente una nueva figura que idolatrar y estaban poniendo sus ojos en ella.

Desde los asientos que ofrecían una privilegiada vista, se escucharon unos solitarios aplausos que llamaron la atención de la euforia. Se trataba de Emma Meyer quien se puso de pie, con su personalidad extrovertida no le interesaba un carajo lo que los otros pensaran si se trataba de apoyar a su amiga.

──¡Te amo, Nikk!

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