009. Final
— Esto es bonito —dijo Lisa mostrando un overol para bebe—
— Es ropa humana, si nace con una forma animal precisa será extraño —Negó Jennie— Y Rosé dijo que era como mitad conejo, mitad tigre —
— Dije que tenía cola de Tigre y orejas de conejo —corrigió Rosé desde la mesa donde platicaba con Jisoo, ambas estaban tomando té con galletas— u orejas de Tigre y cola de conejo —
— Entonces no se podrá transformar —bufo Lisa— ¿Tendrán que operarla como humana? —
— Lo dudo —Negó Jisoo— posiblemente Rosé no está viendo bien siquiera, necesita lentes —
— Creo que será un Tigre —propuso Lisa— podrás lamer algo —
— Creo que será un conejo —se quejo Jennie— en realidad creo que son dos, ya casi es momento de parir y se que son dos —
— Entonces necesitaré más ropa —bufo Lisa tirándose al suelo— y la forma de dormirlos, los conejos parecen ratas —
— Lo tigres no se pueden parar bien —Negó Jennie haciendo un gesto de dolor— Largo —
— ¿Qué? —preguntaron todas al unísono—
— ¡Largo! —volvió a hablar Jennie antes de convertirse en un Tigre, un rugido salió antes de que todas salieran de la casa asustadas—
— ¿Y a esta que le pasa? —se quejo Jisoo sentándose en el suelo—
— Va a dar a luz —dijo Lisa suspirando antes de sentarse en el suelo, sería un día largo—
— ¿y ahora que? —
— Solo nos queda esperar —respondió Rosé—
(...)
— Ya pueden pasar —Jennie grito desde la casa— y al primer movimiento en falso les corto la cabeza —
Lisa fue la primera en entrar sin miedo, Jennie ya estaba dándole de comer a una de las crías en su forma tigre.
Un pequeño gazapo estaba buscando calor pero parecía no poder alimentarse correctamente a diferencia del cachorro.
— Fue tan pequeño que casi no lo sentí —dijo Jennie aún en forma tigre, solo Lisa podía entenderla— necesita que tu la cuides, yo soy demasiado grande y el cachorro necesita mi atención —
Cayendo en un pequeño conejo Lisa brinco y acercándose a la cría que buscaba ser amamantada.
— Yo no tengo leche —Negó Lisa acercándose más a la cría— y aparte es más grande que un gazapo normal —
En cambio Jisoo y Rosé sólo escuchaban gruñidos y pequeños chillidos, estaban observando desde una distancia considerable.
Quizá el tiempo les diera experiencia a la hora de lidear con las nuevas cosas que les había traído la vida.
En sí, Jennie y Lisa eran un par de híbridos en una sola casa, muchas diferencias y demasiadas tensiones.
Ahora, dos pequeñas diferencias más parecían unirse a la ecuación.
— ¡Está es mía! —renego Lisa—
— ¡No toques a esa coneja! —grito Jennie al cachorro que se acercaba a la coneja—
Tensiones manejadas de manera particular.
En realidad, no tenían un problema con eso.
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